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ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ɴᴇᴠᴀᴅᴀ; ᴇɴ ᴇʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ

|𝟷𝟶| ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ

Estuve a casi nada de sobrepasar una línea con Tara, a casi nada de que todo el esfuerzo que venía haciendo se fuera a la basura. Luché con todas mis fuerzas para estar más cuerdo y no ceder a la tentación que suponían los rojos y voluptuosos labios, pero no pude. Estar con ella sola, observando su rostro a la tenue luz del fuego me motivo para ir por ella. Fue sin duda el mejor beso de toda mi vida, el primero que le di y el último que le daría. No podía volver a hacerlo, no si al final la iba a dejar.

Era evidente que Tara me gustaba mucho, para mi ella era como un rayo de luz en medio de la oscuridad, era perfecta, de ser las cosas de otra manera talvez mi corazón estaría dispuesto a amarla, pero Taemin me había jugado sucio.

— ¿No vas a decir nada? — preguntó ella luego de que yo me quedara por unos minutos en silencio.

No la ignoraba, era solo que no podía procesar en mi mente la manera en la que mi boca había poseído la suyo por al menos unos instantes, no daba crédito aún a la sensación de satisfacción que sentí cuando sus labios tocaron los míos, cuando su respiración se mezcló con la mía. Fue raro, no en el mal sentido, más bien era una sensación diferente de como esperé que se sintiera besarla.

Fue como si mis labios estuvieran destinados a besar los suyos, como si yo ya hubiera besado su corazón antes de sus labios, fue satisfactorio y quería repetir, pero no podía, el tiempo apremiaba y burlonamente me recordaba que yo era un monstruo y que no podía tener a alguien tan delicada como ella.

Sabía que tenerla cerca sin poder tocarla era más difícil que alejarla.

— Lo siento, yo estoy algo aturdido — le dije después de una eternidad, me costaba concebir palabras — No debí de...

— Te dije que no te disculparas — dijo ella rápidamente, acallando mis palabras. Caminó a mi a paso lento y se detuvo justo frente a mi cuerpo, mirándome de manera indescifrable — Me ha gustado. ¿A ti no?

Esa era una pregunta trampa, porque en realidad lo que yo quería era arrancarle el vestido y ceder a la tentación, un beso era solo un primer plano de mis deseos, casi una caricia irrisoria en comparación con lo que se me pasaba por la mente.

Tome su mano suavemente y la llevé hasta mi pecho, justo sobre mi corazón, para que ella sintiera lo rápido que latía.

— ¿Lo sientes? — le pregunté obvio. Ella me miró sonriendo, talvez sin entender — Es el ritmo que el beso ha provocado — su sonrisa creció — No puedes dudar de lo mucho que el beso me ha gustado.

— ¿Es esa una confesión? — sus ojos brillaban en medio de la felicidad.

— No, Tara — su sonrisa se desvaneció — Es solo un sentimiento efímero.

Me negué a sentir dolor por lo que había provocado en ella, era evidente que le dolía pues su rostro lo mostraba. Ella permaneció en silencio y me percaté de que sus ojos estaban al borde las lágrimas, estuve tentado a besarla de nuevo, a decirle lo que pasaba per no pude, Tara era muy curiosa y su instinto le iba a pedir más información, la cual le podía llevar a la muerte.

En lugar de consolarla me concentré en las cintas de la parte superior de su vestido, estaban sueltas, mostrando su pecho. Solté su mano suavemente y moví las mías para atar las cintas de nuevo y dejar su vestido en estado pulcro.

— Hay que ir a casa — le dije con la voz en un hilo — Venga, vamos — tiré de su brazo para que caminara pero ella seguía estática — Tara hay que irnos.

— ¿Es divertido para ti? — preguntó dejando que las lágrimas cayeran de sus ojos — ¿Hacerme pasar de caliente a frío?

— No estoy jugando contigo...

— Pues no lo parece, hace unos días eras un príncipe azul conmigo, me besas y ahora simplemente me dices que todo es efímero — estaba enojada y con mucha razón — Yo no puedo ignorar mis sentimientos tan rápido como tú.

— Se trata de que estoy tratando de protegerte, Tara — le dije desesperado.

— Pues lamento informarte que eres tú quien me hace daño — las palabras que salieron de su boca golpearon mi corazón demasiado fuerte.

Tara salió de la choza alejándose de mi, rápidamente le seguí, pues aún me asustaba que viniera sola al bosque.

Ella caminaba rápido, seguramente enojada o lastimada, yo la seguí a una distancia prudente pues no quería que su enojo aumentara. Mientras camina tras ella me regañé internamente, debí haber evitado todo esto. No debí besarla incluso si la deseaba mucho hacerlo solo avivó sus sentimiento y no debió ser así. Ella me detestaba en estos momentos y con mucha razón, podía ser capaz de escuchar todos sus pensamientos y ninguno fue bueno, ni un solo pensamiento hacia mi fue agradable, maldijo mi vida y la de toda mi generación, se prometió olvidarme en poco tiempo.

Sonreí al escuchar lo que pensaba, ya había escuchado sus enojados pensamientos antes, siempre eran para Taemin, pero esta vez era yo quien predominaba su enojo.

Talvez su odio hacia mi era lo que me iba a llevar a la tranquilidad dado que ahora hay un problema más grande. Tara estuvo a punto de morir.

Tara entró a la aldea echando humos, se encerró en su casa y me quedé un rato más afuera para escuchar un poco, pero tuve que marcharme porque mi papá llamaba por mi, eso solo podía significar que el tenía noticias.

Regresé a mi casa con la esperanza de que papá trajera buenas noticias, que lo que yo temía era solo eso, un temor vacío. Al pasar por casa miré en la pared el calendario que marcaba los días en los que la luna llena estaba hasta que la luna de sangre se hiciera presente.

Tenía 7 días antes de que todo pasara y los problemas no hacían más que crecer.

Fue a la habitación donde mi papá hacía todas sus investigaciones, era un lugar tranquilo donde se podía estudiar lejos del ruido, mi papá pasaba la mayoría de su tiempo acá, buscando indicios de los últimos rastros de las brujas. Entré silenciosamente y le saludé con una reverencia.

— ¿Encontró algo? — pregunté después de dejar todas las formalidades — Estos días han sido una agonía.

Mi papá asintió pues él era conocedor de mi preocupación. Cuando hablé con él de lo que había pasado con Tara, se asustó casi igual que yo. Le dije que Tara había sido atacada por un lobo mientras caminaba en el bosque y que de no ser por mi insistencia en seguirla, talvez ella hubiera muerto, talvez ya no estaría aquí. Eso en sí no era lo más preocupante, era el hecho de que no estaba seguro de si ese era un lobo normal o uno como nosotros, pero a toda costa esperaba la primera opción.

— Desafortunadamente, Jungkook, ese no era un lobo normal — dijo él, pude divisar la preocupación en su cara pues encontrar a otro como nosotros significaba que habían más — Lo llevé a la aldea de los Kim, Namjoon un viejo amigo mio y conocedor de nuestra situación analizó el cadáver y en efecto, tiene la misma marca que nosotros.

Mi mente empezó a procesar la información pues no era fácil. Habían más como nosotros y en evidencia estos no utilizaban su parte humana, eran lobos todo el tiempo por ende no habían logrado desarrollar la habilidad suficiente para no atacar humanos.

— Creí que éramos el único clan — dije aturdido.

Si lo que papá había averiguado era señal de que no estábamos solos y rindiendonos a la idea de que el atacante de Tara tenía también la pata marcada, solo podía significar de que no era uno solo.

— Yo también creí eso — mi papá empezó a caminar por su estudio mientras buscaba entre sus cosas — Pero creo que siempre lo dudé.

— ¿A qué te refieres?

— Nunca te he contado una parte de la leyenda, hijo — sacó de sus cosas un pergamino gigante que desenrrollo en el piso — Nuestra primera generación constaba de tres hermanos...

En el pergamino habían imágenes de todo tipo, tenían una secuencia y contaban una historia.

— Jeon Jungho, Jeon Jungso, Jeon Jungjong — mi papá señaló tres figuras en el papel con sus dedos mientras hacía el recorrido — Jungho era el mayor de todos, el más fuerte y heredero de su padre, pero tenía un defecto, era egoísta. A pesar de su popularidad entre el pueblo, Jungjong era el favorito de su padre — Mi papá seguí con los dedos señalando cada acontecimiento en el papel — Jungho sintió celos y asesinó a Jungjong, lo decapito frente a la plaza del pueblo en el que vivían.

— ¿Entonces Jungso no era el único del linaje? — mi papá negó.

— Jungho fue desterrado y su padre dio orden de de sacrificarlo de la misma manera en la que había hecho con su hermano, esa orden convertía a Jeon Jungso en heredero.

— Eso fue antes de la maldición, supongo — mi padre asintió — ¿Entonces como pasó todo esto?

— Cuando la maldición llegó fue el padre de Jungso quien provocó que las brujas maldijeran todo su linaje, incluyendo a Jungho.

— Pero lo habían asesinado.

— Eso fue lo que creímos — mi papa apuntó al papel nuevamente — Hay un espacio en blanco aquí, justo en el momento en que la ejecución de Jungho se iba a llevar a cabo — miré con detenimiento el papel — La ejecución iba a estar a cargo de un jefe de guerra del pueblo, mejor amigo de Jungho.

— Entonces él lo liberó... — dije analizando las palabras de mi padre.

Nos quedamos en silencio por un momento, pues ambos estábamos preocupados, nuestros parientes ya nos habían encontrado, pero dudo mucho que sean de los que matan por diversión, dudaba que fue por instinto el ataque a Tara.

— Vendrán, ¿cierto?

— Sí, encontramos huellas cerca de la aldea de los Kim, justo al oeste.

Ambos suspiramos, fuertemente.

— Solo faltan siete días para que pase, papá — le dije con miedo, porque de verdad temía — No podemos lidiar con nuestro cambio y proteger a la aldea de ellos.

— Talvez podemos dialogar.

— ¿Cómo? Mate a uno de ellos — mi papá suspiró, dos veces.

Sofocado por la presión, por el miedo de que hubieran víctimas salí de casa y me refugie en una pequeña cabaña que echaría construido para mi, un lugar tranquilo donde pasaba mis días. Teníamos mucho por hacer, preparar un plan para no estar presente en la aldea, para alejarnos de todos sin que ellos sospecharan y así poder vivir nuestro cambio tranquilos.

Miré por una ventana la luna, brillaba con intensidad y de manera hermosa, lastima que en pocos días se iba a convertir en sangre y talvez acabar con la vida de algunos.

Me quité mi traje dejando en descubierto mi pecho, tenía una fila de tatuajes desde mi hombro izquierdo hasta mi cadera, todos mis tatuajes contaban historias y si después de esto aún seguíamos con vida, planeaba tener unos pocos más.

Sentí mi pie doler, sabía que se trataba de la pequeña marca que teníamos todos en mi familia, ya me había acostumbrado a su dolor cada vez que estábamos cerca de un acontecimiento como este, pero esta vez era más difícil.

En silencio me recosté en una esquina y escuché que Jimin venía.

— Creo que esta noche necesitas compañía — dijo él. Se sentó a mi lado y me dio una bebida — ¿Hay algo que quieras decir?

— Sí, hay mucho por hablar...

Jimin y yo hablamos hasta muy tarde, le expliqué todo lo que habia pasado, se burló de mi pues había escuchado lo que pasó con Tara, me regañó pues insistía en que yo era terco, me dijo que era tiempo de hablar con ella, de mostrarme como lo que soy.

Me quedé dormido con él a mi lado y cuando desperté ya era de día, el sol alumbraba fuertemente.

Sentí deseos de ir en busca de Tara y hablar de una buena vez con ella pero preferí abstenerme, pues debía pensar como hacerlo, debía pensar qué decirle, sabía que iba a salir corriendo. Pensando en cómo debia hablar con ella me recordó un pequeño detalle. Tara me había escuchado el día del ataque, ¿Cómo fue eso posible? Ese pequeño detalle soltaba una línea más de misterios, pues los únicos capaces de escucharnos a nosotros en nuestra forma éramos nosotros mismos.

Traté de no pensar en eso, pues al hacerlo ma ganas de correr tras ella aparecían y sabía que no podía permitirlo. Preferí ir al campo de entrenamiento, mi mente necesitaba distraerse de todo, de Tara, de los lobos y de cualquier cosa que me hiciera perder la cabeza, pero aún así no podía evitar la sensación del beso.

No podía distraerme pues mi prioridad era protegerla, más ahora que sabía que habían más seres peligrosos, yo ya había aprendido a vivir con humanos, pero nuestros parientes no.

Caminé hasta el campo de entrenamiento, Taemin estaba sentado bajo la sombra de un árbol, me acerqué a él para saludarlo.

— Supongo que vienes a entrenar — dijo él, yo asentí pues era más que obvio — Aún es temprano.

— Talvez los chicos están ocupados con la llegada del invierno.

— La primera nevada es en unos días — moví la cabeza asintiendo — Ya que estas aquí quería proponerte una cosa.

— Negocios contigo yo no hago.

— Se trata de mi matrimonio — mi buen humos cambió — Quiero que seas tú mi caballero.

Le miré a la cara, sonreía grandemente pero yo sabia que era falso, Taemin se estaba burlando de mi.

— No estaré ese día.

— Vamos, no te niegues, al final de cuentas es gracias a ti que yo estoy con Tara.

Mis deseos y pensamientos pacíficos pasaron a ser calmos a querer romperle la cara.

Y en mi mente todo lo que se repetía era que yo la había besado y estuve a nada de reclamarla como mía.





holaaaaa <3 culpen a wattpad por toda mi ausencia, no me deja subir los capítulos 😡

Espero y este les guste porque ya va a empezar lo bueno.

Cuídense 💗

Gracias por leer, comentar y votar💗


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