『Cʜᴀᴘᴛᴇʀ 15』
"Oh, amor, nadie nunca te lastimará, amor.
Te voy a dar todo mi amor, nadie importa como tú. Tu vida no se parecerá en nada a la mía. Vas a crecer y tener una buena vida. Voy a hacer lo que tenga que hacer.
❝ Rockabye — Clean Bandit, Sean Paul & Anne-Marie❞
Min Yoongi.
Los seis meses restantes a mi embarazo habían pasado rápido, pero en su momento se habían sentido más que interminables. Tal vez fue la emoción, tal vez fue el dolor, tal vez fue el sube y baja emocional del cuál no podía zafarme en ningún momento, no lo sabría decir con exactitud. Sin embargo, lo que sí podía decir, era que había valido completamente la pena.
En todo lo que podía pensar, era en mi bebé. En su piel suave y en sus bostezos adorables; en su leve sonrisa al reconocer mi olor y en los suspiros que soltaba entre sueños. Me sentía tranquilo mientras le sostenía entre brazos, me sentía... extraño.
Había asistido sin falta a mis chequeos y también al psicologo. Todo mientras trabajaba desde casa.
Y, mientras mi cuerpo se recuperaba en una de las habitaciones del hospital, yo no podía contener las ganas de llorar al saber que ese pequeño ser humano había salido de mí y que, en su momento, me llamaría papá.
Era un sentimiento indescriptible.
Y entre la maraña de sentires, solo podía diferenciar dos... Felicidad, porque podía acurrucarle en mi pecho y protegerle del mundo y, temor, porque podría no ser un buen padre para él.
Porque sí, mi bebé era niño. Un pequeño, pero saludable niño.
Decidí llamarle Jihoon.
Mi padre no dudó en decir que se parecía a mí, yo solo supe reír ya que creía que era muy pequeño como para saber a quién se parecía. Mi madre, sin embargo, no opinó nada al respecto. No me sorprendió, ya que su posición no había cambiado mucho desde que le había dicho sobre mi embarazo.
No demostré mi tristeza ante su actitud, estábamos hablando mediante una videollamada así que solo quité mi rostro del primer plano y enfoqué a Chaeyeon en mi lugar, aun así, debió haberse dado cuenta debido a la expresión de mi padre en respuesta a la de ella.
—Pronto iremos a visitarlos, Gi. Las vacaciones de invierno se acercan y podremos ir sin nada que nos obligué a volver rápido —dijo mi padre y yo sonreí en respuesta.
—Entonces iremos limpiando desde ahora —bromeó Chaeyeon a mi lado. Yo le terminé de pasar el celular y dejé que hablara con libertad con nuestros padres.
Lo que ellos no sabían, era que Jihoon había nacido hace ya unos días. No lo preguntaron en ningún momento, así que no necesité aclararlo.
Luego del parto yo había caído en coma durante setenta y dos horas, no supe la razón, pero tampoco pregunté.
Por suerte, Jihoon había nacido en viernes, así que Chaeyeon logró vigilarlo sin problemas durante el tiempo en que yo no pude.
Luego de terminar la videollamada, recibimos la noticia de que me habían dado de alta y que podíamos marcharnos. Razón por la cual regresamos a casa lo más pronto que pudimos.
Traté de mantener absoluta calma en todo el regreso, ya que, con mi pequeño en brazos, todo me parecía una amenaza inminente. Por suerte, Chaeyeon no se había separado ni un solo momento, tratándome como si en cualquier momento podría caerme o, como si fuera de frágil cristal.
—Espero no hayas perdido clases... —susurré entrando a nuestro hogar.
—Las recibí todas, lo prometo.
—¿Y tus deberes? Debiste estar preocupada... ¿segura que dormiste bien?
—Yoonie, dormí bien, ¿sí? Por ahora céntrate en Hoonie y en ti. No te preocupes por mí.
—No puedo no preocuparme por ti, lo sabes.
—Lo sé —sonrió colocando el seguro a la puerta de entrada.
El lugar en donde vivíamos, lo había comprado nuestro padre, ya que, al venir de vacaciones y vivir en el lugar donde nos habíamos estado quedando los primeros meses, había dicho que no era lo suficientemente bueno para cuidar a un bebé.
Había estado días buscando, comparando y llamando a varias personas.
Y cuando menos lo pensamos, nos entregó unas llaves y nos llevó a nuestra nueva casa.
—Compré cosas nuevas, ayer. Letras para su nombre, por ejemplo, pero no pude encontrar el nombre completo, así que me decidí por Woozi. ¿Qué te parece?
—¿Woozi? —pregunté.
—Woozi, sí. ¿Qué te parece?
—Una mala idea.
—Oh, vamos —replicó siguiéndome el paso, ya que me dirigiría a mi habitación—. No está tan mal, Yoon.
—El problema no es que esté mal o no, el problema... es que lo llamaste así todos los últimos cuatro meses, Chaeyeon. Estoy aburrido de ese nombre.
—Prometo no decirle así... mucho... —Su sonrisa pícara y su radiante alegría me hizo reir.
—Agradece que no puedo moverme porque, sino, te suelto un zape —respondí, aunque era mentira.
Y así pasaron los días, con Chae yendo por las mañanas a clases mientras yo trabajaba desde casa.
Cuando habíamos llegado a Los Ángeles, los lugares habían tenido problemas para contratarme por mi embarazo, pero, de la nada, una compañía me llamó. Mi madre había hablado con el dueño, ya que era amiga de él, y el señor quería ver mi currículum. No era una compañía grande, pero me alegró mucho tener un trabajo.
Me sorprendió, sí. Mi madre no había hablado mucho conmigo durante todo ese tiempo, y yo no había hablado con mis padres sobre estar buscando un trabajo. Luego me di cuenta de que Chaeyeon-boca-floja les había hablado sobre ello. Pero no me quejé, ya que el señor me había contratado ese mismo día y me había permitido trabajar desde la comodidad de mi hogar. Tenía tiempo en casa y buena paga, no podía pedir más.
Fue extraño, pero conveniente.
Desde un principio, con mi hermana, habíamos llevado las cuentas al hilo y ninguno de los dos tuvo problemas para adaptarse a la ciudad. Así que, cuando había despertado del coma, la cuenta en el hospital fue saldada al instante.
Vivíamos cerca de la universidad, yo tenía un trabajo estable, Chae trabajaba medio tiempo mientras estudiaba y nuestros padres siempre depositaban dinero en nuestra cuenta aún cuando les habíamos negado hacerlo.
Se defendían con que lo necesitaríamos luego, que los hospitales eran caros. Y sí, tenían razón.
Cuando la navidad llegó, mi madre no lo hizo con ella, solo lo hizo mi padre. Me sentí muy mal, tanto que quise largarme a llorar en ese instante. Mi padre dijo que ella llegaría para año nuevo... pero eso no me hizo sentir mejor.
Min Kihyun estaba encantado con Jihoon, aun cuando este apenas tenía un mes y poco más.
—¿¡Nació el 11 de noviembre!? —preguntó él, en cuanto dije la fecha.
—Sí —respondí sin más.
—Pero llamaron hasta el lunes.
—Yoongi tuvo complicaciones luego del parto, no quisimos decírselos.
—¿Qué complicaciones? ¿Qué pasó?
—Nada grave, lo prometo —respondí, pero eso no pareció dejarle tranquilo. Así que tuve que repetirle con detalles lo que la enfermera me había dicho.
Para año nuevo, mi madre llegó con varias bolsas y con una sonrisa en el rostro. Ella justo después de entrar y saludar efusiva a mi hermana, se acercó a mi y besó mi frente. Me dijo que había reflexionado durante todo ese tiempo y que lamentaba su actitud conmigo, que pondría todo su empeño en redimirse y recuperar el tiempo perdido... o algo así, no lo recuerdo muy bien.
No me pidió que la perdonase, me dijo que lamentaba haberlo hecho. Y eso llevó una pequeña sonrisa a mi rostro.
Mi psicóloga me había dicho un día que era fácil pedir perdón, pero pensar en lo que se hizo mal y esforzarse en arreglarlo, era más complicado de lo que parecía. Por lo que debía apreciar esos pequeños detalles.
Así que, mientras mi madre me veía con arrepentimiento en su mirada, yo la abracé. Justo para ver cómo Chaeyeon traía a Jihoon en brazos. Yongsun se separó de mí en cuanto lo vio, era obvio que se moría por cargarlo.
Ella era la primera en la fila al haber querido nietos, así que yo solo rodé los ojos y sonreí al verle lagrimear por tenerle en brazos.
—Es pequeño —dijo mi padre—, pero saludable.
—Se llama Jihoon —susurré.
—A Chae le gusta llamarlo Woozi —añadió mi padre.
—Se parece mucho a ti —murmuró ella, acunándolo en sus brazos, mientras sus lágrimas caían libres por sus mejillas, cosa que hizo despertar a Jihoon, él no reconoció su olor, tampoco su voz, así que lloró de inmediato.
Su llanto caló en mi sistema, ya que eran pocas veces en las que le había oído llorar de esa manera. Estaba asustado, de eso no había duda.
Yo lo tomé en brazos casi de inmediato y él se aferró a mi como si mi madre fuera un peligro para él. Mi lobo hizo presencia como por arte de magia, luego de casi siete meses de no sentirlo. El golpe fue tal que le gruñí a la única alfa en la sala.
¿Por qué defendía a mi hijo de mi madre? Él estaba asustado y mi primer instinto fue tratar de protegerlo. Pero me arrepentí al instante.
Me había sentido herido durante mucho tiempo por culpa de sus acciones, y me era difícil perdonarla de un día para otro, era cierto. Pero eso no justificaba mi reacción.
—Lo lamento, no quise hacerlo —dijo ella preocupada.
El llanto de Jihoon se había calmado, cosa que me hizo entrar en razón. Mi madre no era una amenaza, ninguno de los dos estábamos en peligro.
—Yo lo lamento... —dije hacia mi madre—... Es la primera vez que llora así, me asusté... y...
—Entiendo, no tienes que disculparte —respondió ella comprensiva.
—Tal vez es tu olor —asumí—, él solo está acostumbrado a olores suaves y dulces.
—La enfermera nos dijo que era su instinto protector... o algo así. Yoongi ha estado así desde que nació, también dijo que es normal en primerizos —dijo Chaeyeon, aligerando el ambiente.
Mi padre lo entendió de inmediato cuando se lo dije. También me había contado que cuando yo había nacido, miraba a mi madre como un peligro potencial para mí ya que ella poseía, según sus palabras, la delicadeza de un toro.
—¿Puedo darme un baño? No quiero asustarle.
—Ven, yo te llevo —respondió mi padre.
Pero Woozi no permitió que ella se acercase, en ningún momento. Estuvo a la defensiva durante mucho, y yo tuve que sacudir mis pensamientos varias veces, ya que no tenía sentido estar alerta por protegerle mi madre.
Aun así, a Jihoon le costó adaptarse a ella, y no fue hasta los cuatro años que pudo aceptar su olor por completo, edad en la que los olores de las personas cercanas a él no le daban miedo.
Aunque aun se presentaba renuente a los olores que provenían de alfas.
Yo, en todo ese tiempo, logré organizar mi tiempo para no dejar de ir al psicólogo. No fue fácil al principio, hubo muchas veces en las que abrir las heridas era demasiado para mí ya que sentía que esos sentimientos se los transmitía a mi pequeño, el cual no sabía por qué su papi llegaba triste de "la calle".
Muchas veces tuve que limpiar mis lágrimas antes de que él me viera o tener que sonreír para que no se sintiera mal al creer que lloraba por algo que él había hecho. Pero, aún con altos y bajos, me di cuenta de que estaba comenzando a sanar mis traumas pasadps. Y no solo se sentía, podía verlo en el espejo.
Me permití conocer gente y hablar con mis vecinos, los cuales nos conocían solo como "los dos extranjeros de la casa de la esquina". También hacer amigos e invitar personas a casa.
Se sentía como una vida, una vida que me encantaba vivir. Los momentos felices eran más que los tristes y no importaba realmente, porque las emociones me hacían sentir vivo. Los Ángeles se sentía como una recompensa ante el dolor pasado, ante los momentos grises en mi memoria.
Pero, aun aquí, había una herida que no podría sanar hasta que la enfrentara. Y la oportunidad para hacerlo, llegaría demasiado pronto... y el problema era que yo no estaba preparado para afrontarla.
「◖⚘◗」
Me tentaron feo, así que Jihoon para presidente.
Es que tengo una manía con Woozi de bebito del Yoons y vienen a decirme que les haría ilusión. Soy un humano, débil y susceptible.😿 Ah, se crean. Jsjsj
Leí sus comentarios, créanme, Taeyoon, Jihoon, Minhyun, Yoonghu, son nombres que usaré a futuro, tal vez no aquí, pero sí en mis otros proyectos, ya que soy pésima con los nombres.
Pequeña invitación a que pasen por mi perfil, que tengo unas cuantas historias terminadas que les podrían gustar, guiño guiño. jsjs
En fin, se les adora con el alma, mis amores. Sus comentarios me ayudan mucho con mi día a día. 💕✨
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