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—Entonces...¿tú tambien odiabas el dibujo técnico? -preguntó emocionado Jimin.
Yoongi le había invitado a tomar un café para conocerse mejor, casin como una pequeña entrevista.
—Demonios, sí, ¡esa mierda era imposible! Y no es que no sepa mover mis manos con sutileza, soy pianista, ¿sabes? Pero lo juro, ¡soy incapaz de trazar una línea recta!
Ambos rieron juntos.
—Pianista, ¿eh? ¿Y cómo acabaste así siendo tus padres bailarines?
—Pues...-Yoongi rió- No te lo vas a creer, pero la decisión de que yo sería pianista la tomaron incluso antes de que yo naciese. Resulta que el pianista que tenían contratado en la academia para acompañar las clases...bueno, que hubo conflictos, y se marchó sin decir nada, dejando colgados a mis padres justo el día en el que una importante agente visitaría la academia para ver que nivel tenía. Mi madre se quedó embarazada poco tiempo después de aquello, y le dijo algo así a mi padre como " Sabes Hochan, lo que sea que llevo en la tripa será pianista, y no nos fallará nunca o le echaremos de casa" Claro, supongo que lo decía de broma, pero por el momento nunca me he atrevido a arriesgarme a otra cosa. -Yoongi sonrió ampliamente, y a Jimin le parecieron adorables aquellos dientecillos.
—¿Y cómo se conocieron? Tus padres digo.
Yoongi sorbió su café.
—Hmm, lo típico, chico conoce a chica, amor a primera vista. Ambos eran muy jóvenes, los habían elegido para ser los protagonistas del lago de los cisnes, los dos son muy buenos. Se enamoraron en cuanto dieron el primer paso de baile juntos.
Jimin sonrió. Le encantaban las historias de amor.
—Que bonito.
—Supongo que sí. ¿Y tú qué?
—¿Y yo qué el qué?
Yoongi sonrió.
—¿Te has enamorado de alguien alguna vez? En la academia de danza a la que ibas hace años, ¿no había ninguna pequeña cisne que te gustase? ¿o quizás un pequeño príncipe? -dijo con voz sugerente.
Jimin enrojeció.
—No. No ha habido nadie nunca. Por lo general, odio a la gente y la gente me odia a mi.
—¡Auch! -Yoongi se puso las manos en el pecho, fingiendo dolor- A mi me gustas, ¿también me odias?
Jimin tan sólo sonrió tímido, mirando hacia abajo por unos instantes para luego mirarle directamente a los ojos.
—¿Cuantos años tienes, Yoongi?
Yoongi pareció algo molesto por la pregunta.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Me gusta saber la edad de la gente, creo que es algo normal.
Yoongi se reacomodó en su asiento.
—¿Te molestaría que fuese mucho mayor que tú? ¿Dejaríamos de ser..
.amigos?
Jimin frunció el ceño.
—¿Lo eres?
—¿Te importaría?
Jimin dudó varios segundos antes de responder. Odiaba a los mayores, al final siempre acababan diciéndole qué hacer y qué no.
—Depende de cuantos años tengas.
Yoongi enarcó una ceja, sorprendido por la respuesta.
—¿Cuántos deseas que tenga para ser tu amigo, Jimin?
Yoongi comenzaba a ser alguien misterioso, y a Jimin, le encantaban los misterios.
—Cómo mucho dos años mayor.
—Bien, ¿cuantos años tienes?
—18.
—Entonces yo tengo 20. -dijo con una sonrisa.
Jimin estrechó sus ojos.
—Pero es mentira, ¿cierto?
—¿Quieres que lo sea? -respondió serio Yoongi.
Jimin, que inconscientemente se había tensado sobre la silla, se dejó caer de golpe sobre el respaldo.
—No, prefiero no saber la verdad.
—Mejor para ambos entonces, ¿fumas? -dijo sacando un cigarro de una cajetilla y ofreciéndole a Jimin.
—No, gracias. Pensé que decías que la sociedad me necesitaba, no sabía que te referías a que me necesitaba muerto.
Yoongi rió con el cigarro ya encendido en su boca.
—Te necesito yo, Jimin, me gusta como eres, tu personalidad, a parte de tu talento. -exhaló una larga calada de humo.- Tú y yo vamos a ser grandes amigos, ya verás.
—¿Que me necesitas? -Jimin dejó escapar una risa seca. -Esto cada vez se torna más extraño, Min Yoongi.
Yoongi rodó los ojos mientras seguía fumando.
—Oh venga, me refería a que te necesito en la academia de mi padre, hace mucho que no rescato a ningún talento como tú, un día más y me cortaban las pelotas.
—Realmente me cuesta creerlo.
Yoongi sonrió antes de la última calada de su cigarrillo ya consumido.
—Y luego dices que no eres listo, joder.
Ambos rieron juntos. Era extraño y asombroso como dos completos desconocidos podían conversar tanto.
—Entonces...¿vas a llevarme a conocer a tus padres?
—Ahá.
—¿Y crees...crees que les gustaré?- Yoongi, quien miraba fijamente a Jimin, tardó al menos tres segundos en reirse.- ¡Hey! ¿Se puede saber de qué re ries?
—Sí, Jimin -Yoongi se sujetaba el estómago debido a la risa- Creo que les encantarás, y si no, siempre puedes disfrazarte de mujer.
Jimin frunció el ceño.
—¿Por qué? ¿Tienen preferencia por admitir a bailarinas?
—¿Qué? - Yoongi tardó unos segundos en darse cuenta de a lo que Jimin se refería- Oh, no, no, no tienen preferencias en eso, tranquilo.
—¿Entonces a qué venía eso?
—Déjalo, Jimin, si no lo has entendido es mejor así.
Jimin bufó. Se le daba bien hacer chistes, pero no reconocerlos.
—Sabes, eres un poquito irritante a veces y teniendo en cuenta de que sólo hace una hora que te conozco...eres, irritante.
Yoongi sonrió, mirándose a si mismo en las pupilas contrarias.
—Muy buenos amigos, Park, seremos muy buenos.
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