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ᴜɴ ᴀᴄᴄɪᴅᴇɴᴛᴇ ғᴀᴛᴀʟ

|𝟷𝟸| ᴛᴀʀᴀ

No hubo un segundo por la noche en la que mi mente no fue ocupada por lo que había visto en el bosque, quería saber qué pasaba, no estaba del todo segura si era un lobo normal o uno de los que se habla por acá con tanto tabú, comentarle a papá o alguien más la situación me metería en problemas y talvez se me prohibiría ir al bosque de nuevo y no podía mentirme a mi misma, quería ir de nuevo y averiguar que pasaba, llegar al fondo de la situación y talvez encontrar al místico animal de nuevo, porque estaba segura de que no era normal no sufrir un ataque por su parte.

Era un animal de sangre caliente, un depredador, alguien a quien se le debía temer, entonces dentro de mi mente no cabía la razón por la cuál no me hería, ¿acaso estaba buscando el momento correcto? Lo dudaba, pues me he encontrado con él dos veces y siempre he estado sola, entonces las oportunidades ya las tuvo.

Cuando por fin el sol tocó mi cielo, mi mente se calmó un poco y las voces que se escuchaban en mi cabeza repitiendo que buscara al animal se calmaron y de alguna manera descansé. Tenía clases con la señora Jeon, perdí unos días por mi pie lastimado pero no había razón para no seguir asistiendo puesto que sus clases siempre me distraian de todo lo que me rodeaba.

Esta vez, al buscar mi atuendo me aseguré de buscar una capa para el frío, las temperaturas bajaron en la madrugada, sentí el frío mientras estaba a la orilla de mi ventana mirando hacia la oscuridad del bosque, así que no dudaba de que aún había frío. Tomé mi capa roja, un regalo que me había hecho la abuela el último invierno que estuvo con nosotros, la atesoraba y cuidaba como una reliquia. Salí de mi habitación y pasé por la sala de casa sin saludar a nadie, no quería estorbos en mi camino, nada que pudiera detenerme.

Mi papá estaba sentado en una vieja butaca de madera que él mismo había hecho, en la esquina de la casa miraba hacia el vacío, tuve la tentación de ir y hablarle pero sabía que necesitaba su tiempo a solas, que por su cabeza pasaba mucho y que no era bueno torturarlo con mi presencia, porque de estar con él, todo lo que hablaríamos sería de su enfermedad. Lo ignoré y salí por completo de casa, había niebla cubriendo todo el cielo y estaba oscuro, justo como siempre que empezaba a nevar, tan pronto como abandoné el techo de mi casa sentí el frío golpear mi cara y los dedos de mis manos, por suerte la capa tenía demasiada tela y podía cubrirme mejor.

Miré al rededor de la aldea, había mucha actividad puesto que ya el invierno tocaba nuestras puertas todos teníamos que estar preparados para soportar otra vez el clima más frío del año. Entre toda la gente divisé a la mamá de Taeri repartiendo bebidas calientes a todos los soldados que iban y venían con provisiones de alimentos y las llevaban al almacén de la aldea, vi a Jimin venir con animales muertos sobre su hombro, animales que dudaba que hubiera casado sin ayuda porque eran demasiado grandes.

Justo detrás de Jimin, Jungkook caminaba con un tronco de madera sobre su hombro, era demasiado grande pero Jeon parecía levantarlo sin ningún problema. Lo observé por largos segundos y esperé a que sus ojos chocaran con los míos pero no fue así, su cabeza estuvo todo el tiempo hacia abajo. Lentamente me alejé aún sin perder la vista el gran cuerpo de Jungkook, recordando por milésima vez el beso aquel que casi me convence de que él sentía lo mismo que yo.

Apuré mis pasos por el camino para llegar a la aldea de los Jeon y así olvidar un poco todo lo que pasaba en mi mente. Cuando divisé las puertas de la aldea vi a Taeri vistiendo de color rojo, estaba de espaldas y miraba con atención a un pequeño conejo que estaba comiendo del pasto que había en el suelo. Sonreí y me acerqué a ella. Silenciosamente y actuando rápido coloqué mis manos sobre sus ojos, instintivamente ella llevó sus manos sobre las mías para apartarlas pero las apreté más fuerte.

— ¿Quién soy? — Taeri se retorcía y hacia de todo para apartar mis manos.

De repente sus manos se movieron hasta mi cadera, viajando hasta mi trasero.

— Ese trasero flácido solo puede ser de una traicionera amiga mía llamada Tara — aparté mis manos de sus ojos y la tomé de los hombros para darle la vuelta — ¿Otra vez traes puesto eso?

— Es caliente. Perfecta para el frío — le dije obvia — No planeaba verte aquí.

— ¿Por qué? — preguntó extrañada — He venido siempre, además hoy tenemos una clase especial.

— Solo lo decía porque desde que estas con Jimin ambos están todo el dia adheridos — dije muy obvia, mostrando un poco de chulería pues me intrigaba saber que hacían solos — ¿algo nuevo qué contar?

— Eso te pregunto yo a ti — movió sus cejas con picardia y me tomó de la mano para empezar a caminar juntas — Un pajarito me dijo que tu y Jeon se besaron.

— Tu novio es un cotilla, quería contártelo yo a ti — suspiré — De todas formas no hay nada de especial en ello, Jeon se arrepiente de haberme besado.

— Lo dudo, según Jimin ha pasado dos días hablando de ello — la miré de reojo evitando que mi corazón se emocionara — Parece que solo quiere alejarte.

— Hasta ahí ya había llegado yo sola, Taeri. No entiendo porqué es así, o me quiere o no, pero no puede ir y jugar conmigo. Eso no es lo que un hombre normal hace.

— Talvez Jeon no es normal — la miré a los ojos, ella también me miraba, sabía que Taeri ocultaba algo, tantos años siendo amigas me había dado cierta habilidad para leer su rostro.

— ¿Sabes algo más? — ella apartó la mirada y suspiró — porque si me estas ocultando algo juro que me voy a enojar. Yo siempre soy transparente contigo.

— Ya sé como eres, por eso creo que a quien debes exigir una explicación es a Jungkook porque es él quien a creado todo esto, yo solo se porque escucho de casualidad cuando Jimin y yo estamos juntos.

— Entonces sí sabes algo — ella asintió — ¿No vas a decirme, cierto? — Taeri me miró y sonrió — Eres taaaaaan mala.

Llegamos a la puerta del salón donde solíamos reunirnos para cada clase, ya todas las demás chicas estaban dentro, la señora Jeon miraba con atención unos manuscritos y en un pedazo de tela que colgaba de la pared de en frente, estaba escrito "la leyenda de la luna de sangre"

— Va a contarnos una historia — susurró Taeri a mi lado cuando ambas nos sentimos y quedamos a la espera de que la señora Jeon hablara.

No tomó mucho tiempo para que la clase empezara, la señora Jeon como siempre nos dio las palabras de bienvenida y nos ofreció una bebida caliente porque de verdad hacia frío.

— En la aldea estamos prontos a recibir un fenómeno que pasa cada cinco años, talvez muchos lo recuerden y otros no, pero la luna roja se presenta de vez en cuando y no viene sola — yo tenía vagos recuerdos en mi mente de la anterior luna roja, solo sabía que en realidad se nos encerraba en nuestras casas — Hoy les voy a contar la historia de como esto es una maldición.

Me puse atenta a sus palabras, talvez me interesaba un poco saber porqué teníamos que permanecer dentro de casa por las noches sin posibilidad a ver el último rayo de sol.

— Hace miles de años la civilización no era como ahora la vemos, había caos, todos vivían bajo un yugo de desigualdad que has la vez se mira, pero antes era peligroso. A aquellos a los que se les daba sabiduría por parte de algún dios, eran castigados a la muerte, entonces ciertas prácticas llevaron a que una peligrosa maldición cayera aquí — ella hizo un silencio dramático talvez para llamar nuestra atención pero no era necesario porque la señora Jeon era muy buena contando historias — Se le llama "el último baile de las brujas"

Sentí a Taeri tomando mi mano pues ella era muy miedosa de todo, así ue una pequeña historia de terror siempre la sacaba de juego y la ponía en un borde de desespero.

— Las brujas en aquellos años eran un mito viejo y se les temía pues aunque no mostraban su maldad con cualquiera, aquellos que habían experimentado su lado más terrorífico no habían vivido para contar la historia. Como todo grupo, las brujas vivían en armonía solo con ellas mismas, hasta que una de ellas se enamoró de un mortal común...

Presté atención, era relajante escuchar sus palabras, ella sabía contar historias y sembrar miedo o curiosidad.

—... ambos vivieron un romance a escondidas de los generales de ese entonces, pero un día, mientras la luna roja se alzaba al cielo, ambos fueron descubiertos y sin ningún remordimiento un general cortó la cabeza de aquel hombre que había caído en los enredos de una bruja, aquella mujer miró como asesinaban al amor de su vida en sus ojos, entonces cuando fue turno de ella, sus hermanas vinieron y tomaron venganza, convirtiendo esa noche en la más sangrienta de todas, todos en la aldea murieron, niños, ancianos, adultos, jóvenes, todos sufrieron el alto precio de haber condenado a dos seres que se amaban, desde entonces se dice que la luna es de sangre, porque antes de esa noche solía ser brillante plateada...

La señora Jeon siguió hablando hasta que entrelazo la historia de las brujas con la historia de los hombres lobos, la historia que todos conocíamos, entonces si todo era cierto, esta noche esos seres de sangre caliente se harían presente en el bosque, entonces otra vez la historia se iba a repetir, todos podíamos morir.

Después de al menos dos horas de historias todos salimos del salón, empezaba a nevar, la tarde empezaba a caer, la luna pronto estaria aquí.

Taeri y yo regresamos a nuestra aldea en silencio y estaba segura que todas pensábamos en lo que podía pasar esta noche, ambas nos separamos cuando ella fue a su casa y yo me dirigí al almacén para ayudar con las tareas que aún faltaban, porque aunque nosotras las mujeres no éramos tan fuertes como los hombres aún podíamos ayudar.

Entré al calor del almacén y me sorprendió que estuviera vacío, pero aparentemente todos habían ido al bosque a traer los últimos animales de la caza. Me dediqué a acomodar saco por saco de cada legumbre traída del campo, el almacén era grande, había espacio para mucha comida, ya casi estaba lleno de todo el alimento que íbamos a necesitar estos largos y fríos meses de invierno.

Mientras levantaba cosas del suelo, sentí que alguien se acercaba por mi espalda.

— Hola — era Jeon Jungkook. No le respondí — No seas infantil.

Seguí sin responder, no me apetecía hablar con él, tenía mucha preocupación por lo que fuera a pasar por la noche así que no me interesaba turbar más mis pensamientos con él.

— Se que me escuchas Tara, por favor di algo — pidió siguiendo cada paso que yo daba.

— Algo.

— Por favor no seas infantil — lo miré a la cara y torcí los ojos.

— Solo di lo que sea que quieras decir y lárgate — pedí ignorando su rostro de nuevo.

— Bien, esta noche quiero que por ningún motivo salgas de tu casa, te prohíbo salir — solté el trapo que tenia en mi mano y lo miré incrédula — Es en serio.

— Tu no puedes prohibir nada en mi vida, pero en todo caso no te preocupes, no planeaba salir — dije obvia — Si eso es todo puedes irte.

— ¿Sigues enojada conmigo?

— No Jeon, estoy decepcionada — presioné mi dedo índice sobre su pecho y lo empujé — y déjame decirte que el enojo se quita, pero la decepción no.

Dado que no quería seguir sintiendo a mi corazón doler, salí del almacén y me dirigí a mi casa, mientras caminaba sentía frío y miraba los copos de nieve caer, fui interceptada por el señor Jeon.

Se plantó frente a mi y aunque no tenía demasiado ánimo para saludarlo, no podía obviarlo. Físicamente Jungkook era tan igual a su padre, demasiado parecido, mismas facciones, mismos ojos, salvo que el señor Jeon tenía barba y una gran cicatriz que pasaba por su ojo izquierdo.

— Buenas Tardes señor Jeon — hice una reverencia de noventa grados al menos.

— No es necesario que te inclines tanto, Tara — lo miré y el sonreía — Veo que los rumores son ciertos, estás más que bien.

— Sí, fue solo una falsa alarma — sonreí para él — Jungkook me trajo a casa esa vez, aunque claro no recuerdo mucho pues me demaye después de que creí haber escuchado que el lobo dijo mi nombre pero seguro estaba alucinando por el miedo y bue...

— ¿Qué dijiste? — preguntó él interrumpiendo mi largo monólogo sobre cómo había casi muerto — ¿Escuchaste qué?

— Mmm... bueno creo que escuché que el lobo dijo "Tara" dos veces — repetí segura de mis palabras — Aunque ahora que lo pienso pudo haber sido Jungkook hablando a la distancia, no se, no estoy segura.

El señor Jeon tenía una expresión inexplicable en su rostro.

— ¿Le pasa algo? — pregunté preocupada.

— No no, solo ve a casa y no salgas por la noche — dijo eso y se fue dejándome sola con la duda de qué le pasaba.

— Con razón Jungkook es tan raro — dije para mi misma. Me encogí de hombros y seguí caminando a casa.

Aún había luz solar, así que podía parecer un rato más afuera, seguía nevando también.

Mientras recolectaba unos tambos que estaban a medio camino, vi al conejo que Taeri estaba acariciando por la mañana. Era blanco y negro, grande y parecía estar algo pachoncito, sonreí de ternura y lo seguí porque quería tenerlo conmigo en casa está noche, así no pasaría tan aburrida y el no estaría bajo el frío.

El conejo cuando sintió mi presencia empezó a huir de mi, se adentró en el bosque y yo dude por un segundo pero lo seguí. Cada vez que me acercaba más a el para seguirlo, huía, entonces talvez estaba jugando conmigo. Lo seguí y lo seguí hasta que ambos llegamos a un lugar en el que nunca había estado, ya había poca luz del sol, pero aún era visible. El conejo se adentró en unas rocas y vi que no estaba solo, habían crías allí dentro, los observé por un ratito más y cuando estuve lista para irme a casa, mire la escena más terrible de mi vida.

Un lobo negro estaba frente a mi, me gruñia fuerte y estaba listo para saltar hacia mi, sentí un pequeño deja vu, ya había estado de esta manera antes. No me moví ni cerré los ojos, solo esperé el ataque, el lobo no se acercó más porque algo más estaba tras él. El mismo lobo gris que había visto la otra vez venía corriendo hacia el lobo negro, entonces supuse que ambos me iban a atacar pero no fue así, en cambio el lobo gris saltó sobre el lobo negro tumbando su cuerpo, me quedé congelada, no podía moverme o gritar, el lobo negro mordió al otro en la pata, era una pelea fuerte en donde los gruñidos salían por todos lados, se lastimaron mutuamentw, vi sangre caer y salpicar la nieve del suelo, así que como era de esperarse un aullido por parte del lobo gris me ayudó a moverme por fin.

Corrí lo más rápido que pude sin saber por donde ir exactamente, sin saber si caería en un acantilado o qué. Corrí por tanto que mis pies dolieron pero no podía detenerme porque aun podía estar siendo seguida.

Corrí hasta que miré a lo lejos una pequeña luz que salía de una choza, el lugar donde Jungkook me había traído la otra noche, Corrí rápido hacia dentro y me encerré. Arrinconé mi cuerpo en una esquina de la choza y esperé con miedo, tapé todo mi cuerpo con la capa y trabajé para que mi respiración se controlara.

Después de largos minutos de angustia escuché el crujido de el poco hielo que había en el suelo. Alguien o algo venía. Cada vez los pasos se acercaban más, mi miedo incrementó y esperé lo peor. Cuando la puerta se abrió estaba lista para gritar pero no lo hice, el lobo gris estaba frente a mi, herido en su pata y me miraba con los ojos llorosos.

"Tara"

Escuché de nuevo que llamaba mi nombre, justo como la otra vez volví a desmayarme.


Holaaaaaa💜

Espero que todas estén muy bien aquí el capitulo de hoy.

Si les aburre que yo cuente historias en los capítulos lo siento, pero son necesarias para entender que mundo de estos lobos.

Espero que el capítulo les guste mucho.

Cuídense que supongo que ya hace frío en muchos países, aquí hace calor todo el año así que no me preocupa para nada esta temporada😊 Cuídense mucho💜




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