Día 27: Saltos Pequeños
Uno, dos, a la derecha.
Tres, cuatro, salto y arriba.
Cinco y seis, cuidado te sigan.
Siete y ocho, ¿No tienes miedo?
Nueve y diez, estas saltando sobre mis pies.
Jihoon maldijo por lo bajo mientras escuchaba la canción ser tarereada en aquel lugar, quién sea que estuviese cantandola debía de parar, el pequeño Jun lucía inquieto en brazos de Taemin.
Odiaba estar escondido en aquel lugar, realmente era un lugar asqueroso, sobretodo por el constante olor a sangre y los sollozos de Tao, quién cada dia lucía más demacrado.
— Es suficiente— gruño el blanquiñoso enojado dejando su taza de te en la mesa— ¿Por qué esa puerta está siempre cerrada?
— Está prohibida— susurró Minho acunando a Taemin entre sus brazos— Nadie debe entrar allí, si el hacedor lo sabe, va a castigarte
— ¿Por qué Jun entra ahí?—
Taemin se encogió de hombros tomando algo de té mientras señalaba con sus dedos la cámara que había en el lugar, se puso de pie y guió a Jihoon de regreso a la mesa sirviendole algo de te mientras sonreía.
— No hagas esto— murmuró Taemin— No quiero ser castigado de nuevo
— Sirvete tu te— sentenció Minho con el ceño fruncido— Nos están grabando, harás que nos castiguen a todos
Jihoon se nego a volver a tomar asiento y avanzo hacia aquella puerta con decisión, trastabillo ligeramente cuando la cadena atada a su tobillo se enredó en las patas de la mesa trayendola abajo, Zi Tao chillo sintiendo el agua caliente deslizarse sobre su piel herida y se estremecio ligeramente cuando sintió las manos de Junhoe detenerlo para que no se hiciese mas daño.
— ¡Vuelve aquí, Jihoon!— suplicó Minho poniendose de pie apresurado— Esa habitación está prohibida
Taemin se escondió detrás de los restos de la mesa tratando de juntar los pedacitos de tetera rota aún temblando por la conmoción, tomo un largo respiro y se apoyo en Jaehwan para ponerse de pie, nego suavemente y colocó su mano en el pecho de Minho, también sentía curiosidad de saber que había sucedido con Seok Jin después de tantos años sin verlo, el pequeño Jun tomó la mano de Jihoon empujando suavemente la puerta.
— Hyung...—dijo el niño con una sonrisa amable—
La puerta se detuvo a medio abrir, el fantasma de Seok Jin negó tratando de mantener la puerta cerrada, no, nadie debía verlo, no.cuando toda su carita bonita e inocencia se había ido, nadie debía verlo de esa forma, prefería ser recordado como un fantasma, quería que la última imagen que tuvieran de él sea la de un.niño sonriente, la de un amigo, señaló la sala para que Jihoon volviera sobre sus pasos pero el niño se negó, miró a Zitao quién le rogaba con la mirada que volviese a dónde él estaba pero se negó a obedecer.
— Por favor, no lo hagas— suplicó el niño volviendo a su apariencia de once años— No abras esa puerta...
— ¿Por qué?—
Su rostro tembló de impotencia, en el fondo Jihoon odiaba a Seok Jin, si tan solo el no hubiese sentido la curiosidad de descubrir la verdad, si tan solo él no hubiese visto al niño llorar en medio del bosque, no hubiese salido de su cabaña, Jihoon estaría en casa con seungcheol burlandose de DK o molestando a Seungkwan, pero el hubiera no existe y el fantasma.seguía ahí mirandole con ojos suplicantes mientras su vida pendia de un hilo.
Él sabía que iba a morir, lo supo desde que sintió su alma salirse de su cuerpo, lo supo desde que el hacedor de muñecas lo colocó desnudo en medio de aquel.círculo, lo supo cuando volvió en busca de Seungcheol y solo pudo ser visto por el niño de la cabaña rosa, pero si iba a morir, necesitaba saber la verdad, necesitaba saber que no había sido en vano.
— Vuelve a casa, Seok Jin— susurró empujando la puerta ante la mirada horrorizada de los demás— Vuelve a casa y déjanos en paz
— Si me ves, ya no podré volver— sollozo el fantasma arrodillandose— Nunca más, si me ves así, estarán solos aquí... ya no podré ayudarlos
— ¿Nos ayudas?— Jihoon soltó una risita irónica— Estanos atrapados, quizás si te veo, puedas irte al más allá, puedas avanzar
— Por favor no— suplicó arrodillandose— Si entras ahí, el hacedor va a matarnos a todos...
— Te equivocas, Seok Jin— susurró abriendo la puerta de par en par— Nosotros ya estamos muertos
Minho jadeo levemente tirando de Taemin a sus brazos, no podían ver esto, el pequeño Jun sonrió dando saltitos apurados al entrar a aquella habitación seguido de Junhoe quién lucía cada vez más perplejo y aterrado de la situación.
ZiTao tardó un poco más en.ponerse de pie, las heridas en su piel aún se mantenían abiertas pero él queria saber la verdad y ver a Seok Jin después de mucho tiempo.
El mayor esperó unos segundos cuando el primer grito estalló en la habitación, escuchó algunos pasos apurados y cerró los ojos deseando estar muy lejos de ahí, Junhoe salió corriendo escondiendose tras él mientras sollozaba.
— Hay cadaveres ahí— sollozo destrozado el niño tirando de su ropa— ¡Hay mas muñecas ahí!
Minho trago en seco dejando a Taemin en brazos de un tembloroso Junhoe cuando decidió avanzar hacia aquella puerta, tenía razón, había cuerpos de niños en aquella habitación mezclados con.juguetes y sangre por todos lados, algunos de los cuerpos lucían recientes, tirados en angulos extraños unos sobre otros, niños de todas las edades que ya no podrían rehacer sus vidas, reprimio sus arcadas cuando vio a Zitao arrodillado en el.suelo tratando de calmar un pequeño bebé olvidado entre tanto cuerpo sin.vida, tomó una bocanada de aire y ordenó que lo llevase fuera aún debia de convencer a Jihoon de salir de aquél lugar.
— Jihoon...—susurró acariciando el.hombro del.niño que sollozaba tirando de su cabello—
— Tú lo sabías...—murmuró entre sollozos— ¡Tu sabías de esto!
— Nunca de este modo— susurró temeroso— Nunca he entrado, no lo tengo permitido... no si quería que Taemin pudiese conservar al bebé
— Pues ahora lo has encontrado ¿Verdad?— grito desesperado señalando hacia el frente— ¿Que puedes decirle a Seok Jin ahora? ¿Que lo lograste? ¿Que al final todos sus amigos no están tan muertos como.nosotros? ¿Que los salvaste?
Jihoon sollozo aferrando sus piernas en oposición fetal, se tambaleo sobre si mismo y rompió en llanto desconsolado, se arrodillo y acarició lentamente el rostro de Seok Jin contemplandolo.
— ¿Tienes miedo de morir? ¿Cómo puedes llamar vida a esto, Jinnie?—
El cuerpo lucía como el de una muñeca tomando una siesta, finamente recostado en una hermosa cama, su ropa pulcramente cuidada contrastaba con las manchas de sangre que se escurrian poco a poco en el cuerpo, la sonrisa inmortalizada del niño y sus piernas abiertas exponiendolo como una bella muñeca destruida, la cumbre de la colección, el niño eternamente lindo que no podía morir, la cama rodeada de cuerpos y la mano de Seok Jin aún aferrada a la de un pobre niño cuyo cuerpo no terminaba de enfriarse
Vivo pero solo como una muñeca olvidada y destruida.
— Y entonces...—susurró Jihoon mirando a Minho — Si podemos liberarlo de esto... ¿Por qué sigo ceeyendo incorrecto que lo dejemos dormir en paz?
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