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19

Yoongi despertó con un tremendo dolor de cabeza sobre una deshecha y lujosa cama de matrimonio.

Miró a su alrededor desorientado y en cuanto alzó la cabeza se arrepintió, pues esta parecía dar vueltas en su interior.

Buenas noches. —una voz femenina le hizo mirar hacia la puerta del cuarto.

—¿Quien...quien eres? —Yoongi se sujetó la cabeza con ambas manos y se incorporó despacio. —¿Nos...nos hemos acostado?

La joven rubia soltó una risa seca por la nariz.

No, y tampoco es como si estuvieses en condiciones de hacer nada.

Yoongi cerró los ojos, como si aquello pudiera ayudarlo a recordar algo.

Tu inglés...tienes un acento extraño.

La misteriosa joven se sentó elegantemente en el borde de la cama en la que yacía Yoongi.

Eso es porque no es mi lengua materna, al igual que tú. Soy de Rusia.

Yoongi no pudo evitar abrir sus ojos en señal de sorpresa.

—Yo estuve en Rusia, dos años, gracias a una beca de estudios.

—No lo dices muy alegre.

—Porque fueron los dos peores años de mi vida.

La rusa rió melodiosamente.

Somos duros, ¿verdad? Bueno, creo que no nos hemos presentado, soy Sveta Kozlov, un placer. Has sido muy amable al prestarme tu coche para poder regresar a mi hotel, me gustaría agradecértelo invitándote a cenar hoy, en el restaurante de la última planta.

Los ojos de Yoongi se abrieron de par en par.

Ahora que lo mencionas...¿dónde estamos?

—Estamos en el hotel Lotte Myeongdong.

Yoongi, desafiando los límites de su propio cuerpo, abrió más los ojos al oír aquello.

—¿¡Cómo dices!?

Sveta sonrió y se levantó elegantemente de la cama, y mientras se dirigía a la salida

Te he comprado un traje mientras dormías, lo he dejado en el baño, espero que sea de tu talla. Dúchate y póntelo, la cena es a las 22:00. —Sveta giró la cabeza sobre su hombro antes de abrir la puerta—Odio la impuntualidad.

•••(GRAN PARÉNTESIS, SI ALGUNA DE USTEDES LEYÓ MI FF PRICEY, CREO QUE ACABO DE PROVOCARLES UN DEJA VÚ, CIERTO?? JAJAJAJA)•••

Yoongi quedó boquiabierto mientras aún oía el ruido de los tacones pisar el pasillo exterior.

¿Quién era aquella mujer?

Tras unos minutos más de estupor, Yoongi se levantó de la excesivamente cómoda cama de matrimonio y se dirigió al baño.

Un traje negro con detalles azul zafiro estaba colgado sobre una percha.

Wow. —dijo inconscientemente al ver el nombre en la etiqueta de la lujosa marca de aquel traje.

Acarició la tela con la yema de los dedos, incluso tocó los duros botones.

Comenzó a desnudarse y dejó su ropa olorosa a alcohol sobre la tapa del retrete.

Miró el reloj en su móvil y luego miró el jacuzzi que tenía frente a él. El número de mensajes por parte de Jimin había aumentado notablemente desde la última vez que lo había revisado, pero al igual que anteriormente, lo ignoró, ni si quiera abrió el chat. 

Encendió el jacuzzi y una vez lleno de agua, espuma y otros productos de baño, se introdujo lentamente en el ardiente agua, relajando al instante su cuerpo y mente. Cerró sus ojos y se dejó resbalar por la cerámica.

Había tenido un día de lo más largo y extraño, parecía que había sido hacía días su discusión con Jimin, pero había ocurrido aquella mañana, y seguía ahí, pendiente. Suspiró antes de coger con una mano húmeda su móvil.
Durante unos segundos tan sólo miró su nombre y la foto de perfil, dudando de si realmente quería abrir la conversación, y estuvo a punto de hacerlo, su dedo pulgar estuvo a milímetros de tocar ese punto exacto de la pantalla, pero algo le detuvo.

El sonido de alarma que tenía programado para cada hora en punto sonó y su móvil resbaló de su mano, cayendo al agua con una gran salpicadura.

—¡Mierda! —gritó Yoongi, quien enseguida buscó con su mano bajo el agua su móvil, y con una esperanza infantil, probó a encenderlo, pero era demasiado tarde. La pantalla parpadeó dos veces y luego quedó totalmente negra. Se había roto.

El rubio tiró con rabia el móvil al otro lado, cara al suelo del baño, y terminó de rematar la vida del dispositivo, que  se esparció en pequeñas piezas y cristales por el piso.

Yoongi gruñó y golpeó con un puño el agua. ¿Qué tenía que hacer para tener buena suerte en esta vida?

Se levantó de golpe de la ya no tan relajante bañera, y cubrió su torso con una toalla blanca.

Perfumó su cuerpo y tomó el caro traje que Sveta le había comprado.

¿Por qué demonios una extraña le compraba un traje tan caro a un extraño? Llevar a alguien a un hotel no era una acción tan heroica como para agradecerlo así.

Entonces recordó de que le sonaba tanto ese apellido.

Kozlov, la maldita familia Kozlov. Y Sveta debía de ser la famosa hija a la que no había tenido el "placer" de conocer hasta ahora.

Se puso el traje y peinó su pelo hacia atrás.

Salió de la habitación y se dirigió al ascensor. El número de plantas era increíble. Pulsó el último botón y se re-colocó la corbata un segundo antes de que la puerta se abriese y el restaurante quedase frente a él. Sveta ya se encontraba allí.

Creí haberte dicho que odiaba la impuntualidad. Llegas dos minutos y medio tarde

Yoongi rodó los ojos en busca de una mesa con el cartel de reserva a su nombre que obviamente tendrían.

—Se me cayó el móvil al agua y perdí la conciencia de la hora enormemente, como puedes comprobar.

Yoongi se fijó por primera vez en Sveta. Llevaba un vestido largo, a juego totalmente con su traje. Misma tela, mismos colores. Yoongi sonrió de medio lado.

—Sabes, mientras maldecía mi mala suerte, he recordado algo.

Sveta enarcó una ceja con curiosidad.

—¿Sí? ¿El qué?

Yoongi se acercó lentamente a ella y pegó sus labios a su oreja.

—Tu jodido apellido. —Sveta se apartó y miró a Yoongi con el ceño fruncido. —¿Cómo me has encontrado? ¿Cómo sabías que estaba en ese bar?

Esta vez fue Sveta quien sonrió.

Eso es lo mejor. No lo sabía, ha sido una afortunada coincidencia para mi. Cuando entré en ese antro a pedir ayuda, lo que menos me esperaba era encontrarte. Tan rápido, fue como...bingo.

Un camarero les hizo una seña para que les siguiese hacia su mesa, y en silencio lo hicieron. Una vez sentados, se miraron a los ojos durante unos intensos segundos.

—¿Por qué me buscabas?

—Eso ya lo sabes, Min Yoongi, el pianista. La oferta sigue siendo la misma, y sigue en pie.

—Tu padre es el hombre más cruel que conozco.

La rusa rió en seco.

Créeme, lo sé, mejor que tú. Pero sin él no serías quien eres ahora,

—No voy a aceptar la oferta.

Sveta suspiró con cansancio mientras leía la carta del menú.

—¿La fuente de gambas será una buena opción?

—Hablo en serio, Sveta.

—No, engordan mucho, pediré algo más ligero...

—¡¡Sveta!! —su tono salió más alto de lo que quiso, y toda la clientela del restaurante se giró para mirarles.

Yoongi respiró hondo tres veces y aclaró su garganta antes de hablar suavemente.

No voy a aceptar la oferta, siento que hayas gastado dinero en un traje y un vestido tan feos. Ahora pide la jodida fuente de gambas con todas las salsas que tengan disponibles.

Sveta achicó sus ojos y sonrió antes de  dejar la carta sobre la mesa.

Me gustas, Min Yoongi.

—Suele ocurrirle a la gente. —dijo con indiferencia.

Quizás debamos quitarnos nuestros feos trajes tras la cena.

Yoongi hizo sonar su cuello y le sonrió a la rubia.

—¿Crees que eso me hará aceptar la oferta?

Sveta se acercó a él y susurró.

—¿Don Perignon?*

Yoongi la miró y relamió sus labios.

◇◇◇◇◇

Don Perignon*: Es un champán MUY MUY caro.

HOLA.

VOLVÍ.

SIENTO LA TARDANZA.

Y LA INTRIGA CON LA QUE OS HE DEJADO CON ESTE FINAL DE CAPÍTULO.

INTENTARÉ ACTUALIZAR PRONTO.

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