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-¿Qué hago?-
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¿Qué haces? -Hablé levemente nerviosa, mientras sujetaba con fuerza parte de mis sábanas al ver como el chico que portaba parche se acercaba sutilmente hacia mi.
Sabes que me gustas, linda. -Su respuesta tenía un ligero tono suave y dulce, como era común en él.
Pero ¿qué haces aquí? -Estaba confundida y nerviosa al tenerlo en mi habitación, aunque no se parecía en nada a aquella.
Solo, encárgate de disfrutar, mi lindo amor. -El contrario que invadía mi espacio de descanso había sujetado los bordes de la manta jugueteando, mientras me cubría con la misma, provocando que mi boca cesase las preguntas.
Una vez en silencio, él se había hecho dueño de mis labios, sintiendo como provocaba un beso intenso, en el que nuestros labios se unían y movían al compás.
Abruptamente el muchacho jugó con su lengua en mi cavidad bucal, sintiéndola buscar la mía, haciendo que se juntasen y bailaran en el interior, sintiendo la humedad, calidez y suave textura de su parte gustativa.
Mis manos se apoyaron con una delicada fuerza sobre su pecho, dándole a entender que necesitaba parar el beso a causa de una mejor posición y tener una bocanada de aire, el contrario entendió y dejó escapar una sonrisa aún con las bocas juntas; para luego alejarse con picardía, notando un delgado rastro de saliva.
Vi como él se acomodaba de posición y se subía con tranquilidad sobre mi, haciendo que me acostase y quedase indefensa debajo del mismo; sus manos se posaron sobre los botones de la blusa de mi pijama.
Te tendré para mi. -Divisé sus labios moverse, para sentir como la vibración y la sonora alarma se hacía presente alrededor.
Mis ojos comenzaron a abrirse con cautela, viendo la claridad que asomaba sobre las cortinas ubicadas en la ventana cercana.
Fue un sueño. -Susurré para mi misma, colocando una mano sobre el filo de mi acolchada manta, haciéndola levantar sutilmente.
Ugh. -Me quejé de forma tonta, colocando mi mano sobre mi cabeza, tenía un dolor moderado sobre la misma.
Debía levantar de cama, pero era tan cómoda y afuera de ella, los chicos tocarían el mismo tema.
"YO"
Esa palabra tan corta retumbaba en mis pensamientos, quizá no sea la que utilicen del mismo modo, pero tenía cierta idea de las intenciones que tenían todos hacia mi; éste harem, me estaba volviendo inquieta.
Todos son tan lindos, tan, no sé, tan ellos. -Dije justificándome. -No creo poder escoger a uno. -Hablaba sola como una loquita.
Los gemelos son muy lindos, pero ¿dos a la vez?; Kiryuu es tan cálido, aunque suelen correr rumores de chicas, diciendo que es mujeriego, ¿estaría con él?
Umemiya, emana una alegría única y se siente tan calentito en el corazón; pero es el crush de mi amiga. Quizá Suou, es muy elegante y respetuoso, aunque no estoy segura, suele ser misterioso o muy bromista.
¿Togame? Él es tan blando y tan tierno, aunque puede ser muy rudo. Ummm, probablemente con Kaji nos podría dar diabetes de tanto dulce.
Y a Sakura lo conozco desde que éramos pequeños, pero no quisiera arruinar nuestra relación; y tampoco olvidemos al loquito de Yamato.
¿Qué hago? ¿qué debería hacer? Quisiera a todos. -Buscaba una solución al problema amoroso.
Me senté sobre mi cama, como de costumbre me coloqué mis pantuflas, y con pesadez agarré mi celular.
7:23 A.M
Mensajes recibidos.
"Buenos días, amiguitos ^-^" -Nirei solía ser el primero en saludar en el grupo, mientras agregaba un sticker asociado a su personalidad, qué lindo era.
Mientras comenzaba a leer los textos que me habían llegado, por inercia caí nuevamente al acolchado lugar de descanso.
"¿Quieren salir? unu" -Kiryuu tenía algo en mente.
"¡No!" -Ahora Sugishita, finalmente, por primera vez, se había dignado en responder o escribir algo.
"TT-TT Por eso no te quieren." -El pelirosa había respondido al peliazul.
Salí del chat grupal y me fijé en un mensaje que había sido envíado por el albino alegre.
"¿Te gustaría venir al orfanato?" -Leí detenidamente, tenía algo de curiosidad sobre el lugar nombrado, luego de haber escuchado su historia asociada con él.
"Claro, me encantaría" -Respondí aceptando su idea.
De forma tranquila levanté de mi cama, comenzando mi rutina diaria, estando lista, sabemos que me encaminé al instituto.
Misteriosamente el ambiente estaba cálido, los chicos se encontraban ordenados y los salones no emanaban muchos gritos.
¿Habrá algo hoy? O quizá haya sucedido algo.-Musité para mis adentros.
¡Buenos días, (T/N)! -Ese tono curioso se trataba de otro compañero de salón.
Buenos días. -Sonreí al darme cuenta que se trataba de Enomoto.
¿Tienes planes? -Directamente preguntó amable.
Amm, ¿si? Quedé con Umemiya. -Respondí tranquila a su pregunta.
Oh, espero lo pases bien. -Agregó. -Podríamos quedar Kaji, Kusumi, tú y yo, por unos helados. -Me comentó su plan con un toque de felicidad.
Claro, me parece bien. -Contesté sonriente y amable, para luego despedirme de él y llegar finalmente a mi aula.
¡Buenos días, cachorra! -Escuché ese saludo alto, sabía que se apodo me lo tenía Taiga, ya que por nuestra diferencia de altura, me veía como un cachorro que cuidar.
¡Tigre! -Correspondí el saludo al grandulón.
Bella, ¿cómo estás? -El chico de piercings hablaba, al ver.e acercar a los asientos cercanos del salón.
Tengo algo de pereza. -Me estiré sobre mi misma.
Buenos días, estrellita. -Nirei se había acercado al pequeño grupo, mientras que Suou y Sakura lo acompañaban.
Buenos días, chicos. -Saludé amable y cálida a todos, no sin omitir el pequeño gesto que teníamos Sugishita y yo.
Las clases habían comenzado y el tiempo pasaba, mientras el día transcurría, los chicos y yo acordábamos en salir juntos de compras o quizá a comer; ya me era costumbre o cálido que planeáramos salir juntos o bien, realizar la salidas, unidos.
Las clases habían finalizado gustosamente.
¡Nos vemos mañana! -Taiga se despedía y avisaba.
Hasta mañana, chicos y bella. -Kiryuu de igual forma se alejaba del salón.
¿Vamos juntos? -Nirei le preguntaba a Suou.
¿Te acompaño? -Sakura me había hablado.
Voy con Umemiya. -Le respondí, sacudiendo la falda de mi uniforme al haberme levantado de mi sitio. -Pero puedes acompañarme. -Le dediqué una leve risita, al ver su expresión cambiar rápidamente.
El chico con heterocromía me acompañaba a la azotea, en busca del albino, encontrándolo como de costumbre, admirando sus cultivos ubicados en el lugar.
¡Llegaste! -El líder se abalanzó a dejar un fuerte abrazo.
También Sakura. -Lo miró animado, al tenerlo de mi lado.
Sí, iremos juntos al orfanato. -Le comenté al ojiazul.
Una vez dicho aquello y ya estando listos, salimos del gran edificio, comenzando un recorrido entre las calles, adentrándonos en callejones.
¡Aquí! -Umemiya mostró más que feliz el lugar.
El orfanato parecía una pequeña guardería, se me hizo tierno, nos adentramos a la pequeña casa de acogida, escuchando gritos y risas de niños y niñas.
Umemiya, llegaste. -Escuché a un señor hablar entusiasmado, mientras en sus brazos cargaba a un bebé. -Dejaron a éste pequeñín. -Explicaba con una sonrisa tímida, portándole el bebé al chico nombrado.
Aquella escena me enterneció por completo, ver aquel líder serio y fuerte al pelear, aquel chico divertido y alegre; convertirse en un indefenso muchado cálido, tan cuidadoso, emanando cariño.
La tarde avanzó a su tiempo, los chicos y yo, jugábamos con los niños del lugar, las niñas solían acercarse y pedir amables que jugáramos o que las peinase; fue tan linda la experiencia.
Una vez acercada la hora, tuvimos que despedirnos y marcharnos del lugar.
Ambos chicos se ofrecieron a llevarme a casa, ya era un poco tarde.
Tranquilos, podemos ir juntos. -Reí leve al verlos decir lo mismo.
Y siendo así, los tres nos dirigimos a mi hogar, dejándome asegurada en mi casa.
POV'S SAKURA.
Había levantado con un humor ligeramente caído, sin embargo, sabía que la iba a ver.
La mañana había sido aburrida, esperaba a quedarme a solas con ella, quería ir juntos a casa.
¿Te acompaño? -Fue lo único que pude decirle al acercarme a su asiento.
Voy con Umemiya. -Sentí una presión sobre mi pecho al escuchar salir eso de sus labios, no quería que alguien la tuviera, era raro, ya que ella solía salir con amigos. -Pero puedes acompañarme. -Sentí alivio al estar a su lado y verla sonreír.
Saliendo del salón, buscamos a Umemiya y esperamos irnos, habíamos ido a un orfanato, tenía sentido con él.
La tarde transcurrió sin interrupciones, pero ya quería irme, mi relación con los niños no era buena.
Todo iba bien y había llegado nuestro momento de marcharnos, hasta que Umemiya se interpuso en acompañarla a casa, al igual que yo.
Ella aceptó y juntos la dejamos en su hogar con tranquilidad; una vez ella entró, Umemiya y yo quedamos fuera, me despedí serio de él, dí una pequeña vuelta y mis pasos comenzaban a marchar, para escuchar al más alto.
Ya sé que te gusta. -Dijo con un semblante levemente serio.
Mi corto caminar paró.
Y a mi también, deberías compartir. -Agregó a su oración.
Ni lo sueñes. -Respondí junto a un gruñido, volteando nuevamente y ver su cara.
Ya veremos. -Soltó una risa burlona, para marcharse, dejándome algo irritado y caminando a mi lugar.
Ella es mía, lo es. -Pensaba una y otra vez, hasta caer rendido.
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Reviví 👉👈
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