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Uno

Park Jimin era más que un amigo para mí, siempre fui consciente de ello.

En un principio, fue algo confuso de descifrar, sin embargo, cuando finalmente obtuve el valor suficiente para aceptarlo, descubrí que mi amor por él había así camuflado por años con la palabra amistad de por medio.

Nos conocimos en la escuela primaria, el ver a aquel niño solitario y asustadizo provocó curiosidad en mí, por lo que decidí sentarme a su lado e intentar ayudarlo de alguna manera. Descubrí que su color favorito era el azul, que su familia recién se había mudado a Seúl desde Busan por el trabajo de su padre y que por el momento se encontraban viviendo en la casa de su tía Mingju. Se sentía nervioso por ser el primer día de clases, yo también lo estaba, pero ya habían pasado algunos meses desde que mi familia dejó Daegu, por lo que adaptarme al paso rápido de Seúl ya no era un reto para mí.

Sin embargo, para mi nuevo amigo era un tema diferente. Siempre había estado acompañado de su hermana mayor, Minji, y estar lejos de ella era difícil para él, a pesar de que su salón se encontraba a tan sólo unos metros del nuestro. Todos los recreos, su hermana Minji, su primo Minjun y su amigo Yoongi, pasaban a buscarlo para salir a jugar, llevándome a mí en la colada, y Jimin se transformaba en el niño más extrovertido que el mundo alguna vez pudo haber visto, pese a ello, cuando el timbre anunciaba el final del descanso, los tres escoltas de Jimin corrían de regreso a su salón para no ser reprendidos por su excéntrica maestra.

La sonrisa de mi compañero era borrada en ese preciso momento, sabía que al volver a nuestro salón ambos seríamos molestados por nuestros acentos. Un hecho que a mí no me afectaba en lo más mínimo, estaba orgulloso de mis raíces y siempre llevaré una parte de mi tierra natal en mi corazón, no dudaría ni un segundo en alzar mi puño a cualquiera que presentase un indicio de querer burlarse de mí. No obstante, Jimin solía quebrantarse con facilidad, por lo que los malos comentarios abrumaban su mente en un abrir y cerrar de ojos, trayendo lágrimas de frustración consigo que limpiaba disimuladamente con el dorso de su mano.

En ese momento juré que siempre pelearía por los dos. Si él era mi fuerza, yo sería su escudo.

Me prometí que nunca lo dejaría sólo. Nuestras vidas fueron escritas para encontrarse en algún momento, mas no separarse en ninguno. Era mi mejor amigo y velaría por su bienestar por la eternidad.

Me encantaba sujetar su mano, sentía fascinación por ello. Descubrí que sus brazos eran mi lugar seguro y que su voz me traía confort. Me gustaba imaginar que, cuando fuéramos grandes, seguiríamos siendo mejores amigos, que incluso lo buscaría después de la muerte, porque nuestro concepto de amistad se aferraba a lo eviterno.

Algo que tiene principio, pero no fin.

Cuando era niño, encontraba diversión en crear una película metal nuestro grupo de amigos siendo adolescentes, escapándonos del instituto para ir a la sala de videojuegos y divertirnos un rato, haciendo pijamadas en la casa de Minjun y yendo juntos a la playa para disfrutar del aire salado que el este nos ofrece.

Sin embargo, nunca pensé que al llegar al principio de mi adolescencia añadiría algunas escenas un tanto alejadas a la versión original.

Empecé a encontrar satisfactorio el hecho de mirar los abrazos de mi amigo con segundas intenciones, a querer llevar su mano a mi pecho y viceversa para averiguar si nuestros corazones latían en la misma frecuencia.

Empecé a emocionarme al imaginarnos bajo una noche estrellada, siendo abrazados por el sereno, a la vez que la luna era testigo y confidente de un ligero roce de labios que aumentaba su intensidad a medida que la misma volvía a ocultarse.

¿Estaba enamorado de Park Jimin? En lo absoluto. Una respuesta afirmativa para una pregunta dubitativa.

Lo había descubierto al llegar a la secundaria, cuando mi corazón se comprimió al verlo invitar a salir a una chica por primera vez. Lo había confirmado a principios de la preparatoria, cuando mi corazón se quebrantó cuando me confesó estar interesado por nuestra nueva compañera de clases.

Mis sentimientos crecían y el temor lo hacía con ellos. Tenía miedo, no iba a negarlo. Tenía miedo de arruinar nuestra amistad, la idea de cortar nuestro lazo especial amenazaba mi tranquilidad.

Aun así, no podía permitir que mis pensamientos siguieran perturbando mi mente, necesitaba deshacerme de mis sentimientos, pero los lanzarían en su dirección antes de hacerlo.

Con valor y emoción, tomé una hoja en blanco y solté el uno por ciento de lo que por años había guardado.

''Desde el primer instante en el que te conocí, fui arrojado a un mar de emociones que me arrastraba a la orilla, para luego sumergirme a sus profundidades en cuestión de segundos. Cada ola me ahogaba casi en su totalidad, llenando de agua mis pulmones; hasta el punto de experimentar cómo la falta de oxígeno jugaba con mi cuerpo. Pese a ello, siendo un hecho un tanto contradictorio, la sal presente en dicha agua ayudaba a limpiar y curar mis lesiones; contribuyendo con la cicatrización de mis heridas.

La melodía adicional en tu habla trae paz a mi alma, el hecho de que sonrías con los ojos es divertido, pero a la vez reconfortante. Esos días en los que mi espíritu se encuentra apagado y sólo es cuestión de tiempo para que la llama de mi corazón se apague, recuerdo que la solución a mis preocupaciones se encuentra justo a mi lado, donde sólo necesito perderme unos segundos en tu mirada para saber que todo estará bien.

Porque traes bienestar y consuelo a mi alma, tu presencia en mi vida es esencial para mi vitalidad.

Me siento en la necesidad de abrazarte, limpiar tus lágrimas y hacerte feliz por el resto de mi vida. Mi cariño por ti va más allá de un querer, mi atracción hacia tu persona es más que un sencillo capricho. Dime, Park Jimin, ¿qué pasaría si te confieso que siempre te he amado?

Te has convertido en mi propia definición de amor.

Estas son algunas cosas que nunca me atreví a decirte, datos que guardaba en el interior de mi mente, con una llave en mi corazón a la cual muy pocos tienen acceso... Me gustas, Jimin.

Estaré bien si mis sentimientos no son correspondidos, es una simple confesión que por mucho tiempo disfracé de mentira''.

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