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sᴇᴄʀᴇᴛᴏs sᴜᴄɪᴏs

|𝟸𝟼| ᴛᴀʀᴀ

Cuando me desperté Jungkook ya no estaba a mi lado. Abrí mis ojos con pesadez y traté de acostumbrarme a la luz que se filtraba hacia el interior de la choza. Estaba sola, mi cuerpo estaba desnudo y simplemente cubierto con una vieja manta de color café. Probablemente ya era media mañana y estaba segura que eso me iba a traer problemas. No recordaba el momento exacto en el que Jungkook se había marchado, lo último que recuerdo es que entre susurros me dijo que descansara y me abrazó fuerte, yo estaba muy cansada como para recordarlo.

Me levanté del piso y con mucha pereza empecé a buscar mi ropa, que esta vez sí estaba en buen estado. Obviamente tenía marcas en mi cuerpo, las manos de Jungkook estaban completamente marcadas sobre mi piel y tenía uno que otro aruño en la cadera, nada que me asustara en realidad. Las marcas rojas que había dejado en mi pecho serian fácil de ocultar, pues mi madre no iba a revisar mi cuerpo desnudo. Sonreí, todo lo que habíamos hecho era digno de cualquier cosa que viniera, ni siquiera me importaban los problemas, solo sabía que al final me saldría con la mía.

Jungkook estuvo a nada de marcarme, sentí sus dientes demasiado unidos a mi piel y un pequeño ardor, pero no lo terminó, solo dejo una pequeña marca que era similar a cuando un bebé te mordía por primera vez, nada parecido a la marca que tenía Taeri.

Terminé de ponerme la ropa y arreglar mi cabello, necesitaba ir a casa y cuidar de papá que aún seguía adolorido por los golpes de aquel ataque, porque aunque ya hubieran pasado días, su viejo cuerpo ya no daba para más, además, estaba segura de que de alguna manera su salud iba disminuyendo, estaba más delgado y su color de piel ya no era blanco como el mio, se había tornado amarillo.

Sentía que era una mala hija por haberlo dejado en casa y aparentemente preferir estar con Jungkook, pero no podía seguir poniendo a los demás por encima de mi, ya había hecho eso por mucho tiempo y siempre me había resultado mal. Salí de la choza y empecé a caminar en dirección a mi casa.

Aún la nieve estaba sobre el pasto, obviamente había frío y el cielo no estaba tan claro como en aquellos días de verano o de primavera, más bien tenía un color deprimente. Caminé hasta que llegué al inicio del camino de la aldea, dejé el bosque atrás y toda la tranquilidad que traía consigo y me adentré por la valla que dividía al bosque y la aldea. Como de costumbre todos parecían estar ocupados e ir de un lado a otro. Usualmente yo no hablaba con nadie de aquí, más que algunas palabras con las chicas que al igual que yo iban a la clase de la mamá de Jungkook. Dado que era invierno, la señora Jeon detenía las clases y nos daba la oportunidad de estar en casa, aunque claro, probablemente una vez que el verano volviera todo empezaría a marchar de nuevo. Si yo tenía mala suerte, talvez para ese entonces, yo ya estaría casada.

Miré a todos los soldados que aparentemente se preparaban para salir de la aldea. No estaba Jungkook, tampoco Jimin, él único que estaba con ellos era Seokjin. Sonreí al verle. Sin querer, Seokjin se había convertido en un amigo para mí, y estaba segura de que si alguna vez el hubiera aceptado acostarse conmigo, lo hubiera perdido como amigo, porque aparte de Taeri y Jungkook, él es una de las personas con las que puedo hablar tranquilamente.

Me acerqué a él lentamente y con cuidado toqué su espalda, él se sorprendió y se dio la vuelta.

— Hola, Tara — me saludó con una sonrisa cálida — ¿Qué haces aquí afuera en el frío?

— Daba un paseo matutino — respondí.

Se acercó a mi y empezó a olfatearme de cerca, sin importarle que alguien pudiera verlo hacer eso.

— ¿Qué haces? — pregunté. Me eché para atrás y lo miré. El sonreía — Eso es raro.

— Hueles a lobo — susurró cerca de mi — Estabas con Jungkook — dijo. No pude evitar ponerme roja.

— ¡Oye! Eso es intrusismo — le di una palmada en el brazo — ¿Van a hacer algún tipo de trabajo fuera? — pregunté, cambiando de tema.

— Mmm. Volveremos mañana, tenemos que ir y socorrer a tu futuro esposo para hacer algún tipo de trato con una aldea vecina — explicó — Ya sabes lo raro que es.

— ¿No va Jungkook y Jimin? — pregunté — Me dejó muy temprano esta mañana.

— No, Jungkook y Jimin tienen algo de que ocuparse con la manada — dijo. Seokjin hablaba bajo, asegurándose de que nada nos escuchara — No te preocupes, no es nada grave.

— Se supone que tu también eres parte de ellos ¿por qué no estás con ellos?

— Sería muy sospechoso. Además, no es nada que ellos no puedan controlar — hice una mueca. No estaba segura a qué se refería, Jungkook no había dicho nada — Nos vemos, Tara — me dio una pequeña palmada en la cabeza — Tu prometido viene.

Rodé los ojos y vi como Seokjin se alejaba de mi. Suspiré profundamente y me di la vuelta, Taemin venía hacia mi con una sonrisa de estúpido.

— Vaya, veo que has aparecido — dijo con burla — Vengo de tu casa. Eres una desconsiderada, te vas por la noche quien sabe dónde y la dejas a ella preocupada.

— Te aseguro que mi madre no está nada preocupada por mi. Ahora, si no te importa, me voy — intenté pasar de él y dirigirme a mi casa pero me lo impidió — ¡Suéltame imbécil!

— Tu madre me dijo de tu paseo de ayer — dijo, ignorando el hecho de queintentaba soltarme de su agarre — Me ha dicho que me has traído un regalo para nuestra noche de bodas.

— Lamento informarte, no verás ese regalo — le dije con asco. Sentí que la furia recorría mis venas más que nada por la audacia que había tenido mi madre al hablar con Taemin — Ahora suéltame.

— No se porqué intentas correr de mi, de todas formas no habrá nada que pueda salvarte de mi — lo miré fijamente al rostro, él era sin duda el epítome de lo despreciable — Vas a casarte conmigo para año nuevo. Punto.

— Ya lo veremos, Taemin — haciendo uso de toda mi fuerza me solté de él — Ahora si me disculpas, me largo.

— Tara, Tara. Serás mía — empecé a alejarme de él lentamente — En casa he dejado tu vestido de novias.

— ¡Ojalá mueras en este viaje! — grité cuando ya me había alejado un poco más de él.

Sentí repulsión conforme me alejaba un paso más de él, pues no podía tolerar el hecho de que el tiempo estuviera corriendo tan rápido. Me apuré a ir a casa para hablar con mi madre y dejarle en claro que no debería contar mis intimidades a nadie, especialmente Taemin. Además, no me depile todo el cuerpo por gusto, más que nada fue por obligación, sí hice uso de ese hecho para mostrarlo a Jungkook, pero en este caso si lo era por gusto. Aún así, ni madre no podía contar eso, porque era violar mi privacidad de lleno.

Entre por la puerta principal de casa y me desprendi del calzado, escuché que unas voces provenían de la cocina, aparentemente sosteniendo una discusión. Con duda empecé a caminar en dirección a la cocina, tratando de ser sigilosa.

Mi madre discutía con mi padre.

— ¡No voy a dejar que Tara se case con Taemin! — mi padre alzó la voz, enojado evidentemente — Iré a hablar con él mañana que regresen de ese estúpido viaje.

— ¡Te lo prohíbo! No vas a arruinar el futuro de nuestra hija — dijo mi madre. Empuñe mi mano con enojo, casi intentando entrar a la cocina y estampar mi palma contra el rostro de mi madre.

— Sabes que Taemin no la quiere. Lo hizo por las tierras — dijo mi padre. Luego tosió — Él solo quiere lo que Tara va a heredar.

— ¿Y eso qué? Tara tiene la oportunidad de tener un futuro brillante con él. ¿Quién va a cuidar lo que tu tienes una vez mueras?

Mi madre, quien nunca había trabajado honestamente en su vida, creía y profesaba que yo era una inútil sin futuro.

— Tara es lo suficientemente inteligente para manejar las cosas exactamente como yo lo hago — mi corazón se conmovió al escuchar la manera en la que mi padre hablaba de mi — Confío en ella.

— ¡Por favor! La única manera en la que Tara puede sobrevivir en este mundo es siendo de una familia buena y tú lo sabes — dijo mi madre. Sus palabras fueron arrogantes y un completo insulto hacia mi capacidad.

— ¿Es por eso que aseguraste que Taesun fuera una Lee? — preguntó mi padre con dolor en su voz. Yo me quedé congelada en mi lugar, tratando de procesar sus palabras — ¿Por qué luces sorprendida?

— ¿Cómo lo sabes? — preguntó mi madre en un hilo de voz. Yo sentía que mi cuerpo temblaba.

— ¿Cómo no iba a hacerlo? Yo estaba en un viaje cuando Suni fue concebida. Se que dijiste que simplemente había nacido prematura, pero solo un tonto podía creer eso. Era una niña con tamaño normal, sin ninguna complicación — me recosté a la pared, porque de no hacerlo iba a caer de rodillas — ¿Sabes que no sirve de nada?

— Algún día será reconocida como hija.

— Mientras quieres asegurar a Tara. Lo importante es ser de esa estúpida familia — mi padre tenía la voz plana — Tara no se va a casar.

— No te atrevas a interferir o te quitaré de mi camino — la piel de mi cuerpo se erizó con cada palabra que escuchaba de su conversación — La boda ya está lista, Taemin trajo el vestido y todo ya está preparado.

— A Tara le gusta Jeon Jungkook. Un joven que por mucho es mejor que Taemin — empecé a llorar — Ya he dicho. No hay boda.

— No le espera un buen futuro con ese. Es un simple soldado — respondió ella con asco.

— Yo también era uno, pero dado que tú eras una chica de taberna, en ese entonces te pareció mejor a seguir siendo solo la chica para una noche.

Mi madre se quedó en silencio, lo que dijo mi padre evidentemente le dolió. Luego, escuché como mi padre empezaba a caminar, sus pasos sonaron contra la madera del piso, acercándose más a mi. Me limpié las lágrimas, tratando de evitar que mi padre viera o supiera que había escuchado todo.

Él se plantó frente a mi.

— Hola, padre — hice una reverencia y luego sonreí — ¿Qué haces fuera de la cama?

— Ya me siento mucho mejor. Quería dar un paseo — sonreí — ¿Vienes conmigo o planeas hacer algo más?

— Tengo que probarme los vestidos de boda — dije con desagrado — Además pasé la noche fuera.

— Se que no estabas. Ten cuidado, no todos son buenos por acá — me dijo él — Se que escuchaste la conversación con tu madre.

— ¿Entonces Suni no es tu hija? — pregunté tratando de ocultar la decepción que sentía dentro de mí — Yo nunca lo hubiera pensado.

Mi padre acarició mi rostro. No siempre él había tenido un acto de amor conmigo, no de esta manera, menos si se trataba del contacto físico. Pero, esta vez lo hacía con ternura, como si fuera algo que hiciera periódicamente.

— Hay muchas cosas que no sabes — él sonrió — No te preocupes. Amo a Suni de la misma manera en la que te amo a ti. Y con respecto a Jungkook, se que has estado con él. Jungkook me gusta para ti, pero deberías tener más cuidado y lo sabes. Taemin no es un muy buen personaje que digamos.

Mi padre pasó por mi lado y salió de casa. Yo suspiré y reanude mi camino hacia la cocina, para hablar con mi madre. Entre y ella estaba con la cabeza entre sus manos sollozando. No sentí ni un poco de pena por ella, porque al final de todo mi padre y yo solo habíamos sido presas de su plan macabro. Así que aislando todo aquello que podía volverme blanda con ella, saqué mi más detestable personalidad, justo ñara ser como ella había sido siempre.

— ¿Me vendiste por unas simples tierras, madre? — mi voz resonó en la cocina. Ella no hizo el intento de mirarme.

— No molestes ahora, Tara. Mejor ve y pruebate los vestidos de tu boda — dijo, sin levantar la cabeza — Ya falta poco.

— Creo haber escuchado que mi padre dijo que no había boda — me senté frente a ella y sonreí.

— ¿Tú crees que la palabra de tu padre tiene algún peso de importancia para mi?

— Debería, sobre todo porque ahora que sé tu pequeño secreto no te conviene molestarme para nada — dije sonriendo — ¿Qué crees que pensaran todos cuandos se enteren que Suni es hija de el señor Lee? Peor aún, la señora Lee. Probablemente va a querer cancelar la boda.

— Tara, no juegues conmigo. Sigo siendo tu madre — gruñó. Sonreí satisfecha.

— Lastimosamente, pero quiero que sepas que a como tú yo también sé jugar, al final, debiste haber calculado todas tus piezas mejor, porque has dejado un hilo suelto y voy a tirar de él — me puse de pie para alejarme de ella — Espero y canceles la boda o todo tu plan va a caer.

Me alejé de mi madre y empecé a caminar hacia mi habitación. Cuando entré todos los vestidos estaban perfectamente colgados de mi armario. Todos eran blancos en diferentes tonos y obviamente tenían un grado de importancia. La ceremonia, el banquete y la noche de boda eran tres cosas a considerar a la hora de los vestidos.

Me acerqué a ellos para observarlos de cerca, no podía negarlo, eran vestidos completamente hermosos, toda la tela y los detalles eran resplandecientes. Tenían alguna que otra perla preciosa haciendo que fueran aún más hermosos. Una lástima que no iba a usarlos.

Dado que no había tomado una ducha desde el dia anterior, me dirigí hasta el cuarto de baño de mi casa, dispuesta a relajarme y a procesar todo lo que mi madre y mi padre habían dicho. Me quité toda la ropa y me metí en la bañera, el agua caliente fue un remedio excelente para mi piel, trate de relajarme cerrando mis ojos.

Estuve así por unos minutos hasta que sentí que alguien tocaba mi cuerpo. Pude reconocer esas manos, era Jungkook. Sus manos ásperas que me habían tocado antes descansaban en mi cuello. Abrí los ojos y me encontré frente a frente con él.

— ¿Qué haces? — pregunté sonriendo.

— Nada, solo observo — respondió con su típica sonrisa traviesa.

— ¿Cómo has entrado?

— Entre por la ventana de tu habitación, quería buscarte y explicar porqué te dejé sola esta mañana — paso su mano por mi cuello lentamente.

— Seokjin dijo que estas ocupado con algo importante, no tienes que darme explicaciones todo el tiempo.

— Aún así me gustaría hacerlo — Jungkook se sentó en el borde de la bañera, más cerca de mi.

— Adelante, Jeon.

— ¿Recuerdas el ataque aquel que tuviste? — asentí — Tenemos al lobo que te atacó. Quiero que vengas a la aldea conmigo a conocerla.

— ¿Es mujer entonces? — pregunté.

— Eso es obvio Tara. Dije "conocerla" — respondió con obviedad. Tiré agua en su dirección y luego reí.

— ¿Para qué debo conocer a mi atacante?

— Necesito que ella reconozca tu aroma. No ha tenido mucho contacto con humanos, así que me urge que no sienta la necesidad de atacarte.

— ¿No se supone que deberías matarla?

— Sí, en efecto, pero dado que planeamos acabar con el resto de ellos, creo que nos sirve más viva.

Lo miré seria. Levanté mi cuerpo un poco para poder acercarme a él.

— ¿Te vas a poner en peligro? — acaricié su rostro. Jungkook cerró los ojos complacido por mis toques.

— Sí, porque eso significa que tu podrás estar bien.

— Tiene que haber un segundo plan — dije. Jungkook sonrió.

— Siempre lo hay — sus palabras fueron claras.

Si no funcionaba de esta manera, Jungkook ya había pensado en qué hacer después y algo más decía a mi que yo no estaba en esos planes, aún así confiaba ciegamente en él. Lo miré más profundamente a sus ojos café, luego uní mis labios a los suyos. Lo había echado de menos.







Holaaaa! Espero que estén todas bien.

Una vez más gracias por leer siempre la historia, por votar y comentar. De verdad lo agradezco mucho 💗










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