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ғᴀᴍɪʟɪᴀ ᴘʀᴏᴅɪɢᴀ

|𝟸𝟺|ᴛᴀʀᴀ

De camino al misterioso lugar donde mi madre me llevaba traté de guardar la cordura, de estar en silencio y no replicar ni un poco, no me convenía hacerlo. ¿Qué a decir? Ya le había dicho innumerables veces que no quería esta boda, que no quería ser esposa de nadie y que esperaba morir antes de la fecha. Ella ya sabía mis pensamientos correspondientes a todo lo que sentía, simplemente estaba ignorandolos y de paso fastidiando mi vida. Mi madre parecía tranquila al hacer esto, su cara de emoción y de completa satisfacción para mi eran algo repugnante. Estaba obteniendo ahora lo que no pudo cuando era joven.

Pocas veces me miró y cuando lo hacía yo apartaba la mirada, ya ni siquiera me sentía capaz de poder estar cerca de ella o de mirar los ojos de la mujer que me había dado la vida. Se supone que las madres son un pilar, una protección, no quien te lleva al matadero.

- Cambia esa cara - demandó ella. Ignoré sus palabras y seguí viendo a los lados. El carruaje que nos llevaba se balanceaba de un lado a otro producto de las piedras dispuestas y los baches del sendero - Deberías estar feliz.

- Si sabes que no soy feliz, no deberías de obligarme a tener una boda - repliqué, una vez más repitiendo el mismo discurso de siempre - Yo no quiero a Taemin.

- En la vida no se trata de querer, se trata más de hacer las cosas correctas - respondió sin perder la sonrisa más hipócrita que alguna vez había visto - Solo los ganadores son recordados.

- Entonces tú no quieres a papá - dije, con mucho dolor, pues mi padre siempre había sido un esposo increíble - ¿Por qué te casaste con él?

- Porque era lo que quedaba - su respuesta fue sincera, sin titubear - Venías en camino así que no me iba a permitir ser una madre soltera.

- Pudiste dejarme sola con mi padre e irte. Eso hubiera sido un favor más grande - dije enojada con ella y conmigo, más que nada por mi existencia y la manera en la que había atado a mi papa a una mujer que no le quería - Además, te ahorrarias el disgusto de tener que buscarme esposo.

- Fue Taemin quien vino a nosotros - rodé los ojos - No cometas los mismos errores que yo, Tara. Eres muy ingenua aún y no eres consciente de muchas cosas.

- Yo no soy como tú.

- Definitivamente no. Si yo fuera tú no hubiera perdido mi tiempo con ese Jeon y habría ido a la cama de Taemin y embarazarme - sus palabras me pusieron en un estado en el que no pude descifrar si era enojo o completa desilusión lo que sentía - Se que pasaste la noche con él. No hizo falta que nadie lo dijera, solo lo sé.

- Que bueno que sepas que me he acostado con él, no estoy ocultandolo de todas formas, - respondí simplemente - Tampoco planeo hacerlo. Y si puedo repetir lo que hice, lo haré, te lo prometo.

- Eres más que tonta. Taemin se va a enterar y estoy segura de que no querras ver a tu amado sin cabeza - sus plantas fueron burlescas, tomando la muerte de una persona como poco - Prueba con Taemin.

- No, primero muerta antes de acostarme con él por gusto propio - sentí asco solo de pensarlo - Me sorprende que alguien como tú esté con alguien como mi padre.

El camino seguía extendiéndose, talvez habíamos estado viajando por al menos una hora, yo esperaba que nuestro destino estuviera pronto, pues no quería seguir teniendo a mi madre tan cerca, era repugnante y cansado ver y escuchar cómo se burlaba de todo, cómo estaba más que dispuesta a lograr su objetivo. Ella no sentía remordimiento, todo lo que le preocupaba era la estúpida idea de pertenecer a esa familia.

- Si tanto anhelas ser parte de esa familia ¿por qué no te casaste con el señor Lee? - pregunté para molestarla. Su semblante cambió y su cara mostró incomodidad - ¿No eres digna?

Sonrió de nuevo, esta vez con maldad.

- Tu padre te puso al corriente por lo que veo - suspiró profundo y luego empezó a reír - Talvez yo no era digna para Lee, pero tu padre sirvió de todas formas. La familia de Taemin siempre han tenido un buen estatus, obviamente al ser quien es, todas en mi época lo querían a él. Tú padre siempre vivió a su sombra.

- Eres mala, madre.

- No, cariño. Soy una mujer con una meta.

Las palabras de mi madre eran claras, todo esto para ella era un solo proyecto a ejecutar, no tenía remordimiento alguno por nada y estaba casi segura de que ella tenía un último dardo que soltar.

El carruaje se detuvo en un pequeño campo que desembocaba a una pequeña aldea. Puse mis pies en la nieve y empecé a caminar tras mi madre. El lugar era pintoresco, muchos colores en las casas de madera, mucha gente yendo y viniendo y un pequeño mercado cerca de la entrada le daban a la aldea un toque casi hogareño.

Seguí a mi madre mientras pasábamos junto a las personas, todos nos veían con curiosidad, mi madre era quien tenía la mayor cantidad de atención. Yo no quería sentir la mirada de todos sobre mi, así que con ayuda de mi capa tapé mi rostro. Seguí derecho a mi madre hasta que ambas llegamos a una gran puerta de color rojo.

- Pensé que veníamos a buscar la tonta vajilla de bodas - dije molesta.

- Tuve que decir eso, de lo contrario no estarías aquí - respondió ella orgullosa.

Nos detuvimos frente a la entrada y ella tocó la madera, unos segundos después de su pequeño toque nos abrieron la puerta.

- Bienvenidas - hicimos una reverencia al viejo hombre que nos habia abierto la puerta.

Era raro, tenía aretes y perforaciones por todos lados, algunas marcas en su rostro y una gran cicatriz que cruzaba por toda su cara. Bajé mi capa y seguí a mi madre hasta el interior, aparentemente era un templo, habían imagines raras y el ambiente sombrío gracias a la poca luz hacia que mi piel experimentara escalofríos.

- Supongo que ella es tu hija - dijo él hombre, afirmando mis genes - Es exactamente cómo tú.

- Será físicamente, porque es igual de tonta que su padre - las palabras de mi madre no me supieron a ningún tipo de dolor, yo estaba más cautivada por todas las reliquias talladas en madera que habían alrededor.

Caminamos por el largo salón hasta que llegamos a una puerta más baja que mi estatura, tuvimos que agacharnos para poder entrar. Sentí una punzada en el pecho tan pronto como cruce esa puerta. Habían cosas horrorosas colgadas de la pared, diferentes tipos de cabezas de animales. Era como una sala de reuniones. El piso estaba marcado por una estrella de seis picos y en el centro de ella habían dibujos tallados a mano, aparentemente contando una historia. Miré el techo y quedé horrorizada. Estaba la cabeza de un lobo colgando, instantáneamente Jungkook vino a mi mente. ¿Qué era este lugar?

- Vaya, la hermana prodiga ha regresado - dos mujeres absolutamente hermosas venían caminando en nuestra dirección - Que bueno verte hermana.

Mi mamá corrió a ellas e hizo una pequeña reverencia. Las dos mujeres me miraron a mi y sonrieron.

- Supongo que eres Tara - dijo una de ellas empezando a caminar hacia mi - Eres igual que mi hermana - la mujer hizo intento de tocar mi cabello pero dado que me sentía un poco desconfiada simplemente me alejé.

- No huyas cariño - dijo la segunda - Somos tus tías - miré a mi madre y le rogué con la vista que me sacara de ese lugar.

Me sentía nauseabunda, mareada y tenía un terrible presentimiento en el pecho.

- Soy Isa - quien se había acercado a mí primero se presentó - Ella es Dami - la otra mujer me sonrió. Alterne mi mirada entre ellas y después vi a mi madre.

Tenían cualidades físicas iguales pero a lo lejos no podía decir que eran de alguna manera hermanas.

- Déjenla, es tonta igual que su padre - dijo mi madre ante mi silencio.

- ¿A qué has venido, hermana? Seguramente a pedir otro favor - dijo Isa, quien aparentemente era la mayor.

- Más o menos. Tara se va a casar.

- ¿A quien se la has vendido? - preguntó Dami.

- Al hijo de Lee - Isa sonrió, seguramente ella también estaba al corriente de la historia.

- Veo que aún tienes eso en el pecho - dijo Isa - Has llegado lejos, siempre pensé que ibas a fracasar y que regresarías a tu antigua vida.

