21
Las risas provinientes de la habitación 212 se oían desde el pasillo.
En su interior, dos jóvenes destorchaban una tercera botella de champán, aunque no cualquier champán, la señorita había pedido concretamente Don Perignon.
—Así que...dime, Yoongi...—Sveta estaba recostada sobre la gran cama, se había descalzado y se había movido el vestido, dejando ver gran parte de sus largas y pálidas piernas— ¿Estás solo?
Yoongi, sentado en un cómodo sillón frente a la cama, observó a Sveta con una sonrisa perversa en sus labios.
—Creo que no tanto como tú, querida.
Sveta soltó una pequeña carcajada mientras se llenaba la finísima copa de cristal.
—Estaré casada en dos meses. El amor no me interesa, sólo los negocios, y tú deberías hacer igual y...
—No voy a aceptar la oferta, nunca voy a hacerlo. —interrumpió Yoongi con tono cansado.
—¿Estás enamorado? —Sveta buscó la mirada del rubio, quien había dejado su vista perdida en las incesantes burbujas del preciado líquido dorado.
—Tal vez. —susurró sin mirarla.
Sveta sonrió.
—¿Es una bailarina?
Yoongi ladeó su boca.
—Sí.
—¿Y sabe moverse?
Aquello sí hizo que Yoongi elevara su vista y se enfrentase a la rusa.
—¿Qué?
Sveta dejó su copa con delicadeza sobre la mesilla de noche y avanzó a gatas sobre el colchón hasta Yoongi, cuyas piernas rozaban el borde de la cama.
—Mi hermano me contó que te contenías demasiado, que esperabas a alguien en Corea a tu regreso.—Las manos de Sveta comenzaron a jugar con la cinturilla del pantalón masculino.—¿Conseguiste la satisfacción que tanto contuviste cuando volviste?
La nariz de Sveta jugaba a rozarse con la de Yoongi y sus alientos a mezclarse.
El rubio puso su boca sobre su oreja y acarició con una mano los hombros desnudos de la joven.
—Sabes Sveta, con follarme a un Kozlov tuve suficiente.—La rusa se apartó de inmediato, con su ceño fruncido. Yoongi sonrió a la vez que se levantaba del sillón.—Dale recuerdos a tu hermano.
Se estaba poniendo su abrigo, dispuesto a marcharse de aquella habitación, cuando Sveta dijo algo que le hizo detenerse.
—Mi familia llegará en dos días. Iremos a visitar la academia de tus padres, estamos buscando nuevos talentos, por eso estoy aquí.
Yoongi tensó su mandíbula y terminó de abrocharse su abrigo.
—Bien, no veo en que puede a mi influirme eso.
Sveta sonrió y Yoongi casi pudo ver sus ojos oscurecerse.
—Espero saber identificar a tu bailarina, seguro que destaca mucho si alguien como tú se ha fijado en ella.
Yoongi soltó una risa seca y abrió la puerta.
—Buenas noches, Kozlov.
•••
Para su suerte, el conductor del taxi que le estaba llevando de vuelta a la academia no habló más de lo necesario, y pudo disfrutar del cómodo silencio exterior que tanto contrastaba con el ruido que tenía en el interior de su mente. Tantas sucesos en un sólo día...
Mantenía sus ojos cerrados y había abierto ligeramente la ventanilla al principio del trayecto, permitiendo así que la brisa fría de la noche entrase y jugase con su pelo.
Probablemente se quedó dormido en algún punto, pues se alarmó notablemente cuando el vehículo se detuvo y la grave voz del hombre que lo conducía le habló para informarle de que habían llegado.
Yoongi buscó en su cartera y le extendió un billete.
—Quédese con el cambio, el silencio vale mucho.
El hombre inclinó su cabeza en señal de agradecimiento, y en pocos segundos, ya estaba desapareciendo del alcance de la vista.
Yoongi alzó la cabeza para ver la imponente fachada de la academia Min frente a él y dejó escapar un sonoro suspiro.
Con pasos pesados, se dirigió a la entrada, y sin darse cuenta, sus pies caminaban directos a una dirección, a una habitación, y no era la suya.
Dudó si llamar o no a la puerta, pero era demasiado tarde.
Jimin ya estaría dormido.
Abrió la puerta con sigilo para comprobar su teoría, no sin encontrarse con algo de lo que tampoco se sorprendió demasiado.
Jungkook abrazaba a Jimin por la espalda, no sin Yoonie, su conejo de peluche, cerca de él.
Los observó, no con dolor o tristeza, sino con una inexplicable ternura. Parecían dos ángeles.
Miró a Jimin, quien dormía con el ceño fruncido y apretaba fuertemente con sus puños la almohada. Quiso borrar esas arrugas de su piel, quitar esa tensión en sus manos, porque sabía que había sido él quien lo había generado.
Jimin movió sus manos y fue entonces cuando Yoongi percibió que una de ellas no agarraba la almohada sino su móvil, que cayó al suelo, provocando que su pantalla se iluminase sin querer.
Yoongi se agachó de inmediato para recogerlo y ponerlo sobre la mesilla de noche.
Estaba a punto de cerrar la puerta, ya con su cuerpo en el pasillo, cuando escuchó su voz.
—¿Yoongi?
Durante varios segundos permaneció inmóvil, dudando entre contestar o cerrar la puerta aprovechando que era imposible que viese quien era desde su cama, pero no pudo resistirse.
Abrió de nuevo la puerta y se asomó ligeramente.
—Tan sólo quería comprobar que estabas bien.—dijo susurrando con la voz más dulce que podía poner— sigue durmiendo, vas a despertar al pequeño.
El ceño fruncido de Jimin no hizo más que aumentar. Jimin salió con máximo cuidado de la cama, tratando de no despertar a Jungkook.
Miró una última vez al menor antes de empujar a Yoongi al pasillo y cerrar la puerta.
—¿Que si yo estaba bien? —dijo notablemente enfadado. —Mierda Yoongi, llevo todo el maldito día llamándote, ¿dónde estabas?
Yoongi trató de acariciar una de las mejillas del contrario, pero éste le apartó de un manotazo.
—Hueles a alcohol, ¿es eso? ¿decidiste que la mejor era marcharte y emborracharte?
Jimin posó la vista en su traje. No era la ropa que había llevado por la mañana.
—¿Tal vez recordaste que debías asistir a una fiesta, y estabas pasándolo tan bien que no podías contestar a mis mensajes? —dijo con cierto sarcasmo.
Yoongi sacó de su bolsillo varios pedazos de su móvil y se los mostró a Jimin.
—Justo eso, Jimin. —resopló antes dd volver a guardar las piezas. —Sí, fui a emborracharme. Luego sucedió algo inesperado, conocí a una mujer que...
—Oh, ya. No sigas, no es necesario, me voy a dormir.
—Escúchame, —Yoongi tomó del brazo a Jimin— resultó por auténtica coincidencia, que es la hija de unos viejos conocidos rusos, ya sabes, de cuando estudié allí. Ella me dio este traje. Está jodidamente loca, ¿vale? Cenamos juntos, bebimos demasiado, fuimos a su habitación del hotel. —Jimin bajaba cada vez más su mirada, y antes de decir la última frase, Yoongi alzó con el índice su barbilla.— Y no ocurrió nada, excepto que le di como se suele decir, un plantón.
Jimin rodó sus ojos.
—Me da igual si hicisteis algo, Yoongi, no tienes por qué mentirme.
—No Jimin. No te miento. ¿Sabes por qué no sucedió nada?
Jimin lo miró fijamente a los ojos.
—No me importa.
Giró su cuerpo y volvió al interior de su cuarto. Yoongi pudo oir el sonido del pestillo que antes no había estado puesto.
Estuvo minutos parado, frente a la blanca puerta cerrada, esperando tontamente a que Jimin volviese a salir, que le preguntase por qué no sucedió nada, que se besasen hasta quedar sin aliento.
Pero aquello no sucedió, y cuando comprendió que no sucedería, se marchó con una frase atormentando su mente.
"Es mejor así."
◇◇◇◇
Imagínense a Yoongi vestido con una mezcla de
Y
Pero con el pelo rubio, recuerden que en esta historia, hasta el momento, Yoongi es rubio!
Déjenme sus comentarios, me hacen muy feliz ❤❤
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