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7

—...Y este será tu nuevo cuarto a partir de ahora.

Yoongi encendió las luces de la habitación de la residencia propia de la academia.

Jimin observó curioso a su alrededor. Era bastante amplia para ser un cuarto de "estudiante" y todo estaba limpio. Además, contaba con una gran ventana, no podía quejarse, al fin y al cabo, se lo estaban dando gratis.

Gracias. -dijo Jimin- Por todo.

Yoongi asintió levemente con la cabeza, sabiendo a lo que se refería Jimin.

No ha sido nada.

Jimin se sonrojó de pronto.

En cuanto al...

—Tranquilo. Ha sido un impulso, no importa.

Jimin mordió su labio.

Pero tú...tú me has correspondido...

Yoongi resopló por la nariz, divertido.

—Sí, bueno, ¿y que querías que hiciese? ¿apartarte de un empujón y hacerte sentie peor de lo que ya te sentías? Jimin no le des vueltas, no ha sido nada, ya está.

"No ha sido nada."

Jimin asintió.

Tienes razón, lo siento.

Bueno, te dejo a solas para que te instales. ¿Recuerdas bien dónde está el comedor para mañana por la mañana desayunar?- Jimin afirmó con la cabeza.- Entonces que pases una buena noche, Jimin, mañana comenzarás oficialmente tus clases, descansa.

Gracias de nuevo, Yoongi.

No hay de qué.

Ambos se miraron fijamente en un incómodo silencio por varios segundos, pero finalmente fue Yoongi quien apartó su vista para posarla en el suelo un segundo antes de abrir la puerta del cuarto y salir por ella pronunciando un leve "Hasta mañana".

Jimin se sentó de golpe sobre el borde de su cama.

Jamás en su vida había besado a un chico, y había rechazado a tantos que se le habían declarado...no entendía el por qué de su repentino beso con Yoongi en el coche. Supuso que se debía realmente a la rabia del momento, a un método de descarga. Pero si tan sólo había sido eso...¿por qué se había quedado con ganas de más?

Al día siguiente un portazo y unos gritos le despertaron.

¿¡Es que eres estúpido!? -gritó furioso Yoongi- ¿¡Cómo has podido quedarte dormido!? ¡Mis padres ya  han empezado la clase sin ti!

Jimin se sobó los ojos, desorientado y miró su reloj. Eran las 9:07 y la clase empezaba a las 9:00.

Pe...perdón...

Yoongi le cogió por el brazo y lo sacó de la cama por la fuerza.

Vamos, y no pienses que vas a desayunar primero. El desayuno fue a las 8, mientras tú dormías.

Jimin hizo fuerza hacia atrás, reteniéndose en la habitación.

¡Déjame al menos quitarme el pijama y ponerme las mayas!

Yoongi volvió a agarrar su brazo con fuerza y tirar.

Eso debiste haberlo hecho antes incluso de ir a desayunar. Ahora irás así y bailarás así.

Jimin comenzó a enrojecer.

¡No!

Yoongi le miró directo a los ojos y un escalofrío recorrió todo la columna vertebral de Jimin.

Bailarás así frente a todos, no es un consejo, sino una orden.

Jimin tragó saliva y bajó su cabeza arrepentido antes de seguir a Yoongi por el edificio hasta llegar a la sala donde tenía clase.

Todo el mundo giró su cabeza cuando Yoongi y Jimin llegaron, incluso antes de entrar, ya que la sala entera era de cristal.

Los padres de Yoongi miraban con desapruebo a Jimin, los demás alumnos, que no eran pocos, miraban con sonrisas de burla a Jimin y cuchicheaban sobre él, sin vergüenza de señalar con el dedo, por ejemplo, sus piernas.

Señor Park.- dijo autoritaria la señora Min- Si vuelve a llegar tarde a una de nuestras clases un sólo minuto, será expulsado del centro. Le estamos ofreciendo toda una matrícula profesional de enseñanza, aquí no hay lugar para perezosos y desagradecidos. Ahora colóquese junto a sus compañeros, estamos calentando.

Yo no...-una especie de respiración simultánea se produjo entre los alumnos. Nadie respondía al profesor tras algo así. Jimin observó las caras de sorpresa a su alrededor y su voz tembló un poco, ahora ya no podía detenerse. -Yo no soy un perezoso, ni un desagradecido.

El señor Min dio un paso hacia delante.

Pirouettes. Por una hora y sin calentar. Ahora, señor Park.

Los demás alumnos bajaron sus cabezas evitando tener que mostrar su posible empatía con el recién llegado.

Jimin no rechistó. Fue al final de la sala para no molestar a sus compañeros mientras ellos hacían otros ejercicios, y se puso a hacer lo ordenado.

La hora fue avanzando. A Jimin le dolían los pies y las piernas, pero su rostro no lo mostró en nigún momento. Sin embargo, a pesar del cansancio, sus ojos no se despegaban de Jungkook.

Aquel chico era simplemente el bailarín perfecto. Todos sus movimientos era milimétricos, elegantes y hermosos, al igual que él.

La voz de la señora Min lo sacó de su embobamiento con Jungkook.

Todo el mundo a las barras, incluído el señor Park.

Jimin soltó un disimulado e involuntario suspiro de alivio.

Se colocó junto a una de las barras para estirar los músculos, pues la clase había finalizado, pero le dio un tirón en su pierna derecha cuando Jungkook se colocó frente a él, a menos de medio metro. ¿Cómo era posible que todo el mundo tuviese su rostro y pelo cubiertos de sudor y él estuviese igual que una figurita de porcelana, o uno de esos bailarines diminutos de las cajitas de música?

Jungkook le mostró una sonrisa a Jimin mientras elevaba su pierna contra el espejo y posaba el pie en su cabeza.

Bonito pijama.-dijo el menor, Jimin giró su vista avergonzado.- Por cierto, ¿te gustaría que ensayásemos juntos luego?

Jimin frunció el ceño.

¿Por qué?

Jungkook levantó su vista del espejo por el que observaba el trasero de Jimin y sonrió inocente.

¿Y por qué no? Podemos ayudarnos mutuamente.

Jimin bufó.

No creo que puedas aprender nada de mi, nada útil al menos.

Jungkook cambió su pierna para estirar la otra.

Entonces te enseñaré yo, ¿hmm?

Jimin vio llegar a Yoongi por el rabillo del ojo.

"No ha sido nada" recordó.

Está bien. ¿Después de comer?

Jungkook sonrió satisfecho.

Genial, lo pasaremos bien. 

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