- Yo jamás pierdo - respondió mi madre - Pero resulta que la tonta de mi hija está demasiado enamorada de otro hombre. Le estoy dando una oportunidad de lujo al emparejarla con Lee y ella no lo acepta.

- ¿Quién es ese hombre pequeña? - preguntó Dami - Los Lee siempre han sido buenos partidos.

- Se ha enamorado de uno de los Jeon - mi madre respondió. Yo aún estaba en silencio y pretendía estarlo por mucho tiempo más.

Los rostros de Isa y Dami cambiaron tan pronto como escucharon el nombre que mi madre había dado. Estaban pálidas y respiraban entrecortado.

- ¿Cuál de todos? - preguntó Isa.

- Es el hijo del jefe de su aldea. No tiene mucho para ofrecerle pero la tonta está empeñada con él - pronunció mi madre con desagrado.

Mis dos tías estaban aturdida y se miraban la una a la otra, no entendía que pasaba pero estaba segura de que no era bueno.

- Se acostó con él - mi madre siguió hablando, revelando algo que a ninguna de estas personas les importaba.

- Madre... - gruñi con disgusto.

- Nada de madre, ahora tengo que solucionar ese problema por mi cuenta. Puede haber un embarazo - dijo ella. Las dos mujeres aun estaban frente a mi viéndome fijamente - Por eso hemos venido aquí.

La miré sin comprender nada.

- Me temo que no podemos hacer nada - dijo Isa - Ese tema no nos incumbe a nosotras - sus palabras fueron firmes - Si está embarazada o no es algo con lo que ella tiene que lidiar.

- Tiene un compromiso - dijo mi madre.

- Pues piénsalo la próxima vez antes de vender a tu hija, Eunhe - Dami se cruzó de brazos.

- Dale una de tus bebidas y se acaba el problema, es todo lo que pido - rogó mi madre acercándose a sus hermanas.

Yo fui retrocediendo paso a paso, intentando alejarme de ellas y talvez con suerte escapar de ese lugar.

- Si resulta no estar embarazada eso puede matarla - respondió Isa - Se sensata por una vez en tu vida y no cometas un error. No intentes impedir el destino.

- No hay ningún destino, Isa - mi madre rodó los ojos - Solo dale la bebida y de paso encárgate de limpiar su cuerpo, la boda es en pocos días.

- ¿Antes del año nuevo?

- No, después.

Mis tías la miraron por un rato y luego sonrieron.

- Déjanos a solas con ella, Eunhe - pidió Isa. Su mirada cayó sobre mi - Sígueme, Tara.

Dudando empecé a seguir su andar, me alejé de mi madre quien tenia una expresión satisfecha en su rostro, había logrado su cometido sin que yo pudiera opinar. No estaba segura de qué era lo que me esperaba, no sabía que tipo de bebida plenaban darme o a qué se refería mi madre con limpiar mi cuerpo.

Seguí a ambas mujeres por un pasadizo oscuro y lleno de dibujos en las paredes. Eran dibujos raros y a mi perspectiva mal formados. Entramos a otra habitación, un cuerto de baño en específico.

- Quítate la ropa, Tara - demandó Isa - Dami, trae la mezcla de cal viva y arsénico.

- ¿Qué van a hacerme? - pregunté preocupada.

- No te preocupes, no es nada malo - respondió ella. Se acercó a mi y empezó empezó desatar mi vestido - Tú madre está un poco fuera de sí.

- No tienen que darme de beber nada. Él se encargó de evitar un embarazo - dije con un poco de vergüenza.

- No te preocupes, cariño. No te daremos algo que es peligroso - dijo Isa. Yo estaba a medio vestir - La flor de zanahoria silvestre es peligrosa.

- ¿Para qué sirve? - pregunté curiosa.

- Es una bebida abortiva. No vamos a darte eso - asentí un poco más tranquila - Sin embargo vamos a quitar todo el vello de tu cuerpo.

Sentí que mi sangre se calentaba en las mejillas. Ella terminó de sacarme el vestido y justo a tiempo venia Dami con un cuenco.

- ¿Cómo? ¿Para qué? - pregunté desconfiada.

- Para que seas más atractiva a los ojos de tu marido, simplemente cosas que las mujeres tenemos que hacer.

- No quiero gustarle a mi futuro marido - dije convencida de que era una mala idea - Por si no han entendido, no quiero casarme.

Dami le dio el cuenco a Isa y esta me llevó hasta una banca donde me empujó hasta que me acosté, completamente expuesta ante ella.

- Estl puede arder, pero el resultado será increíble - dijo ella contenta - Y desde ya te digo que si siempre estas a la defensiva nunca podrás ganarle a tu madre. Ella está a la espera de cualquier locura que cometas así que es mejor que trabajes con un perfil bajo.

- ¿Usted sabe algo que yo no? - pregunté confusa. Sentí como Isa dejaba caer un poco de la pasta de olor terrible sobre mi intimidad, ardía mucho, casi al punto del llanto - ¡Duele!

- Shhh. No te quejes tanto - ella siguió haciendo su trabajo - Ahora, respondiendo a tu pregunta sí, se más que tu. Se que ese muchacho es tu destino y tu madre no lo sabe.

- ¿Mi destino?

- Sí. Supongo que sabes de él ya mucho, el resto que falta tienes que descubrirlo por ti misma - dijo Isa, sembrando en mi una duda terrible - Cuídate de tu madre.

- Es mala - dije convencida - No es cómo yo creí que era.

- Siempre fue rebelde. Ella y mi madre siempre fueron del lado contrario, negaron su destino y no quiero que pase eso contigo - sus palabras nobles me aturdieron, no esperaba bondad - Asegúrate de hacer las cosas bien. Ya sabes dónde está mi casa, puedes venir cada vez que lo desees.

- Gracias, pero no creo tener escapatoria.

- Juro que sí, Tara. Tienes salida a todo esto y de paso nos ayudas a nosotras - miré sus ojos mientras ella se encargaba de poner su mezcla en mi axila - Es todo lo que te diré. No comentes con tu madre nada.

No dije nada más, dando por hecho que aquella rara conversación ya había terminado. Ella siguió depilando mi cuerpo hasta que todo estaba liso por completo.

Luego de haber removido todo el vello me llevó hasta un cuenco gigante lleno de agua y me invitó a entrar. Enjuago mi cuerpo con sus suaves manos y quitó todo lo que quedaba de la mezcla. Cuando terminó me llevó frente un cristal hasta que pudiera verme.

Era increíblemente raro, estaba todo limpio. Jamás me habían molestado mis vellos naturales, nunca si quiera pensé en que quitarlos era posible, sin embargo, el resultado me gustaba mucho. '¿Qué pensará Jungkookcuando me vea?' Fue lo primero que se vino a mi mente luego de ver el resultado.

- Lista - dijo Isa - Puedes irte.

Con mi vestido ajustado por completo hice una reverencia a ellas.

- Estaremos esperando noticias, Tara. Recuerda que nada es lo que parece - dijo Dami.

Salí de esa habitación y caminé de regreso hasta donde estaba mi madre. Ella me miró de pie a cabeza y sonrió falsamente.

- Bien, supongo que mis hermanas han hecho como les pedí - dijo ella aún con la sonrisa en el rostro - Un problema menos.

- ¿Regresamos ya a casa? - pregunté cansada. No quería estar más a solas con ella - Quiero dormir.

- No, vamos a ir en busca de esa vajilla y unas cuantas cosas más. Tu boda es pronto - rodé los ojos y seguí sus pasos.

Una hora más tarde yo tenía las manos cargadas con una estúpida vajilla de color blanco, destinada para mi estúpida boda en la que obviamente no quería participar.

Mi mamá y yo usamos el carruaje nuevamente para así regresar a casa. El camino fue nuevamente cansado y aburrido, ella tenía una estúpida sonrisa en su rostro que no era señal de nada bueno, por otro lado, mi mente vagaba en lo que las hermanas de mi madre habían dicho, no sabía como interpretar las palabras correctamente, así que sin ánimos de mortificarme más con un tema que no tenía solución y que lo único que provocaba era dolor de cabeza, intenté relajarme y disfrutar del viaje de regreso a casa.








Holaaaa!
Siento mucho no haber actualizado el viernes, no estuve en casa, fui a la universidad a traer mis certificados de notas de semestre, así que terminé muerta y a pesar de que siempre tengo capítulos adelantados casi siempre termino cambiandolos al final, por eso no actualizo seguido.

Espero y les haya gustado.

Fact: en la edad media la mujeres empezaron a depilarse las axilas porque se introdujeron vestidos sin manga, pero luego descubrieron que se podían depilar otras partes. Usaban Arsénico y cal pura para hacerlo.

Nos vemos💗

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