capitulo 15: Dulce, dulce hogar
—suspiro alividado— ahora por los workers drones no debemos de pagar mensualmente a idiotas incompetentes que se hacen llamar trabajadores ¡cuando hacen todo mal!
—Además son más lindos ¿no crees?
—En cierta forma... lo único que me molesta es que ella se encariño rápido con los workers y necesitamos un nieto que tarde o temprano la familia necesitará.
—Les puso nombres y todo.
—¿Les puso nombres a los robots?
—Si, si, si, según ella, "son mejor que los humanos". Ellos en el trabajo son mejores pero... ¿no crees que...?
—No me molestes con esa idea. Apenas tiene 5 y ¿ya andas pensando en eso?
—Es intuición de madre. Madre adinerada y hermosa.
—Así es mi amor. Llama a los workers y diles que hagan la comida.
—Llamare a los workers personales de ■■■■■ para que le hagan su comida favorita.
—Valgame Dios... ¿y eran?
—V y J además de su pequeño mayordomo N. Debo de admitir que N ¡es una lindura!
—...
—¿Qué? Tu querías tener sexo con Lady Dimitrescu. No digas nada.
—Pe-Pe-
—Pero tu ahora te vas a vestir para la reunión de esta noche que es importante.
—Bien. Solo... no digas eso ¿Ok?
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𝙰𝚌𝚝𝚒𝚟𝚊𝚗𝚍𝚘...
𝙲𝚊𝚛𝚐𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚜𝚎𝚗𝚜𝚘𝚛𝚎𝚜...
𝙰𝚌𝚝𝚒𝚟𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚟𝚒𝚜𝚒𝚘𝚗...
𝚄𝚗𝚒𝚍𝚊𝚍 𝚠𝚘𝚛𝚔𝚎𝚛 𝙹𝚑𝚘𝚗𝚜𝚘𝚗 "𝚅"
...
𝙰𝚌𝚝𝚒𝚟𝚊𝚍𝚊
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—Unidad Worker Johnson V, activada —dijo una voz metálica, suave y servicial. La figura pequeña de una V con outfit de maid se activo, sus ojos brillando con una luz blanca, no la amarilla... además de tener unos lentes con vidrios redondos.
—V, necesito que prepares la cena favorita de ■■■■■. Asegúrate de que sea perfecta, no falles si quieres ir al basurero.—dijo la mujer, con una voz autoritaria y modesta, casi molesta e insoportable, como si estuviera hablando con un sirviente o esclavo.
V rápidamente hace una reverencia y se retira de la vista de la señora quien se va. La mansión Elliot, conocidos por ser dueños de la más grande compañía petrolera del mundo. Todo parecía ahí adentro sacado de una mansión del 1800 en Inglaterra. Ve de todo. Armaduras brillantes, muebles caros y hermosos de madera, libros y cuadros que eran obra de arte. Uno incluso era la noche estrellada de Van Goh en uno de los marcos de la mansión.
Un trueno cae afuera, asustando a V quien se apura a hacer su tarea. Pasa por varios pasillos hasta llegar a la cocina donde hay otras workers, 5 en total ahí. Parecían todas preocupadas por V, por que al llegar ella se aliviaron y entraron a la cocina. V se pone a cortar una pechuga de pollo en una tabla mientras una de sus compañeras, quien estaba preparando un wok en la ornalla, habla casualmente con V. Tenía pelo rojo y unos ojos rojos.
—¿Al final le hablaste?
V se sonrojo mientras cortaba otra pechuga. Pará luego cortar perejil, su compañera se le forma una sonrisa burlona. Le pone algo de aceite al wok. Y lo deja calentarse. Y la cocina se llena de ruido de los platos y utensilios para cocinar.
—No creo que ■■■■■ tenga esos pensamientos con N. ¡Aprovecha! ¡no seas tonta!
—rompe unos huevos y pone la clara y la yema en un pequeño plato donde pone el perejil recién cortado—no es así de simple—pone sal—no estoy segura de poder, y si ¿el no acepte? O ¿no este seguro de que decir?—posa en un intentó de ser sexy—Soy sexy, ¿A?.
—¿Sexy? Claro, si la pose fuera para un comercial de Temu—dijo A sin dejar de remover los ingredientes en el wok. Su sonrisa burlona no desaparecía mientras ponía unos vegetales más al wok.
V se sonrojó más, casi dejando caer la pechuga que tenía en las manos.
—No sé por qué te cuento estas cosas...
—dijo, avergonzada y molesta.
—Porque necesitas consejos, y yo soy la experta que vio muchas novelas, turcas y coreanas.—dijo orgullosa y mira a V y sigue en el wok—. Mira, N es un buen chico. Si no lo intentas ahora, alguien más podría ganártelo. Ya sabes cómo son las cosas aquí, lleno de workers por todos lados.
—Eso no ayuda, A... —dice cansada y acomodándose los lentes con los dedos llenos de harina.
En ese momento, una voz aguda pero autoritaria irrumpió desde la puerta de la cocina. Era otra worker, que llevaba una bandeja con cubiertos que apenas podía sostener.
—¡Dejen de hablar y trabajen más rápido! Si la señora encuentra un solo grano fuera de lugar, nos va a desmantelar a todas. Y por "nosotras", me refiero a ustedes —dijo con un tono de sarcasmo y seriedad.
—Tranquila, S. Ya casi terminamos. Además, no creo que la señora se dé cuenta. Está muy ocupada haciendo su rutina de "madre preocupada por su legado y de paso arruinó la infancia de mi hija" —respondió en el mismo tono sarcástico pero burlon.
V, en silencio, volvió a su tarea. Mientras empanizaba la última pechuga. Su núcleo interno estaba aumentando la RAM por miedo a fallar en su tarea, sino por lo que A había dicho. ¿Qué pasaría si realmente intentaba acercarse a N? ¿Y si todo terminaba siendo un desastre?
De repente, el eco de pasos metálicos resonó en el pasillo, acercándose a la cocina. Las tres workers levantaron la vista.
—Oh, hablando del rey de los skibidis... —dijo A, conteniendo una risa.
N apareció en la entrada, sosteniendo un pequeño libro en las manos. Vestia un smoking y tenia ojos blancos y su expresión, como siempre, de "me gusta hacer cualquier cosa". Pero al ver que trabajaban sin parar en la cocina se fue dando una reverencia educada antes de cerrar la puerta de la cocina.
A, por otro lado, no dejaba de observar la interacción con una sonrisa traviesa. La veía perfectamente, cómo V apenas podía esconder su incomodidad, cómo sus manos temblaban ligeramente mientras recogía los utensilios.
—Mmm... ¿Estás bien? —preguntó A con tono juguetón, mientras seguía removiendo el wok con un poco más de ganas.
V no respondió de inmediato. Giro su cabeza para ver a A y se encontró con la mirada curiosa de A. Sus ojos se entrecerraron con sospecha burlona, pero antes de que pudiera decir algo, A continuó.
—No te hagas. ¡Lo vi todo! —A soltó una risa baja y coqueta mientras continuaba cocinando—. ¿Es que acaso no te has dado cuenta de que N está tan nervioso contigo como tú lo estás con él?
V tragó saliva, sintiendo cómo su cara se calentaba al instante. ¡No podía ser! Claro que sí se había dado cuenta de que N se ponía nervioso, pero no quería admitirlo, y mucho menos ante A, que siempre parecía disfrutar de meterse en esos temas.
—No... no es eso —respondió, con un tono que no convenció a nadie, especialmente a A.
A soltó un suspiro dramático, dejando el wok para acercarse a V. Con una mano en la cintura, la miró fijamente.
—Lo es, lo es... —dijo con tono de maestro, como si compartiera un secreto—. Pero no te preocupes, que yo te ayudo. Solo tienes que relajarte. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Decirte "aléjese vieja puta"?
V la miró con una mezcla de horror y desespero, sus manos apretando el cuchillo con más fuerza de la necesaria.
—¿Qué? ¡No, A, no estoy relajada! ¡Y ESO NO AYUDA! ¿No ves cómo me pone nerviosa estar cerca de él? —respondió rápidamente, y al darse cuenta de lo fuerte que había hablado, bajó la voz, mirando a un lado como. Avergonzada.
A se rio divirtiendose, pero la sintió cálida. Sabía que V estaba mucho más cerca de ser honesta consigo misma de lo que quería admitir.
—Lo que pasa es que te tiene temblando las piernas y por suerte no te moja la panocha, V. Y no me vengas con excusas. Solo míralo, no puede ni hablar cuando está cerca de ti, y si, los vi varias veces... es como un perrito, pero en versión worker, ¡y te quiere! —A dijo eso último casi en un susurro, pero lo suficientemente alto como para que V lo escuchara perfectamente.
V abrió la boca para decir algo, pero no pudo. En su mente, las palabras se mezclan, ¿querer no es sinónimo de amar?
Antes de que pudiera decir algo, N entró de nuevo en la cocina, esta vez con una actitud más decidida, aunque su mirada seguía siendo tímida. Al verlo, V sintió que su núcleo aumentó su velocidad, más rápido de lo que debería. N se acercó con una sonrisa tímida, claramente tratando de sonar casual, pero algo en sus movimientos parecía más animado que antes.
—V... eh... quería preguntar si necesitas ayuda con... con algo. Es que... bueno, acabo de recordar que sé cómo hacer esos... esos pastelitos que le gustan a la señora. Solo, si necesitas algo, puedo... —dijo, su voz dudosa. Sin embargo, la risa de A le llegó a los oídos.
—¡Vaya, N! ¿Acaso vas a darle de regalo a la señora? ¡No sabia que te gustan mayores! —comentó A con una risa que parecía burlona, pero amigable.
N se detuvo un momento, confundido por el comentario, mientras V sentía que el calor en su rostro aumentaba. En el fondo, sabía que A estaba jodiendo con ellos, y todo se sentía tan vergonzoso que casi no podía soportarlo.
—No... no hace falta —dijo V rápidamente, mirando a N y a A con una sonrisa incómoda—. Está todo bajo control.
N miró nervioso a V, vio primero sus manos para luego ver a A y después a V.
—Ah... bueno, si necesitas algo más... avísame. —N comenzó a retroceder, sintiendo que había dicho algo mal, antes de dar una pequeña reverencia, torpe en su ejecución, pero sincera—. Que todo salga bien.
Y en cuanto se retiró, A no pudo evitar soltar una carcajada.
—Te he dicho que está loco por ti. ¡Solo díselo! —A bromeó, cruzando los brazos y mirándola fijamente, como si esperara que V finalmente lo dijera en voz alta.
V sólo pudo suspirar, frustrada y sonrojada, mientras sus ojos seguían mirando la puerta por donde N había salido.
—¡No! ¡No es eso! —exclamó, pero ya no estaba tan segura de lo que estaba diciendo.
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Después de que todas terminen de cocinar ven los platos asegurándose de que todo estuviera en orden. Las milanesas doradas estaban perfectamente empanizadas, acompañadas de puré de papas cremoso y un toque de perejil fresco. El plato de A también estaba listo, el salteado de arroz y pollo que parecía digno de un banquete.
—¿Lista, dueña de N? —preguntó A con una sonrisa mientras arreglaba los platos en una bandeja grande de plata.
—Callate... aún que... no me disgusta. —V tomó una de las bandejas con una mano firme, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago. Sabía que la señora tenía expectativas altísimas, y cualquier pequeño error... era muerte sin más.
N, que había regresado a la cocina en silencio, se acercó rápidamente y tomó la otra bandeja. Su energía característica parecía tambalearse frente a la seriedad del momento.
—Yo me encargo de esta. No te preocupes, V. Todo saldrá bien —dijo, dándole una sonrisa nerviosa, pero sincera. Sus manos temblaban ligeramente al sujetar la bandeja, pero su determinación era evidente.
V lo miró, sorprendida por su iniciativa, pero no dijo nada. Simplemente asintió y caminó hacia la puerta, con A siguiéndolos de cerca.
El pasillo hacia el comedor principal era largo, iluminado por candelabros dorados que reflejaban un brillo cálido en los cuadros y muebles antiguos. Los pasos de los workers resonaban suavemente en el suelo de mármol.
Cuando llegaron a las puertas dobles del comedor, A les dirigió una última mirada.
—Buena suerte, chicos. Yo me encargo de volver a la cocina si gritan mucho. —Dicho eso, A desapareció, dejando a V y N solos frente a las puertas.
V respiró hondo antes de empujar una de las puertas. Al entrar, la escena era tan majestuosa, una mesa larga de madera pulida estaba rodeada por los miembros de la familia Elliot, todos vestidos con atuendos elegantes. La señora estaba sentada en un extremo al igual que su marido, con una postura rígida y una mirada que evaluaba cada detalle de la escena. Faltaba una niña pero que vino rápidamente.
Tenía pelo corto. Con moño y llevaba vestido de lo que parecía de una pieza. Pasa al lado de V y N a quienes lo saludan con cariño, se sienta en la mitad de la mesa donde sus padres quienes son los señores.
—Ah, finalmente. Pensé que moriríamos de hambre. —dijo impaciente.
V se acercó primero, colocando la bandeja en la mesa con movimientos calculados. N la siguió, pero su nerviosismo era evidente. Mientras intentaba colocar el plato frente a uno de los comensales, sus manos temblaron, y la cuchara de salsa se tambaleó ligeramente. Por suerte, no cayó nada fuera del plato.
La señora levantó una ceja, pero no dijo nada. N rápidamente se retiró, ajustando su postura para parecer más profesional. Al igual paso con el señor quien no dijo nada, la niña al ver su milanesa estaba impaciente por comer.
—¡Se ve delicioso!—dijo la niña con emoción y alegría.
—La presentación es adecuada. —Fue todo lo que dijo antes de probar un bocado.—. Aceptable. Por esta vez.
V dejó escapar un pequeño suspiro de alivio, aunque mantuvo su expresión nerviosa. N, por otro lado, parecía querer hacer un festejo rapido, pero se contuvo, limitándose a una sonrisa tímida mientras sus ojos se desviaban hacia V.
—Bien hecho, ambos —dijo.
La señora, sin embargo, no había terminado de hablar.
—V, N, quédense cerca. Si algo falta, espero que lo solucionen de inmediato. —Su tono era más una orden que una solicitud.
—Por supuesto, señora —respondió V, haciendo una pequeña reverencia antes de retirarse hacia un rincón del comedor junto con N.
Yendo a la pared detrás del haciento de la niña. Mientras ambos tenían un sonrojo en sus mejillas, querían hablar pero estarían molestando a ellos y quien sabe que les pueden hacer. Pero sintió que alguien más estaba a su lado...
—¿Así que esto es tu pasado?
Era tu voz, vestias un smoking al igual que N. Quien no te noto o te ignora, V no te ignora y te ve molesta.
—¿Que haces viendo mis recuerdos? Pensé que... era un sueño—dijo lo último con tristeza en sus palabras mientras tu lenguaje corporal cambió.
—Hay varias cosas que quisiera que fueran una pesadilla o un mal sueño pero aquí estoy. Y estoy aquí solo por curiosidad, Uzi quería indagar en tu memoria para saber más de ustedes y del Absolutesolver. Le dije que te miraré primero y que luego ella lo averigüe. Nunca pensé que una tipa como tu tendría un amorío fallido con N... parece de mentira esto.
—No me digas. Me das un ataque allí en el campamento, y ¿ahora esto? ¿Qué mierda quieres de mi?—dijo burlona y molesta todo eso.
—Yo diría lo mismo de ti. Cuando me dijiste todo eso me dio algo... algo que yo un día sentí, y que, ahora me odio por seguir pensando que cambiare pero... no, aun así, por lo menos no eres una tipa traumada o algo así o psicópata tóxica.
V apretó los puños, sintiendo cómo la frustración y el enojo se mezclaban con la confusión. Tus palabras tenían un filo que ella no sabía si admirar o detestar.
—¿Psicópata tóxica? Bueno, disculpa por no cumplir tus expectativas de "villana estándar" —respondió, su tono lleno de sarcasmo. Sin embargo, había un leve temblor en su voz que delataba la mezcla de emociones dentro de ella.
Te cruzaste de brazos y apoyaste la espalda contra la pared, observándola con una mirada indiferente, aunque tus palabras llevaban cierto peso emocional.
—No es cuestión de expectativas, V. Todos tenemos nuestras cicatrices, pero a veces uno no espera encontrarse con algo... ¿tan humano? —Dijiste, tus ojos desviándose momentáneamente hacia N, que seguía inmerso en los recuerdos, ajeno a la conversación.
V lo miró también, su expresión suavizándose por un breve instante antes de volver a centrarse en ti. Su ceño fruncido regresó como un escudo.
—Mira, no sé qué buscas con todo esto, pero mi relación con N no es asunto tuyo. Lo que pasó, pasó. Y lo que no pasó, tampoco es de tu incumbencia.
—Tal vez no lo sea —admitiste, encogiéndote de hombros—. Pero Uzi no está buscando sólo tu pasado. Está buscando respuestas. Y las respuestas tienen una forma molesta de estar atadas a los recuerdos... incluso los que intentas enterrar.
V bufó, girando los ojos.
—¿Y qué? ¿Quieres que me siente aquí y reviva cada momento bochornoso para que tú y Uzi puedan jugar a los detectives?
—No —respondiste, tu tono más serio esta vez—. Lo que quiero es entender qué demonios les pasó a ustedes para llegar a esto. No me interesa avergonzarte, V. Pero sí me interesa que seas honesta, aunque sea contigo misma.
El silencio se apoderó del ambiente por un momento. V miró al suelo, su mirada perdida, como si estuviera revisando mentalmente los eventos de su vida. Finalmente, suspiró, su postura relajándose ligeramente.
—No es tan simple como parece. Yo... —se detuvo, como si las palabras fueran difíciles de encontrar. Su mirada se suavizó mientras observaba a N, todavía inmerso en la memoria, aparentemente sin percatarse de su presencia.
—¿Sientes algo por él todavía? —preguntaste, rompiendo el silencio con una pregunta directa.
V te miró, sorprendida por la franqueza de tus palabras. Se mordió el labio inferior, luchando por encontrar una respuesta adecuada. Finalmente, dejó escapar un suspiro resignado.
—No lo sé. Tal vez... no lo sé. Pero incluso si lo hiciera, no importa. No somos los mismos que éramos en estos recuerdos. Y, aunque lo fuéramos, él merece algo mejor.
Te quedaste en silencio por un momento, procesando sus palabras. Luego, te separaste de la pared y caminaste hacia ella, inclinándote ligeramente para mirarla a los ojos.
—¿Sabes qué pienso? —dijiste, tu tono más suave pero no menos firme—. Que estás usando el pasado como una excusa para no intentar nada en el presente. Y hasta que te enfrentes a eso, nunca vas a avanzar.
V abrió la boca para responder, pero las palabras murieron en su garganta. Antes de que pudiera decir algo más, un ruido en los recuerdos interrumpió el momento. N había terminado de servir el vino, y su torpe pero adorable sonrisa hizo que el corazón de V diera un vuelco, incluso en ese extraño escenario compartido.
—Tal vez tengas razón —murmuró V. Luego te miró con una mezcla de agradecimiento y molesta—. Pero no pienses que esto significa que me agradas.
Sonreíste de medio lado, dando un paso atrás.
—Nunca dije que tenía que agradarte. Sólo que debías escucharte a ti misma. Y, por lo que vale, creo que eres más fuerte de lo que crees. Además... mierda... te ganaste mi confianza y quizás... mi amistad, últimamente ando con mejor cara y todo. Así que ¿por que no compartir algo de mi felicidad a mis amigos, eh?
—¿A quien te refieres con amigos? ¿¿Uzi y N? ¿Y... yo?
—V. La verdad es que no me importa. Sigo molesto y enojado por tus acciones pero últimamente como me va bien, pues creo que quizás debo de empezar a olvidar cosas la verdad. ¿Crees que Uzi sea la indicada para N?
Mira a N. Que esta a su lado mientras ve comer a la familia. V cierra los ojos aceptando algo que debía de aceptar pero que nunca quizo por que era como si admitiera un error que su forma de ser no la debía dejar aceptar por quien sabe que. Te mira y mira el suelo de nuevo...
—Si. Si. Ella es mejor, ya hice demasiado daño. Creo... creo que debo seguir a delante, olvidarme de toda esta mierda. Ya tiene a alguien en su corazón... Yo... lo siento por matar a tu mamá. La verdad es que si tienes razón. Hice demasiados errores, me perdí a mi misma en todo esto. Solo quiero saber algo.
Levantas una ceja mientras te pones firme. Listo para cualquier cosa.
—¿Tu aceptas mis disculpas? Es lo menos que te puedo ofrecer de mi parte... además de esas cosas pero, tu tienes a Doll ¿verdad?
—Si... aún que la verdad. Pienso que quizás tenga que ser como tu ahora. Por que mi corazón sigue latiendo por ella. Aun que dijera que no... La sigo amando. Quizás ahora el que debe de seguir a delante sea yo ahora mismo.
Ella levanta la mano, la miras.
—Así que amigo. Creo que es hora de irnos. ¿No crees?
Cierras los ojos y una sonrisa se te forma en el rostro y con fuerza chocas los cinco con V. Habres los ojos y hablas.
—Vamos, Uzi debe de estar preparándose junto a N sobre entrar en sus recuerdos. Oye V.
—¿mmmh?
—Te llamare Victoria o Vi. ¿Cual te gusta?
—Suspira— no lo sé la verdad. Quizás después te lo diga.
La cámara se aleja hasta poder ver la mansión por afuera, donde llueve y caen truenos...
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Ya casi 30 días. Dios sí que me tarde de verdad.
No hay excusa. Me agarro la flojera y más que estábamos en fechas festivas, pero bueno. Soy un humano, no soy perfecto. Pero bueno.
¡Feliz año nuevo!
Los amo a todos, y gracias por estar conmigo ese 2024 y ahora en este 2025. Se vienen mas historias por contar y ver.
Y quien sabe si un día hago un AU...
Ventisca_Espectral ya tienes info. Y feliz año nuevo Pendeja.
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