PROLOGO
El futuro de Zaun era un caos. Pero Caelan sabía que ella era malvada. Y ella sabía que Caelan era de lo peor. Caelan sabían que en Jinx no se puede confiar. Jinx sabía que esa chica era un peligro. Pero que pena, a ella le atraía el peligro.
Caelan estaba encerrada en un tubo. El tubo estaba lleno de aquel líquido morado que se distinguía entre todos. Su cabello comenzaba a perder aquel tono negro y comenzaba a tomar uno entre morado y rojo. Si cuerpo cubierto solo en vendas y cadenas de metal.
— ¿Aún no terminas? — el eco de la voz de Sevika alertó a aquel científico loco. El hombro la miró sobre su hombro y conectó otros cables, cuál comenzaba a soltar unas chispas.
— No es fácil — contestó Singed mientras veía pequeños rayos ser absorbidos por los brazos de aquella mujer —. Resucitar un cadaver con más de 400 años de antigüedad. ¿Quieres probar?
La voz burlona de Singed provocó ira en el cuerpo de Sevika.
— Cuida tu lengua, anciano — Sevika soltó un gruñido, acercándose a aquel gigantesco tubo de vidrio. Su mirada se clavó en Caelan mientas la veía flotar entre la vida y la muerte —. ¿Estás seguro de hacer esto? Comienza a asustarme esta idea.
— ¡Vaya! — exclamó Jinx apareciendo desde aquella puerta de metal —. La astuta Sevika temiendo de una chica flotante en un tubo.
Singed soltó una risa ronca seca. Ajustó algunas válvulas que controlaban el flujo del líquido morado.
— Ella no es un monstruo... ella es la clave — la voz de Singed se oscureció a tal punto, esa frase se repitió en su mente y la saboreó como nunca.
— No me hables de supervivencia como si fueras la persona más decente para hablar — la voz de Sevika salió con rebeldía, Jinx por su parte, estaba más ocupada en mirar aquella chica. Tenía una cicatriz que atravesaba sus labios y otra que cruzaba su ojo derecho —. La seguridad de Zaun tiene que ser garantizada. Dices que ella es la clave, no veo ningún resultado.
Singed se enderezó, sus ojos hundidos examinaron a la chica del tubo.
— Quiero resultados. Desde que Silco murió me he tenido que encargar de todo su desastre — gruño Sevika entre dientes, su brazo mecánico no estaba.
— Paciencia, paciencia... — susurró, girándose hacia el panel de control, los cuales comenzaron a chapotear y parpadear. Los números subían mientras el líquido morado en el interior del tubo burbujeaba —. Cuando despierte... no habrá nadie que podrá detenerla. Solo su maestro.
— ¿Y qué pasará cuando despierte? — preguntó Sevika mirando a Caelan con desconfianza y de brazos cruzados —. ¿Como planeas controlarla?
— ¿Controlar? — Singed soltó una risa seca —. El control es una tonta ilusión. Lo único que haremos es observarla.
Antes de que Sevika pudiera responder, Jinx soltó un pequeño grito y el laboratorio tembló. Un estallido de energía salió disparado desde los cables conectados al tubo. Las alarmas sonaron y el fluido morado en la cápsula de Caelan burbujeó con más fuerza. Sevika dio un paso atrás tropezando con Jinx y colocando una mano en su rostro al sentir un insoportable calor.
— ¿¡Qué carajo hiciste, maldito loco!? — gritó, mientras una grieta comenzaba a formarse en el tubo de Caelan.
Singed observó, inmóvil y perplejo, sus ojos fijos en Caelan, cual silueta comenzaba a moverse te forma errática. Una sonrisa torcida apareció en el rostro de Singed como si acabara de ganar un premio.
— Llegó la hora...
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Tremendo ideon se me acaba de ocurrir...
Los dejo con hambre
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