Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ: ᴀǫᴜᴇʟ ǫᴜᴇ ᴀᴘᴇɴᴀs ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴀ

|𝟹𝟹|ᴛᴀʀᴀ

Todas las decisiones de mi vida me habían llevado a lo que era, a pesar de los buenos caminos que había intentado tomar no pude huir por completo del mal, no pude escapar de aquella realidad contra la que tanto luché, no pude dejar atrás aquello que me ataba a la soledad, al castigo eterno. Sin embargo, no me arrepentía.

Nunca antes había temido por mi vida, nunca antes había querido dar un paso atrás de todo y olvidar mis deseos para salvar a alguien por un bien mayor. No sentí miedo cuando me encontré frente a frente con un lobo que podía derribaron fácilmente, no sentí miedo cuando conocí la verdadera alma de Jungkook, no sentí miedo en ninguna de las veces en las que Taemin se acercó a mi. Jamás flaquee, jamás dudé, cada vez mi paso estaba más firme, pero todo acabó hasta que supe que iban a sacrificar su alma y que Jungkook no haría nada para así no delatar a los suyos.

Jungkook fácilmente pudo soltarse de esas cuerdas, pero eligió a su familia, eligió cuidar su raza. Y yo lo elegí a él. Todo el miedo que nunca había sentido vino a mi en el mismo instante en el que vi su cuerpo a punto de ser sacrificado, entonces todas mis decisiones perdieron sentido y un nuevo camino se abrió a mi, uno donde Jungkook y yo ya no éramos, pero no podía dejarlo, incluso si eso significaba que no iba a correr junto a él. Cualquiera de mis dos desiciones llevaban al mismo destino, uno donde él y yo no estábamos juntos.

Taemin había ganado, él y toda su familia está vez tenían el primer lugar, mi madre también y en cuanto a mi padre, supongo que me abandonó.

Han pasado tres días desde aquel fatídico y tenebroso momento en el que tuve que dejar que mis murallas cayeran de una vez para a poder salvar al amor de mi vida, porque Jungkook eso era. Me hubiera gustado decirlo a gran voz, frente a toda la aldea para que escucharan lo que yo sentía, pero no pude, no pude hacerlo porque era demasiado tarde.

Los días iban a paso caracol, mi madre iba de un lado a otro alardeando de mi inminente unión con Taemin. Suni de vez en cuando venía a mi habitación para burlarse sutilmente de lo que había pasado y mi padre, aquel que parecía ser el único en apoyarme, me había dejado, no estaba, mi madre decía que había ido de visita con unos parientes y que regresaría el día de la boda, no le creía, pero de ser así ¿por qué dejarme justo ahora? ¿No se suponía que él iba en contra de todo esto?

Para mi madre era lo mejor, mi padre no estaría para interponerse en sus planes, incluso si este volvía en el día adecuado, ha no podría hacer nada, nadie iba a impedir mi boda, ni siquiera yo. Ya había dado mi palabra a la familia Lee, ya habia salvado a Jungkook de sus garras, ya no podía ir hacia atrás y romper lo que habia dicho, Taemin no iba a ser capaz de aceptarlo e iría tras Jungkook. Él haría cualquier cosa para obtener su cometido.

Quería culpar a mi padre también, tan fácil hubiera sido simplemente entregar las tierras de manera pacífica o al menos permitirle a los Lee que sacaran todo el oro, si eso era lo que importaba, mi padre podía hacerlo, sin embargo entendía la parte en donde él era el dueño y señor del lugar y no podía permitir que alguien más hiciera con sus tierras lo que antojaba. Dejarme fue un golpe bajo, por eso quería culparlo, quería encontrar un responsable además de mi, para así no llevar toda la carga y poder sentir que mis hombros pesaban menos, pero no había nadie más a quien responsabilizar, todo era mío y me consumía.

