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ᴘʟᴀɴᴇs ʏ sᴏʀᴘʀᴇsᴀs

|𝟸𝟻| ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ

Me sentía como un lobo enjaulado. Escuchar los pensamientos de Tara no siempre era algo que me llamara la atención. No sabía con exactitud a qué se refería con todo lo que se reproducía en su mente, solo escuchaba pequeños fragmentos de lo mucho que detestaba a su madre. Quería ir y encontrarla pero no sabía donde estaba, no conocía con exactitud el lugar donde sus pensamientos se reproducían, más que nada porque no los tenía claros. No la había visto en dos días y talvez eso era un plus que me impedía concentrarme por completo.

Estaba trabajando en un plan de ataque y defensa porque sabía que teníamos que estar preparados para cualquier cosa, teníamos como prioridad proteger a la aldea en la que vivíamos y a nosotros también, no podíamos quedar extintos. Con un lobo de esa manada en nuestro territorio quedaban muchas cosas en el aire, más que nada porque no sabía si confiar en Kyujin o no. Ella insistía en que no tenía una razón para traicionarnos y que de hecho no le interesaba volver a un lugar donde se le trataba como poco menos que un bastardo o un estorbo.

Mi padre decía que debíamos arriesgarnos y dejar que las cosas siguieran su curso, talvez utilizar del conocimiento de Kyujin y estar listos, yo no estaba del todo convencido y al igual que yo, muchos en la aldea pensaban lo mismo. ¿Qué tal si era un plan bien elaborado de ellos? Todo podía pasar, una simple táctica para confiarnos de lleno y tenernos justo a cómo ellos querían. Teníamos que cuidar cada paso de Kyujin.

Jimin y yo nos estábamos encargando de elaborar un mapa con las rutas que él había recorrido mientras trataba de encontrar el paradero de la manada, sin embargo se nos era difícil juntar las piezas más que nada porque aparentemente se habían mudado de lugar, según Kyujin esto era algo que hacían periódicamente porque así los alejaba de los enemigos.

Kyujin insistía en que no íbamos a atraparlos fácilmente si no venían ellos primero a nosotros. Ella afirmaba que nos tenían más vigilados de lo que nosotros pensábamos y que un mínimo descuido iba a darles a ellos la entrada perfecta para venir por nosotros.

— Si lo que dices es cierto, supongo que hay un espía entre nosotros — le dije a Kyujin, dado que ambos estábamos tratando de acomodar las piezas faltantes del mapa — ¿Tú qué crees Jimin?

— No podemos sacar conclusiones tan apresuradas — dijo él — De todas formas, la espía puedes ser tú — señaló a Kyujin. Esta rió con sorna.

— Ojalá fuera yo, pero me temo que ustedes han estado corriendo entre brujas — dijo ella — Deberían ya saber que hay quienes no son lo que parecen.

— ¿A qué te refieres? — pregunté confuso.

— Tienen al enemigo cerca — su seguridad fue abrumadora, como si ella conociera de mi aldea más que yo — Pero aparentemente están a salvo — ella estaba sentada cómodamente en un rincón de la casa, jugando con sus dedos — No se preocupen, ellos no vendrán por ahora.

— Di lo que sabes de ellos — demande — Es importante juntar todas las piezas.

— ¿Saben porqué los odian? — preguntó divertida. Yo negué — Ellos llevan años tras ustedes pero no han podido atacar, nunca los dejan.

— ¿En qué manera no los dejamos?

— Tienen una protección extra. Quien debía destruirlos se acercó a ustedes y ahora los protege. Hay una leyenda que nosotros conocemos — se puso en pie y empezó a andar — Una descendencia bastarda que proviene del amor de una bruja y un gran jefe.

Yo conocía la historia, era la que mi padre había dicho en donde los tres hermanos cayeron bajo la maldición de una bruja. El primogénito asesinó a su hermano menor y después quien era segundo en la sucesión ascendió como legítimo.

— No es lo que ustedes creen. No eran tres hermanos, eran cuatro — dijo él — Uno era ilegítimo producto de una relación con una bruja — miré a Jimin y él a mi — Un lobo que desciende de una bruja... ustedes han tenido suerte — ella nos miró a ambos, notando nuestra confusión — Son enemigos de la manada porque quieren romper la maldición y ellos no. Harán de todo para que no pase.

Después de decir eso, salió de la habitación con rapidez. Jimin y yo nos quedamos en silencio, sin poder replicar porque la manera en la que había refutado todo lo que nosotros creíamos nos había dejado con dudas. Yo no creía que alguien de nuestra manada pudiera traicionarnos, también, ocultar una naturaleza como la que ella dice no es fácil.

— ¿Entendiste algo de lo que dijo — preguntó Jimin luego de unos segundos en silencio.

— Ni idea — respondí. Mi mente trataba de buscar señales o de al menos tratar de encontrar conecciones y así poder hilar lo que ella había dicho — Solo sé que hay un traidor entre mi gente.

— Desde ya te digo que no soy yo — bufé con gracia — Todos somos sospechosos — siguió él, burlándose con el tono que lo decía — Solo digo que no tienes que precipitarte y menos empezar a desconfiar de la gente que ha estado contigo todos estos años. Nadie nunca se ha quejado de ti o de tu padre, nunca han buscado un motivo para eliminarte y de hecho, puedo afirmar, que todos tenían el mismo nivel de miedo cuando nos enfrentamos al otro clan.

Las palabras de Jimin eran ciertas, nunca habían dudado de mi en esta manada, siempre había corrido con ellos, de querer que nuestro clan se extinguiera pues lo pudieron haber hecho antes.

— ¿Qué crees que debemos hacer? — pregunté, aún talvez yo conociendo ya la respuesta.

— Irnos. Solo así los humanos estarán seguros, de paso podemos arreglar las cosas lejos de ellos. Si los lobos nos quieren a nosotros, debemos dejar al resto fuera — explicó él — Irnos es lo mejor.

Suspiré profundamente y cerré los ojos. Ya sabía que esa era la única solución pero de alguna manera quería obviarla y encontrar una manera de solucionar bien las cosas, sin huir.

— ¿Y si preparamos una emboscada? — era una solución desesperada.

— No, primero talvez podemos negociar. Según Kyujin ellos simplemente quieren seguir viviendo bajo la condición de lobo, todos aquí queremos salir — explicó él — Pero siendo honestos, no creo que alguna vez encontremos a la elegida para romper la maldición.

— Papá dice que hay rumores de brujas cerca — le dije a él — No se sabe su ubicación concreta pero hay una esperanza.

— No, Jungkook. Te enamoraste de Tara y tienes que afrontar eso. No puedes liberarnos y amarla a la misma vez — sus serias palabras me traían a mi realidad, una en donde mi corazón ya pertenecía a alguien — No será en esta generación, Jungkook, pero algún día seremos libres — Jimin al igual que toda la manada estaba lleno de esperanzas y yo era quien las cargaba en la espalda — Si Tara fuera una de ellas todo sería más fácil.

Ambos suspiramos, dos veces, fuertemente.

— Busca a Seokjin y pídele los posibles lugares a donde podamos emigrar — demandé, había que tomar una decisión — Pero vamos a esperar, no quiero que nadie más lo sepa.

— Entendido — respondió — Ya sé que la pregunta es tonta pero ¿Qué va a pasar con Tara? — le miré a los ojos sabiendo bien que responder.

La llevaré conmigo.

Jimin no replicó mis palabras y al contrario de esto, sonrió. Tenía su aprobación. La palabra de Jimin siempre había sido de importancia para mi, era mi hermano mayor, jamás me había separado de él y como una persona incondicional había estado conmigo en cada batalla.

Salí de la habitación dejando atrás a Jimin. Necesitaba buscar a Tara con urgencia.

Ya estaba oscuro por completo así que no me supuso ningún problema andar por el bosque como lo que era, un lobo. El olfato me funcionaba mejor cuando era un lobo, la vista y escuchar pensamientos también se me daba mejor, así que buscar a Tara no me supondría un problema, aunque claro, siempre sería una actividad difícil.

Según lo que había escuchado habían andado fuera de la aldea casi todo el día, ella y sus pensamientos me dieron pequeñas piezas de lo que había hecho y todo lo que tenía era, el rostro de tres mujeres, una tina de agua y a la madre de Tara.

Anduve por el camino que llevaba al otro lado de un inmenso río que nos conectaba con las aldeas que estaban al cruzar, también era el único paso que había para llegar donde se encontraba los mercados y las tabernas. Me quedé a un lado del camino hasta donde el aroma de Tara me había guiado, no era una esencia fresca, estaba esfumandose, así que si mi razonamiento no fallaba, ella aún no estaba de regreso.

Me eché sobre la nieve hasta que a lo lejos escuché el galopar de algunos caballos y el chirrido de llantas viejas. Estuve atento, el aroma de Tara era cada vez más fuerte. Ella venía. El carruaje se fue acercando cada vez más hasta que tuve que alejarme de camino para que no me vieran. Me escondí entre unos arbustos y escuché como el carruaje pasaba frente a mi.

De lejos y aun escondido en el bosque seguí el carruaje hasta que llegó a la aldea y ya no pude seguirlo más. Vi a Tara bajar del carruaje y hacer una pequeña reverencia a su madre para después caminar hacia su casa. Su madre desempaco unas cosas que traía en el carruaje y las transportó con ella, alejándose también hacia su casa. No estaba seguro de dónde ellas había estado así que como se me era imposible adivinarlo si Tara no lo mencionaba, era mejor alejarme e ir del otro lado del bosque.

Me alejé del camino por completo y corrí hasta el otro lado, iba a refugiarme en la vieja choza que Seokjin tenía en medio del bosque, necesitaba pensar.

Corrí lo más rápido que pude hasta que llegué a la vieja choza, regresé a mi estado humano y encendí la vieja chimenea para entrar calor y las antorchas que estaban dentro.

Dado que cada vez que volvía a mi estado humano lo hacía sin nada de ropa sobre mi, tuve que buscar con qué cubrir mi cuerpo. Me eché sobre el piso tratando de despejar mi mente para así poder pensar en qué era lo mejor para hacer, incluso si mi deseo era ver a Tara, cosa que no se podía, tenía que conformarme con lo poco que la había visto de lejos, estaba seguro que al dia siguiente tendría que ir a la aldea de Lee y ella estaría allí, podía esperar unas horas más para verla. No moriría...

El tema de Kyujin y todo lo que se venia sobre nosotros no era algo que pudiera tomarme a la ligera, había mucho por considerar sobre todo si mi plan era llevarme a Tara conmigo, porque no era justo sacarla de la seguridad de la aldea y del calor se su familia, para llevarla conmigo y dejar que el peligro también la cubriera a ella, no porque no tuviera seguridad en que podíamos dar una pelea justa, más era por el miedo de que ella se sintiera apresada conmigo y confiara en que esa era la única manera en la que ella podía ser feliz, incluso si Taemin no era de mi agrado, podía al menos darle una vida normal, pero nuevamente no se trataba de lo que yo quería o de lo que querían sus padres, era más bien lo que mi Tara quería.

Cerré los ojos un instante sintiendo como el sueño se apoderaba de mi, habían sido días cansados no solo mi físico, también para mi mente. Entrando en un estado de tranquilidad absoluta escuché unos pequeños pasos que corrían cada vez más cerca de la choza, me quedé quieto tratando de escuchar mejor, cada vez se escuchaba más fuertes, me puse alerta hasta que escuché la pequeña voz de la mente de Tara.

"Rayos, qué frio"  repetía en su mente. Me senté cómodamente en mi lugar hasta que ella abrió la puerta. Dado que yo estaba frente a ella, cuando Tara me miró se asustó tanto que dio un pequeño brinco en su lugar. Se puso la mano en el pecho y suspiró con alivio.

— Me asustaste, pensé que alguien más había descubierto la choza — dijo. Se acercó lentamente hasta mi — ¿Qué haces aquí?

— Pensaba — respondí. Tara se acercó a mi un poco más hasta que se sentó a mi lado.

— ¿En qué? — pregunté por lo bajo. Su aroma y su calor estaban muy cerca de mi, invadiendo mi espacio y mi mente.

— En ti — sus mejillas se calentaron y una pequeña sonrisa besó sus labios.

— ¿Pensamientos buenos o malo?

— Perversos — acerqué su rostro al mío con ayuda de mi mano y lentamente acerqué mis labios a los suyos — Muy perversos.

No lo evité más y mordí su labio inferior para después inicial a besar sus cálidos labios con desespero, demostrándole cuanto la había extrañado. Gimió bajo cuando volví a morderla prendiendo que me dejara entrar a su boca. Ella aproximó su cuerpo al mío hasta que quedó sobre mis piernas, aún sin soltar sus labios. El beso era morboso, bueno y me recordaba lo mucho que la había extrañado y las pocas fuerzas que tenía para estar lejos de ella, ya no me quedaba nada más que rendirme ante ella.

Sentir su calor contra el mío y lo bien que sus labios y los míos se unían, además de las reacciones que me provocaba y lo mucho que anhelaba tenerla de esta manera por muchos años más, eran un factor alentador para de verdad huir con ella, para fundir mi alma con la suya.

Ella acarició mi rostro y yo hice lo mismo con su cuerpo, pasé mis manos por todo su espalda, acariciándola lentamente. Ella pidió respirar y se alejó un poco. Chocó su frente con la mía mientras trataba de controlar su respiración.

— Te eché mucho de menos — su voz era apenas audible. Ella se estaba asegurando de que solamente yo escuchara, incluso si no había nadie más en la habitación — Quería verte, intenté llamarte pero creo que no funcionó — dijo riendo, mostrando uno de los atributos que más loco me tenía.

La manera en la que sus ojos y sus mejillas combinaban cada vez que ella reía era algo imposible de no ver, imposible de que no gustara.

— Creo que ambos sabemos que siempre vamos a encontrarnos aquí — le dije. Acaricie su cabello lentamente — ¿De dónde vienes?

— De por ahí — respondió juguetona. Me dio un beso en la nariz y sonrió de nuevo — Si me quitas el vestido puede que encuentres una pista.

La miré expectante a que ella dijera algo más, pero no lo hizo, simplemente aproximó más sus pechos para que pudiera soltar las tiras.

— ¿Estás segura? — pregunté. Ella asintió — Estabas castigada por la última vez.

— Solo deja las marcas donde nadie más que tu puedas verlas — ella volvió a besarme, esta vez con más necesidad — Vamos, Jungkook, sin miedo.

— No soy alguien fácil de manejar ¿Sabes? Pero dado que estas tan entusiasmada, creo que te daré lo que quieres — con mis dedos empecé a soltar el moño de su vestido — Veamos donde ha estado mi chica todo el día.

Solté los primeros nudos y quité la primera parte de su vestido. Desate su falda y le pedí con un movimiento que se pusiera de pie.

Tara se puso de pie frente a mi y bajó todo su vestido hasta quedar en ropa interior. Se deshizo de su calzado y terminó por quitar el resto de la ropa. Por alguna razón razón piel parecía más cálida que antes, tenía más suavidad visual, mucho más apetecible para tocar.

Frente a mis ojos, quitó toda su ropa hasta quedar desnuda por completo.

¿Qué has hecho? — pregunté cuando vi su entrepierna, la parte donde se suponía que debía estar cubierta. Me puse de pie rápidamente y me pegué a ella — ¿Quién te dijo que hicieras eso? — coloqué mis manos en su cintura y las moví hasta su trasero y lo acaricie.

— Pensé que iba a gustarte más.

— ¿Dije algo yo antes? — pregunté sintiéndome más enojado conforme pasaba cada segundo — Sabes que a mi no me importa.

— Enfadarte no te queda, Jungkook.

— Estoy celoso. Dime que fue una mujer quien lo hizo — acaricie su trasero y después moví mis manos hasta sus pechos.

— No te preocupes, fue una mujer — con su mano cogio la mía y la llevó hasta su pubis, suave y completamente limpio — Tocalo.

No supe describir la suavidad que sentí bajo mis dedos, Tara y todo esto estaba volviéndome loco.

— Vamos, Jungkook. Házmelo aquí.

Su boca reclamó la mía y me llevó hasta el piso nuevamente, hasta que ambos estuvimos acostados. Ella bajo mi cuerpo se restregaba sin piedad, despertando todos mis sentidos. Me separé de ella y me quité las prendas que cubrían mi cuerpo. Volví a besar sus labios con más fuerza y desplace mi boca por cada uno de sus pechos, mordiendo su blanquecina piel, seguí descendiendo hasta que llegué a su ombligo, ella tembló bajo mi cuerpo y soltó algunos murmullos que no entendí.

La suavidad de su piel y el olor que desprendía era algo que me volvía loco. Tara era perfecta para mí en todos los sentidos.

Mis labios se movieron hasta su liso pubis, besé suavemente hasta que ella tomó mi cabello con sus manos.

— ¿Qué haces? — preguntó murmurando.

— Solo disfruta, Tara. Déjame el resto a mi.

Con ayuda de mis manos separé sus piernas y hundí mi cabeza en ella. De la misma manera en la que había hundido mi corazón.







Holaaaa! Espero y les guste este cap💗

Gracias por leer, votar y comentar.




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