Día 15: Ella

Ella contempló las risas del niño que abrazaba a su madre al final de la resbaladilla.

Suspiró audaz al soñar con algo que nunca podría sentir tal como la vida misma se lo había sentenciado.

Volvió a colocarse los tacones y al pararse de la banca, ignoró a la sociedad que en murmullos criticaba su vestimenta y el maquillaje cargado para ocultar el crecimiento de la barba. 

Para ella las críticas eran el pan de cada día y precisamente, de la misma forma que apartaba las migajas de su falda, también lo hacía ahora para desarrugar su ropa y sacudirse los prejuicios ajenos.

Ya tenía suficiente con el propio y el que más la atormentaba; el hecho de nunca poder ser, una madre biológica.