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ᴇʟ ғɪɴᴀʟ ᴅᴇ ɴᴏsᴏᴛʀᴏs

|𝟹𝟸| ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ

Aun permanecía sentada en el piso, en la misma posición que tomé cuando Taemin me dejó a solas, solo que ahora era de día, ya había amanecido y no fui capaz de dormir, de moverme o de buscar una posición más cómoda, todo lo que sentía eran terribles ganas de llorar a pesar de que toda la noche lo había hecho, estaba segura que no habían más lágrimas dentro de mi, que había llorado de más, pero no pude parar.

Sentía tristeza, estaba agobiada, no sabía que pasaría, no sabía lo que Taemin estaba tramando pero algo dentro d emi me decía que iba en busca de Jungkook, estaba segurada de que le mentiría con algo o me usaría para llamarlo, no sabía como crear pensamientos que Jungkook pudiera escuchar y así pedirle que no viniera, no estaba segura de que funcionaria de alguna manera.

Mi cuerpo me pedía descanso, mi alma estaba inquieta, no estaba segura de que hora era, pero por la luz que se filtraba de mi ventana podía asegurar que ya era casi medio día. Me moví de donde estaba sentada, para acostarme en el piso, tan enrollada con mi cuerpo y así sentirme protegida. Mis ojos estaban secos, mis párpados seguramente hinchados como resultado de las largas horas que había pasado llorando.

Escuché unos pasos que resonaban contra la madera del piso, me puse alerta pensando en que podía ser Taemin, que venia con propósito de restregarme que había ganado. La puerta de la habitación se abrió haciendo que de un salto retomara mi antigua posición. Volví a sentar en el piso. Era mi madre, tenía una canas en una de sus manos y un vestido colgado de la otra.

La miré sin ninguna expresión, pero mi mente la culpaba a ella de todas mis desgracias, era ella quien tenía la responsabilidad de todo lo que sucedía. Por ella yo estaba en una situación precaria y de sufrimiento.

— ¿Cómo amaneces, hija? — ella sonrió como si nada pasara, como si mi rostro no le mostrara por si mismo lo que había sufrido — Taemin me dijo que pasaste la noche con él — no perdía la sonrisa de su cara, mostrando cuan complacida estaba con todo.

Mi madre empezó a moverse por la habitación, puso en una mesa vieja la canasta que traía y colgó mi ropa del respaldar de una silla, abrió las cortinas blancas que cubrían la ventana haciendo que la luz solar se filtrara por toda la habitación hasta golpear mi cara.

— Me alegró mucho saber que por fin estabas comportándote como debías — comentó ella — Era cuestión de tiempo para que recapacitaras y te dieras cuenta de qué es lo que en verdad importa.

¿Cómo podía hablar con tanta ligereza? No se trataba de darme cuenta de que quería quería Tarmin, era obvio que estaba aquí en contra de mi voluntad. Mi madre sabía cuánto desprecio sentía por Lee Taemin, pero ella creía que eso podía desaparecer de la nada.

— Me alegra por ti, Suni también esta feliz, las cosas marchan a como siempre debieron ser — ella junto sus manos a su pecho e hizo una mueca de satisfacción — Tara mía, esto es tan...

— ¡¿Quieres cerrar tu maldita boca?! ¡¿No ves que estoy sufriendo?! ¡Todo lo que te importa es ser de esta estúpida familia y no te importa pasar sobre mi! — grité con todas mis fuerzas, probablemente las personas afuera iban a escuchar todo lo que estaba diciendo — ¡Te detesto, a ti y a los Lee! Eres despreciable...

Las lágrimas empezaron a rodar sobre mis mejillas, ella estaba clavada en una misma posición sorprendida por todo lo que habia dicho o por la manera en la que lo había dicho. Me miraba con los ojos bien abiertos.

— Lárgate de aquí madre — pedí en un hilo de voz — Ve a alimentar tu ego y a pavonearte con tus amigas de que me voy a casar — ella retomó su compostura — Al final, es para lo único que sirves. Llévate lo que has traído, no quiero tu comida, talvez has puesto veneno justo cómo hacías con la medicina de papá. Aunque talvez, eso sería mejor que esto.

Ella me miró en blanco, después su entrecejo se arrugó, estaba molesta.

— Todo lo que hago lo hago por ti — reprochó, haciendose la marti — Siempre he querido lo mejor para ti.