El dolor que llevaba dentro era más de lo que podía soportar, no importaba cuantas veces en la noche había llorado pidiendo que la carga y el nudo que llevaba atorado en mi pecho se fueran, no quería sentirme ida o dejar que eso me consumiera, pero a la hora de tomar responsabilidades yo era la única que estaba, debía aceptarlo, las consecuencias ya estaban. Jungkook ya se había ido, toda su aldea ya no estaba, ni siquiera Taeri y su madre.

Era el día, la boda había llegado, después de haber hecho de todo el día ya estaba en la puerta. Taemin y mi madre se encargaron de adelantar cualquier plan atrasado, de preparar a la aldea oara la gran unión y hacer que cada pueblo cercano se enterase de lo que iba a suceder. Un Lee iba a subir al estrado de primer jefe de aldea y en cuanto a mi, viviría bajo la sombra de un marido terrible a quien despreciaba con todo mi ser. El vestido que debía usar antes de las tres de la tarde estaba perfectamente colgado en mi habitación.

Un vestido blanco tradicional que simbolizaba pureza según la tradición, pero para mi, era un símbolo de esclavitud impuesta por el yugo de mi madre y de los Lee. Odiaría el blanco después de todo. Todos los complementos del vestido estaban perfectamente colocados a un lado, un broche para el cabello, unas cintas para los brazos, el cinturón con piedras preciosas y un velo de encaje, mi zapatos blancos y sus medias. Todo el combo estaba listo.

Mi madre desde temprano había estado entrando y saliendo de mi habitación, solo para asegurarse que no me había marchado, aunque de todos modos, incluso si quería saltarme por la ventana no podía. Ella y Taemin habían cubierto cualquier posibilidad de escape y lo que entes había sido una ventana abierta se convirtió en una cerrada.

Mi corazón pesaba y estaba segura que no iba a poder pronunciar ninguna de las palabras que se suponía que tenía que decir, eso era un hecho infalible.

Estaba aseada y envuelta en una manta, esperando a que mi madre viniera a arreglar mi cabello y me dijera que ya era hora, que debía ir y hacer un espectáculo para dejar bien posicionada a mi familia, a pesar de toda lo que decían los aldeanos, a  pesar de que mi nombre era pisoteado y llevado de boca en boca porque nunca sería demasiado "buena" pata Taemin.

Mi madre entró a mi habitación sin siquiera tocar la puerta, solo abrió y sonrió cuando me vio.

— Ya es hora hija — en su mano traía un cuenco lleno de algo que no quise preguntar. Lo puso en un banco y luego se aproximó a mí — La señora Choi vendrá a arreglar tu cabello.

Me quitó la manta que cubría mi cuerpo y la aventó a un lado. Yo no tenía nada cubriendo mi cuerpo, no había ropa interior.

— Te ves muy limpia, es importante que lo estés — dijo con tranquilidad agonizante — Ponte algo de ropa interior y te ayudaré a colocar la primera parte del vestido.

Elle se alejó de mi, directo hacia donde estaba mi vestido de bodas colgado. Busqué entre mis cosas mi ropa interior y con una lentitud asombrante empecé a ponerla en mi cuerpo.

Mi madre descolgó toda la primera parte del vestido y me la dio para que pudiera usarla. Empezó con la falda. Una estúpida falda larga y recta de algún tipo de ceda de color blanco, la tela se pegaba a mi cuerpo y estaba segura que haría de caminar una tarea difícil.

Después siguió la parte superior, sin mangas, solamente unos finos listones que se sostenían de mis hombros.

— ¡Te ves hermosa! — aplaudió con sus manos, complacida por lo que veía — Y aún falta la parte inferior.

Para mi, era increíble como mi madre podía hacer como si nada hubiera pasado, como si ella no me hubiera obligado a montar todo este circo y actuaba como si yo estuviera más que complacida al escuchar que iba a casarme.

— Deja de hacer eso, madre — pedí cansada de su iluso comportamiento.

— ¿Hacer qué cariño? — preguntó confundida.

— Hacer como si este fuera el mejor día de mi vida y como si yo estuviera más que feliz por casarme con Taemin — dije rápidamente. Su desconcierto aumentó — También deja de fingir y hacer como si no sabes de lo que hablo.

