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『Cʜᴀᴘᴛᴇʀ 10』

Y duerme un poco más, los párpados no aguantan ya.

Luego están las decepciones cuando el cierzo no parece perdonar.

Sirena vuelve al mar, varada por la realidad

Sufrir de alucinaciones cuando el cielo no parece escuchar.

La sirena varada — Heroes Del Silencio❞


Yoongi abordó un avión hacia Los Ángeles dos días después.

Se hospedaron en un hotel cercano a la universidad, ya que el examen de la castaña sería el lunes a primera hora y ella quería conocer los alrededores con anterioridad.

Pero Chae no había pensado en la decadente salud de su hermano, hasta que él se internó en uno de los callejones a vomitar. Solo entonces desistió de hacer la excursión ese mismo día, día en el que el pelinegro pasó la mayoría del tiempo dormido.

El domingo fue relativamente lo mismo, ya que estuvieron en el departamento todo el día, entre mareos y vómitos por parte del omega azabache. Ella solo se dedicaba a acariciar sus cabellos y limpiar sus lágrimas mientras le recordaba segundo a segundo que fue mala idea viajar en esas condiciones, el azabache, como siempre, la ignoraba en sus regaños.

Y es que, Yoongi de una u otra forma habría hecho el viaje, por Chaeyeon o por él. Simplemente estaba seguro que en Corea no se quedaría, menos con la posibilidad de cruzarse con ese alfa peli teñido de linda sonrisa en cualquier momento o lugar.

Entre altos y bajos, el lunes llegó con rapidez y en ese momento, quién parecía desfallecer ahora era ella. Estaba nerviosa y con las ganas de devolver su desayuno en cualquier parte del campus. Yoongi la acompañó como apoyo moral, ya que no lo dejaron pasar más allá de la entrada principal.

El lugar estaba lleno de aspirantes y estaban colocados en distintas filas de al menos cincuenta personas. Cada uno tenía la obligación de llevar varios parches sobre las glándulas de olor, inhibidores de aroma para evitar malos ratos y al menos dos supresores por cualquier celo de reconocimiento dentro de las delimitaciones del campus. Los acompañantes debían de seguir las reglas de la misma forma.

El régimen había sido estricto a la hora de ingresar al lugar. Chaeyeon susurró que era innecesario, Yoongi creía completamente lo contrario.

Fueron casi cuatro horas las que Yoongi tuvo que esperar para que los grupos comenzaran a salir, había pasado el tiempo hablando con una chica de la cual no recordó el nombre, rubia, alta, de inglés acentuado; aunque Yoongi no recordara su nombre, debía admitir que ella era hermosa en todos los sentidos.

Yoongi se sorprendió gratamente al realizar que no fueron alfas quienes salieron primero, como cuando a él le tocó el examen en su universidad. Los grupos estaban conformados por distintas castas, distintas edades y variadas estaturas. Fue tal su asombro que hasta creyó ver un gama salir de entre los aspirantes.

La salida estaba llena, y de no ser por los parches de aroma, el seguramente estaría vomitando en alguna esquina, pero aun así se sentía incomodo y algo aturdido. Aun cuando su lenguaje corporal dijera otra cosa.

Agradeció al cielo cuando, luego de que varias personas salieran, logró diferenciar a su hermana en la distancia. Y es que, ella había optado por ir completamente vestida de negro, tal como él.

Tal vez por eso se llevaba un par de miradas, o tal vez era porque eran realmente pocas las personas que habían acompañado a alguien ahí. Y entre el grupo, él resaltaba por su apariencia extranjera y su monocromática vestimenta.

Cuando su hermana por fin salió, se abrazó a él con insistencia y le dio un sonoro beso en la mejilla.

—Estoy celosa. Yo soy más linda, pero todos te miran a ti, no es justo —renegó en voz baja.

—¿Quieres que me haga pasar por tu pareja y así no nos miran a ninguno de los dos?

—Yoon, es raro ver parejas de omegas.

—Bueno, al menos no aquí —dijo señalando a dos chicas que, por su melosidad y por su apariencia, parecían pareja y, omegas.

—No me haré pasar por tu novia. Quítate.

—Pues hay un tipo ahí con pinta de beta que no deja de verme. ¿Debo ir a coquetear con él?

—Min Yoongi, tú ya tienes un alfa.

—Vuelves a mencionarlo y juro que romperé todos tus sets de maquillaje. ¿Entiendes? —Ella asintió a regañadientes—. Está bien. Ahora camina, tengo hambre. Y para rematar, ver tanta gente dándose amor me está dando grima.

Caminaron en dirección opuesta a la multitud. Por alguna razón, en dirección contraria al edificio donde estaban hospedados.

—Enamorarte no te hará daño...

—Ojalá y me diera alergia, sería más fácil.


Luego de caminar un tramo bastante largo, encontraron un complejo de departamentos en renta. A diez minutos de una de las entradas a la universidad. El dueño fue amable gracias a que el inglés de los dos hermanos era bueno. Y al saber que ella era estudiante, les prometió un descuento si la castaña lograba calificar, sabían que era una broma, pero aun así regresaron sonrientes al departamento. No podían evitarlo, estaba emocionados por la posibilidad de tener un lugar para futuro.

Hablaron de varias cosas durante la tarde, incluyendo los cálculos de lo que habían gastado en esos tres días ahí, en comparación a lo que gastaban en casa.

—Llamaré a papá. No nos quedaremos aquí por más tiempo —murmuró el omega.

—Yo iré por algo de cenar. —Ella le entregó su celular.

—Todo menos lo que sirven aquí, ¿sí? —Yoongi recordó el mal momento que vivió con la comida del hotel en el almuerzo del día anterior. Había vomitado hasta su estomago.

—Okey, okey.

Unos cuantos minutos después, estaba arreglando la ropa en su maleta mientras hablaba por teléfono con su padre.

—Ajá, pero los resultados serán dentro de casi dos meses. ¿Qué se supone que haremos aquí? No conocemos a nadie —renegó Yoongi.

Entonces conozcan un poco. Los parques cercanos, los cafés, los restaurantes.

—No. Ya lo hablé con Chae, decidimos regresar el miércoles. Hoy haremos las maletas y mañana veremos los alrededores. Ya revisé el horario de vuelos, hay uno en la noche del miércoles, así que reservé los boletos.

Eres un necio.

—Pues este necio quiere impedir que gastes en hoteles en estos meses. El vuelo de ida y vuelta cuesta muchísimo menos que quedarnos aquí durante todo ese tiempo.

Bien... —suspiró—. Los espero aquí entonces. Te amo.

—Yo también te amo.

Dile a Chae que la amo, ¿sí?

—Lo haré cuando le devuelva el celular.

Hasta luego, cariño —bostezó.

—Hasta luego, papá.

Y colgó la llamada.

Chaeyeon no tardó en aparecer por la puerta de su habitación. Con una caja en sus manos.

—¡Antojo de la noche! ¿Quieres pizza?

—Oh, joder. Claro que sí.

Sin novedades, regresaron a casa el día acordado, hechos líos por los horarios distintos.

Yoongi tuvo la dicha de dormir placentero en su habitación. Se sentía a gusto de regresar dentro de esas cuatro pequeñas paredes que tanto había odiado la semana anterior, y todo porque sentía que la habitación del hotel era muy grande para él.

Cuando despertó, daban casi las diez de la mañana, no tenía ganas de levantarse y buscar algo para desayunar si pronto tendría que hacer el almuerzo. Así que se quedó en su habitación, hasta que la pereza desapareció de su sistema y el hambre dominó sus sentidos, solo entonces, decidió hacerse algo para comer.

Pasó primero por el baño, y luego de lavar sus dientes, se detuvo frente a la habitación de Chae tocando varias veces la puerta. El día después del examen se sorprendió al verla estudiando desde temprano, aun cuando ya había rendido la dichosa prueba.

Ella no tardó en abrirle la puerta.

—No estoy estudiando, lo juro.

—Primero que nada, buenos días —dijo, Chae asintió en forma de saludo—, segundo, mejora tu inglés en lugar de estar viendo series.

—¿Si son en inglés cuenta?

—Si no están subtituladas, sí. —Ella hizo una mueca casi de inmediato—. ¿Ya comiste?

—Hace media hora.

—Vale, voy a ver que hay. Me voy —murmuró, golpeando el marco de la puerta antes de ir directo a la cocina, ella solo asintió y cerró la puerta cuando él se marchó.

Pero lo que había en la cocina sólo le revolvió el estómago. Haciéndolo ir de regreso al baño.

No lo entendía, ya había pasado mucho tiempo con esos malestares, ¿por qué aún estaba tan sensible a los olores? ¿Por qué no podía mantener la mayoría de alimentos en su estómago? ¿Qué estaba pasando en su sistema como para que todo eso todavía estuviera sucediendo?

Pensó en molestias estomacales, pero en ningún momento había sentido dolor o incomodidad.

¿Lombrices? Ni de coña.

Entonces... ¿qué era? ¿Desde hace cuánto se sentía así de mal? Ya dos semanas y algo. Comenzó con el insomnio y ahora estaba así. Vomitando hasta el alma con cualquier olor demasiado fuerte, con mareos ante cualquier situación. Por mucho que algún alimento le haya caído pesado, el malestar no duraría tanto.

Y solo entonces... una pequeña duda afloró en su mente.

—¿Y si...?

Se quedó viendo el váter más tiempo del que pensó, atando cabos sueltos en su subconsciente. ¿Podría estar... embarazado? No, ¿o sí?

Sacudió la cabeza, esperando que los pensamientos se dispersaran con ese acto, cosa que no logró ya que la posibilidad se clavó como una flecha llameante en el centro de todo el nublado caos.

¿Estaba embarazado?

Ya había pasado mucho desde la última vez que tuvo relaciones con alguien... Y bueno, el problema radicaba en que fue con su alfa destinado, varias veces... y sin ningún tipo de protección.

Se lo había dejado al destino... y al parecer, el cabrón le estaba jugando una grande.

Enojado y pasmado en partes iguales, jaló de la cadena y salió disparado hacia su habitación. Tomó un par de zapatos, una mascarilla, su cartera y sacudió su cabello, tratando de acomodarlo lo mejor posible.

«No más dudas», pensó viendo decidido su reflejo.

Salió de su habitación y luego, de casa.

Caminando en dirección a la farmacia más cercana, pensó en todas las posibilidades que podrían estar causando todos esos malestares. Pero ninguna parecía creíble.

Entró al local con la mascarilla negra puesta, no quería oler nada de demás para así evitar vomitar en cualquier momento. Pero se encontró en el mismo dilema en el que estuvo con Jimin. ¿Cuál de todas comprar? ¿Cuál sería más efectiva? ¿Cómo funcionaban? Tomó las mismas que eligieron con el rubio en su momento y un par de parches de aroma para justificar luego, yendo así directamente a pagar segundos después.

Dejaría de hacerse líos, bueno, al menos hasta que las benditas pruebas dieran negativo.

Al salir del local, logró divisar la silueta de Jungkook hablando con alguien al otro lado de la calle. Maldiciendo mentalmente, se giró y apresuró el paso a su casa. No esperó a ver si el alfa lo percibía ni nada. A este tipo de encuentros se refería cuando decía que ya no quería permanecer en la misma ciudad, y en el mismo país que ellos dos. Decidido a no detenerse, afianzó la pequeña bolsa en su mano y casi corrió hasta que estuvo dentro de su hogar.

Al cerrar la puerta de entrada, dio de lleno con la cara curiosa de su hermana menor.

—¿Y... papá? —Yoongi tragó fuerte, tratando de desviar mirada fija de su hermana.

—No está, salió desde temprano, fue a visitar a los gemelos de la amiga de mamá. ¿Tú a qué saliste?

—Fui a buscar algo diferente para desayunar —mintió.

—Pues la bolsa con la marca de la farmacia me dice otra cosa —Yoongi maldijo mentalmente.

Caminando a su habitación, trató de esquivar toda pregunta.

—Son parches de aroma.

—¿Entonces por qué se ven cajas de...? Esas... ¿son pruebas de embarazo? —Ella abrió los ojos al entender—. No... Sí lo son...

Yoongi detuvo sus pasos y maldijo el doble, esta vez incluyendo a las bolsas plásticas casi transparentes en la lista. La próxima vez llevaría una reutilizable.

«¿La próxi...? No. No habrá una próxima.»

—Sólo quiero sacarme la duda.

—Santa mier... Yoongi, dijiste "Espero no haya consecuencias" ¿Te referías a este tipo de consecuencias? —susurró ensimismada.

—A todo tipo de consecuencias —respondió retomando sus pasos, pero, esta vez, en dirección al baño siendo seguido de cerca por la castaña. Pero fue más rápido al llegar al cuarto y una vez dentro, cerró la puerta con llave.

