『Cʜᴀᴘᴛᴇʀ 6』
Estoy cavando profundamente en mi alma,
porque me he sentido deprimido.
Así que solo quiero sentir la rabia, solo quiero sentir el odio...
Mírame atravesar la vergüenza, es solo un delirio suicida.
❝ Suicidal Rave — MUPP, Tsunami J. ❞
Una semana pasa más rápido de lo normal, si tienes algo en que divagar tu mente. Yoongi, por ejemplo, tenía su laptop.
Mientras que Chaeyeon tenía una cercana relación con su padre, Yoongi tenía una relación más que cercana con su computador. Mientras ella y Kihyun veían alguna novela en el televisor de la sala a todo volumen, Yoongi leía algún manhwa mientras estaba acostado en su cama.
Claro, eso hasta que los actos de graduación hicieron presencia ese aburrido jueves por la tarde.
Aunque la cara de felicidad era imborrable de la cara de Yongsun, madre de Yoongi, Kihyun prefería poder tener un control remoto universal a su disposición para poder apresurar el discurso del rector de la universidad. Ya que el tipo tenía ya media hora hablando de tonterías sin sentido. Y Kihyun enserio necesitaba ver a su hijo en esa plataforma agarrando el título de honor que merecía para por fin quitarse ese molesto traje.
Pero claro, él nunca lo diría en voz alta, menos cuando veía la sonrisa enorme de su hijo con esa toga que lo cubría por completo. Nadie le impedía llorar, pero igual se negaba a hacerlo. Él no quería arruinar su aspecto con lágrimas tempranas, y preocupar a su alfa con su sentimentalismo.
El día era sólo de su hijo, nada más de él, no deseaba la atención.
Deseo que quedó en segundo plano cuando el nombre de su hijo mayor resonó en los parlantes. Su esposa se encontraba ya de pie grabando la ocasión, y su pequeña se encontraba aplaudiendo con ímpetu. Kihyun también se puso de pie, aplaudiendo el logro de su bebito, entre gritos y ovaciones; entre lágrimas de orgullo y alegría.
Luego de dos horas más de protocolos y condecoraciones, regresaron a casa con pizzas y hamburguesas. Sabiendo que eso era lo que más amaba el azabache, queriendo consentirlo de todas las formas posibles. Y él se dejó hacer, sonriendo en grande como un niño pequeño.
Ese día no le permitieron encerrarse en su habitación, ya que estuvieron llenándolo de amor, no sólo a él, a Chae también. Ya que sus padres estaban algo sensibles, alegando que, dentro de poco, no los verían por mucho tiempo.
Jimin llamó temprano el día siguiente, diciendo que no debería dejarlo solo en la fiesta de esa noche, ya que podría ser la última fiesta en la que estarían juntos debido a su estadía en Estados Unidos.
Y aunque Yoongi no pondría ni un sólo "pero", Jimin no lo dejaba siquiera decir que se callara de una vez.
La fiesta de graduación no era un evento normal, era un evento grande, y Yoongi tendría que ir vestido formalmente, palabra que no le gustaba incluir en su diccionario personal muy a menudo. Terminó poniéndose el mismo pantalón que usó en la graduación y una camisa negra de manga larga, con sus habituales cadenas y aretes como accesorios. Era lo más formal que su diccionario le permitía.
El evento se realizaría en uno de los hoteles más lujosos de Seúl y sin su tarjeta de invitación no lo dejarían pasar. Así que fue lo primero que se echó al bolsillo delantero del pantalón.
Al terminar de arreglar su cabello, se colocó las zapatillas y fue directamente a la sala de estar.
—¡Me estoy yendo! —gritó tomando su billetera.
En ningún momento esperó escuchar pasos apresurados salir de las habitaciones, tampoco que su familia le llenara de besos antes de salir por la puerta.
—¿A qué hora llega Jiminnie? —preguntó la alfa.
—Me está esperando.
—¡Recuerda no beber mucho!