— Jamás te pedí que hicieras algo por mi. ¿Lo hice? — pregunté retoricamente — Solo has arruinado mi vida.

— Eres egoísta, no piensas en mi que he dado mucho por ti — empezó a culparme de todo, cómo si yo no fuera solo una víctima de todas sus decisiones — Quiero asegurar tu futuro.

— Tú solo quieres tener lo que siempre deseaste. ¿No te arrastraste por el señor Lee antes? ¿No fue por eso que engañaste a mi padre? — empecé a alzar la voz, no me importaba si alguien escuchaba — Te dije que iba a jugar cada carta y depende mucho de Taemin lo que vaya a pasar después.

— ¿Qué dices?

— Si Taemin hiere a Jungkook te aseguro que toda la aldea sabrá la mujer que eres, desprestigiaran a Suni y la llamaran bastarda — sonreí con satisfacción cuando su expresión empezó a ser más asustadiza — A ti te llamarán ramera, todo se vendrá abajo.

Empezó a hiperventilar, era obvio su miedo, las personas como mi madre vivían mucho del qué dirán, ella siempre tenía que ser integra para así no ser tema de conversación en una noche cualquiera, liberar un secreto como este la mataría.

— No te atreverías...

— Pruebame — me puse de pie y empecé a caminar hacia ella — También puedo ser villana. Así que por tu bien vas con Taemin y lo obligas a parar todo esto, de lo contrario, sufrirás.

Puse uno de mis dedos en su frente y luego le di un pequeño empujón.

— Sal de aquí ahora — moví mi cabeza hacia la puerta — Lárgate y ve a orar para que nada de lo que te dije pase.

— Hablaré con Taemin, te aseguro que no querrá lastimar a Jungkook — dijo nerviosa — Talvez solo lo despedirá de su batallón.

— Ruega porque solo sea eso.

Me alejé de ella y esperé impaciente a que se marchara de la habitación. No me apetecía seguirla viendo. Mi madre estaba fuera de mi vida oficialmente y si algún día tenía que tratar con ella de nuevo, sería sin duda bajo mis condiciones. Era una mujer cegada por el poder y por una ilusión vaga sobre las posiciones sociales. Mi madre tenía que probar un poco de realidad sobre su vida y ver como no todo era tan perfecto como ella quería que los demás vieran.

Salió de mi habitación a paso lento, seguro pensando qué hacer porque conociéndola jamás se quedaría de brazos cruzados. En cuanto a mi, no me importaba llegar hasta lo más profundo de algo, sobre todo si se trataba de salvar a las personas que amaba. Mi padre y Jungkook. Lo únicos dos hombres en mi vida que importaban.

Miré la vieja canaste que mi madre había traído, quité la tapa y revisé el interior. Olía exquisito, todas las especies que había usado para preparar los alimentos inundaban la canasta con sus particulares olores. Mi estomago rugió, no había comido nada desde el día anterior, así que a pesar de que una parte de mi me decía que debía tirar toda la comida, otra parte de mi no podía hacerlo, tenía mucha hambre.

Saqué todo lo que habia dentro y empecé a poner comida en mi boca, sin importarme tomar asiento. De pie devoré toda la comida, todas las verduras calientes que estaban dentro me supieron a maravilla. Acabé cada cosa que ella había traído, los panes, las verduras marinadas y el caldo de pollo, todo estaba increíblemente bien preparado.

Terminé de comer y guardé todos los cuencos vacíos de nuevo en la canasta. Tomé el vestido que había traído ella. Un vestido negro que había usado muchas veces antes, ropa interior y un lazo para mi moño del cabello. Cerré las cortinas de nuevo y aseguré la puerta con la silla para así poder cambiarme tranquila. No podía tomar un baño pues habían cosas más importantes que hacer.

Me desvesti por completo y use la ropa limpia que había traído mi madre. Escuché que muchas voces se acercaban, abrí un poco la puerta y observé como Taemin y un grupo de soldados traían a Jungkook custodiado.

Mi corazón empezó a dar brincos de la preocupación. Jungkook estaba bajo las manos de Taemin y sus secuaces, este no parecía resistirse o pelear, talvez sentía desventaja. Su rostro, sin embargo, estaba algo lastimado, tenía unos cuantos rasguños y un golpe en su pómulo. El imbécil se había atrevido a golpearlo. Rápidamente terminé de acomodar mi cabello y mi ropa y con cuidado de que Taemin no escuchara salí de la habitación, necesitaba una solución así que iría a meterme a la cuna del lobo.

No conocía la distribución de la casa de Taemin, pocas veces había estado dentro, pero sin duda recordaba el despacho de su padre donde había estado una sola vez tras pedido de mi madre. Caminé por los oscuros pasilos de la gran casa hasta que llegué a una parte más iluminada. Caminé aún más cuidando de no toparme a nadie cada vez que llegaba a una esquina de la casa, pasé por un inmenso jardín central hasta que llegué a la puerta del despecho del señor Lee.

Sin tocar la puerta y a priori de verme mal educada, abrí sin pedir permiso. El señor Lee estaba sentado en el piso en posición de buda y unos hombres más lo rodeaban. Al verme se sorprendió y me dio una mirada molesta.

— Necesito hablar con usted. Ahora — demandé, él entrecerro los ojos a mi.

— No tienes derecho a hablarme de esta manera, que seas la prometida de mi hijo no te da ningún lugar en esta familia — respondió él ignorando mi posición — Vete, tengo una reunión.

— Supongo entonces que quiere que lo diga frente a ellos — me crucé de brazos, no iba a rendirme — Yo no tengo ningún problema pero esto puede que dañe su reputación un poco.

Me miró fijamente por unos segundos más y después suspiró. Hizo un movimiento de cabeza que todos entendieron que era necesario salir, para así dejarnos hablar a solas. Uno por uno salieron de la habitación, hasta que solo fuimos él y yo. Cerré la puerta detrás de mi y me acerqué a él.

— ¿Sabe que desprecio a su familia, cierto?

— Me tiene sin cuidado. Usa tus modales para hablar conmigo — advirtió — Di lo que tengas que decir y luego lárgate.

— Bien. Seguramente sabrá que su hijo, a demás de ser poco hombre, no puede aceptar cuando una mujer no lo quiere — empecé a pasearme por su despacho — Por eso hace de todo, incluso torturar a alguien.

— ¿Dónde quieres llegar? Tu padre hizo un negocio con nosotros, tú eras su moneda y listo.

— Yo no estaría tan segura. Ustedes no pelean por mi, quieren las tierras que voy a heredar de mi padre para así saquear todo el oro existente.

— Llega al maldito punto ahora — demandó.

— Taemin va a torturar a Jungkook.

— Se lo merece, creo que tu también mereces ser torturada por fallarle a mi hijo.

— Ignorare eso y me saltaré a la parte importante — dije con tranquilidad — Suni, mi hermana, es su hija.

El me miró sorprendido por el hecho de que yo sabía su secreto.

— No es cierto.

— Mi madre lo dijo. Ella y usted tuvieron una aventura y de ahí nació Suni — mostré seguridad en cada palabra — Por eso, como se que usted es un hombre inteligente va a ir con su hijo y le dirá que pare con Jungkook, de lo contrario toda la aldea se enterará de que tiene una hija bastarda. ¿Qué pensará su esposa? ¿Dónde quedará la seriedad frente a su pueblo?

— Nadie va a creerte.

— Aquí los rumores no se corren por ser ciertos, se corren porque dan morbo y déjeme decirle que una noticia así siempre da morbo.

— Lo que tu quieres es ir con ese Jeon y no va a pasar.

— Va a pasar incluso si ustedes tratan de impedirlo. No amo a Taemin.

— Di lo que quieras niña, no me importa si Taemin le corta la cabeza a Jungkook, tampoco me importa saber que tu hermana es mi hija.

— Ya lo veremos, pero si yo fuera usted, no me arriesgaría.

Di la vuelta y salí de su estudio. Todo dentro de mi estaba revolucionado y sabía que él señor Lee a pesar de verse tranquilo, estaba profundamente preocupado por lo que había dicho, no era tan inmune como él quería dejar ver.

Caminé de regreso por el pasillo que me trajo al señor Lee y en lugar de ir a la habitación donde Taemin me había dejado, fui en busca de él. Necesitaba ver a Jungkook y sacrificarme para que nada malo pasara. Llegué hasta una última puerta de color negro, se escuchaban voces dentro entonces supuse que era el lugar.

Abrí la puerta y ellos estaba dentro. Taemin, Jungkook y el resto de soldados. Habían golpeado a Jungkook entre todos, este estaba indefenso, atado, con las manos hacia arriba y casi colgando de una gran viga de madera. No tenía camisa y pude ver que un bendaje enrollaba su cuerpo.

Me acerqué a Taemin quien estaba lejos de Jungkook. Me acerqué a él sin importarme todo el deseo que tenía de ir y correr con Jungkook, soltar sus nudos y abrazarlo.

— Taemin — hablé a su espalda. Mi voz hizo mucho eco en la sala. Todos me vieron, incluido Jungkook.

— Tara, cariño. Justo iba a ir por ti, has venido al momento justo para el acto principal — su cara de psicópata era despreciable — Ya me decidí sobre cuál técnica usar.

— Suéltalo — semande, ignorando cada una de sus palabras. Rápidamente tomé de una mesa una daga y la llevé a mi cuello. Yo ya había tomado una decisión, era la vida de Jungkook o la mía, yo no podía vivir sin él, no sabiendo qué había muerto por mi— O me mato.

Taemin abrió los ojos grandemente, intentó acercarse a mi pero retrocedí.

— Si vienes me corto el cuello.

— Baja eso Tara — pidió nervioso — Piensa.

— No, piensa tu. Si yo muero mi padre no te dará las tierras. No habrá nada — una corriente de nervios recorría todo mi cuerpo — Déjalo ir.

— Tara, basta — Jungkook habló, su voz salió dolorosa de su garganta — No hagas nada. No vale la pena — Sentí que las lágrimas empezaban a acumularse en mis ojos al oír cada palabra de la boca de Jungkook.

— Cállate, Jeon. Ya he elegido — dije con furia, evitando llorar.

— Decide, Taemin. Incluso si lo matas no podrás borrar el hecho de que me acosté primero con él que contigo y sabes que es cierto, nos escuchaste toda la noche anterior — Aún tenida la daga en mi cuello. Taemin empezaba a enojarse al escuchar cómo todos sus soldados empezaban a murmurar — Si lo dejas vivir, me casaré contigo y te daré los hijos que quieras...

— ¡No, Tara! — gritó Jungkook. Lo ignoré.

— No lucharé contra ti y seré una esposa obediente — dije. Las primeras lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas — Pero si no lo haces, yo también moriré.

— No voy a hacer eso — dijo con rabia.

— Sí, lo harás — escuché la voz de su padre a mi espalda. Respiré con tranquilidad. Aparté la daga de mi cuello, mientras el señor Lee se acercaba a nosotros — Suelta al muchacho y déjalo ir.

— Pero padre...

— Nada, déjalo ir. No es necesario llegar a esto — dijo él. Sabía que solamente lo decía porque le convenía — Tara se casara contigo.

— Me traicionó — dijo Taemin.

— Hay traiciones que merecen ser perdonadas.

Mire a Jungkook, pidiendole perdón con la mirada, no pude evitar llorar al ver sus ojos lastimeros.

"¿Qué hiciste, Tara?" Escuché su voz en mi cabeza "Acabas de matarme tu"

Negué y lloré aun más.

— Sueltenlo — ordenó Taemin.

Miré a su padre para agradecerle pero este ya me daba la espalda y caminaba alejándose.

— Tienes suerte, Jeon. No quiero verte en mis tierras nunca más — dijo. Jungkook empezaba a ser liberado — Aunque claro, me gustaría que estés el día de mi boda.

Jungkook apretó la mandíbula sin dejar de mirar hacia a mí.

'Te amo' dije en mi mente, esperando a que talvez él lo escuchara esta vez.

Custodiado por los soldados de Taemin, salió de la sala y me miró por última vez. Ya sabía que no iba a volver a verlo y que probablemente yo moriría por eso mismo, pero salvar su vida era mejor a cualquier otra cosa. De ambas maneras lo perdía, pero al menos así sabía que estaría bien, aunque lejos de mi.

Jungkook salió de mi vista, solo mostrándome su espalda, sentí que se llevaba mi corazón con cada paso que daba, estaba viendo al amor de mi vida alejarse de mi.

— ¿Qué le dijiste a mi padre? — preguntó Taemin con la voz llena de furia.

— Pudrete.

Caminé lejos de él lista para ir a mi casa a llorar bajo unas sábanas y dejar que mi corazón llevara el luto de Jungkook, de lo que fue y de lo que pudo haber sido. Cada paso que daba era un peso más que mi corazón cargaba, muchas emociones se desbordaban, sabía que una ola de sufrimiento se acercaba a mi y no había más de otra que sufrir.



Espero que este cap les guste.

Gracias por leer, votar y comentar💗


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