『Cʜᴀᴘᴛᴇʀ 1』
La comparación me está matando lentamente.
Creo que estoy pensado demasiado...
❝ jealousy, jealousy — Olivia Rodrigo❞
Min Yoongi:
Nubes grises, abrigos grandes y clima insoportablemente frío, esa era la descripción de los últimos días de febrero, por fin obtendría mi título universitario y podría continuar con mi vida sin el estrés de todo lo que conllevaba mi carrera.
Claro, tal vez estaba exagerando un poco con lo de "estrés", pero vamos ¿quién no lloró alguna vez en su vida por una clase que necesitaba pasar y no quería volver a repetir?
Además, el ser omega no me ayudó mucho en el trayecto, tanto que tuve que elaborar un mantra para no mandar a la mierda a nadie.
"Mantén la calma, se amable, respira"
Vaya que me sirvió. Es más, hasta me prometí utilizarlo luego de salir de ese infierno llamado casa de educación superior. No importase quién se cruzara en mi camino, ni qué tan mierda de persona sea.
Pero, aunque podía usar mi mantra a conveniencia, no servía de nada cuando dos de mis amigos entraban en mi rango de visión. Y no porque ellos fueran calaña de la sociedad, no me refiero a eso, es solo que, ¿alguna vez han estado en contacto con una parejita extremadamente melosa? Pues esa era mi situación. Mi mejor amigo, Hoseok, estaba perdidamente enamorado y yo era su mayor hater.
Mil veces me pregunté, ¿por qué no solo se iba con su novio a otra parte y me dejaba lo que quedaba de las clases obligatorias en paz? Pero la respuesta siempre me golpeaba los dientes. Porque Jimin, el novio de Hoseok, también era mi amigo y porque aunque no lo parecía, los dos deseaban demostrarse mutuamente que ya no les interesaba nadie más a su alrededor porque estaban enamorados del otro.
Por eso iban de la mano a cualquier lugar, por eso actuaban tan melosos, por eso eran asquerosamente tiernos.
¿Por qué nunca les dije que algún día iban a terminar? Fácil, porque fui yo quien hizo que se conocieran; aunque no me arrepiento de ello.
Nunca odiaría que fuesen pareja, es más, me alegraba, eran mis mejores amigos. Pero no los soportaba cuando estaban juntos, ya que toda una vida parecían una pareja que no se había visto en meses, aun cuando ellos se veían prácticamente a diario.
Y juro que, si no fuera por Hoseok y Jimin, mis instintos nunca hubiesen despertado queriendo vivir un amor de telenovela como el que ellos parecían tener, nunca hubiese deseado tener una familia o siquiera pensado querer tener un bebé.
Jimin hablaba tan ilusionado sobre querer tener un hijo que inconscientemente comencé a pensar como él. ¿Cómo sería tener un hijo? ¿Cómo se sentiría ser padre?
Pero... no podría llegar a tenerlo. Porque no tenía una pareja estable y porque el idiota del que me había encaprichado era un mujeriego de mierda y nunca repetía cama más de dos veces.
Bueno, no podría señalarlo con el dedo porque el famoso de los dos era yo.
Desde más o menos los veinte me había encargado de labrar ese maldito camino y de darme ese nombre. Y no, no lo hice a propósito, mi objetivo nunca fue ese. La diosa luna es testigo de que en ningún momento quise ser conocido como alguien fácil o alguien que se acostaba con cualquiera.
Simplemente pasó y no estoy muy orgulloso de ello. Por eso, en cuanto me di cuenta de dónde había caído, traté millones de veces en redimirme, pero siempre volvía a lo mismo y me odiaba por ello.
Era adicto al placer, al alcohol y a ignorar los sentimientos de los demás con tal de no recordar que yo también tenía los míos.
Nunca pude permanecer con alguien por más de dos semanas ya que temía que mi pasado regresara con otro rostro, pero con el mismo objetivo; hacerme sufrir por mi ingenuidad. Y, sin saberlo, le tuve miedo al compromiso.
Por esa misma razón, fui señalado como un "espanta alfas" ya que nadie duraba más de una semana conmigo. Ellos decían que me adoraban, pero cuando me trataban por más de un día, ellos mismos se alejaban. No podía evitar ser una mierda de persona con ellos, solo no quería que me lastimaran.
Pero todos me tomaron como un maldito reto y no lo digo por decir, mil veces escuché que yo era el peor de los desafíos. Los raritos me llamaron "omega dominante" no tan secretamente. Y no me molestaba en lo absoluto, es más, me hacía sentir el centro de atención de alguna manera, pero serlo tenía sus desventajas. Por ello tuve que aprender sobre defensa personal durante todo ese tiempo, porque no estaba exento de tener que darle una paliza a algún alfa o beta que se haya querido pasar de listo conmigo.
¿Tenía favoritos en el lugar? Claro que sí. Algunas alfas, por ejemplo. Las más cuidadosas y las que lograban hacerme sentir como si hubiese estado hecho para ellas. Claramente, no permitía que ninguna estuviese demasiado tiempo a mi lado. No podía permitirme estar en una relación romantica; no después de darme cuenta que la mayoría solo buscaba poder decir que "habían dominado a la bestia".
Durante mucho, logré hacerme entender que las relaciones románticas no fueron creadas para todos. Me repetí mil veces que yo no necesitaba una de esas que no quería una; que enamorarse es una perdida de tiempo y que pensar así no es un delito. Delito es asesinar a varias personas y enterrarlas en el patio de tu casa.
Pero vamos, deberían considerar delito muchas más cosas en este mundo.
Una de ellas podría ser el ser un hijo de puta, pero claro, también hablo de aquellos que buscan su propio placer por sobre todo.
Pero bueno, tal vez pensaba eso por los tipos de alfas que se acercaban a mi.
No todos eran blancas palomas, cada uno tenía un defecto visible que le hacía despreciable hacia mi persona. Odiaba a la mayoría de seres en la tierra; eso era algo completamente visible.
—Disculpa... —susurró alguien a mi lado.
Giré la cabeza lentamente, ya que la voz no se me hacía conocida.
—¿Qué? —pregunté, mi voz salió hostil, sin embargo y contra todo pronóstico, aquellos ojos tan pequeños y brillantes me continuaron viendo como si fuera la octava maravilla del mundo, y eso me hizo sentir realmente mal—. ¿eres sordo? —murmuré tratando de sonar comprensivo.
Pero el chico no respondía y me estaba desesperando la forma en que me veía.
—Niño, ¿estás bien? —dije impaciente.
—Yo...
—Al grano, vamos.
El chico apenas podía mantenerse en pie, parecía a punto de desmayarse y eso me pareció divertido.
No estaba viendo a su cantante favorito; ni a un angel caído. Era solo a mí, un humano más.
—Vamos, dentro de poco comenzará la siguiente clase —traté de alentarlo.
¿Cuántos años tenía? ¿Unos veinte; veintiuno?
No olía muy bien que digamos, tal vez porque era un beta.
—Esto es para usted... —susurró el chico, mientras me extendía un sobre color lila con un listón blanco.
No era la primera vez que recibía uno, pero esta vez no estaba en mi taquilla o colado en mi mochila.
—¿Para mí? Que lindo detalle —susurré en cambio, imaginaba a alguien distinto detrás de esos sobres. Sin embargo, el beta era muy lindo.
—Se lo envía el alfa de allá —dijo y se giró, pero no había en el lugar que señalaba—. Bueno, yo... juro que...
—No te preocupes, ¿sabes quién era?
—No recuerdo su nombre, pero es el rubio que siempre camina con... ¿Jeon Jungkook?
—¿El rubio? ¿Cuál de los dos? —pregunté confundido.
El chico se oía perdido. Pero aún así trató de darme una descripción del tipo; es más podría encontrarlo en ese mismo momento si me lo proponía.
¿Pero de qué me servía ir a buscar a alguien que nunca había tenido el valor de acercarse a mi?
—Muchas gracias, bonito —dije. El chico, en cambio, me sonrió. Vamos, le habría dado mi numero si no me hubieran robado el celular días antes.
Hoseok a mi lado, se giró justo después de que el beta se había alejado lo suficiente.
—¿Y ese?
—¿Qué es eso? —preguntó Jimin—. Deja ver.
—Hola, Yoongi, perdón por haberte ignorado al llegar, estábamos demasiado ocupados alagándonos mutuamente que se nos olvidó que tú existías —recriminé, pero ellos en lugar de disculparse solo rieron—. Sí, no se preocupen; yo los perdono —susurré fastidiado.
No era la primera vez que lo hacían; eso era de todos los días.
Aunque tal vez solo estaba haciendo drama para desviar su atención y que no siguieran preguntando sobre algo de lo que no quería hablar.
Sin decirles más, tomé mis cosas y salí de la cafetería con ellos detrás.
Ellos habían estado hablando sobre la fiesta de graduación que habían estado planeando con la asociación de estudiantes. Yo solo esperaba que no hicieran nada al estilo Hollywood porque terminaría saliéndose de control, como años anteriores.
Después de que salieron de su burbuja, Jimin me tocó el hombro preguntándome si iría a la fiesta que Byulyi había estado organizando. Byulyi era otra de mis mejores amigas.
—Sigo pensando en ello... —apenas susurré.
—Dile a tu hermana que venga; así ella se asegura de que no bebas nada.
—¿Mi hermana? —pregunté—. ¿No crees que está muy pequeña para ir a una fiesta así?
—Tiene diecinueve, Yoongi.
—¿Y qué? Está muy pequeña para un ambiente de esos.
—Estarás a su lado. No tendrías de qué preocuparte.
—Bien, le preguntaré —dije cortando esa conversación.
Un olor desagradable entró en mi radar luego de eso, sin necesidad de ver, sabía de quién se trataba. Jeon Jungkook. ¿Pero quién era él? Era mi capricho de invierno. Ya sabes, aquello que realmente no necesitas, pero aún así quieres.
No había logrado acercarme a él y cada vez que lo hacía, algo me repelía. Algún comentario, o su mismo olor. Él no me gustaba para nada; pero había querido estar con él por la anécdota. Tenía buena fama, era cierto.
Sin embargo; internamente lo odiaba. ¿Razón? No la recuerdo muy bien, pero seguramente era porque era un reverendo imbécil.
Aun así mi mirada fue hacia su dirección, buscando una cabellera rubia que no tardé en encontrar.
El tipo era lindo, claro que lo era. Pero estaba escuchando los chistes xenófobos de Jungkook, así que pasé de él de inmediato.
«Los dos son uno o dos años menores que yo», pensé.
Mi olfato estaba sufriendo las consecuencias de pasar cerca de varias personas, pero Hoseok necesitaba verificar dos calificaciones. No podía sólo irme y dejarlos solos. Así que le prometí ir con él luego de ir al baño.
Jimin me acompañó durante todo ese tiempo, pero cuando íbamos saliendo, recibió un mensaje de Hoseok, diciendo que había llamado a mi madre para que me recogiera.
No supe la razón, Jimin tampoco.
—Ahora resulta —dijo Jimin girando los ojos.
—¿Ahora qué?
—Dice que le diga a tu madre que me lleve; que él tiene que hacer otra cosa.
—¿Así de repente?
—Es Hoseok, ya sabes cómo es.
Con un suspiro, Jimin comenzó a caminar hacia las escaleras, yo le seguí el paso sin poder hacer más.
No era la primera vez que Hoseok hacía algo así, el problema era que nunca avisaba con anticipación.
Pero el edificio en el que nos encontrábamos daba directamente hacia uno de los lugares más transcurridos de toda la universidad.
Y yo no planeaba pasar por entre ese montón de personas. Es más, hasta podría decirse que me quedé petrificado en las escaleras en cuanto me di cuenta de ello.
Las voces se hacían más fuertes, los olores comenzaban a llegar de manera desagradable a mi nariz. El aire resonaba fuertemente en mis oídos; mi cabeza comenzaba a doler.
No era ansiedad social; nunca sufrí de ello.
El problema era otro, Jimin lo sabía. Mis sentidos habían quedado sensibles a cualquier pequeña cosa que se me acercara, consecuencia a la abstinencia.
—¿Me oyes...? —susurró Jimin a mi lado, sacándome de mis pensamientos erráticos.