Dejó la bolsa sobre el lavamanos, sacando las pruebas y guardándose la caja de parches en el bolsillo del pantalón deportivo. Chae quedó fuera, apoyada en la puerta del baño esperando a que su hermano saliera, ya que no le dio tiempo a detenerlo para sacarse un par de dudas de la cabeza.

Chae pensó que Yoongi estaría mucho más nervioso que ella. Cuando Yoongi abrió la primera caja y leyó las instrucciones, soltó un suspiro, Chaeyeon le imitó, casi al mismo tiempo, sin saberlo.

—Yoon.. Sabes que puedes confiar en mi. Podemos esperar juntos si quieres... Sino, puedo ir a mi habitación...

Yoongi tenía prisa, y el único problema en su mente más allá de la duda, era el tiempo de espera para por fin saber el resultado.

Cuando Chaeyeon estaba por marcharse, la puerta del baño fue abierta y Yoongi asomó por ella.

—No quiero hacerlo solo... —murmuró y ella entendió a lo que se refería.

Luego de un infierno y dos más, Yoongi terminó en su habitación con Chae sentada en la cama, mientras él permanecía recostado en el suelo.

Estuvieron —la mayoría del tiempo— reuniendo posibilidades y opciones mientras los resultados se mostraban. Ella mantenía la mente de Yoongi ocupada con relatos varios. Resúmenes de sus series, opiniones de novelas, nuevos artistas. Ya que ninguno de los dos contaba con que las primeras pruebas tres dieran positivo.

—Es la última... también es positiva —suspiró Chaeyeon. Yoongi ni siquiera se inmutó, miraba fijamente el techo de su habitación—. De 4 a 6 semanas de embarazo... ¿Tanto tiempo ha pasado? —susurró la castaña.

«¿Esto querías?»

«Más de lo que crees. »

«Se supone que las cosas no serían así... Este bebé debería de ser de Jungkook no de...»

«Mi alfa. »

«Solo cállate. Cállate, cállate, cállate... No quiero volver a oírte, no quiero. Todo es tu culpa, tuya...»

—Yoongi... Mierda, no llores... —La castaña, preocupada, se levantó de la cama y se agazapó a su lado, acariciando suavemente el cabello azabache de su hermano. Quien, había llevado los puños sobre sus ojos, tratando de retener, inútilmente, las lágrimas.

«Claro, tú querías esto, yo no... pero, por lo menos, quería que mi bebé fuera como Jungkook. Se supone que sería de él... que tendría sus ojos, que heredaría su sonrisa... que... que...»

Pero Yoongi realmente no quería eso. Solo se estaba convenciendo de ello para no sentirse culpable.

—No quiero tenerlo —murmuró—. No quiero Chae... por favor... —él se sentó de pronto, tomando por los brazos a la castaña, quien lo miraba confundida—. Estoy a tiempo, ¿cierto? Puedo ir ahora, nadie se dará cuenta...

—Min Yoongi —interrumpió—, piensa las cosas con la cabeza fría. No puedes decidirlo, así como así. Es tu bebé.

—Pero también es de...

—¿Y qué? ¿Qué pasa con que sea de ese? Es más tuyo que de él. Va a crecer en tu vientre no en el suyo. Va a amarte más a ti que a nadie.

—No... No quiero oírte, vete... por favor, vete.

—Prométeme que no harás ninguna estupidez. Por favor... —Yoongi evitó su mirada—... Gi... no lo hagas por mí, ¿sí? Hazlo por ti. No cometas nada de lo que te puedas arrepentir...

—Vete... quiero dormir... —susurró.

—Dormir no resolverá tus problemas.

—Lo sé... pero al menos los silenciará un par de horas.

Ella, dudando, salió de la habitación. Él, se acostó, dejando salir las lágrimas que no podía retener por más tiempo, soltando todo el arrepentimiento que afloraba en su alma, lloró hasta que el sueño se apoderó de su persona.

Y soñó... soñó con un vacío aparentemente interminable, con una oscuridad definitiva. Soñó con una pequeña luz en los alrededores, con un halo blanco que se hacía más grande, que aclaraba su oscuridad; soñó con una solución, pero no pudo verla porque despertó cuando un par de golpes resonaron en la oscuridad de su habitación. Chae le dijo que no podía estar ahí sin cenar, que sus padres estaban en la cocina.

Yoongi, dividido entre contarles o no, salió de su refugio de sábanas, yendo directo a la sala de estar. Viendo como su madre abrazaba por la cintura a su padre mientras hablaban de algo que no pudo escuchar, así que se acercó con cautela.

—Hola...

—¡Yoonie! Te ves mejor que anoche, ¿dormiste bien? —preguntó la alfa.

—Si... casi todo el día.

—¿Quieres cenar? —Su padre apenas se giró hacia él, ya que estaba lavando los platos que acababan de usar ellos.

—Yo... ¿Puedo hablar con ustedes?

—Claro, dinos.

—Preferiría que se sentaran primero...

—Permíteme, cariño. —El omega secó sus manos y se sentó en uno de los banquillos del desayunador, siendo seguido de la alfa.

—Yo... no sé por dónde comenzar...

—¿Es algo malo?

—No lo sé... Y necesito ayuda con eso.

¿Debía inventar algo sobre la marcha? Cambiar la plática y desviar el tema parecía mejor opción que... No. Si lo aplazaba, no habría una solución para él y todo sería peor.

—¿Qué es...? —Habló la alfa, insegura.

—Yo... estoy embarazado.

Dos, tres segundos y ninguna reacción. ¿Lo había dicho demasiado bajo y ellos no le habían oído? Su mirada se mantuvo fija en el suelo, fue consciente de que lloraba hasta que sintió las lágrimas resbalar por su mejilla. Se sentía como si hubiera decepcionado a alguien, ¿pero lo estaba haciendo realmente?

—¿Embarazado? —preguntó la alfa. Su tono de voz era distinto, fuerte. Yoongi sólo pudo asentir, ya que sentía inútil su garganta en ese momento—. ¿En serio? ¿Es en serio?

—Yongsun. Baja tu tono —reclamó el omega mayor.

La alfa estaba enfadada, se notaba desde lejos.

—Yoongi, cariño. ¿Cuándo pasó esto?

—¿Se lo vas a apañar? —La alfa parecía ofendida. Y Yoongi no podía decir una sola palabra, se sentía... Se sentía de diecisiete como cuando les contó sobre su primera pareja; también de veinte, cuando les contó sobre los maltratos de esta misma. Se sentía pequeño, indefenso y juzgado.

—Busco respuestas. Yoongi ya es un adulto, ¿qué voy a hacer con molestarme?

—Vas a tener la razón. ¿Acaso no estás viendo lo que está pasando? ¡¿Acaso no lo estás oyendo?! ¡Está embarazado!

—Lo estoy oyendo, pero Yoongi ya está mayorcito como para que le estés armando estos dramas. Además, ¿quién estuvo presionándolo para que tuviera un hijo pronto?

Yoongi se sentía horrible, tal vez sería una buena noticia si hubiera sentado cabeza con Kim. O con cualquiera... ¿Por qué ahora que por fin le daría un nieto a su madre ella parecía querer que abortara de inmediato? ¿Había cometido un error? Él no había planea... Alto, él sí lo había planeado, lo había visto como única opción.

Ser padre soltero le había parecido una mejor opción a nunca serlo y escuchar a su madre con el cuento de nunca acabar toda su vida.

Yoongi había buscado ese bebé, no había sido un accidente. Yoongi había planeado quedar embarazado; hasta había armado una lista de "candidatos perfectos" con cualidades y todo. Había elegido, sí, pero las cosas no salieron de acuerdo al plan. Nada salió de acuerdo al plan, en realidad, y eso era el problema para Yoongi. En eso radicaba todo su arrepentimiento, en que, cuando había desistido de usar a Jungkook, Taehyung había aparecido de improvisto, habían hecho una especie de cortejo entre la multitud y había pasado con él una de las mejores noches de su vida...

—¡Pero yo me refería a una pareja estable! Que se casara, que tuviera hijos bajo matrimonio.

—Sí, pero no todos quieren o pueden tener tú mismo plan de vida, Yongsun. Ahora vete a la habitación y piensa lo que estás haciendo. Yo hablaré con él.

—¡Tiene veinticuatro años, joder!

—Vete, no puedo hablar contigo mientras gritas.

Su dulce noche se había acabado, ella salió echando humo hacia la habitación, cerrando de un fuerte portazo. Kihyun no hizo más que suspirar.

—Alfas, quién les entiende —dijo, y Yoongi limpió las lágrimas que salían de sus mejillas con rapidez—. Ni modo... Vamos, tienes que cenar —restó importancia, tratando de dispersar la tensión. El menor, sin embargo, negó con la cabeza, Kihyun ignoró su negativa y sirvió la comida frente a él—. Entonces, cuéntame —susurró colocando una mano sobre la mesa, acción que Yoongi repitió, el omega mayor tomó su mano dando un suave apretón y le sonrió levemente.

Confiaba en su padre. El entendería.

—Yo... lo supe hoy —murmuró Yoongi—. Resulta que siempre no estaba mal del estómago.

—Eso estoy oyendo —bromeó, tratando de aligerar el ambiente—. Me refería a cuándo sucedió. —Yoongi soltó un suspiro, sin levantar la mirada del plato.

—En la fiesta de graduación... tomé hasta el punto en que todo me importaba poco. Vi a... mi alfa destinado... y lo demás es historia. —Hizo un ademán que el omega frente a él no pasó por alto.

—¿Tu alfa? Pero creí que... —Kihyun negó con la cabeza—. ¿Cómo se llama? ¿O... no llegaron a tanto?

—Se llama Kim Taehyung. Y... bueno, es quien ha estado enviándome las cartas...

—¡Vaya, que alivio! Lo conocemos por tinta por lo menos —bromeó—. Que coincidencia.

—Si, bueno... necesito soluciones, papá.

—¿Soluciones? Yo no puedo dártelas, cariño. Es tu cuerpo, al final del día es tu decisión. Yo no puedo obligarte a tenerlo, tampoco puedo obligarte a no hacerlo.

—¿Entonces qué hago...?

—Mira, cuando estaba embarazado de ti, tu abuela me dijo: «Necesitas la mitad de tu existencia para arreglar tu vida, pero solo necesitas un día para arruinarla por completo.» No entendí en ese momento, con el tiempo lo hice. Si decides tenerlo, podrías pensar en las soluciones sobre la marcha, tener un hijo no es fácil. Desvelos, complicaciones, enfermedades. No puedo enumerar todo lo malo, pero tampoco puedo hacerlo con lo bueno, hay demasiadas cosas implicadas en tener un hijo, Gi.

—Eso he oído...

—A lo que quiero llegar, cariño, es que si decides no tenerlo, tu vida seguirá como ahora, claro, vivirás con la duda de cómo sería tu bebé dentro de uno o dos años. Querrás saber cómo se habría sentido en tus brazos, sus sonrisas. Verás a personas con hijos y te arrepentirás eventualmente, pero lo superarás en algún punto y podrás volver a la normalidad. En cambio, si decides tenerlo, tendrás que esforzarte el doble, por ti y por tu bebé. Las dos decisiones tienen sus pros y sus contras. Sólo tú puedes decidirlo, más ahora que al parecer no quieres saber nada de tu alfa.

—¿Cómo sabes...?

Kihyun no necesitó responder, con señalar su propio cuello donde estaba la marca de su esposa tuvo suficiente. Yoongi no tenía una, por lo tanto, para él significaba muchas cosas.

—No te veía tan liberal, sinceramente —murmuró Kihyun con una sonrisa—. ¿Cómo lograste convencerlo para que no te marcara?

El menor recordó un pequeño atisbo de la voz grave de Taehyung diciéndole que lo marcaría solo cuando Yoongi lo quisiera realmente, cuando no lo sintiera como una obligación, y no pudo evitar sonrojarse hasta la médula.

—Yo ni siquiera lo pedí... él solo...

—¿Pidió tu opinión? —interrumpió el mayor, asombrado.

—Él dijo que no quería que me arrepintiera luego. Yo... no tuve que decirle nada.

—Es un buen chico después de todo —sonrió. Viendo como Yoongi comenzaba a comer apenas—. Esta vez, parece ser el correcto, ¿cierto?

Yoongi pensaba lo contrario. Pero su respuesta inconsciente fue una sonrisa. Y Kihyun lo notó.

«Se supone que este bebé sería de Jungkook; Taehyung solo es... el... ¿alfa incorrecto?»

«Alfa correcto, humano tonto. »

「◖⚘◗」

Besitos en la cola <3


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