3. Escultura + Sábanas
"¿Mi madre?"
Al final de la calle, en el cruce de una vieja avenida, siempre ha habido un chalé antiguo, una vieja casa que parece una mansión. Sus tejas negras y barandillas de madera ha sido origen de más de una leyenda o mágicas historias.
Ya nadie recuerda cuándo fueron vistos sus ocupantes por última vez o el momento en el que alguien cruzó el umbral para no volver jamás.
Los árboles del jardín siguen creciendo, florecen y llenan las calles con su hojarasca una vez al año haciéndonos saber el cambio de estación, mudos guardianes del paso del tiempo y por el momento los únicos seres vivos del lugar.
El transporte se ha detenido lejos de casa, un árbol cayó obstruyendo el camino, los últimos dias el viento de otoño ha estado en aumento finalmente ese enorme pino no pudo resistir el embate. Ahora deberé cambiar mi ruta habitual y dar un rodeo para poder llegar a casa, el camino más corto es por la antigua avenida hasta el cruce con el viejo chalé.
El viento sopla con fuerza y aullar furioso en los resquicios de las casas las hojas caen a montones y sin remedio a mi alrededor. Sobre el horizonte comienzan a agruparse las nubes, obscuras y tenebrosas, presagian la que quizá será la peor tomenta del año. Acelero el paso y comienzo a correr lo más rápido que mis piernas me lo permiten. La lluvia comienza a caer, gruesas gotas se estrellan contra el piso y golpean mi cuerpo con furia, en el horizonte relámpagos refulgen intermitentes. El viento azota la lluvia ern todas direcciones y es imposible ver algo, frente a mí cae un letrero de no se donde y me alerta, ¡debo encontrar un refugio o no llegaré a salvo a casa!
Un poco más adelante, a mi derecha, puedo distinguir el viejo chalé. Los enormes árboles flanquean los costados del camino empedrado hacia la entrada y me permiten descansar del embate del viento al menos pur un momento. Avanzo hasta la terraza de la entrada, toco la puerta aunque sé que no hay nadie.
"¡Busco refugio, por favor! ¿Hay alguien?"
Grito, pero ni siquiera me escucho a mí misma, el aire se ha vuelto un rugido, los truenos y el crujir de la madera vieja de la casa es todo lo que puedo oir.
Tomo la perilla y la puerta se abre, entro justo a tiempo pues el fragil tejado del portico se ha desprendido y ceae bloqueando la entrada.
El interior de esa casa es tan obscuro y misterioso como su exterior, todos los muebles estan cubiertos por sabanas blancas y estas a su ves por polvo y polilla.
Toda la casa cruje a mi alrededor por la tormenta de afuera y bajo mis pies la duela chilla anunciando cada paso que doy. No hay electricidad. Distingo una vieja lámpara de gas sobre una mesita, entre mis ropas empapadas busco el encendedor esperando que esté seco. La tenue luz me brinda algo de tranquilidad.
En el fondo de la estancia, algo llama mi atención, me acerco y tiro de la enorme sábana que le cubre. Ante mis ojos se revela una gigantesca escultura, más alta que el primer piso. La estática figura luce un brillo mistico ante la tenúe luz.
Subo las escaleras que la rodean y voy admirando cada detalle, cada linea, cada golpe con el cincel. Al llegar al descanso del primer piso el rostro de la figura queda a mi alcance. Levanto la lámpara para verle mejor y entonces mi fascinación se convierte en asombro y temor.
"¿Por qué esta escultura se parece a mí?"
Detallo los rasgos y me doy cuenta que ese rostro más bien es como el de mi madre en su juventud; un lunar en la mejilla es su sello inconfundible.
La tormenta amaina, los tenues rayos del sol se cuelan entre las nubes. Salgo de la casa por una de las ventanas y dejo atrás esa casa que ahora encierra un misterio aún mayor.
668 palabras
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro