Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18

Faltaban doce minutos para la clase de la tarde y por suerte, el tobillo de Jimin parecía haber bajado su inflamación y ahora al menos podía mantenerse en pie sin pegar un alarido de dolor.

No había comido, pero con todo lo que había escuchado en aquel largo día, no le extrañaba en absoluto el haber perdido el apetito. Ya no sabía en que ni en quien creer.

Yoongi siempre le había provocado ese algo que no sabía exactamente que era, pero que le daba escalofríos, y Jungkook había llamado su atención desde que sus ojos posaron la vista en él, pero luego resultó no ser una persona tan admirable como él creía.

Jimin suspiró antes de calzarse las zapatillas de baile y abrir la puerta del cuarto. Cuando lo hizo, se encontró con Jungkook tras ella, con su mano alzada en posición de golpear.

Oh, hola, estaba a punto de llamarte para ir juntos al ensayo.

Jimin intentó sonreir y cerró la puerta tras de él.

Comenzó a caminar y Jungkook lo siguió dando antes un breve saltito, como si de un niño pequeño se tratase.

¿Qué tal tu tobillo? —preguntó curioso —Parece que ya estás mejor, ¿no?

Jimin giró tan sólo unos centímetros su cuello, los suficientes como para poder visualizar a Jungkook de reojo un segundo y luego volver a centrar su vista en el largo pasillo que debían recorrer.

Supongo. —se limitó a decir.

Jungkook se posicionó junto a Jimin con una zancada, pero no dijo nada, al menos hasta que estaban a punto de torcer en el pasillo, y Jungkook lo empujó contra una pared.

No vas a contarle nada sobre mi historia a Yoongi, ¿verdad?

No era advertencia lo que la voz del menor transmitía, ni enfado lo que sus ojos reflejaban, sino más bien preocupación y miedo.

Jimin lo miró fijamente mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.

No...aunque creo que tú sí deberías hacerlo.

Jungkook soltó el agarre sobre la camiseta del mayor y negó con su cabeza varias veces.

Eso sólo empeoraría las cosas.

No lo creo. —Jimin volvió a posar sus pupilas sobre el bello rostro del contrario. —Si lo que dices es cierto, te mereces a alguien mejor que a Taehyung. Nadie se merece pasar por lo qué tu pasas.

Jungkook fijó su mirada en el suelo y mordió su labio.

Tan sólo...no digas nada, ¿de acuerdo? Pensaré sobre ello, pero ahora no es el momento adecuado.

Jimin suspiró y siguió caminando con Jungkook a su derecha.

En cuanto entraron a la sala de ensayo, la ausencia de Yoongi sobre la banqueta del piano de cola negro se hizo presente, y la pregunta se escapó por si misma de su boca.

¿Dónde está Yoongi? —cuestionó Jimin.

Soohye lo miró despreocupada.

Se ha ido.

Jimin frunció el ceño, aquello le daba una mala sensación, como un mal presentimiento.

¿A dónde?

La madre del nombrado enarcó una ceja.

Por ahí. ¿Acaso lo necesitas para algo? No es imprescindible para dar la clase, podemos trabajar exactamente igual sin él.

Jimin iba a replicar cuando una mano tocó su brazo con delicadeza y notó un cálido aliento sobre su oreja.

Déjalo, —susurró Jungkook— es mejor no discutir.

Jimin miró al menor y relajó la expresión de su cara.

¿Tú sabes a donde ha podido ir y por qué?

Jungkook rodó sus ojos, evitando mirarle.

Supongo que ha salido a beber, porque le gustas y eso le asusta por mi culpa.

Jimin sintió la necesidad de salir corriendo de allí, de encontrarle donde quiera que estuviese y gritarle por ser así, y puede que su cuerpo estuviese girándose cara a la puerta de forma inconsciente porque Jungkook apretó su agarre y volvió a susurrar.

No te vayas.

Jimin se debatió internamente entre lo que quería y lo que debía hacer.

Suspiró antes de apartarse de Jungkook y dirigirse a las barras de calentamiento.

No iba a hacerlo.

◇ ◇ ◇

Lejos de allí, en un bar al que a tu madre le daría un infarto con tan sólo saber que entraste, se encontraba Min Yoongi, bebiendo su cuarta botella de soju.

El único camarero y además dueño del bar, un hombre ya casi anciano, encogido y lleno de arrugas en el rostro, miraba con lástima al joven rubio.

Debe de ser una chica realmente hermosa para que bebas tanto, ¿no muchacho?

A Yoongi se le escapó la risa debido al alcohol, aunque probablemente se le hubiese escapado igualmente si hubiese estado sobrio.

Es una simple zorra. —dijo antes de acabar la botella con un último trago.

El viejo sonrió mientras limpiaba la barra con un trapo.

Para ser una simple zorra estás esforzándote mucho por olvidarla, ¿no chico?

Yoongi arrugó su nariz y hizo un gesto con su mano, señalando que quería otra botella.

Bebo porque quiero, no por olvidar a nadie...

Ya, —el hombre rió— ni te imaginas la de centenares de veces al año que oigo esa excusa.

Yoongi se unió a su risa, mirando la vieja madera de la barra.

¿Cómo se llama la zorra?

Yoongi ladeó su sonrisa.

Jimin.

Jimin...mi mujer también se llamaba así, que en paz descanse.

Amén, viejo.

Yoongi dio el primer trago de su quinta botella y segundos después encendió la pantalla de su móvil para ver la hora. Era penoso, tan sólo eran las 18:13 de la tarde y ya estaba borracho. Un icono en la esquina superior del teléfono llamó su atención. Tenía varios mensajes vía WhatsApp de Jimin. Decidió ignorarlos, y tal y como estaba en aquel momento, lleno de alcohol corriendo por sus venas, fue lo mejor.

Una chica preciosa entró en aquel tugurio, con los ojos muy abiertos y con pasos lentos. Estaba asustada.

Bu...buenas tardes caballeros.— Tanto Yoongi como el viejo repasaron con la mirada a la chica. Ahora que el rubio se fijaba un poco más, pudo darse cuenta de que aquella mujer no era coreana, ni si quiera era asiática, y su coreano sonaba a acabar de leer la frase que había dicho en una guía rápida de viaje para Sur Corea. —Po...¿podrían ustedes ayudarme? Yo...el coche, mm...el coche de mío, tiene una avería, aah... —tras varios segundos con la boca abierta, la joven, efectivamente, sacó uno de esos pequeños diccionarios de viaje. Pasó las páginas con un dedo nervioso y paró de repente, sintiéndose aliviada.— Necesito ayuda.

El camarero ya iba a salir tras la barra cuando Yoongi puso un billete con fuerza sobre ella, sonriente.

Ya la ayudo yo, viejo.

La joven colocó un mechón rubio tras su oreja y mordió su labio, intranquila.

Afuera en la calle, un lujoso coche negro expulsaba humo por el capó. Yoongi rascó su cabeza mientras lo miraba y suspiró.

Sabes, he bebido unas cuantas botellas y no creo poder arreglarlo, pero si te ayuda, tengo coche.
Yoongi habló en inglés para que la extranjera pudiera entenderlo. Metió la mano en uno de los bolsillos de su vaquero hasta que finalmente se escuchó un tintineo y sacó unas llaves. —¿Conduces tú?

La joven miró con desconfianza a un Yoongi que cada vez se tambaleaba más y más.

Sacó el diccionario de su carísimo bolso y buscó entre las páginas con el ceño fruncido hasta que encontró lo que quería.

Mi hotel está cerca. Venga conmigo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro