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008.

capitulo ocho.
estado terminal.

Hayley suspiro melancólicamente al comenzar a armar la maleta, era el mismo ciclo de siempre, agarrar la prenda, hacerla un bulto mal arreglado y tirándola al azar dentro.

Volvió a suspirar al sentir con su olfato el aroma de Scott invadir sus pulmones. No sabía si la había seguido o había adivinado que estaba en su loft. Ese olor característico que tiene el chico, de perro mojado y al mismo tiempo la colonia que utilizaba.

—Estoy aqui— habló al aire la muchacha, sabiendo que la escucharía.

Pudo sentir como pasos se acercaban a la habitación, pero ella no volteó. Solo se quedó ahí parada, dando la espalda a la puerta con una remera en sus manos, Scott podía jurar que incluso no estaba respirando. La veía tensa, podía olfatear una pequeña ola de nerviosismo en ella, pero no dijo nada, no era el momento.

No era por lo que había venido.

—Hayley-— comenzó a hablar Scott dando un paso hacia ella.

Apenas hizo esta acción, la cachorra volteó rápidamente y lo miro, sus ojos lagrimeaban levemente y su mentón temblaba a la par. Sabía de que venía a hablar, no todos los días se muere y se vuelve a vivir.

—Scott-— hizo una pausa. —Por favor, solo-— su oración se corto y el alfa lo noto.

Podía sentir todos los sentimientos a flor de piel que tenía su ex-beta.
Scott dio otro paso y vaciló antes de hablar, no quería asustarla, mas de lo que estaba, pero no podía evitar liberar toxinas de preocupación, nunca había visto a la coyote así. Hayley se adelanto a el.

—Se que buscas respuestas-— comenzó hablando la Crescent. —pero son respuestas que no puedo darte, Scotty— su tono de voz se fue apagando poco a poco, el alfa nego rápidamente y entró a la habitación hasta la altura de Hayley.

Las lágrimas de la mujer ya habían aparecido, su mirada era baja. Tenía miedo. Tenía miedo de lo que Scott, la persona que lo fue todo para ella, se aleje, la aparte, le rompa el corazón, por no poder darle una explicación, una explicación que era justa y necesaria, pero no podía.

Y no se trataba de que en Scott no confiaba, porque estaba segura que, después de todo, el seguía dando la vida por ella como lo hizo siempre.

El hombre lobo colocó las manos en las mejillas de Hayley y comenzó a acariciarlas, se acercó un poco más con una diminuta sonrisa.

—Hayley, no estoy aquí para explicaciones— soltó en un tono suave buscando la mirada de la coyote, quien rápidamente subió la mirada.

Algo dentro de Scott se removió, algo lo partió a la mitad y eran esos ojos verdes llenos de lágrimas desplazándose por la cara de Hayley.

Volvió a sonreír pero rápidamente la quito. —Vine a pedirte que no me dejes— La coyote frunció su ceño. —Por favor— suplico el moreno. —Acabo de recuperarte, no quiero volver a perderte— susurro dejando caer la primera lagrima. —Te fuiste durante meses, Hayley. Y hoy moriste.

El mentón de Hayley tembló. No podía hacerlo, no podía no ir a Nueva Orleans, allí estaba su hija y su familia, mataría a todo un ejército con tal de pasar una noche con ellos.

La coyote hizo un amague de sollozar, el alfa se dio cuenta al ver la mueca que hacía. —No puedo, Scott. Lo siento— la voz de Hayley salió dura.

La coyote se libró del tacto de Scott y siguió guardando las prendas rápidamente queriendo acabar ese sufrimiento que habían en esas cuatro paredes. El moreno la miraba en silencio, analizando cómo guadaba las cosas en la maleta sin siquiera titubear. Ella quería esto, quería volver alli, pero ¿Por que? pensó mentalmente el alfa.

Hayley termino de guardar todo, tomo la maleta y salió rápidamente de esa habitación hasta la principal dispuesta a atravesar las puertas. Scott la siguió esperando que cambie de parecer, pero en el fondo de su corazón sabía que debía dejarla ir. Al verla subir los escalones, habló.

—Hayley, no me dejes.

Hayley paró bruscamente, y un recuerdo vino a su mente.

Estaban en Mexico, salvando a Derek y el Jeep de Stiles se había averiado.

Cuando Scott se dio vuelta para ir hacia Braeden, algo se rompió dentro de el al escuchar las palabras de Hayley.

—Scott, no me dejes— exigió la muchachita. El moreno volteó con una pequeña sonrisa en su rostro.

Sin darse vuelta, Hayley pregunto en voz alta. —¿Lo sigues teniendo?

