Giselle

Me abrazo a mi misma con la mirada perdida en el pasillo infinito del hospital. No puedo cerrar los ojos, porque si lo hago, aquella horrible imagen aparecerá una y otra vez.

Zayn en el suelo de su habitación. Su cabeza cayó hacia la derecha en un abrir y cerrar de ojos. Escuché un espantoso sonido cuando se chocó contra el suelo. Este sonido me hace llorar sin parar... Es horrible.

Comencé a temblar cuando vi al amor de mi vida tirado en el suelo con los ojos cerrados. Solté sus manos y comencé a mover su cuerpo de una manera brusca. Le pedí que se despertase mientras miles de lágrimas corrían por mis mejillas, pero no ocurrió absolutamente nada. Grité enfadada conmigo misma, pero me enfadé muchísimo más con esa mujer que me había visto con ojos tristes haciéndose la víctima cuando abrí la puerta.

Llamé a la ambulancia aterrorizada. No me separé de Zayn en ningún momento. No pude separarme de él, pero sabía que estas personas me pedirían que estuviera un tiempo sin estar a su lado. Tuvieron que hacerle unas pruebas al llegar al hospital.

Juro que nunca antes he sido así. Nunca antes he golpeado a los doctores y las enfermeras como si fuera una psicópata. Nunca antes he gritado tanto. He gritado tanto que me dio la sensación de que me rajaba la garganta con mis propios gritos.

Varios trabajadores del hospital tuvieron que sostener mi cuerpo para que me alejase de Zayn. Un Zayn con los ojos cerrados. Un Zayn que llevaban en una camilla. Iban corriendo por los pasillos del hospital para salvarle la vida. La gente allí presente se apartó y dejó pasar a la camilla con mi futuro marido en ella.

Me desplomé en el suelo llorando sin parar. Mi respiración era muy agitada y todo daba vueltas a mi alrededor cuando el personal sanitario fue soltando mi cuerpo. Sabían perfectamente que no tenía más energía para luchar contra ellos. Algunos de los doctores corrieron detrás de la camilla y yo me quedé en el suelo con una doctora y dos enfermeros.

Me levanto de la incómoda silla de plástico y miro por la gran ventana. La vida sigue igual allí fuera. Los coches se mueven por las calles igual que las personas.

Miro hacia el cielo y sé perfectamente que no debería de estar aquí ahora mismo. Debería de estar preparada para la pasarela. Y aquí estoy en Australia con el corazón roto.

Quiero que Zayn esté bien.

Mi móvil suena y respondo sin mirar quién llama.

—¡Giselle! —escucho la voz de Alessandro. Sé que está enfadado, hecho una furia—. ¿Dónde estás?

Muerdo mi labio inferior controlando mis lágrimas.

—Estoy en Australia —respondo.

—¿Cómo que en Australia? ¡Deberías de haber vuelto hace horas! —grita y rompo a llorar. Ocurre el silencio en la otra línea y no sé si esto es más doloroso que Alessandro gritándome—. Giselle, ¿ha pasado algo? —su voz es mucho más calmada y me lo imagino sentándose en una silla mirando su silueta en el perfecto espejo del backstage de la pasarela.

—Estoy en el hospital —digo por fin—. Mi novio está muy grave —sollozo—. Tengo muchísimo miedo, Alessandro. Tengo miedo de perderlo para siempre.