— Pudiste haber hecho lo que me dijiste, pero decidiste salvar a Jungkook — dijo cambiando su semblante y tono de voz — Está fue tu decisión.

— Tienes razón, porque de ser así probablemente todos estarían odiando a Suni — me alejé de ella para terminar de arreglar mi ropa y conseguir espacio de su cansina personalidad — Estaría con Jungkook ahora.

— ¿Haciendo qué? Ellos fueron desterrados, no tienen donde ir — su seguridad a la hora d elaborar era abrumadora, sabía más que yo, eso estaba seguro — Aquí es tu lugar. No perteneces con él. Tamein te está dando una última oportunidad y si fuera el monstruo que tu dices jamás le hubiera perdonado la vida a Jungkook. Casarte con él es lo menos que debes hacer.

Suspiré profundamente, cansada del diálogo de lucha repetitivo que siempre etnia con mi madre, cansada de ser siempre quien ponía las cosas como era y no como podían ser.

— Solo quieto que sepas que en la menor oportunidad del mundo, haré de la vida de todos un infierno, pienso buscar en cada hueco una manera de destruirlos — ella me miró con temor — No lo dudes, madre. Aún tengo tu secreto de mi lado. Has ganado esta vez, pero te aseguro que aún no es el final.

La puerta de mi habitación volvió a abrirse. Era Suni.

— La señora Choi está aquí — comentó emocionada — El vestido te queda bien, Tara.

No dije nada, aún seguía viendo a mi madre. Ella disimulo frente a Suni quien aún no sabía su procedencia.

— Dile que entre, mi niña — miré madre se alejó de mi — Tara está lista.

El momento había llegado, ya estaba completamente lista en cualquier aspecto físico, incluso mi cara tenía color, todo era ridículamente ostentoso y en lugar de la seriedad de una boda era más bien el sentimiento de algún carnaval barato, no me interesaba, pues no estaba verdaderamente conectada con nada de lo que fuera a pasar.

Mi madre, mi hermana y la familia Lee ya esperaban por nosotros para empezar con el primer acto tradicional de rendir ofrendas a los padres del novio.

Mi papá había aparecido unos minutos antes de que yo pudiera terminar de arreglarme, se miraba abatido y el rostro se le veía diferente, cansado talvez. No me dijo nada, ni un solo comentario había salido de su boca, nada que pudiera decirme cómo se sentía. Igual que todos ya estaba listo, su traje tradicional era igual que el de mi madre.

Esperé en la puerta del templo a que Tamein apareciera. Llegó a mi custodiado de sus guardas y se situó al lado mío.

— Aquí estamos, Tara. A pesar de todo lo que hiciste — dijo con burla.

— Cuidado, que este también es un comienzo — advertí. En mis manos sostenía uan canasta con ofrendas — Descubrirás porqué no era buena idea ser mi esposo.

— Hiciste una promesa...

— No te preocupes, la mantendré.

La música empezó, era hora de caminar. Taemin tomó mi mano y la sostuvo un poco elevada, casi a la altura del pecho, después ambos empezamos a caminar hacia donde estaban nuestros padres.

Cada paso que daba era más pesado que el anterior, más dudas en mi cabeza aparecían y a pesar de que debía sentirme la mujer con más dicha del mundo, todo lo que pasaba por mi mente era 'no es Jungkook ' una triste realidad de la que no podía escapar. Todos los nobles que nos miraban caminar hacia el altar estaban sonriendo, como si lo mejor fuera casarme, como si me estuviera llevando un premio.

Cuando el camino terminó y estuvimos frente a nuestros padres supe que todo paravmi había acabado, y que a partir de ese momento la Tara que había en mi estaba atada de pies y manos.

Cada acto tradicional de boda fue hecho con precisión absoluta, todo marchó normal hasta que tuve que confesar votos de fidelidad y amor al primer jefe de la aldea, al mandato de la familia Lee y a todo lo relacionado con el pueblo.