—Sí...
Pero no quería oírlo, quería vomitar.
—Si quieres podemos salir por detrás, así me acompañas a la enfermería.
Ni siquiera esperé a que terminara, tratando de no colocar mis manos en mis oídos, caminé hacia la salida de emergencia atrás del edificio. Él me tomó del brazo como siempre y logramos tocar pasto sin que yo devolviera todo lo que había comido en el día.
Caminamos en silencio, mientras yo respiraba el aire fresco de los jardines. Las voces poco a poco se fueron distorsionando hasta volverse suaves murmullos; caminamos entre el estacionamiento mientras Jimin hablaba sobre haber olvidado cosas importantes ahí.
No había preguntado por qué íbamos hacia ese edificio, pero en cuanto él mencionó eso, realmente me preocupé.
—¿Por qué estuviste en la enfermería? —pregunté.
—Bueno... ¿Prometes no decir nada?
—Si es algo malo, no puedo prometerte nada —respondí, recibiendo una mala mirada al instante—. Está bien, lo prometo —suspiré.
Aunque fuese algo malo, nunca podría decir nada sin que él me lo permitiera.
Jimin detuvo sus pasos, quedando a un par de metros del edificio.
—¿Lo prometes por el meñique?
«Aquí vamos de nuevo», pensé.
Con un suspiro extendí mi meñique, Jimin no dudo en enlazarlo con el suyo. En modo de reflejo, miró hacia adelante y atrás para que nadie más escuchase su "secreto".
—Me sentí mal de repente, así que me salí de clase y vine acá. Normalmente te diría que es por no dormir bien o yo qué sé, pero no, he estado durmiendo hasta más de lo que acostumbro y es extraño, además, cualquier cosa me da asco o me dan mareos de la nada. El enfermero me hizo varias preguntas y pues... podría ser que esté embarazado —su voz se iba haciendo más baja con el tiempo. Tanto que casi no alcancé a escuchar lo último
—¿¡Perdón!? —dije en un mini grito susurrante.
—¡Ya lo sé! —respondió de la misma forma—. Yo también dije lo mismo.
—¿"podrías" osea que no es seguro? —murmuré confundido.
—Mira... —suspirando, pasó una mano por su cabello—. Es una posibilidad —recalcó—. He estado tomando anticonceptivos desde... bueno, ya sabes... Y no sé, últimamente los he dejado, pero siempre lo hemos hecho con protección, y me aterra pensar que puedo estar esperando un bebito...
No supe qué responder. ¿Embarazado? ¿Hoseok lo sabía? No podía pensar con claridad. Jimin no podía estar en cinta, vamos. Debía ser una broma... ¿pero y si no lo era?
—¿Yoongi...?
—Esto es mucho para mí, espera —susurré.
Estaba emocionado por él, sí, pero también estaba... sintiéndome extraño. Estaba enojado, pero era ridículo sentirme así. Sentía mi sonrisa falsa; mi reacción una mentira.
—¿Crees que Hoseok... se enoje? Bueno, en caso de estar...
—Él te adora; no se enojaría contigo por algo así.
—¿Enserio crees eso?
—Bueno... ¿Hace cuanto no tomas las pastillas?
No quería sonar como si le estuviera regañando por pensar así, pero lo que quería decir y cómo lo decía eran dos cosas distintas.
—Un mes.
—¿Le dijiste que las dejaste?
—Estuvimos hablando sobre eso, pero fue como una posibilidad...
—¿Y el qué te dijo...? —interrumpí.
—Bueno... dijo que estaba bien, que podríamos intentarlo.
—Entonces no tiene nada de malo.
—¿Seguro?
—Son una pareja enlazada —dije, sorprendentemente, mi voz salió comprensiva—. En caso de que esto no sea más que una confusión de síntomas, Hoseok se habría dado cuenta, claro, si no es tan distraído como me imagino.
Jimin sonrió y yo hice lo mismo
—Pero, escucha bien —continué—, si estás embarazado y Hoseok no lo sabe y, reacciona mal... No dudes en darle una patada en los huevos ¿Entendido? Y me llamas para hacerlo yo también. —Él lanzó una carcajada—. Recuerda que no importa lo que pase, ni siquiera la hora que sea, yo siempre iré a dónde sea que estés. ¿Entendido?
Jimin asintió, estaba sonriendo con un par de lagrimitas en los ojos. Yo, a pesar de mi espiral de emociones, estaba feliz con su felicidad.
—Gracias, eres el mejor amigo del mundo.
Como reflejo, le abracé. Era algo que casi no hacía, así que él tardó un par de segundos en abrazarme de vuelta. No conté con que el comenzara a llorar en mi hombro.
—No llores, maldita sea —regañé dando leves golpecitos a su espalda, cosa que le hizo reír.
—Gracias —susurró separándose entre hipidos—. Vamos, o el enfermero se irá
Yo asentí y comencé a caminar con él de la mano.
Cuando por fin llegamos a la entrada, mi madre estaba esperándonos.
—¿Dónde te habías metido? —preguntó enfadada.
—Señora Min, Yoongi me acompañó a la enfermería perdón por tardar.
—No lo estás encubriendo, ¿cierto?
—No, lo prometo.
—Bueno... entra al auto.
Yo no dije nada. Simplemente acaté su orden.
—Entonces, ¿vienes con nosotros, bonito o esperas a Hoseok? —preguntó hacía Jimin. Ella solo sonreía cuando se trataba de él.
—Agradecería que me llevara, Hobi tenía cosas que hacer.
Jimin sonrió un poco avergonzado, ella en cambio, le abrió la puerta del coche.
—Bueno, no se diga más, sube.
Ni siquiera pasaron cinco minutos cuando ya íbamos de camino a la casa de mi rubio amigo. Y como de costumbre, mi madre iba hablando entusiasmada con Jimin.
—¿De verdad fueron a la enfermería? —preguntó ella. Pude sentir la llamada de auxilio a mi lado. A él no se le daba bien disfrazar sus mentiras.
—Sí, bueno... me sentía mal —respondió él.
—¿Pero no es nada grave?
—Estrés mas que todo —dije—. Hablando de eso ¿Nos llevas a una farmacia?
—¿Qué vas a comprar? —cuestionó.
—¿Quién dijo que era para mí? —refuté, ella me miró por el retrovisor alzando las cejas—. Inhibidores, los últimos los perdí cuando me robaron la semana pasada.
—¿Te robaron? —Jimin, preocupado tomó mi mano, entonces recordé que no se lo había dicho.
—Hace unos días, se llevaron todo en mi mochila, pero vamos, estoy ileso. Mirale el lado bueno.
Le sonreí tratando de calmarle, pero no funcionó.
Luego de un par de minutos llegamos a la farmacia más cercana a casa. Mi madre se ofreció a acompañarnos, pero era algo que debíamos hacer por nuestra cuenta, más cuando ella no sabía la historia completa.
No pasó mucho tiempo luego de ello, elegimos, compramos y salimos. Aún cuando a nosotros nos parecía más como una misión imposible, fue todo lo contrario, fue demasiado fácil.
Cuando Jimin entró al auto de mi madre, me pregunté si él quería tanto estar embarazado como yo había pensado, ya que, si lo hacía, no debía de estar nervioso, ¿cierto? De todas formas, él había querido un bebé en primer lugar, por eso había dejado las pastillas, ¿no?
Entré al coche con la maldita confusión de sentimientos a flor de piel, así que retuve mi aroma lo más fuerte posible, en primer lugar, para poder dejar de pensar y porque no quería alertar a mi amigo de mis sentimientos, no quería incomodarle o hacerle pensar lo peor ya que no sabíamos cómo iba a reaccionar Hoseok ante la noticia.
Habíamos comprado las pruebas de embarazo de todas formas. Así que si mi madre notaba algo extraño en nuestro comportamiento, nos bombardearía con la peor cantidad de preguntas posibles y en ese momento era lo último que queríamos.
Menos cuando lo único que podría responder era: "Mi omega es el que está reaccionando así, te lo juro".
「◖⚘◗」
¡Primer capítulo! Por fin y de nuevo.
No olviden votar si les gustó. ^^
Hasta pronto, mis amores 💕✨
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