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008.

capítulo ocho.
(el benefactor).

La coyote caminaba por los pasillos de la escuela sin mirar a nadie, con la cabeza en alto por supuesto, pero sin dirigirle la vista a los demás estudiantes que habían allí.

Liam levantó la mirada, despegándola de Kira, quien estaba tendida en el piso con una sonrisa en su rostro.

Sonrió de lado.

Hayley abrió su casillero. De su bolso sacó unos libros que ya no usaba y los guardo allí, para reponer otros.

—¿Quieres ir a una fiesta esta noche?— Liam volvio a dirigir la mirada hacia Kira.

Miro a ella y a Hayley sucesivamente.

—Am. Eh. Lo siento. No puedo— dijo Liam, levantándose mientras le tendía una mano a Kira.

La japonesa borró su sonrisa y lo miro confundida.
El ni siquiera le prestaba atención, su vista estaba sobre el hombro de ella.

—¿Que? ¿Por que no?—.

—Yo-yo em... cena familiar. Lo siento— contestó mirándola unos segundos.

—¿Liam? ¿Vamos?— preguntó el muchacho de tez negra que estaba al lado del pequeño nuevo trasero de lobo.

—Si. Vamos— le dio una última sonrisa y se retiró hacia el pasillo que Kira daba la espalda.

La chica se volteó con el ceño fruncido, buscando lo que veía.
Hizo una pequeña sonrisa de lado con su ceño aún fruncido.

Hayley masticaba chicle mientras acomodaba las cosas en su casillero. Lo cerró y comenzó a caminar por el pasillo, paso por al lado de Kira, sonriéndole.

La japonesa la siguió con la mirada. La muchacha de ojos verdes se retiró por las escaleras.

Kira fue rápidamente al baño. Sacó su móvil y marcó el número de Scott.

¿Dijo que no? ¿Como que dijo que no?— cuestionó el morocho.

Kira rodó los ojos exageradamente.

—Dijo que no porque no me veía a mi— sonrió al teléfono. —Veía a Hayley—.

•••

—No haré eso—.

Stiles y Scott habían sacado a la coyote de clase, solo para decirle que invite a Liam a la fiesta.

Estaban seguros que a ella no le diría que no.

Pero ella se negaba a hacerlo.

—No quiero compartir mi nuevo cobertizo— se encogió de hombros.

Scott suspiro y la miro serio. —Hayley, tienes que hacerlo— la chica abrió la boca para replicar. —Orden de alfa— encendió sus ojos rojos.

Odiaba las órdenes de alfa.

—Bien. Divertidisimo— dijo de mala gana.

Se volteó y abrió la puerta del salon. —Pero quiero un venado, para mamá y para mi— dicho esto, entro a su clase.

•••

Ambas coyotes entraron al edificio de los Hale. Subieron las interminables escaleras hasta el último piso.

Abrieron el enorme portón del loft de Derek.

Allí estaban Derek y Peter, este último sin camisa y con una línea gris en su pecho. Sin contar que había un soplete sobre la mesa.

—No voy a preguntar— murmuro Hayley adentrándose en la habitación, bajando los tres escalones correspondientes, mientras que Malia se quedaba cerca de la puerta.

—¿Que están haciendo aquí?— preguntó Derek, frunciendo el ceño y cruzando los brazos.

—Scott me dijo que tenias un coso-— hizo un círculo con ambas manos. —-con espirales que te ayudaban en la transformación— Derek asintio comprendiendo.

Triskelion— Hayley asintió lentamente, intentando que parezca que sabía lo que era.

—Bueno. ¿Puedes dármelo? Lo necesito. Esta noche debo controlar el cambio— su voz salió segura de sus cuerdas vocales.

Derek la examinó con la mirada e hizo una sonrisa de lado.
Camino hacia una de las esquinas que tenia el loft, donde estaba su cama.
A un costado de ella, se agachó y sacó una pequeña caja de madera; Tomó lo que estaba dentro.

Se acercó a ella, y se colocó delante.

Derek abrió su mano y mostró ese famoso Triskelion.

A simple vista parecía que podías hacer uno de ellos en casa con un pequeño tutorial de Youtube, pero Scott le había dicho que era poderoso.

El castaño tomó la mano derecha de Hayley y colocó el pedazo de madera pintado de color plateado.
Era un poco ligero y olía humedad.

—Cuando comiences a sentir que tus oídos escuchan hasta un insecto que tienes a kilómetros. Cuando sientas que tu olfato se agudiza, tal, que sientas el olor a fuego que corre dentro de la tierra. Cuando comiences a sentir ese instinto de matar-— Hayley interrumpió lo que Derek decía.

—Yo no me transformó de esa manera, no siento todo eso— la miro sin entender.

Malia se acercó a ellos unos pasos, lo suficientes para que los Hale presten atención.

—Su cuerpo comienza a sudar y a hiperventilar, sus ojos se vuelven dorados y se comienzan a romper todos sus huesos; Siente el frenesí de matarnos a todos y termina convertida en un coyote— Derek miro instintivamente a Peter, quien miraba curiosa a la pequeña chica de ojos verdes.

—Es como Talia— murmuró el mayor, acercándose a Hayley, quien miro a Derek con signos de pregunta en su frente. —Cuando sientas el frenesí, toma el Triskelion-— Peter tomó la mano de Hayley, donde tenía la madera, con fuerza, haciendo que Malia de unos pasos hacia delante, atenta hacia la escena. —-apriétalo como si tu vida dependiera de ello-— apretó la mano de la chica. Ambos se miraban a los ojos. —-y comienza, 'Alfa. Beta. Omega' y repite— las últimas palabras las dijo lentamente, dejando en claro que debía decirlo despacio.

—Lo entendí— dijo entre dientes, tomó la muñeca de el y lo obligó a soltarla bruscamente.

Hayley salió del loft con Malia pisándole los talones; esta última se volvió y se asomó por la puerta, haciendo que los Hale la miren.

—Es solo un pedazo de madera pintado, ¿verdad?—.

Derek se cruzó de brazos y se encogió de hombros.

Malia rodó los ojos y se retiró del establecimiento.

•••

Lydia le había prestado su auto a Hayley, ya que Liam no sabía manejar.

'¿Como es que no sabe manejar?'.  '¿Que clase de adolescente es?'. 'Conduce a la velocidad máxima ¿si? Ni mas, ni menos, no quiero problemas con la policia porque una menor conduce mi carro'.

Había parloteado Lydia mientras que le tendía las llaves del auto y se seguía pintando las uñas.

—Es la casa del lago de Lydia Martin— murmuro la chica, mirando la música de reojo, cansada de que sus tímpanos estén por explotar.

Liam estaba igual, o peor que ella.

Primera etapa: completada.

Había comenzado a sudar, la luna llena ya había salido y todavía faltaba para llegar hacia lo de Lydia.

Seco su sudor sin disimular, a lo que Liam le dio un poco de asco.

Apretó el volante al igual que sus dientes. De un manotazo sacó la radio, haciendo que caiga en algún lugar del piso del auto.

—Gracias— susurró el chico.

—Odio la música electrónica— Liam sonrió de lado al escuchar eso.

Habían estado escuchando música electrónica todo el viaje.

Liam se sobresaltó al sentir que su pantalón vibraba, sacó su móvil con un poco de dificultad.

Mason.
¿Donde estas?

—¿Quien venía a la fiesta?— preguntó Liam, Hayley lo miro.

Le dio una sonrisa ladeada para seguir viendo al camino. —Es Lydia Martin, todo el mundo—.

•••

Hayley bajo a tropezones del auto.

Unos pasos más y podré perder el control; Recitar las palabras raras de Peter para volver a mi. Pensaba la coyote.

—¿Donde están todos?— preguntó Liam a la coyote, quien caminaba apurada a la entrada.

Segunda etapa: completada.

Había comenzado a hiperventilar.

Gruñó como animal por lo bajo, se acercó al rubio y tomó su brazo con fuerza, lo obligó a caminar hacia la entrada de la casa, dejando que suelte algunos quejidos en el proceso, diciendo de que lo había agarrado muy fuerte.

Metió a Liam dentro de la casa y cerró la puerta.

Allí estaba toda la manada esperandolos.

—¿Que demonios es esto?— preguntó Liam enojado.

Hayley camino hacia Malia, esta última la abrazo por los hombros, su hija colocó su mejilla en su pecho mientras que Malia, con una de sus manos le sacaba el sudor.

Scott sacó un cubo mágico sin resolver de su bolsillo y se lo tendió.

—Piénsalo como una intervención. Tienes un problema, Liam— Hayley tembló al escuchar la voz de Stiles cerca de ella, parecía estar con un megáfono en su oído.

—Y somos los únicos que podemos ayudarte— siguió Scott.

•••

El rostro de Liam era pensativo.

Analizando a todos una y otra vez.

—¿Hombre lobo?— preguntó señalando a Scott, este asintió. Miro hacia Hayley y Malia. —¿Mujeres coyote? ¿madre e hija?— Hayley sonrió de lado mientras que Malia asentía.

[Hayley ya salió de estar en los brazos de Malia y terminó el cubo mágico, de nada].

—¿Banshee?— preguntó mirando a Lydia, quien levantó un dedo con una mueca. Volteó a ver a Kira. —¿Zorra?— la japonesa hizo una mueca al ser llamada así.

Kitsune, pero zorra esta bien— se encogió de hombros.

—¿Que eres tu?— señaló a Stiles con la cabeza, cruzándose de brazos.

—Am. Por un tiempo, estuve poseido por un espíritu diabólico. Era muy diablolico— Liam asintió con una cara de tranquilidad absoluta.

—¿Que eres ahora?—.

Miro a Hayley y volvió la vista hacia el adolescente. —Padrastro—.

Miro arriba de la mesa, donde estaban las cosas que iba a usar para encadenar a Malia y a Hayley.

—¿Esas son para mi?— cuestionó señalando con la cabeza las cosas.

—No. Para nosotras— Malia hizo brillar sus ojos, al igual que Hayley, mientras levantaba la cabeza y respiraba ondo.

Liam las miro extrañado.

Su corazón comenzó a acelerarse.

—¿Co-Como hicieron eso?—.

—Aprenderás. Así como Hayley lo está haciendo— la señaló con la cabeza. —Pero primero debes pasar la luna llena—.

—La luna ya salió—  el tono de voz que usaba Liam, era neutro.

—Y estas empezando a sentir algo, ¿no?— preguntó Scott.

—Siento como si me rodearan un grupo de lunáticos— Hayley dio un espasmo al tono de voz alto que usaba Liam. —Son unos dementes— la pequeña coyote gruñó por lo bajo, mirando hacia el piso.

Evitando todo tipo de contacto visual.

—¡No se como hicieron eso, pero no me importa! ¡Me voy ahora mismo! ¡Y si alguien intenta detenerme, juro por Dios, que voy-— comenzó a gritar tapándose los oídos.

Hayley soltó un chillido al escucharlo también.

Ambos cayeron al suelo. Malia se agachó con Hayley y Scott con Liam.

La respiración de Hayley era agitada, respiraba cada un segundo.

—¿Mamá?— levantó la cabeza.

Tercera etapa: completada.

Sus ojos estaban intensamente resplandecientes en dorado. 

Malia no pudo murmurar ni un 'Mierda'. La cuarta etapa estaba comenzando.

Soltó un desgarrador grito al sentir como los músculos de sus piernas se contraían, como los huesos se quebraban lentamente.

Scott miro a Hayley y a Liam.

—Debemos llevarlos, ahora— Hayley soltó otro grito de dolor al sentir como sus pies se quebraban.

—Scott, no puedo— dijo con la voz entrecortada.

Scott cargo a Hayley en sus brazos mientras que Kira llevaba a Liam como podía.

Los gritos de la coyote se escuchaban por todo el bosque, llamando la atención de los animales en el.

Comenzó a buscar algo desesperadamente en su bolsillo de la campera de cuero que llevaba.

Lo apretó con todas sus fuerzas.

—Alfa. Beta. OmegaaAah— no pudo terminar al sentir como su hombro se salía de lugar.

Scott la sentó en el suelo del cobertizo y comenzó a atarle sus muñecas y pies rápidamente. Su ceño se frunció al ver el triskelion entre sus garras, repitiendo una y otra vez lo que Peter le había dicho.

Sonrió entre lágrimas al ver que sus huesos no se rompían más. La felicidad duró poco al ver que Kira y Scott luchaban con Liam.

—Scott. Scott. Déjame ir. Puedo ayudar— movía las cadenas, intentando llamar su atención.

Pego un salto cuando se liberó del poste y se lanzo contra el alfa.

—¡Liam! ¡LIAM!— comenzó a gritar desesperada, mientras se ponía de pie y hacía todo lo posible para llamar su atención.

Mierda que lo hizo.

Tenía a Hayley contra el poste donde estaba atada.
En los ojos de Liam, se vio reflejada a a ella misma, con una expresión de terror al morir despedazada por un novato.

La expresión de Liam se fue relajando constantemente, cerró sus ojos por un segundo y los volvió a abrir.

Sus ojos ya no eran dorados.

Eran azules.

Hasta que cayó inconsciente, porque Kira le pego con un remo en la cabeza.

•••

Scott y Kira miraban a ambos adolescentes encarcelados a unos metros de distancia.

El primero tenía el triskelion en la mano, examinándolo con una pequeña sonrisa.

Niña astuta. No pudo evitar pensar.

Aunque el sabía muy bien que ese famoso pedazo de madera no servía de nada. Pero Hayley confiaba tan ciegamente en el, que fue a buscarlo y utilizarlo para mantenerse en control.

Liam seguía inconsciente y Hayley estaba con la cabeza completamente hacia abajo.

Sus intentos de que Scott la deje salir habían sido en vano.
Levantó su cabeza, tomando una gran bocanada de aire. Acomodó su cabeza para ver a los dos guardias que tenían.

Scott la miro con una orgullosa sonrisa.

Era la primera vez que veía a Hayley, sin pelo y en dos piernas en la luna llena, aunque eso no quería decir que no esté en su faceta de mujer coyote.

Sus rasgos eran gruesos y duros, sus ojos dorados se mezclaban con sus ojos verdes y sus garras eran violetas.

A Hayley le gustaba tener las uñas arregladas. Lydia le había enseñado eso.

Desde entonces, a sus uñas de mujer coyote, las tiene completamente arregladas y bien pintadas.

Pero su  cansancio fue más fuerte, volvió a cerrar los ojos, esta vez, con la cabeza en alto.

—Se ven tan jóvenes— escuchó el murmuró de Kira.

—Lo son— afirmó el moreno. —Solo tiene quince— hubo un silencio. —Y ella solo tiene ocho años y sólo cinco meses vividos—.

—¿Que vamos a hacer con el?— preguntó la japonesa.

—Lo ayudaremos. Así como ayudamos a Malia y a Hayley— sonó Scott muy seguro.

—Scott— lo llamó Hayley, con su voz distorsionada, mientras respiraba pesadamente. —Estoy controlada y lo sabes. Déjame ir. Ma-Mamá me necesita— el moreno miro a Kira, quien miraba con pena a la coyote.

—No puedo— contestó si mirarla.

—Scott— escuchó su dulce voz, la miro rápidamente.

Seguía en el mismo estado, solo que ya había dejado su faceta de coyote.

Lo tenía todo bajo control, aunque su frente estaba cubierta de sudor y su respiración era agitada.

—Malia me necesita— Kira apretó los labios.

Se levantó y se acercó a ella. La examinó unos segundos con la mirada y suspiro; Tomó la muñequera de su derecha.

—Hey, ¿que haces?— Scott se incorporó en su asiento.

—La libero— respondió soltando su muñeca, la coyote se sobó la parte irritada.

Comenzó a desatar sus pies mientras que Hayley se liberaba su otra muñeca.

—Kira-— comenzó Scott pero lo interrumpió.

Volteó a verlo. —No voy a decirte que la veo bien, ¿si?. La veo terrible. Pero está controlada— giró hacia ella. —¿Cierto?—.

—Sabes que si—.

Hayley se levantó con ayuda de Kira, se separo de ella y comenzó a caminar despacio y con dolor.

Sus huesos rotos aún no sanaban del todo.

•••

La música inundo sus oídos.

Aturdida comenzó a tambalearse entre la gente, avanzando, con el triskelion agarrado en su mano derecha, susurrando alfa, beta, omega.

Abrió la puerta del sótano y la cerró a sus espaldas, bajo las escaleras de a poco.

Stiles estaba sentado en una silla delante de Malia, quien estaba transformada.

Cuando vio a Hayley le gruñó, haciendo que Stiles voltee y al verla de un salto en su asiento.

El lunarejo se paró de su asiento y abrazó cuidadosamente a Hayley. Cuando se separo, le sonrió orgulloso.

Malia comenzó a tirar de la cadenas con más fuerza, Hayley y Stiles se quedaron estáticos en su lugar. Las muñequeras, que la sostenían, se habían empezado a desgarrar.

—Mamá, para— rogó Hayley.

Una de sus muñecas se zafó.

La coyote menor se colocó frente a Stiles, mientras que lo corría hacia atrás, ganando un rasguño sobre todo su tronco.

Se incorporó rápidamente.

—Stiles ve con Lydia— sacó sus garras. —Esto se va a poner feo—.

—No voy a dejarte acá, a ninguna de ustedes—.

—Mamá, escúchame, tienes que parar— gritó Hayley.

Malia se volteó intentando sacarse la otra muñeca.

—Escuchame tu a mi— su voz sonaba igual que cuando ella hablaba en estado coyote, grave y rasposa. Forcejeo más fuerte. —¡Corran!—.

—No voy a dejarte, mamá— dijo Hayley dando un paso hacia delante, guardando sus garras. Volteó hacia Stiles. —Stiles, de verdad, tienes que irte— el lunarejo negó.

—No correré— avanzó hacia estar a su lado. —Se que no va a lastimarme—.

—Tenes miedo por lo que les haz hecho a tu familia. Tenes miedo de lastimarnos a nosotros— la voz de Hayley quebró. Malia dejo de forcejear, escuchando lo que ambos tenían para decir. —Nunca vas a lastimarme, mamá— negó con la cabeza. —Nunca vas a lastimarnos—.

—Se lo que se siente. Recuerdo todo lo que hice. Y lo peor es que recuerdo lo que me gustaba-— ambos se comenzaron a acercar a Malia a paso lento. —Porque me sentí poderoso. Sin miedo. Y, lo mejor de todo, en control— Malia forcejeaba un poco menos, escuchando lo que su novio le decía. —Pero cuando pase por eso, aprendí algo más-— Malia lo miro sobre su hombro. —El control está sobrevalorado—.

Ambos estaban lo suficientemente cerca para levantar la mano y tocarla.

Stiles sacó la llave del candado y la desató.

Malia atacó a Hayley, haciendo que esta se asuste y libere unas lágrimas, pero en unos segundos el ataque paró. Stiles se acercó a ella y ayudo a dejar a Malia en el piso, quien soltaba ruidos cada vez que respiraba.

Se colocaron delante de ella, Hayley le sonrió.

—Lo hiciste—.

Miro sus manos y era cierto.

Había encontrado a sus anclas.

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