07 (maratón 4/4)
He extrañado sentarme a escribir como no se lo imaginan.
Han sido días difíciles para todos, algunos hemos perdido a seres que amamos, a otros les ha afectado quizás económicamente e incluso, toda esta situación actual puede que haya afectado directamente nuestras emociones.
En lo personal me ha tocado vivir días malos, pésimos y días buenos, maravillosos.
Me gustaría saber como están ustedes, las personitas preciosas que me han tenido una paciencia enorme.
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—Pero yo te lo advertí, hyung. Nunca me haces caso. — se quejó Jimin desde el otro lado de la línea.
— Lo sé... — admitió rodando los ojos, acariciando con delicadeza el sedoso cabello de su niño que dormía plácidamente entre sus brazos— Pero quizás tiene razón y no debería llevar al niño con las personas que conozca. No lo culpo, después de todo Kookie también es su hijo.
—¿Ah, sí? Cuando Wonwoo se fue con Mingyu tú no pusiste ninguna queja, incluso Jungkook era mucho más pequeño y aún así permitiste que lo relacionara con un completo desconocido. ¿Por qué él sí tiene derecho de prohibir que Kookie se relacione con Namjoon? — habló firme el de baja estatura.
— Porque Mingyu es su pareja y Namjoon... — pausó un momento, la mirada sonriente del moreno apareció en su cabeza y su corazón latió con violencia— Un conocido.
— ¿Por qué lo justificas, hyung?
— Es el papá de mi hijo, comprendo que le preocupe el entorno en el que lo esté criando.
—Es un idiota.
— Chimchim...
—Hyung, ¿Acaso Jungkook conoce a los otros hombres con los que has tenido citas? Sólo conoce a Namjoon y le cae muy bien, lo considera su nuevo amigo. Ustedes se están conociendo sin hacer alguna tontería. Entonces ¿Qué hay de dañino? No considero que estés criando a Kookie en un entorno perjudicial.
Seokjin suspiró y le dio una mirada a su pequeño.
—No sigas sumiéndote a él. Sé que estuviste muy enamorado porque fue quien te enseñó muchas cosas de la vida cuando sólo tenías catorce años, pero no creo que sea sano para ti todo esto, hyung. ¿Cómo esperas volver a enamorarte si permites que Wonwoo controle las personas que conoces?
— Tal vez estoy bien así: solo con mi bebé...
— Puede que sí, pero no rechaces la posibilidad de enamorarte nuevamente por todo lo sucedido con Wonwoo. Debes cerrar ese capítulo de tu vida, hyung...
— Es tan difícil - murmuró.
El niño entre sus brazos comenzó a moverse, estiró sus extremidades aún con los ojitos cerrados y soltó agudos quejidos. Seokjin sonrió y le acarició las mejillas, el nene abrió lentamente sus ojos y posó su mirada en su progenitor, esbozando igualmente una sonrisa.
El adulto se acercó y depositó un dulce beso en la frente de su hijo, robándose una tenue risita.
— ¿Papi está hablando con papá? — preguntó Jungkook con cierta pizca de esperanza que se estén reconciliando por la discusión de la noche anterior.
— Es Chimmy...
— Kookie quiere hablar con Chimmy — pidió juntando las palmas de sus pequeñas manitas.
Jungkook necesitaba urgente un consejo de Jimin, es uno de sus confidentes favoritos. Quería contarle lo que sucedió, aún creía que toda la discusión fue provocada por su culpa y necesitaba que alguien le explicara como hacer que sus papás ya no estén enojados. Además... Había algo más que quería contarle.
— Chimchim, Kookie quiere hablar contigo...
Le entregó el celular a su hijo y este de inmediato lo saludó emocionado, Seokjin decidió dejarlos hablar un momento mientras él preparaba el desayuno para ambos.
Salió de la habitación y se dirigió hasta la cocina, su semblante radicalmente había cambiado a uno serio, las palabras de Jimin no dejaban de dar vueltas en su cabeza. Cuando terminó su relación con Wonwoo se prometió a sí mismo no volver a enamorarse y dedicar su vida a su hijo, sin embargo, a pesar de ya no tener ninguna relación, sus encuentros sexuales no se detuvieron del todo.
De cierta forma Seokjin se convirtió en el "amante" en medio de la nueva relación de Wonwoo y lo aceptó. Seokjin no era más que la segunda opción.
Por eso le había dolido tanto la discusión de la noche anterior, porque sabía que toda la molestia de Wonwoo no fue por el hecho de que Jungkook conociera a un nuevo amigo, sino porque sabía que cualquier persona que conozca podría ser en el futuro un pretendiente.
Alguien más podría conquistar su dañado corazón...
Es por eso que se expresó con tal frialdad, como una forma de restregarle en el rostro que él realmente era la segunda opción y lo que hiciera no tenía mayor interés. Porque sabía que todo esto no hacía más que provocar daño a su corazón.
Tal vez Jimin tenía razón y no debería cerrarle las puertas al amor.
Namjoon apareció en su cabeza como un pensamiento fugaz y negó, ruborizado. La cálida sonrisa de aquel moreno le hacía latir con violencia el corazón y, de cierta manera, le daba alguna esperanza, pero también se preocupaba principalmente de no forjarse una ilusión.
— Papi... — la dulce voz de su hijo lo sacó de sus pensamientos y volteó su rostro para encontrarse con la sonrisa que más adoraba.
— ¿Ya hablaste con Chimmy? — preguntó Seokjin y acomodó en su cuerpo un delantal de color rosa para evitar ensuciar su ropa.
Jungkook asintió y notó por su sonrisa que la conversación con Jimin lo dejó bastante calmado. Se conformaba con saber que lo había convencido de que la discusión de la noche anterior no fue por culpa suya.
— ¿Qué hablaste con Chimmy, bebé? — tomó al niño entre sus brazos y lo acomodó en su silla, además le entregó un par de lápices de colores y un cuaderno que antes lo utilizaba en la universidad.
— Es un sequeto, papi — respondió Jungkook tomando uno de los lápices para comenzar a dibujar mientras su progenitor preparaba el desayuno.
Seokjin soltó una tenue risa y comenzó a preparar el desayuno, de vez en cuando dándole una mirada al niño.
Una agonía invadió su pecho al recordar los ojitos llorosos de Jungkook y su insistencia en pedir perdón una y otra vez, por más que le repitiera que nada había sido culpa suya simplemente se quedó con el sentimiento de culpabilidad. Un sentimiento demasiado grande y doloroso para una personita tan pequeña.
Jungkook quiso hacerle compañía incluso al momento de dormir, porque temía que durante la noche su papi comenzara a llorar como muchas veces lo ha encontrado. Sus ojitos lucharon por no cerrarse, siendo el desafío más difícil para sus preciosos cinco años. Era como si por ese instante Jungkook quisiera imitar aquel amoroso gesto de su padre de quedarse junto a él hasta que se duerma y sólo entonces, recién disponerse a descansar.
Por más que lo intentó, no lo consiguió. En tan sólo veinte minutos Jungkook había cerrado sus ojos, marchándose al país de los sueños.
Y de tan sólo recordar aquellos ojitos cansados y enrojecidos por las lágrimas que antes se habían acumulado, partían en mil pedazos el corazón de Seokjin.
Sorbió la nariz y centró su mirada en su taza aún vacía, no quería que el niño lo viera brotar una sola lágrima más.
— ¿Papi? — llamó Kook.
— Dime, mi vida — intentó sonar lo más natural posible.
— ¿Llorando? — preguntó con evidente preocupación.
— Claro que no — soltó una tenue risita y secó las lágrimas que habían alcanzado a acariciar sus mejillas—, unas pelusas cayeron en los ojos de papi.
— Papi ven... — movió su pequeña manita como abanico para que el mayor se acercara.
Seokjin se acercó a su hijo y se inclinó levemente, entonces el niño tomó su rostro entre sus manos pequeñas y le sopló en los ojos. Según su abuelita, cuando alguien tiene una pelusa en los ojos hay que soplarle, entonces las pelusas se irán.
— Gracias mi bebé — dijo Seokjin dando sonoros besos en las mejillas de su hijo.
Jungkook soltó fuertes carcajadas y se apoyó sobre el cuaderno donde antes estaba dibujando, arrugando ligeramente la hoja.
— ¡No! — exclamó preocupado y con sus manitas intentó quitar las arrugas de la hojita— regalo...
— Lo siento, lo siento — intentó estirar la hoja con la palma de sus manos—, ya está, no pasó nada.
Miró detenidamente el dibujo del niño. Dos hombres y dos — al parecer— niñas pequeñas. Frunció un poco los labios. Comúnmente dibuja a dos hombres y un niño que representan a su "familia"
— ¿Quiénes son, hijo? — preguntó mirando al pequeño.
— Este es Jungkook — señaló a uno de los hombres—, este es su esposo — señaló esta vez al otro hombre—, y estas son sus hijas.
Seokjin soltó una suave risita.
— Osea que eres tú cuando seas adulto... — Jungkook asintió y continuó dibujando— ¿Y a quién le regalarás este dibujo, amor?
— A Yugyeomie... — musitó el infante con una tímida sonrisa, sin despegar sus ojitos de lo que estaba haciendo— Él será el esposo de Kookie.
¿Yugyeomie? Tenía la sensación de haber oído antes ese nombre, sin embargo, decidió olvidarlo por ese momento.
— ¿Quién es él? — preguntó con una tenue sonrisa.
— Va a la escuela con Kookie.
Seokjin asintió y acarició el cabello sedoso del nene, depositó un casto besito ahí y se levantó para continuar preparando el desayuno.
▪ ▪ ▪
Con la ayuda de una pequeña cucharita, Jimin cortó un trocito de pastel y se lo llevó a la boca. Agradecía que sus clases hayan sido suspendidas ya que había recibido un llamado de un hombre que necesitaba compañía durante la mañana.
Una linda cafetería fue el lugar del encuentro. Un hombre de casi su misma estatura lo esperaba ahí, tenía el cabello negro y la piel muy blanquita.
En un inicio no fue sencillo comenzar una conversación, su cita poco sonreía a pesar de comportarse muy amable. Sin embargo, pasando el rato, pudieron entablar una conversación amena.
— ¿Entonces trabaja en una agencia de música? — preguntó Jimin, cortando otro trozo de pastel.
El hombre frente a él asintió y le entregó una tarjeta, ahí estaba impreso su nombre y comprobaba que además trabajaba en una de las agencias más importantes de Corea. Jimin recibió la tarjeta y esbozó una sonrisa.
— Min Yoongi — susurró y guardó la tarjeta en el bolsillo de su chaqueta—, me la quedaré por si en algún momento necesito que alguien componga una canción para mí.
El hombre frente a él esbozó una tenue sonrisa y miró hacia un costado, de cierta forma le cohibía la forma tan coqueta que tenía Jimin para hablar, aunque a este le saliera natural. A leguas se notaba que Park era el tipo de chico que no sabía lo que provocaba en las personas, que su sonrisa y su mirada podían ser muy coquetas, aún si su objetivo no era en realidad coquetear.
— Claro que sí... — respondió finalmente, volviendo su mirada solamente hacia su pastel.
La campanilla de la puerta sonó, indicando que entraba un cliente. Para Jimin no fue nada, sólo miró a la mujer que entraba con una pequeña niña tomada de la mano y devolvió su mirada a su cita, sin embargo, notó que este se mostró un poco mas sorprendido con la presencia de la fémina.
— ¡Tío Yoongi! — gritó la pequeña niña cuando lo vio y corrió hasta él.
El hombre se inclinó hacia un lado y abrazó a la pequeña.
— ¿Cómo estás, preciosa? — preguntó dándole un suave pellizco en su mejilla— ¿No deberías estar en la escuela?
— Sip, pero hoy mami está enfermita.— respondió girando levemente su rostro, encontrándose recién con Jimin— Hola...
— Hola pequeñita... — saludó Jimin con una tímida sonrisa.
Yoongi tocó con la punta de sus dedos la barriguita de la niña, provocándole cosquillas y que esta soltara una fuerte carcajada.
— ¡Sojung! — se escuchó una voz femenina y algo agitada. La madre de la pequeña se aproximaba a paso rápido hasta la mesa de los jóvenes. Cuando estuvo ahí frunció un poco el entrecejo y puso sus manos en su cintura— ¿Qué te he dicho sobre no alejarte así de la nada? Me asustaste...
— Lo siento, mami — la nena formó un tierno puchero y abrazó el cuello de Yoongi.
Jimin se mantuvo en silencio ante la escena. El chico misterioso que llegó a su cita con él, aquel que le costó mucho entablar una conversación, ahora parecía todo un algodón de azúcar con la pequeña niña. No pudo evitar soltar una tenue sonrisa.
— Además tu tío Yoongi está ocupado, no debes interrumpir así a las personas, hija.
— No pasa nada, Yejin... — dijo el hombre acariciando el cabello de Sojung— La niña dijo que estabas enferma.
La expresión de la mujer se tornó a uno triste, cualquiera a su alrededor podría darse cuenta.
— Tal vez no sea una enfermedad como tal... — murmuró— No creo que cuente como enfermedad estar triste y desesperada por estar viendo como mi matrimonio se derrumba cada vez más.
Yejin extendió un poco sus brazos hasta su hija y esta inmediatamente se acercó para ser tomada en brazos.
— Las cosas con Namjoon mejorarán, tranquila... — dijo Yoongi con voz tranquilizadora.
Jimin frunció el entrecejo y sus ojos se expandieron, desvió su mirada hacia la ventana y sintió como su corazón se aceleró. Namjoon... ¿Sería el mismo Namjoon? Cerró sus ojos con fuerza y rogó internamente que no se tratase del mismo hombre que está conquistando a su querido amigo.
La mujer esbozó una muy tenue sonrisa, una en la que sus ojos mantenían su tristeza. Se disculpó y se marchó con su hija en brazos hasta el mostrador de la cafetería.
Yoongi frunció los labios sin despegar la vista de las féminas hasta que estuvieron lejos.
— Se le notaba muy triste... — comentó Jimin. Intentaba sonar lo más calmado posible, pero necesitaba averiguar en ese preciso instante si el tipo que estaba llamando la atención de Seokjin era un total desgraciado.
— Sí.
— Todos los matrimonios pasan por un momento de crisis — afirmó, llevándose un trocito de pastel a la boca.
— Supongo que sí... — pausó un momento y miró a Jimin— Pero si hoy yo estoy aquí es porque fue su esposo quien me lo recomendó, porque él también conoció a alguien de esta forma.
Un nudo se formó en la garganta de Jimin, quien sólo atinó a fruncir los labios y asentir, fingiendo tranquilidad.
Es ese Namjoon.
"Que hijo de puta..." pensó.
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Quiero comentarles que esta vez no tardaré en actualizar y se los prometo por la garrita :c
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