ᴜɴ ғʀᴀᴄᴀsᴏ ᴅᴏʟᴏʀᴏsᴏ
|𝟹𝟶| ᴛᴀʀᴀ
Apreté mis labios contra los de Jungkook fuertemente, con mucha pasión y anticipando una noche prometedora entre los dos.
No podía describir el alivio que sentí cuando mis labios sintieron el calor y la suavidad de los suyos, cuando sus manos empezaron a pasearse sobre mi espalda dando delicadas caricias que casi me hacían caer de rodillas. Era justo lo que necesitaba, sentir el calor de su cuerpo junto al mío y escuchar a mi corazón latir tan fuerte que parecía querer salirse.
Nuestros labios estaban unidos, acariciandose mutuamente, siendo como uno solo, pero no solo era el contacto físico, Jungkook y yo estábamos unidos más allá de eso, más allá de lo físico, más de lo que podíamos tocar, era más bien un sentir mutuo que tenía a nuestras almas conectadas. Lo necesitaba, hace mucho que ya me había rendido a la idea de vivir sin él m, hace mucho que habia dejado atrás la etapa de aceptar mi futuro, no podía consentir estar lejos de él porque me alma sufriría, necesitaba a la suya para poder sobrevivir apropiadamente.
Su lengua empezó a jugar con la mía, tratando de dominar el beso pero no iba a dejarlo tener el control, era mío por esta noche, solo mío. Colgué mis manos a sus hombros y lo apreté más a mi, mordí levemente su labio y me dediqué a dejarle en claro que esta noche me pertenecía.
Sus labios no se rindieron y presentaron pelea, sus manos hacían lo suyo y ya se habían movido hasta mi trasero, acariciaban sobre la tela y casi me hacían rendirme y dejar que él hiciera conmigo lo que fuera. Sentía que me faltaba la respiración porque las pequeñas caladas de aire que daba en medio del beso no eran suficientes, él me estaba dejando sin aliento. Aparté mi cara de la suya lentamente, dándole un último mordisco en su labio. Abrí mis ojos que los había mantenido cerrados durante todo el beso, solo para poder ver su alma en mi mente. Lo miré, él tenía los ojos cerrados y respiraba con rapidez, sus labios estaban del color de las cerezas e hinchados como si una abeja lo habia besado, pero esto no tenía que ver nada con picaduras, se trataba más bien de la miel, de lo dulce que eran sus labios y por ello él había obtenido esto, un beso descontrolado promovido por por sabor increíble de él, por su calor y su aroma.
Jungkook abrió sus ojos, no eran dulces, no eran los típicos ojos de niño bueno que tenia siempre, estos eran los ojos de un lobo que tenía frente a él a su presa, justo antes de devorarla, pero no me daba miedo, al contrario de ello anticipaba todos mis deseos y en lugar de apagarlos simplemente los volvía más fuerte.
— Gracias por esa bienvenida — sonrió, derritiendo mi corazón y otras partes de mi también — Fue interesante.
— Interesante no es la palabra que yo usaría justo ahora — dije. Lo jale hacia a mi y empecé a caminar en reversa — Te necesitaba de verdad.
— Tara, sabes que siempre estoy dispuesto para lo que sea que me necesites — aclaró. Tomó mi cara entre sus manos y lo dejó claro cuando miro profundamente mis ojos — ¿Qué ha pasado?
— Creo que si empiezo a contar todas las cosas que han pasado no voy a acabar nunca, mejor empecemos por las cosas que están por pasar — Jungkook me miró sin entender. Sonreí.
Aparté una de sus manos de mi cara y la llevé a mi pecho, la apreté ahí para que él entendiera sin palabras, pero aún así quería dejarlo claro.
— Quiero que me hagas el amor — pedí segura de mis palabras — Ahora.
El me miró. Puedo jurar que vi salir de sus ojos destellos, o talvez solo fue el efecto de amor que tenia por él. Jungkook no solo había hechizado todo mi ser, también todo lo que nos rodeaba y eso hacia que por mucho, fuera él la única persona que importara. Sonrió después de talvez un minuto, su sonrisa tampoco fue dulce, estaba llena de promesas traviesas.
— Bien, bien. Puedo hacer eso sin ningún problema — siguió masajeando su mano sobre mi pecho hasta apretar con dureza — Aunque un poco contrario a lo que deseas, no voy a ser bueno — me miró fijamente mientras sus manos arañaban mi ropa — No voy a detenerme hasta que yo lo decida y eso tomará mucho tiempo — desprendió a punto de arañazos toda la parte inferior de mi vestido dejando mis pechos en el aire — No voy a ser un caballero porque algo me dice que eso no es lo que deseas — ninguna de sus palabras me preocupaban, al contrario de ello me hacían desearlo más.
Me quitó el vestido por completo y me dejo desnuda. Estaba completamente descubierta ante él. Luego él sin decir nada empezó a desnudarte hasta que igualamos, hasta que su cuerpo estuvo tan desnudo como el mio. Lo había visto ya unas cuantas veces, pero su grandeza corporal nunca dejaba de asombrarme, siempre me dejaba con el corazón latiendo de prisa.
Sentí una pequeña brisa helada en mi cuerpo. Mis piel se erizó y mi corazón tembló.
— Recuesta tu pecho sobre ese banco — apuntó con su dedo un viejo banco que estaba segura que iba a romperse con un solo movimiento — Y sujeta tus manos de las patas de él.
— ¿Quieres que te de la espalda? — pregunté confundida — ¿Cómo un perro?
— No como un perro, exactamente — me empujó lentamente hasta el banco — Solo has lo que te digo.
Insegura aún me acerqué al maldito banco y me puse exactamente como él quería. Mi pecho chocó contra la fría madera, sentí mis pezones dolor por lo rígidos que estaban, dándome un poco de placer.
El cuerpo de Jungkook se aproximó a mí. Su mano se estrelló contra uno de los cahetes de mi trasero, fue un golpe doloroso que puedo asegurar que iba a dejar una gran marca, pero el dolor no me distrajo o me hizo desearlo menos, al contrario, desee que lo hiciera una vez más.
Pegó su cadera a la mía y alzó mi trasero un poco más. Colocó su camisa doblada bajo mi vientre y después vino lo mejor, su cuerpo se unió al mío por completo. Lo hizo en un solo movimiento, un dolor exquisito se reprodujo pero yo sabía que solo era el inicio para el placeras grande que alguna vez había experimentado, también para el derrame de amor más emocionante de todos.
●
El cuerpo de Jungkook se movía con fuerza detrás del mío, habían sonidos reproduciéndose producto de nuestra piel cubierta de sudor, me dolía pecho de estar en esta posición pero no quería que parara. Jungkook me tomó del cabello y me jaló hacia atrás, hasta que mi cabeza estuvo junto a la suya.
— Eres increíble, Tara — sentí que mi cuerpo convulsionaba con cada movimiento que él hacía.
Jungkook iba más rápido a un movimiento que no podía soportar. En un suspiro, sentí sus afilados dientes sobre mi espalda. No fue una mordida tranquila o suave. No, dolía demasiado. Gemi no de placer, fue de dolor. Jungkook se detuvo y caí sobre el banco una vez más. Sentí lagrimas acumularse en mis ojos.
— Esa es mi manera de decirte que te amo — dijo con la voz cansada mientras trataba de recuperar el aliento — Ahora sí eres mía.
Entendí lo que había pasado. Jungkook me había marcado. Un dolor infernal se desplazaba por todo mi cuerpo y empecé a sentir como mis ojos eran más cansados cada vez. Aún sobre el banco sentí como mi cuerpo empezaba a ser más pesado, el dolor aún era terrible. Sentí a las manos de Jungkook sobre mi cuerpo, me tomó en sus brazos y me recostó sobre una sabana, después lo escuché susurrar palabras que no entendí, porque todo se volvió negro.
●
Me desperté después de unas horas y me di cuenta de que estaba sola, únicamente acompañada por la luz de una pequeña antorcha. Si no fuera por el bendaje que envolvía mi cuerpo podía jurar que todo había sido un sueño. Aún estaba desnuda, Jungkook sólo se había encargado de aliviar un poco el dolor de la mordida. Toda mi ropa estaba correctamente doblada en el banco viejo que habíamos usado. Mi capa colgaba de una vieja silla y no había ni rastros de Jungkook. Se había ido.
No me preocupe, seguramente en su aldea lo necesitaban o solamente estaba haciendo una pequeña fonda nocturna, nada que pudiera preocuparme. Volvía a recostarse sobre las calientes sábanas y cerré los ojos.
Traté por unos minutos conciliar el sueño, pero no pude, al contrario de ello estaba más despierta que nunca. Me puse de pie y traté de colocar mi ropa de nuevo, cuando estaba en ello escuché unos pasos crujir sobre la nieve. Jungkook.
Terminé de ponerme la parte faltante de mi vestido y escuché que la puerta se abría, dado que le daba la espalda me giré solo para toparme frente a frente con Taemin.
Mis ojos se abrieron de par en par y sentí temor por primera vez en la noche. Su presencia aquí no era nada bueno, no podíamos estar en la misma habitación.
— ¿Qué haces aquí? — pregunté asustada, tratando de que él no lo notara.
— ¿Así que aquí es donde vienes a revolcarte con ese? — ignoró mi pregunta haciendo otra, sonriendo mientras tanto.
— Lárgate, Taemin.
— No, he venido a buscar a mi prometida pero vaya sorpresa que me he llevado al verla sobre ese banco — apuntó con su dedo el viejo banco de madera — No sabía que podías hacer cosas tan maravillosas como esas o que de alguna manera te gustaba lo rudo. Seguro Jungkook te ha dejado buenas marcas.
— ¿Estabas espiando? — lo miré con asco.
— No, estaba viendo qué hacía mi prometida. También me estaba asegurando de que lo hubieras disfrutado porque sin duda es la última vez que lo harás — se acercó a mi con pasos amenazadores — ¿Queda claro?
— No, para nada — le dije — Eres un maldito psicópata.
— ¿Y tú qué eres? Porque a mi me parece que una sucia zorra — me tomó del brazo fuertemente — Nos vamos, tu vas a aprender que es lo que pasa cuando alguien osa en desafiarme de esa manera.
— ¡Sueltame! — agite mi brazo pero fue imposible soltarme — ¡Basta Taemin!
— Camina, Tara. Agradece que estoy siendo medianamente bueno contigo porque a Jungkook no le tocará una buena parte — me sacó de la choza en contra de mi voluntad y empezó a arrastrarme por el bosque — Mientras caminamos voy a decir en voz alta las ideas que tengo para tu noviecito.
— No te atrevas a hacerle daño — dije apretando los dientes.
— Él me ha traicionado, todo aquel que comete traición contra un jefe es digno de muerte — empezó a jalar más fuerte de mi brazo, caminando más rápido por el bosque — La más común es decapitarlo.
Sentí que mi estómago se contraia, una fea imagen de Jungkook se cruzó por mi cabeza.
— La segunda es atarle una soga al cuello y asfixiarlo — sus palabras sucias me producían arcadas — Y mi favorita, envenenarlo y ver cómo su cuerpo va falleciendo poco a poco — su voz era macabra.
Mi piel estaba completamente erizada producto del miedo. Mi corazón latía rápido y sentía que mi mente no trabajaba bien. ¿Cómo de un momento tan maravilloso había pasado a esto? ¿No podía ser feliz por al menos unos días?
— Te mataré yo después — advertí.
— lo dudo, a partir de hoy no tienes voz ni voto. Eres toda mía — empecé a divisar a la aldea, Taemin me cargo en sus brazos — Sonrie, quiero que todos piense que solo estaba dando un paseo nocturno con mi prometida y no que la encontré retozando con otro.
No pude resistirme y escupi en su cara con verdadera satisfacción.
— Pudrete.
Taemin sonrió porque ya empezábamos a toparnos con algunas personas, entre ellas mi mamá.
— Hola, suegra — Taemin saludo a mi madre, por el contrario yo hundí mu cabeza en su pecho, cubriendo la vergüenza que sentía que me vieran con Taemin.
Taemin me llevó a su estúpida casa. Era el último lugar en el que deseaba estar. Mi cabeza seguía enterrada en su pecho, casi al borde de las lágrimas y pensando en Jungkook.
Taemin me puso sobre mis pies.
— Bienvenida a casa cariño — tocó mi cabello con sus manos sucias — Ponte cómoda porque no saldrás de aquí hasta el día de nuestra boda.
— Te odio — apreté los dientes, completamente despreciando su presencia — Ojalá mueras pronto, de lo contrario te mataré yo.
— Quiero verte intentándolo — dijo con cinismo.
— ¿Crees que voy a estar tranquila? — pregunté con ironía — Cada día, a cada hora, voy a pelear contigo — me acerqué a él con paso lento — Cada día de tu vida se convertirá en el peor y vas a desear nunca haber hecho esto.
— ¿Todo esto por Jeon? — empezó a reírse falsamente — Te falta mucho, Tara.
— Subestima mi potencial todo lo que quieras — le dije — Pero andate con ojo.
Me alejé de él y le di la espalda hasta que me senté en un rincón de la oscura habitación en la que me había metido. Me senté con las piernas cruzadas hasta que sentí como las lágrimas bajaban por mis mejillas. Un gran nudo se colocó en mi pecho, quería gritar, golpear algo, matar a Taemin y a mi madre juntos, porque todo era su culpa, todo era culpa de mi madre.
Las lágrimas seguían bajando por mis mejillas temiendo por el futuro de Jungkook, porque aunque Taemin no era la persona más fuerte físicamente, tenía trucos bajo la manga todo el tiempo. Jungkook podia caer fácilmente, a pesar de toda su inteligencia sabía que podía perder si Taemin me usaba para llamar su atención.
— Si hubieras elegido la mejor parte, no estarías así ahora — Taemin se alejó de mi, supongo que hacia la salida. Cerró la puerta cuando salió de la habitación.
— Elegí la mejor parte... — murmuró en medio de las lagrimas y los gritos ahogados de mi pecho — Elegí a Jungkook.
Enterré mi cabeza entra mis piernas y deje que el llanto sanara y aliviara el dolor un poco. Ya vería después qué hacer.
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Sorpresaaaa🙈
Espero y les guste este capítulo. Gracias por leer.
Paso a informar que ya estamos en lo que serían los últimos capítulos. Informo que esta historia tendrá 2 partes, no es una segunda temporada pero se dividirá en 2, porque es justo y necesario.
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