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ᴀǫᴜᴇʟ ǫᴜᴇ ᴄᴀʏᴏ́ ᴇɴ ᴜɴ ʜᴇᴄʜɪᴢᴏ

|𝟸𝟸| ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ

Me desperté por la mañana cuando los rayos del sol que se filtraban por las rejillas de la vieja choza, golpearon mis ojos. Simplemente los abrí y todo mi cuerpo fue consiente. Tara estaba dormida entre mis brazos, su cuerpo estaba entrelazado con el mío y su cabeza se ocultaba en mi pecho. Su largo cabello negro estaba esparcido por el piso. Cerré los ojos nuevamente pues no podía creer aún lo que había pasado, lo que me había arriesgado, pero lo que de verdad no podía creer era que de verdad no me arrepentía. Tenerla en mis brazos se sentía como un premio para mi, pero no por haber estado con ella primero, más bien por lo que había ganado. Su corazón.

La abracé más fuerte contra mi pecho provocando que ella murmurara palabras no entendibles. La observé fijamente analizando cada parte de su rostro, jamás había pensado en lo linda que era, jamás fue su físico lo que me gustó, sin embargo teniendo su rostro tan cerca se me era imposible descartar la idea de que tenía un rostro soñado, limpio y liso. Cejas pobladas y completamente negras, una nariz pequeña con un lunar diminuto bajo ella, justo en medio de sus dos fosas. Pestañas pequeñas y perfectamente rizadas, labios llenos y rosados, suaves y tentadores. Tenía todo para ser una perdición suave, por eso yo había caído en su hechizo. ¿Cómo no iba a gustarme? Era imposible observar a otro lado cuando ella estaba cerca. Sus características físicas se fusionaban con todo lo intelectual e inteligente de su ser, convirtiéndola en una arma tentadora.

Lo comprobé por la noche mientras en cuerpo de ella estuvo bajo el mío. No fue una vez, tampoco dos, la tercera no fue suficiente entonces se convirtió en un cuatro. Siempre se entregó a mi con abandono, como si su alma me necesitará más de lo que yo a ella. El cuerpo de Tara fue hecho para mí pues encajaban bien. Mis manos eran perfectas contra sus caderas y todas las veces que toqué sus pechos estas quedaron completamente llenas. Era perfecta para mí.

Ella me miraba como si yo era lo mejor que pudo pasarle, más no sabía que en realidad, cuando sentí el calor de su cuerpo con el mío quien no podía creerlo era yo, no podía concebir que me mirara de la manera en la que lo hacía. Yo había ganado con ella.

Tara lentamente abrió sus ojos los cuales al encontrarse con los míos se volvieron más activos, se abrieron completamente y ella me sonrió. Restregó su cuerpo desnudo contra el mío mientras trataba de acomodarse mejor. Se separó de mis brazos y se sentó junto a mi cuerpo.

Nos miramos mutuamente por un instante, sus mejillas se pusieron coloradas e intentó tapar su desnudez con la manta. Miró a su alrededor donde estaban todas las piezas de su ropa y sonrió.

— Vaya, creo que no podré volver a usar ese vestido — dijo nerviosa. Quise reírme por su repentina timidez pues por la noche no había estado presente.

— No te preocupes. Seguro encontraremos algo por aquí para que puedas regresar a casa — atraje su cuerpo contra el mío. Otra vez más estaba sobre mi pecho — No es necesario que sientas vergüenza. Anoche vi todo.

Sus mejillas se volvieron aún más rojas.

— Es de día y la luz solar me incomoda. No es lo mismo la luz del fuego a la luz natural — replicó rápidamente — Esto es nuevo para mi.

— Aún así, tienes que empezar a sentirte cómoda conmigo para que en el futuro podamos hacerlo mejor — me sonrió y rápidamente me dio un beso suave — Aún es temprano y está nevando.

Asintió y entendió que debíamos estar juntos por un rato más. Acomodó su cuerpo una vez sin ningún tipo de cuidado, golpeando mis genitales.

— Esto... está un poco duro... — sonreí apenas, no quería explicarle lo que pasaba, pero era del todo normal — ¿Te duele?

— No. Es definitivamente una sensación diferente a dolor. No te preocupes se pasará pronto — ella insistió en no dejarlo y pasó su mano — Tara, déjalo.

— Estoy curiosa... — siguió palpando con la mano, llevándome a un pequeño momento de incomodidad — Una vez escuché decir a una de las señoras de la aldea que tenía pinchos. Justo como los gatos.

Rodé los ojos y no pude evitar bufar. La gente estaba loca, todos iban de puritanos pero en realidad solo se engañaban a ellos mismos, llamar las cosas por su nombre nunca debió ser un problema. Se hacían cosas peores a explicarle a una niña como funcionaban las partes íntimas. No era la gran cosa.

— Anoche comprobaste que el mío no tiene — empecé a acariciar su hombro suavemente — Se honesta, Tara. ¿Todo te pareció bien?

— Mmm. Sí. La única parte que no entendí fue el porqué te alejabas siempre y luego sentía algo... algo húmedo — dijo bajo. Entendía su curiosidad y tenía que explicarle.

— Así evito y elimino algunas posibilidades de embarazarte — se apartó de mi de repente y me miró indignada.

— ¿No quieres un niño? — preguntó enojada.

— No puedo embarazarte, Tara. Tienes que ser completamente mía para hacer eso, aún tienes tu boda con Taemin.

— No voy a casarme con él y creo que lo sabes. Sabes que estoy dispuesta a todo para evitar que eso pase — sus ojos suplicante causaron un efecto dentro de mi — Para que lo sepas a mí si me gustaría tener un bebé de ti. Puedo imaginarlo con tus ojos, con tu cabello.

Acarició mi cabeza suavemente.

— ¿Sabes que será como yo? — pregunté. Ella asintió — Quienes nacen como yo no llevan una vida tranquila en absoluto. No puedo hacerte eso a ti.

— Aún así es algo que quiero — se pegó a mi de nuevo — ¿Vas a decirme todo de ti hoy?

— No tengo opción...

Tare escuchó con atención todo lo que tenía para decir, desde la historia de mi familia y mis antepasados, cómo había heredado de mi padre y lo doloroso y terrible que fue para mi. Ella pareció comprender, no decía nada, sin embargo. Hizo preguntas sobre mi vida íntima, era natural ese tipo de curiosidad pero no era algo de lo que yo quisiera hablar abiertamente pues aún me daba un tipo de repelo el como teníamos que prácticamente encadenarnos a nosotros mismos cuando nuestras hermanas bailaban alrededor de nuestro cuerpo. Como el deseo de obtener a alguna presa se presentaba en nuestra vida tan fuerte que ni siquiera podíamos considerar en detenernos al encontrar a nuestros propios parientes.

Dije punto por punto las veces que había tenido que alejarme de ella porque la deseaba, porque la quería para mi y de haberlo hecho en ese entonces talvez el daño hubiera sido fatal. Estaba seguro de que habría lastimado su cuerpo, porque incluso si el celo lo vivía en mi forma humana, la fuerza que desarrollaba se mezclaba con el deseo y me llevaba a bordes inimaginables.

Nunca iba a permitirme hacerle daño.

— ¿Anoche te privaste de muchas de tu fuerza, cierto? — preguntó mientras dibujaba con su dedo contra mi pecho.

— Sí. Tenemos que hacerlo. No puedo lastimarte, aunque claro, dejé unas marcas a propósito para que nunca olvides lo que pasó.

— Me parece que quien fingira que esto no paso luego de que salgamos de aquí, serás tú — dijo convencida.

— Te equivocas, Tara. Fue la mejor noche de mi vida — junte mi rostro y el de ella y sellé mis palabras con un beso profundo.

— ¿Tienes algún don especial? Hable con Seokjin y él dijo que podía influir en las emociones — no sabía si decir lo que podía hacer.

— Dos cosas. Sé que viste a Seokjin y pasaste toda la tarde con él — entrecerre los ojos hacia ella — Y, sí, tengo un "don".

— ¿Cuál es? ¿Puedes aullar?

— Claro que puedo aullar, soy un lobo — apreté su mejilla suavemente y la miré a los ojos, necesitaba hacerle entender lo que podía hacer, que no era algo intencional — Puedo escuchar pensamientos.

Sus ojos se abrieron como platos.

— ¡¿Sabes lo que estoy pensando ahora?! — asentí — ¡¿lo has sabido todo este tiempo?! — Volví a asentir — ¡No puedo creerlo! Yo de tonta ocultando mis sentimientos por ti todo este tiempo y tu ya los sabias. ¡qué vergüenza!

Preferí no reírme por como lo estaba tomando, no quería que pensaras que era para mi escuchar todo de ella pues de alguna manera sentía que era una invasión de privacidad.

— No te preocupes, hay días en lo que no puedo escucharte del todo — expliqué suavemente — Al parecer tu mente se queda en silencio o de alguna manera me bloqueas. De todas las personas que escucho, tú eres la unica por la que siempre he puesto atención, el resto son solo pequeños zumbidos.

— ¿No es molesto?

— Claro que sí, pero he aprendido a vivir con ello.

— Pues quiero que sepas, que me siento más desnuda ahora que sé eso — comentó cohibida — Si puedes escucharme ¿por qué no viniste a salvarme de Taemin?

— No pude escucharte. Solo lo hice hasta que estabas lejos de él, supongo. Eso es un problema, porque me hubiera gustado ir por ti — le di un beso suave en la frente — Cada vez que estés en problemas, llámame. Piensa en mi para saber qué pasa contigo porque iré hacia ti sin importar qué.

Ella asintió y volvió a pegarse a mi.

Lentamente y con su perezoso cuerpo se subió sobre mi, puso sus manos a los lados de mi cabeza y me besó, justo de la manera en la que yo lo había hecho. No era un beso tranquilo, fue rudo y necesitado. No planeaba resistirme a él así que entregué mi boca con la suya con verdadera hambre por volver a probarla.

Nos separamos por falta de aire, las chispas de necesidad saltaban a nuestro alrededor y no podíamos pararlas. Es que nos perteneciamos.

— Tara, tenemos que parar. Se hace tarde y si no vuelves a casa tu madre...

— Shhh — interrumpió mis palabras y me besó suavemente — Una vez más, por favor. No se cuando vamos a poder estar así juntos, así que tengo que aprovechar este tiempo contigo.

Volvió a tomarme con sus labios sin dejar tiempo para que pudiera negarme, pero de todas formas no iba a hacerlo porque yo también la deseaba. También quería sentir de nuevo su calor y probar lo bueno que eramos juntos.

— ¿De la misma forma de anoche o así está bien? — preguntó cuando ya no podíamos simplemente seguir el beso.

— Así está bien — le dije. Mordí la piel de su hombro suavemente y después la besé — Me encanta esta visión tuya.

Después, todo fue perdición, desespero, anhelo y mucha pasión. Muchos besos húmedos y murmullos eroticos, gemidos suaves y fuertes que me hicieron desear estar así por mucho más tiempo. Ella sobre mi era definitivamente lo mejor que podía experimentar. Su cuerpo se balanceaba sobre el mío y me daba la mejor vista de sus pechos de todo el mundo.

Ella y yo perteneciamos juntos.

— Dime que vas a marcarme como tuya, Jungkook — se balanceo sobre mi y besó mi boca — Dilo — repitió exhausta.

— Algún día...

Ella empezó a temblar y luego se dejó caer sobre mi. Una vez más, había sido glorioso ver su rostro. Una vez más yo tuve que apartarla de mi antes de que ciertas probabilidades aumentaran.

Dejé a Tara en su casa luego de muchos besos y abrazos, sobre todo promesas sobre volver a tener una noche como esa, volver a sentir que estábamos juntos de verdad. Tara era una debilidad para mi y no iba a negarlo, nunca lo he hecho, solo que antes no quería ceder porque temía a los problemas, pero daba igual ahora, de todas formas, ella me quería consigo y nadie podía evitarlo. Estaba dispuesto a arriesgar mi vida por ella.

Regrese a mi casa, necesitaba ducharme y descansar o trabajar en la búsqueda del resto de la manada de lobos que nos estaba dando problemas.

En realidad la razón por la que había encontrado a Tara en la choza fue porque buscaba pistas de los lobos, trataba de seguir su aroma y de alguna manera encontrar su ubicación exacta. No avancé mucho pues el rastro se había esparcido con la nieve en cierto punto.

Llegué a casa con la esperanza de descansar, mi familia estaba en sus propios asuntos lo que me daba tiempo para ser solo yo.

Entré al cuarto de baño y quité las pocas prendas de ropa de mi cuerpo. Tenía muchas marcas de sus uñas en mi pecho, valían la pena cuando recordé la manera en la que había cogido mi cuerpo. Tan bueno. Perfecto.

Mi paz fue interrumpida cuando Jimin entró al cuarto sin llamar a la puerta primero. No me molestaba que me mirara desnudo pues ya lo había hecho múltiples veces, pero aún así apelaba a mi derecho a privacidad.

— Jungkook, tenemos un problema — suspiré fuertemente. ¿No iban a acabar nunca? — ¿Pero qué te ha pasado en el trasero?

Se acercó a mi y me di la vuelta. El sonrió y entendió todo.

— Así que después de todo Tara tiene a una feria en su interior — se burló — Vaya. Fue una noche interesante, ya puedo verlo en tu cabeza.

Rodé los ojos y enjuague mu cuerpo.

— ¿Cuál es el problema? — pregunté alzando una ceja.

— ¿No vas a decir nada sobre Tara? — preguntó ignorandome por completo.

— No. A como comprenderás no me gusta hablar de ella en situaciones íntimas, me os contigo. Sucio — tiré un suave estropajo contra su cara y busqué con qué cubrirme — ¿Cuál es el maldito problema?

— ¿Recuerdas el primer lobo que capturaste? — asentí, aunque en realidad no lo recordaba del todo, pues había pasado mucho tiempo — Ha cambiado. Es una mujer.

Se suponía que le teníamos en cautiverio y aunque duró unos días para que despertara, después no había vuelto a su naturaleza humana. Hasta ahora. Una mujer, nunca había visto una hembra tan grande como ella.

— ¿Papá está con ella? — pregunté.

— Sí, quiere que vayas. Talvez habla contigo, se ha puesto un poco difícil. Empezó a tirar cosas al aire, ya sabes.

Suspiré profundamente y con pereza empecé a caminar hasta la puerta.

— ¿Vienes o no? — preguntó siguiendo mis pasos.

— Claro, Jimin. Voy a ir y presentarme en pelotas, ¿eso quieres?

— No veo el problema, ella también está en pelotas.

Rodé los ojos. Jimin no cambiaba. Luego tendría una charla con Taeri, una muy profunda.

— Dame unos minutos y voy.

Jimin despareció y con rapidez busqué ropa suficiente lara cubrir todo mi cuerpo. En sí, la idea de que él lobo hubiera tomado su forma humana no era un problema, pero no sabíamos a qué atenernos.

Cuando estuve listo caminé con rapidez hacia la pequeña celda en la que ella estaba. Mi papá estaba dentro, Jimin, mi mamá y Seokjin.

— Que bueno que has venido. No quiere hablar — dijo mi padre — Apenas hemos logrado que se vista.

Asentí.

— Hola — me acerqué a ella y vi su escuálido cuerpo cubierto con marcas.

Era sin duda un cachorro, sus ojos me lo decían. Intenté acercarme a ella un poco más pero le alejó. Supe instintivamente que era mejor mantener mi distancia. Miré Miré Seokjin por ayuda.

— No funciona, no con ella. No puedo cambiar su ánimo — dijo Seokjin.

— Paciencia — pedí en voz baja — Hola — repetí nuevamente sintiéndome más estúpido que nunca — Soy Jeon Jungkook. No te haré daño, solo dime tu nombre.

Ella me miró por un momento escondiendo su cara con su cabello.

— Soy Kyujin — respondió dudosa.

— ¿Cuantos años tienes, Kyujin? — di un paso más. Ella no se alejó.

— Tengo diecisiete — como dije. Un cachorro.

En su estado animal ella era demasiado grande para ser un cachorro. Su cuerpo era desproporcional a su edad sobre todo si alcanzó la mayoría a los trece igual que yo.

— Supongo que sabes que no te vamos a dejar ir, ¿cierto? — asintió — Tampoco vamos a hacerte daño si nos hablas de tu familia.

— Soy hija ilegítima de Kwon Jungho. El líder de la manada. Mi mamá era su criada y él la asesinó cuando yo nací, desde entonces me he criado en lo más bajo del clan, aun si todos saben que soy hija de él — logre sentarme junto a ella mientras escuchaba atentamente — Juro que no quería hacerle daño a aquella mujer, solo estaba por ahí y sentí deseo.

— ¿Nunca habías estado con humanos? — pregunté.

— No. Me entrenaron para asesinarlos. Cuando cambié, heredé los dones más fuertes del clan. Mis hermanos, son débiles en comparación mía, nunca nadie me había derribado hasta que lo hiciste tú — dijo asustada — En casa seguro piensan que he muerto, talvez ni siquiera piensan buscarme o vengar mi muerte. Ellos solo quieren acabar con ustedes. Así que me da igual si deciden asesinarme.

Mire a mí papá sin saber qué responder pues no estaba seguro de cómo manejar la situación.

— ¿Qué sabes sobre nosotros? — preguntó mi padre.

— Que son los enemigos y quienes traicionaron a mi ancestro. Además de ello, sabemos que quieren romper la maldición, si ustedes hacen eso todos nosotros seremos humanos, mi clan no quiere eso. Los hemos estado estudiando desde siempre.

— No somos malos. Y créeme, Kyujin, ser así no es lo mejor del mundo — me alejé de ella y me puse de pie junto a mi padre — No vas a morir si decides estar de nuestro lado. Te vamos a cuidar solo si quieres decirnos lo que sabes, todo lo que planean.

— Hace mucho que dejé de verlos — respondió — Solía verlos en mi mente, pero ya no puedo — su mirada estuvo perdida — Supongo que me han echado al final.

— Aún así, todo lo que recuerdes, será de ayuda — ella asintió — ¿Vas a quedarte o no?

— Me quedaré. No esperen mucho, sin embargo — esperaba no equivocarme, pero sus ojos fueron sinceros y lo mejor es que pude escuchar su mente. Estaba limpia, era buena y noble — Una cosa más. Algunos humanos de su aldea no son como creen, hay más de uno que es diferente — después de eso, sin prevenirlo, ella se rasgó la mano con una piedra hasta que la sangre salió — Cerremos palabras.

Su mano extendida hacia mi cubierta de sangre me dio aún más confianza, en todo caso si ella decidía traicionarnos estaba seguro de que podía verlo venir. Hice lo mismo que ella y corté mi mano.

— Buenvenida, Kyujin — cerramos el pacto.

Sus ojos eran dorados y me miraban fijamente, tratando de buscar algo en mi. Yo los encontré honestos y cubiertos de dolor. La habían lastimado y también buscaba venganza.

¿A qué se refería con lo de los humanos?


Holaaaaa! Espero y este cap les guste.

⚠️Kyujin es el lobo que atacó de Tara la primera vez que Jungkook la salvó, todo este tiempo estuvo en resguardo pues estaba recuperándose. Será de ayuda en el resto de la historia.

Psd: hoy es mi cumpleaños!!!💖

Les quiero mucho💖 cuídense.


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