Scott miro confundida a la chica y esta se dio vuelta. —Mi diente ¿lo sigues teniendo?

La mirada de Scott se aflojó, bajo su mano a uno de sus bolsillos y sacó sus llaves, enseñando el llavero con el diente de Hayley en el.
Nuevamente las lágrimas comenzaron a bajar en las mejillas de Hayley.

—Por favor, no me dejes— volvió a suplicar Scott. La inmortal se quedó quieta en su lugar, escuchando lo que Scott tenia para decir. Apartó su mirada de el. —Hayley, quédate. Buscaremos una solución, siempre lo hacemos-— hizo una pausa y bajo la mirada por un segundo antes de volver a suplicar. —No quiero volver a perderte, por favor— Hayley movió su cuerpo mirando el loft.

—No lo entiendes, Scott. No puedo, debo irme-— Scott la interrumpió.

—No me vengas con eso, Hayley. Estas huyendo, no se de que, pero lo haces— la coyote miro al moreno.

Hayley soltó la maleta de su mano, dejándola caer en el piso, sin importarle que se rompa o le ocurra algo. Camino unos pasos y luego se quedó tiesa.
Por un momento Scott sonrío, no dejaría a Hayley ir de nuevo, no otra vez.

—Antes era todo tan-— miro hacia arriba tratando de contener las lágrimas. —fácil.

Miro a Scott. —Era una niña— Hayley soltó una risa y bajo la mirada a medida que sus lágrimas caían.

El alfa comenzó a acercarse a paso lento a ella, sabiendo que en cualquier momento se derrumbaría.
No tenía idea que había pasado en Nueva Orleans, pero debió ser muy difícil y rápido para que la pequeña coyote se rompa de esa forma.

—Era una niña sin modales que sólo le importaba proteger a los que ama— su mandíbula tembló. —¿Cuando deje de ser eso? Digo-— soltó una risa entre lágrimas.

Scott lo supo. Iba a romperse.

Ahí fue cuando las rodillas de Hayley temblaron e iba a caer si no fuera porque Scott la tomo en brazos sintiendo como la coyote se rompía en llanto contra su cuerpo, poco a poco fueron quedando ambos en el piso.
Lo único que se escuchaba en el loft eran los sollozos de la coyote.

•••

Hayley se despertó, pero no se incorporó. Estaba acostada de lado, con unos brazos rodeando su cuerpo que impedían su movimiento. Era obvio quien era y por eso no se quitó, al contrario, movió su cuerpo más para atrás, buscando el calor que le brindaba Scott. La abrazo mas fuerte como movimiento involuntario, podía escucharse su respiración tranquila y serena, la misma que cuando dormía.

La coyote se quedó unos minutos disfrutando de la protección que brindaba el alfa al abrazarla. Sintió como poco a poco volvía ese sentimiento que solo ocurría cuando era una neófita y pasaba las noches con Scott.

Pero ya no lo era.

Ya no era la pequeña coyote recién transformada que necesitaba protección y cariño de un alfa.

Era su propia alfa.

Pero aun así, se quedó en los brazos de Scott, disfrutando de el.

•••

Luego de un tiempo Scott comenzó a despertar, y Hayley rápidamente se hizo la dormida, controlando su respiración y tratando de no ponerse nerviosa.

Scott la miro en sus brazos y sonrió. Habían pasado desde la última vez que había dormido con la pequeña coyote. Se levantó levante apoyando su peso en el codo izquierdo, contemplando a Hayley.
Saco su brazo del cuerpo de la chica para acariciar su mejilla y sonreír, fueron unos segundos pero los suficientes para disfrutar lo que había extrañado por meses. Volvió a colocar su brazo envolviendo a la chica.
Al observarla, un recuerdo golpeó a Scott.

—Amigo, ¿estas seguro que no quieres a Hayley, como otra cosa que no sea amistad, o ese vínculo de padre e hija?— Scott rodó los ojos al escuchar su pregunta.

Scott bajo la mirada. Siempre había admirado a Hayley, la quería y mucho, pero nunca se planteó la posibilidad de que la quiera como otra cosa que no sea amistad.

Una cosa había llevado a la otra y nunca pudo ni siquiera pensarlo.

Primero fue que la coyote era una neófita, había comenzado sus primeros pasos a la vida como humana y no necesitaba, ni tanto ella ni como el, distracciones de eso.

Luego paso Liam. Mierda, Liam. Veía a la coyote tan feliz y alegre gracias a ese muchacho que Scott se forzó a no interferir en su felicidad, no quería confundirla ni tampoco arruinar su vínculo. Si Hayley era feliz, el también lo era.

Después sucedió lo peor que podía pasarle, la chica había desaparecido durante meses sin dar señales de vida. Fueron noches y días buscándola por todos los bosques de la zona, sin encontrar nada. Dejaba mensajes a la chica, todos los días; iba a la colina más alta de Beacon Hills a aullar, esperando que su beta le corresponda, pero eso nunca sucedió.

Y ahí estaban, posteriores meses con la muchacha en sus brazos, dormida sin saber todo lo que Scott estaba pensando en esos momentos.

Te amo, Hayley— murmuró el chico.

Hayley al escuchar esto abrió levemente los ojos y pudo sentir como su corazón daba un brinco. Se quedó helada. Scott aun no sabía que Hayley estaba despierta, por lo tanto siguió hablando.

—Nunca tuve el valor de decirlo— suspiro en un susurro. —Tampoco lo sabía— Hayley volvió a cerrar los ojos al olfatear las hormonas del chico. Se le estaba confesando, sin saber que ella estaba despierta. —Sentí como una parte de mi desapareció contigo cuando te fuiste. Fue como un-— cortó su habla y suspiró. —ni siquiera se como decirlo— rio levemente y dejó una caricia en el brazo desnudó de Hayley, haciendo que esta se estremezca.

—Se que el amor que te tengo no es correspondido, pero realmente quiero que me elijas a mi— el alfa suspiro. —Cuando te vi tendida en el piso... muerta sentí que me moría contigo. Mordía mi lengua buscando ningún tipo de dolor para saber que estaba soñando, pero no Hayley, estaba despierto, estabas muerta— Hayley tuvo que hacer un esfuerzo para mantener las lágrimas dentro de ella. —Te amo, Hayley. Por favor, elígeme a mi.

Sin mas que decir dejo un suave beso en el hombro de Hayley para comenzar a abandonar la habitación. Después de que Scott abandono la habitación Hayley abrió sus ojos y se sentó rápidamente.

Podía sentir como su pecho ardía, colocó una mano en este mientras las lágrimas se desplazaban en sus mejillas.
Tuvo que morir para que Scott le diga que la quiere a ella. Que la elegía a ella, ni Kira, ni Allison ni nadie. La elegia a ella. 

Necesitaba gritar, correr y llorar, quería sacar el lobo que tenía dentro demostrando todas las emociones que tiene dentro.

Los recuerdos con Scott comenzaron a infiltrarse en su cabeza, ella luchaba silenciosamente para apartarlos, comenzó a llorar sin hacer ruido para lo alertar a Scott.

¿Liam o Scott?
¿Scott o Liam?
¿El chico el cual le rompió el corazón mil veces o el alfa que estuvo con ella a pesar de todo?

Hayley salió de sus pensamientos al escuchar el ruido de la puerta de entrada, se levantó rápido de su cama y salió corriendo a velocidad inhumana hacia allí.

Se interpuso entre la puerta y Scott.
El alfa la miro perplejo soltando lentamente la puerta sin dejar de mirar a la coyote a escasos centímetros de él. Hace menos de 30 segundos la chica estaba dormida y corrió a una velocidad que apenas podía verse, aún así, no pregunto nada. Pero podia ver como sus ojos verdes estaban llorosos.

Te amo, Scott.

El moreno quedó perplejo, lo había escuchado todo.
Se suponía que se lo decía dormida para que ella no supiera la verdad, con miedo a no ser correspondido y arruinar su vínculo.

El corazón de Scott comenzó a latir fuertemente ante Hayley, y la muchacha podía escucharlo.
En ese momento se olvidó de Kira, de Liam, de Allison, de todos. La coyote le correspondía.

—Te amo, Scott— volvió a repetir. Suspiro silenciosamente al ver la sonrisa que al chico se le formaba en el rostro. —Pero no puedo elegirte a ti.

La mirada de Scott recayó y frunció levemente su ceño. —No puedo elegirte a ti porque amo también a Liam— murmuró la coyote. —No puedo elegir a ninguno.

•••

Los días fueron pasando y la mente de Scott era invadida en todo momento por las palabras de Hayley.

Te amo pero no puedo elegirte.

Para Hayley era exactamente igual, Liam y Mason le hablaban y ella simplemente asentía a pesar de que la respuesta no era si.
Liam no preguntaba ni decía nada ante las acciones de la coyote, daba por hecho que era porque extrañaba a su familia de Nueva Orleans pero nunca podía llegar a pensar que era porque Hayley estaba enamorada de Scott al mismo tiempo que lo estaba de el.

Estaba apoyada en su casillero con la mirada perdida, ni siquiera estaba pensando, solo estaba allí hasta que su celular sonó.

Scott.

Dudo en atender, pero luego de todo lo que había pasado, debía contestarle. No quería poner a nadie en peligro.

—Scott— murmuró Hayley al contestar.

Hola— dijo el chico en un leve tono. —¿Puedes venir a la biblioteca?—.

—¿Para?

Reunión de manada— se limitó a contestar.

La manada.
Fue muy duro para todos saber que Hayley si estaba viva. Y más duro fue saber que ella no estaba interesada en contarles como y por que. Pero eso no sacaba el hecho que seguía viva, la pequeña niña de la manada.

La más afectada fue Malia. Al ver a su hija viva fue a abrazarla, eso fue la que las unió nuevamente. La mayor pudo sentir como la parte que había muerto con su hija volvía a aparecer y con ello se fue su estupido enojo.

Su hija estaba viva y eso era más que suficiente para ella.

—Hayley, estás viva— murmuró su madre mientras la abrazaba. La separo y la miro a los ojos. —Nunca vuelvas a hacerme eso. Nunca te vuelvas a alejar así de mi— Hayley nego con la cabeza rápidamente mientras volvía a abrazar a Malia.

Hayley sacudió su cabeza al recordar eso. —Ya no soy parte de la manada, Scott— dijo mientras apretaba sus labios y cerraba sus ojos.

Sabía que le estaba rompiendo el corazón a Scott, podía sentir como le dolía escucharla decir esas palabras como si nada.

Hayley, por favor, te necesito— murmuró lo último.

La coyote volvió a apretar sus labios, sabía que el alfa la necesitaba, se niegue o no, siempre compartiría un vínculo con la manada.

—Está bien.

•••

Scott levanto la mirada y observ hacia su izquierda, donde estaba Hayley subiendo las escaleras. Su corazón latía rápido y el de la muchacha también, ambos estaban conscientes de eso.
Kira, quien estaba sentada a un lado de Scott pudo ser capaz de observar las miradas que se daban ambos chicos, sintiéndose un tanto incomoda.

La menor se posó delante de Scott. —Hola— dijo mirándolo fijamente.

—Hola— contestó el.

Luego de lo qué pasó en el loft esta fue la primera vez que ambos compartían la palabra.
Kira se removió incomoda al ver como su novio miraba a la coyote, quien no despegaba la vista del alfa.

Stiles y Malia subieron las mismas escaleras que Hayley recientemente, encontrándose con Scott y Hayley mirándose.

Ambos pararon su paso observando a su hija y al moreno. Podían jurar que parecían horas pero sólo fueron segundos.

Stiles analizo a Scott, quien tenia esa misma mirada cuando Allison lo dejo. Al fin se había dado cuenta que estaba enamorado de Hayley, pero a pesar de su mirada podía jurar que no era bueno.

Los alfas salieron de su burbuja rápidamente, Hayley se dispuso a ver los libros que habían sobre la mesa mientras que Scott giraba al lado contrario para ver a su amigo y Malia.

—¿Pudiste entrar a ver a Lydia?— preguntó el moreno

—No— respondió Stiles, tratando de ignorar todo lo que vio. —Trate de usar mi periodo libre pero ella sigue en UCI. Solo su familia puede entrar— informó acercándose.

Hayley se acerco a su mamá y la abrazo murmurando un "Hola mamá", observando el libro viejo que tenía en sus brazos.

—Tenemos una cosa— dijo Malia dejando el libro sobre la mesa a medida que lo abría.

Bestiary.

—¿Hay algo aquí acerca de lago mitad hombre lobo, mitad kanima?— preguntó Kira mientras agarraba el libro y lo ojeaba.

Pasó una hoja y Scott hablo. —Quimera.

—¿La que?— preguntó Stiles.

—Quimeras— respondió Hayley, donde posaron su atención en ella. Se cruzó de brazos. —Es una criatura con diferentes partes— dijo y miró a Scott esperando una respuesta.

El alfa se perdió por unos segundos en sus ojos verdes. —Si, si. Es una criatura hecha de partes incongruentes.

—Son comunes en Nueva Orleans— se acercó un poco más al círculo. —Solo que están son por nacimiento, no por ciencia— informó al alfa de la manada. —Como yo— los chicos la miraron extrañados.

—Coyote y lobo— dijo su mamá un tanto incomoda, nunca hablaban de su parte paterna.

—Pero Tracy no es la única, con Liam encontramos dos tumbas más.

Kira miro al grupo. —¿Quien es la segunda quimera?— preguntó.

—¿Y porque los entierran?— la siguió Stiles.

—Deaton cree que así es el proceso— respondió Scott.

—Los de las tres mascaras— dijo Hayley con preocupación.

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