Taemin disfrutó cada palabra que dije y cada vez que podía su cara me recordaba que él había ganado, que no había podido ir contra sus mandatos y que a pesar d equ echaría luchado por mi amor, fue el mismo que me llevó a la perdición.

Toda la ceremonia había acabado, todo lo religioso y festivo también. Al menos no se había seguido la tradición de una boda larga, de personas celebrando por doquier la unión de dos personas. Fue corto y conciso.

Era tiempo de marcharme con Taemin a la casa que compartiriamos. No podía negarlo, era una bella construcción de piedra y madera cerca de un pequeño estanque, estaba rodeada de plantas muy cerca del bosque y un tanto aislada del resto de hogares.

Fui con él hasta la casa, siguiendo sus pasos llorando para mis adentros pues sabía lo que venía, sabía lo que iba a pasar y lo detestaba con todo mi ser.

— Entre, señora Lee — mi corazón dio un vuelco de dolor al escuchar su apellido — Póngase cómoda — dijo cuando entramos a la casa.

Era espaciosa y estaba bien iluminada. Tenía un jardín central con mucha luz.

— Ven, te mostraré tu habitación — me tomó de la mano y me llevó hasta un pequeño pasillo que daba al jardín central y después abrió una puerta — Dormirás aquí.

Entré a la habitación con paso lento, sintiendo su presencia detrás de mi. No podía fiarme porque sabía que su amabilidad era solo un maquillaje para desconcentrarme y así hacerme sentir miserable.

— Sabes que legalmente me perteneces — dijo suavemente. Lo miré y empezó a desprenderse de su ropa — Puedo hacer contigo lo que me plazca y no dirás una sola palabra porque entre esposos todo es permitido.

— Lo sé, Taemin. Escuché lo que dijo el oficial — él empezó a acercarse a mi.

— Me da gusto que lo sepas — me tomó el rostro y me pegó a él, después empezó a olfatearme — Tengo muchas ideas para ti y nuestra futura familia.

— Te dije que no quiero hijos.

— Me parece que eso es algo que tu no vas a poder impedir, es algo que pasará eventualmente — olfateo mi cuello lentamente — Muy por el contrario de lo que tu piensas, no son sólo las tierras lo que me interesan. No negaré que al principio no eras para nada atractiva, pero aparentemente te volviste más apetitosa cuando Jeon estuvo a tu lado.

— ¿No sientes vergüenza al saber que solo estás probando lo que él ya hizo? — pregunté para molestarlo.

— No, porque eso significa que te ha dejado muy instruida en este mundo íntimo y que yo somo me llevaré la mejor parte — me dio un beso en el cuello que desprecie desde todo mi interior.

— No te deseo...

— Lo sé, pero eso no me va a prohibir nada.

— Eso es abuso.

— Entre esposos todo es permitido. Y tengo derecho legal a relaciones maritales — se apartó de mi repentinamente — Pero solo por esta noche, que conste, no haré nada de lo que tengo en mente.

Lo miré insegura, sin comprender bien.

— Buenas noches, esposa — apretó sus asquerosos labios contra los míos y después salio de mi habitación.

Escuché como tranco la puerta por fuera y pude respirar tranquila.

Las ganas de llorar regresaron a mi, pensé en aventarme al piso y llorar, pero no lo hice, al contrario de ello fui hacia la ventana de la habitación sabiendo que había luna llena. Abrí las cortinas y miré al cielo, unos segundos después escuché un lamento, un aullido y lloré, porque aquel lobo también lo hacía.

Continuará...


Gracias por llegar hasta aquí, gracias de verdad. No se preocupen, hay una segunda parte.

En mi perfil ya está disponible la segunda parte. Se que talvez 33 capítulos es muy poco para una sola parte, pero creo que era raro seguir los capítulos si pasaba algo tan importante como la boda de Tara.

Sinopsis: "Sin miedos, sin dudas, sólo la necesidad de venganza. Lista para tomar lo que se me quitó, para verlo regresar o ir hacia él"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro