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022.

capítulo veintidós.
(promesa de muerte).

Hayley entró al gimnasio donde Liam solía entrenar, comiendo un sándwich que había comprado en un kiosco que había cerca de allí; Cargaba con un gran bolso lleno de ropa y pertenencias de ella, y aunque parecía pesado, para ella no lo era.

Terminó su sándwich antes de acercarse a Liam, quien estaba haciendo pesas con mucho esfuerzo. A su lado estaba Mason, con unas pequeñas pesas móviles en sus manos, mirando como su amigo hacia ejercicio.

Ella se acercó a paso rápido al ver como Liam perdía la compostura y la pesa caía sobre su pecho, impidiéndole respirar bien y haciendo presión sobre el.

Pasó la palma de su mano bajo la pesa,  hizo fuerza y la levantó unos centímetros, haciendo que Liam abra los ojos y la mire.

—Hola, handsome— dijo Hayley con una sonrisa. —¿Me extrañaste?— levanto toda la pesa con una mano.  Masón la miro impresionado al verla levantar el peso muerto de casi 140 kilos y cargando con un gran bolso en su hombro contrario.

Liam se sentó y se lanzó al suelo tosiendo, intentando recomponer el aire perdido.

—¿Liam?— preguntó serio y preocupado su amigo.

Hayley se agachó delante de él.

—Estoy bien— respondió fríamente, sin siquiera mirarlo.

La coyote giró a ver a Masón, quien bajo la mirada un tanto dolido por la frivolidad de cómo le hablo Liam.

Se volvió hacia el hombre lobo. —Si no quieres estas con nosotros, está bien— colocó una mano en su hombro. —Pero no alejes también a tus amigos— murmuró y le sonrió sin mostrar sus dientes.

Liam miro a Masón arrepentido, pero se desvió hacia el espejo que estaba frente a él. Un berserker estaba detrás de él, pero cuando giró alarmado, no había nada.

•••

Hayley tiro el bolso arriba de la cama de Liam, se sentó en ella y el hombre lobo a su lado, mirando como Mason se paraba frente a ellos, tomando el control de la situación.

Tiro la caja de un video juego a un lado de Liam, quien lo miro y apartó la mirada.

—Se que Hayley es así. Y ya se que algo te está pasando. Se que no yo quieres hablar del tema. Pero sigues siendo mi mejor amigo, ambos lo son— Hayley levantó la mirada dirigida hacia el morocho. Se movió a un costado y Mason se sentó entre medio de ellos. —Y teniendo en cuenta que mi último mejor amigo de verdad resultó ser asesino profesional, estoy pensando que no tengo muchas opciones de amigos nuevos. Así que, cuando estén listos para hablar, hablen— Hayley apartó la mirada de él al escuchar esto.

Los recuerdos de la noche anterior del asesinato y el 'accidente', le hicieron sentir culpa al estar sentada en la cama donde hicieron el amor con Liam.

—Pero hasta entonces, se que puedo destrozarlos en alguno de estos juegos— Hayley sonrió de lado al escuchar el tono de Mason. Le hizo una seña a Liam con la cabeza para que agarre el videojuego sobre la cama.

—Nunca jugué a este— le murmuró el rubio, girando su cabeza para mirarlos.

Mason miro a Hayley. —¿Y tu, Hayley? ¿Haz jugado?— ella rodó los ojos intentando actuar normal.

—No puede ser tan difícil—.

•••

Luego de que Mason y Hayley se vayan, aunque esta ultima entro por la ventana, ingresando a la casa de Liam una vez más, ambos se sentaron a la par de sus hombros en el borde de la cama.

—He notado desde que te vi...— comenzó a hablar Liam, seriamente. —...que hueles a Brett—.

Mierda, mierda y más mierda. Fue lo único que resonó en la cabeza de Hayley.

Ella asintió sin mirarlo. —Pase la noche en su casa— murmuró culpable.

Liam asintio. —¿Dormiste con el?— preguntó con un nudo formándose en su voz.

—Si— susurró ella con el mismo nudo que el.

Volvió a asentir. —¿Te besaste con el?—.

—Si— volvió a susurrar Hayley, con sus ojos llenándose de lágrimas y el nudo en su garganta creciendo.

Liam miro hacia el techo intentando que las lágrimas de sus ojos no se salgan. —¿Tuviste sexo con el?— Hayley cerró sus ojos, dejando que las lágrimas bajen por sus mejillas.

—Si—.

El corazón de Liam se partió. Era la primera vez que su corazón estaba en manos de una chica, y esta última lo había tomado y apretado hasta destruirlo.
Se sentía traicionado.

Liam bajo la mirada, también con sus lágrimas en sus mejillas. Giró su cabeza para mirarla. —Creo que será mejor que te vayas, Hayley— susurró herido.

Ella asintió comprendiendo. Se levantó y tomó su bolso; Se acercó a la ventana, lista para salir.

Volteó. —No le digas a Scott que me viste. A nadie, en realidad— Liam la miro.

—¿Por que?— ella bajo la mirada.

—No estoy lista para verlos. No aún— susurró lo último.

Abrió la ventana y sacó una de sus piernas. —¿Por que?— la voz de Liam la detuvo.

Giró su cabeza hacia el. —No tienes porque saberlo— le contestó con una pequeña sonrisa aún con sus ojos rojos y las lágrimas permanentes en la piel de sus mejillas, saliendo completamente de la habitación.

•••

Hayley miraba a lo lejos el partido de lacrosse. Sentada entre la gente de las gradas, con diferentes camperas que había sacado de los autobuses de Devenford intentando camuflarse entre la multitud.

Podría estar fugada de su manada, pero no se perdería el partido de lacrosse. 

Sus sentidos estaban más agudizados que nunca cuando vio que Stiles y su padre abandonaban el juego, dejando sola a Malia, quien estaba a unos metros de ella sentada unos escalones más abajo.

—¡Liam, por el amor de Dios! ¡Muévete!— le gritó el entrenador al hombre lobo, quien estaba en el medio del campo, viendo como Brett y su equipo pasaban por su lado y anotaban un gol.

Hayley se tenso al oler a Peter. Llevo su vista a las gradas y vio como el hombre se sentaba a un lado de su madre.

Entonces, dime. ¿Quien va ganando?— intento comenzar una conversación con su propia hija.

Al ver que Malia no respondía, dirigió su mirada al juego, justo antes de que Brett tacleara a Liam, quien tenía la pelota.
El pequeño hombre lobo se quitó el casco desde el suelo al igual que Brett.

Hayley agudizó su oído para escucharlos.

¿Por que diablos hiciste eso?— preguntó enojado Liam desde el piso.

—Porque tienes miedo. Puedo olerte desde el otro lado. ¿Te lastimaste?— Hayley bajo la mirada al escuchar a Brett decile eso a Liam.

No— contestó aún tirado en el piso.

¿Sigues con vida?—.

Evidentemente— respondió con sarcasmo y obviedad, haciendo que la coyote sonría de lado.

Entonces levántate— ordenó el hombre lobo mayor, haciendo que Liam se levante con su expresión aún enojada.

¿Puedes jugar?— preguntó el árbitro acercándose a ellos.

Liam asintió levemente aún mirando a Brett. El árbitro también lo miro. —¿Piensas hacer otra treta como esa?—.

Solo si es necesario— se limitó a responder. Le sonrió burlón mientras volteaba para irse.

Hayley rodó los ojos con una pequeña sonrisa al ver como Brett se las arreglaba para molestarlo.

Te dije que no vinieras. Se supone que estas buscando a Hayley— escuchó la voz de Malia.

Dirigió su mirada a ella y a Peter, mientras que la coyote acomodaba su gorro incomoda.

Si quieres un encuentro clandestino, debes elegir un sitio clandestino— le contestó Peter sin dirigirle la mirada. —Además, tu hija está detrás nuestro escuchando nuestra conversación, aunque debo reconocer que fue muy buena estrategia intentar cubrir tu olor con ropas ajenas— halago Peter sin voltear a mirarla.

—Gracias— murmuró sarcástica, haciendo que Malia voltee a ver donde ella estaba, aunque no consiguió encontrarla entre la gradas.

Luego de lo qué pasó entre Meredith y tu, estoy muy segura que podemos prescindir de los momentos entre padre, hija y nieta— Malia ni siquiera lo miro.

Ninguno de ellos se miraban. Los tres Hale tenian la mirada perdida en el partido, intentando pasar desapercibidos.

¿Y qué hay entre madre, hija y nieta?— las coyotes lo miraron atentas. Aunque Peter estaba a espaldas de Hayley, podía sentir la respiración de la chica en su nuca. —Así es. Halle a nuestro Lobo del Desierto— Malia dirigió su mirada hacia las gradas intentando buscar a su hija en un intento fallido de este.

¿Definitivamente es mi madre?— Peter giró su cabeza y la miro a los ojos.

Si— volvió a mirar al partido. —Pero si quieren hallarla, tendrán que hacer algo por mi. Algo que te sale naturalmente hace mucho tiempo. Algo que Hayley tuvo el placer de disfrutar hace poco— ambas mujeres se removieron incómodas en sus asientos, vacilando en que hacer.

—¿Siempre tienes que obtener algo a cambio?— preguntó Hayley un tanto enojada con la persona que le estuvo dando alojamiento este tiempo.

¿Cuando es algo que no puedo lograr solo? Si— respondió el hombre lobo sin mirarla.

—Hazlo— susurró la coyote menor, sabiendo que si la situación fuera al revés, su madre la apoyaría.

¿Que quieres?— preguntó Malia, girando la cabeza hacia su padre, decidida.

Giro su cabeza hacia la mayor. —Quiero que maten a Kate Argent— al escuchar esto, Hayley sonrió de manera maliciosa y satisfecha, lista para cumplir con la promesa que había hecho hace tiempo.

•••

Hayley se escondió entre los casilleros al ver como Brett se acercaba a Liam con una sonrisa de lado al sentir que el olor a Hayley se impregnaba en sus fosas nasales, dando a entender que escucharía su conversación.  Liam no se daba cuenta. Estaba sentado en una de las bancas de los vestidores, jugando con su stick en manos.

—¿Estas bien?— preguntó Brett apoyándose en uno de los casilleros a unos metros de la derecha de Liam.

—Perdimos— se encogió de hombros.

—Pero estas bien, ¿no?— Liam bufo ante su pregunta.

—¿Por que hiciste eso?— preguntó refiriéndose al taclee del campo. —¿Por que me ayudaste?—.

—Por Scott— se encogió de hombros. —Y por Hayley— mojo sus labios. —Ellos me salvaron. Nos salvaron a todos— admitió en voz alta. Hayley sonrió y comenzó a caminar a paso lento hacia allí. —¿Sabes cuanta suerte que tienes?— preguntó Brett, sabiendo que el no comprendía.

—¿Por que?— preguntó en un murmuró Liam.

—Hayley viene de una manada de la realeza y es una gran chica. Y Scott es un verdadero alfa— Hayley salió de su escondite, sin llamar la atención de Liam, pero si la de Brett, quien ni siquiera la miro, solo siguió hablando. —Lo que significa que no obtuvo sus poderes porque nació con eso. No los obtuvo robando ni matando a nadie. Se los gano— miro por un segundo a Hayley y volvió su vista al pequeño hombre lobo. —No eres fuerte porque puedes levantar mucho peso— le dijo sonriendo de lado. —Eres fuerte porque resistes. Satomi lo llama fortaleza de carácter. Tienes suerte de contar con el— sonrió mirándolo. —Y tienes suerte de contar con Hayley— Liam bajo la mirada suspirando, sin saber que la chica estaba a sus espaldas. —Se que estas molesto porque me acoste con ella. Debiste haberla visto luego de lo qué pasó— apretó sus labios. —Pero supéralo. Ni siquiera haz tenido el valor de invitarla a salir. Deja de ignorarla y echarla de tu casa— se agachó intentando buscar su mirada. —Ella merece más— levantó su mirada mientras se erguía.

Hayley le sonrió sin mostrar sus dientes. —Gracias, Hayley. Por salvar a mi hermana— Liam frunció su ceño al ver que Brett miraba hacia sus espaldas.

Volteó y allí la vio, con una sonrisa y sus brazos cruzados. —No fue nada, Brett— le sonrió una última vez y miro a Liam.

—Hayley— Brett la llamo antes de retirarse. Rompió el contacto visual con el rubio para mirarlo a él. —El color de tus ojos no define quien eres— ella sonrió de lado por un segundo.

—No cambiaron— le informó con una sonrisa, encendiendo sus ojos en un resplandeciente dorado.

Brett sonrió y se retiró de alli, dejando a Liam y a Hayley solos.
Ella se sentó a su lado suspirando, sin dirigirse la mirada.

—Lo siento— murmuró ella sin mirarlo.

—No, yo...— Liam suspiro y dejó el palo a un lado, apoyando sus codos en sus rodillas. —Yo lo siento—.

Hayley frunció su ceño e imitó su posición, girando su cabeza para verlo. —Yo fui la que me acoste con Brett—.

—Y yo fui el que nunca te invito a salir. Y tampoco fui el que no estuvo para ti, Hayley— dirigió su mirada a ella. Suspiro cortamente bufando. —Mataste a tres personas esa noche para salvar a Derek, Hayley. Y...yo estaba con Mason jugando a los videojuegos mientras que...— sus palabras se trabaron, suspiro de nuevo frustrado. —Lamentó que haya sido Brett el que estuvo y no yo— Liam apretó sus labios frustrado y arrepentido.

Hayley le sonrió si mostrar sus dientes, colocó las manos en sus mejillas. —Estas aquí ahora— susurró tocando sus labios con su pulgar derecho.

Se acercaron y se besaron lentamente.
Aunque Hayley entendió otra cosa y se subió sobre el mientras ambos reían tontamente y se entregaban uno a otro.

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