—Chae —regañó la alfa.
Ellos no sabían que Yoongi había bebido de más en casa de Byulyi. Por lo que todavía creían que llevaba limpio mucho tiempo.
—Te quiero —Con una sonrisa, Chaeyeon besó la mejilla del azabache—. Ah, toma, lleva mi celular y cualquier cosa llamas a mamá. —sonrió. El pelinegro lo aceptó sin rechistar.
—Cuídate mucho, cariño —musitó su padre dejándole un sonoro beso en la frente.
—Los amo. No me esperen, si se me hace tarde me quedo ahí.
—Reservaste habitación ¿Cierto?
—Sí, me tengo que ir.
—Pide la tarjeta antes de entrar al evento, luego se te va a olvidar.
Yoongi asintió caminando fuera de la casa, donde, un gran coche oscuro le esperaba.
—¡Recuerda no perderla! ¡Te amamos!
—¡Lo sé! ¡Yo también! —gritó antes de subirse al auto, viendo como le sonreían mientras se despedían efusivamente de él, aunque supieran que regresaba al siguiente día.
—¡Nos vemos familia! —gritó Jimin desde su asiento sacudiendo su mano sonriente. Luego de eso el auto avanzó, tomando velocidad en el trayecto.
Jimin y Hoseok eran un par de egocéntricos, tanto que contrataron un chófer para que manejara el auto de Hoseok. A Yoongi simplemente le había parecido divertido, tanto que tuvo ganas de burlarse de ellos, pero no iban solos en el auto, una hermosa beta venía con ellos.
Prima de Hoseok, según había oído. No había indagado más ya que sólo había dos cosas que le interesaban esa noche; la más importante, era celebrar con sus amigos, y que sea bienvenida la desconocida prima de Hoseok.
De todas formas, mientras ella no llevara su mismo objetivo, no significaría un obstáculo entre él y quien se había asegurado de que fuera invitado. Ya que, por esa misma razón había reservado una habitación.
De una u otra forma, con su alfa destinado o no, Yoongi planeaba tener un bebé. Necesitaba sentir algo que no le destruyera y si esa ancla que había estado buscando por mucho radicaba en quedar embarazado, lo haría.
Mataría varios pájaros de un solo tiro.
Y esa era la última oportunidad que tenía para hacerlo sin remordimientos. El lugar era perfecto, la ambientación era perfecta. Solo había un problema. Tenía que ser con Jungkook. Sería el único idiota al que no tendría que darle explicaciones y no pensaba desaprovechar la oportunidad.
Era la milésima vez que arreglaba su cabello, podría parecer una persona demasiado pulcra, pero en realidad ni siquiera le importaba realmente cómo se veía en ese momento, bueno... tal vez sí; sí le importaba demasiado el cómo se veía. Pero, ¿acaso no estarías más que nervioso cuando algo que has esperado durante mucho está por suceder?
Llevaba plantado en el mismo punto desde hace ya más de media hora. ¿De verdad le vería en ese lugar? Yoongi no podía evitar pensar que el chico, el beta que había encontrado al entrar, le había engañado al decir que él vendría al evento. Y si le había mentido, lo mataría con sus propias manos. Pero bueno, no le habría engañado directamente, si no que el tipo lo había comentado con sus amigos y Yoongi había estado escuchando de cerca.
El omega suspiró de nueva cuenta, la música sonaba demasiado fuerte para su gusto, no eran terribles canciones o eso creía ya que no se sabía la letra, y tampoco es como si les estuviera poniendo la suficiente atención.
Luego de unos pocos segundos otro de esos tipos se acercó, pidiendo bailar con él, pero le rechazó, igual cómo lo había hecho con los demás.
«¿Acaso no se cansan de venir?», se preguntó, de nuevo. Estaba demasiado harto de ellos. ¿Por qué no sólo le dejaban beber en paz? ¿Venían a beber o a ligar?
El ambiente era bueno, pero ya no tenía las ganas de disfrutarlo como se debía. Yoongi esperaba verle a él por ahí, pero no estaba por ningún lado.
—¡Oh, vamos! Se supone que veníamos a divertirnos un poco, ¡no para estar como idiotas sólo en la barra! —renegó el castaño a su par, de ojos marrones y sonrisa angelical, era demasiado liberal cómo para ya tener una pareja estable y un hijo en camino.
El azabache rodó los ojos, siempre era lo mismo con Hoseok.
—Por la Luna, sólo cállate —dijo más para sí mismo, bebiendo un poco del vaso de whisky que hace ya tiempo mantenía entre sus manos. Hoseok ni siquiera lo escuchó debido a lo alto de la música a su alrededor.
Yoongi, sin prestar verdadera atención miró al gentío, cosa que el castaño imitó, pero con verdadero aburrimiento, claro, hasta que sus ojos captaron algo que no pudo evitar comunicarle al azabache.
—Yoon, mira —sonrió, tocando el hombro del mencionado, justo cuando obtuvo su atención señaló con la cabeza hacia la entrada del bar.
De pie, mirando a su alrededor, estaba Taehyung y Yoongi maldijo todo lo maldecible en menos de cinco segundos. Kim Taehyung estaba ahí. Y eso jodía muchas cosas.
Yoongi rodó los ojos tratando de convencerse de no volver a mirar. El chico traía un gorro gigante sobre su cabeza. Sus amigos le apodaban el alma de la fiesta, Yoongi creía que le llamaban así por ser simplemente un payaso para ellos.
—Que ridículo... —susurró Hoseok, el omega, por otro lado, se acomodó de nueva cuenta sobre el taburete en el que se encontraba sentado. Cuando levantó la mirada Taehyung le veía, no fue algo nuevo, pero si algo incómodo.
«—Ven... —»
Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero se negó a ir, por lo que devolvió la mirada con un claro "no", estaban a unos cinco o seis metros de distancia, el azabache le miro de arriba a abajo y luego fijamente a los ojos, para segundos después regresar al castaño a su lado.
—Si querías que perdiera el tiempo, ya lo hice. ¿Contento?
Pero Yoongi no estaba seguro de haberlo perdido en realidad.
«—Por favor... —»
«—No puedo. —»
—Por un segundo creí que estabas coqueteándole o algo así. —Hoseok rió negando levemente con la cabeza. El azabache dudó un segundo, viendo al chico desaparecer entre la multitud. Aún se le reconocía por el exagerado accesorio, pero Yoongi se negó a seguirlo.
—Es mi pareja destinada —respondió Yoongi como si nada.
—¿Kim Taehyung? —dijo Hoseok, realmente sorprendido—. ¿Bromeas cierto?
—No.
—Entonces ve con él. Haz las cosas bien por una vez en tu vida.
—Vamos, sabes que no puedo... hacerlo —replicó a la defensiva, tomando el contenido del vaso de un sólo trago—. Ilusionarle me va a doler a mí más que a él.
—Cometes un grave error...
—Me voy del país, ¿recuerdas? No puedo comenzar una relación si me iré en poco menos de un mes.
—Yoongi, es tu...
—Ya soy un adulto, Hoseok. Sé lo que hago —interrumpió el omega.
Un silencio se posó sobre ellos, solo siendo interrumpido por la estridente música de fondo.
—¿Que dices, vamos a enseñarles a esta bola de borrachos cómo se baila? —preguntó una voz conocida a su lado, Jimin, quien mantenía cierta emoción vibrante en la superficie de sus pupilas.
Jimin estuvo, casi toda la noche, de casamentero presentando a la prima de Hoseok. Ahn Hyejin, según le dijo el alfa.
—No tienes que decirlo dos veces.
Tomando su mano caminaron relajados al centro, no fue fácil llegar, eso era seguro, pero el alfa los seguía de cerca.
Un par de canciones sonaron y sus cuerpos se dejaron llevar por las vibraciones de cada uno de los sonidos emitidos por las grandes bocinas del lugar. Yoongi se movía de manera experta al ritmo de la música dejándose llevar a la palpable utopía en cada movimiento, todo en el azabache era hipnotizante, desde su cabello que brillaba azulado cada que las luces parpadeantes se posaban en él, hasta ese vaivén que hacía conscientemente con sus caderas.
Tal como un rastro de sangre en un mar repleto de tiburones.
Yoongi bailó y besó, por el calor del momento, a varias personas esa noche, tratando de no centrar sus pensamientos en los olores que mareaban levemente su ser.
Bebió y rió junto a sus amigos, también disfrutó demasiado una pelea que pasó casi en sus narices. En ese momento no se preocupaba por su omega, o por la incesante voz en su cabeza diciéndole que debería pensar en su futuro. En ese momento sólo existían sus amigos, el alcohol y la música estridente que los parlantes.
En un momento dado, Hoseok y Jimin desaparecieron de su campo de visión. Su cuerpo comenzaba a entrar en calor, muy seguramente por el alcohol en su torrente sanguíneo, aunque la cercanía de las personas a su alrededor también podía ser uno de esos factores. Muy pocos estaban metidos en su propio mundo, siendo un blanco fácil para cualquier depredador al acecho. Yoongi era uno de ellos.
De un segundo a otro alguien tomó su cintura de forma demandante y su primer instinto fue dar un golpe directo a las costillas, cosa que no sucedió. Justo detrás de él se encontraba Jeon Jungkook, el alfa de mala fama que estuvo esperando toda la noche. Pero por alguna razón, ahora, el verlo y tenerle tan cerca no encendía nada en su organismo, ni siquiera con tanto alcohol en sus venas.
Su cuerpo rechazó cualquier toque de él; y su omega estaba más que asqueado con el olor del alfa. Pero su plan fue recalcado de un segundo a otro en su mente: bailar un rato, emborracharlo lo suficiente, dormir con él y quedar en cinta. No tendría ningún impedimento para ello ya que el tipo ya traía unos cuantos tragos encima, tal vez, sólo tal vez las cosas serían más fáciles de lo que creía.
Entonces, obligaría a su cuerpo a encender la chispa para que se convirtiera en fuego. Ya lo había hecho antes, ¿por qué no podía hacerlo ahora?
Le miró a los ojos y no dudó en acercarse aún más al cuerpo del alfa, moviendo sus caderas al ritmo de la canción que comenzaba. Pero no podría concentrarse; no quería bailar con el alfa.
Prefería irse y eso haría. Pero algo le detuvo.
Los ojos de Jeon se volvieron, por pocos segundos, de un azul tan oscuro como las profundidades del océano y un fuerte aroma a pino y tierra mojada sacudió los sentidos del omega. Nunca había estado tan cerca del alfa, pero... definitivamente ese no era su olor.
Jungkook olía a sándalo... no a pino.
Pero su omega, por el alcohol, no supo distinguir la diferencia y obligó a Yoongi a girarse para besar al castaño. Ese aroma estaba dando vueltas en su cabeza constantemente, sentía que sus sentidos se nublaban cada que le tenía más cerca.
Un gruñido sonó de fondo y dolió solo un poco. Taehyung estaba cerca, podía olerlo, pero no podía verlo. Un toque de sándalo se hizo presente y lo trajo a la realidad, había una razón por la que estaba ahí, y tenía que seguirla al pie de la letra.
Era Jungkook o nadie.
Pero el aroma a menta y chocolate amargo se infiltró en su nariz, sacándolo de su burbuja, aroma que identificó inmediatamente como Hoseok. ¿Eso era... preocupación? No, nervios... ¿Hoseok nervioso?
—Bye, bye —canturreó sobre el oído del alfa.
Se soltó de los brazos del castaño dando una vuelta, agradeciendo la liberación del posesivo agarre en su cintura.
«Joder, duele como el infierno.»
Cuando logró perder de vista al alfa, el celular de Chaeyeon vibró en su bolsillo, lo tomó y detuvo su andar de inmediato. Un mensaje se veía en la parte superior de la pantalla:
"Yoon, me estoy yendo, Jimin no se siente bien. Cualquier cosa, llámame.."
«Oh, problemas de embarazado en casa...», pensó, el alcohol seguía presente en su organismo.
Con un suspiro, fue a la barra y otro vaso fue servido para él, esta vez su favorito, Vodka. Sin reparo en las consecuencias lo bebió de golpe, luego vino otro y otro, su mirada comenzaba a nublarse, pero todavía era lo suficientemente consciente de lo que hacía.
Dando pasos lentos, caminó hacía el gentío de nuevo. Había perdido de vista al alfa de cabello castaño cuando la preocupación le ganó y lo dejó de lado para buscar a su amigo. Hoseok y Jimin siempre serían primero, no importaba qué, claro, primero luego de su familia.
Su olfato estaba menos sensible de lo normal, así que solo podía distinguir el alcohol de los distintos olores se mezclaban a su alrededor, pero, extrañamente, uno llamó su atención lo suficiente como para voltear. El fuerte aroma a pino, no era un olor común pero tampoco era extraño o exótico.
«—Ven. —»
Susurraron fuerte y claro en su cabeza. Solo así se dejó llevar por su olfato, cada paso más cerca, cada vez más fuerte, el solo pensar en ese aroma impregnado en sí mismo le mantenía preso de dulces escalofríos.
Se detuvo de inmediato perdiendo por completo el rastro del alfa. ¿Un inhibidor? No, represión. Lo retuvo.
Santo cielo, necesitaba sentir ese olor de nuevo. Con los ojos cerrados levantó la cabeza en busca de un pequeño atisbo del alfa, pero no había nada.
Tal vez estaba muy borracho ya como para seguir olfateando el aire. Así que, cuando se dispuso a dar media vuelta con la intención de irse sintió una respiración pesada en el cuello y ese olor tan adictivo apoderándose de sus sentidos, con los ojos cerrados giró su cabeza hacia atrás, sintiendo esos dulces labios apoderarse de los propios.
Había algo distinto en ese beso, éste se sentía más delicado; y el alfa a su lado se encargaba de acariciar justo bajo de los botones de su camisa que se rehusaban a mantenerse abrochados. Sus dedos estaban fríos y en contraste con su piel caliente se volvía placer absoluto.
El alfa estaba jugando con él y le encantaba. ¿Tal vez Taehyung se dio cuenta de que Yoongi le buscaba? Bueno, Yoongi no lo estaba buscando realmente, era la simple curiosidad quien lo llamaba.
La chispa de calor que se negó a encenderse con Jeon, lo hizo casi de inmediato con Kim, en cuanto los besos subieron de tono.
El azabache se giró suavemente, temiendo romper el contacto con esos cálidos labios que se movían expertos sobre los suyos. De todas formas, el alcohol ya se le había subido a la cabeza.
De un momento a otro el beso se volvió necesitado, sus jadeos se perdían entre la música alta y sus manos se movían sobre el cuerpo ajeno sin discreción alguna.
Yoongi estaba más que sumido en el éxtasis de tener a ese alfa explorando por sobre su ropa, mientras que sus mejillas se coloraban de un tono carmín debido al alcohol en su sistema.
Ni siquiera fue consiente del momento en que llegaron a una de las habitaciones del lugar. Lo único que recordaba, era, unos labios marcando decididos su piel, la tarjeta de su habitación siendo colocada sin cuidado sobre la única mesita de noche en el lugar y, sobre todo, unos hermosos ojos color caramelo, brillando en ámbar, siendo los protagonistas de la noche.
「◖⚘◗」
¿Les gustaría un extra de esta noche en específico? Recuerden que siempre leo los comentarios <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro