Capítulo 14: Amistad
Una chica de unos 16 años subía a toda prisa las escaleras que la llevarían hasta su aula cuando estas decidieron cambiar de sitio sorpresivamente.
— Oh no, otra vez no, ahora tardaré más en llegar - dijo un poco fastidiada - debes hacerte un mapa Abril, no es posible que te pierdas cada vez que recorres el castillo - dijo para si misma mientras se apresuraba a subir las escaleras antes de que estas la llevaran a otro piso desconocido.
Después de 15 minutos caminando encontró el aula de Mitología, entró sigilosamente en ella y se sentó al lado de una chica que usaba una hermosa bufanda color amarillo que hacía juego con la banda que adornaba su larga cabellera morada.
— Tienes suerte, la profesora acaba de salir a buscar algo que olvidó en su oficina. ¿Se te pegaron las sábanas Abril? - dijo la chica en voz baja, tratando de no reír al ver el semblante deshecho que tenía la pelivino después de correr hasta el lugar.
— No Mero, me perdí de nuevo - respondió la chica para después suspirar resignada. Mero Greengrass soltó una pequeña risita y puso su mano sobre el hombro de su amiga.
— La próxima vez vendremos juntas, así ya no te pierdes - le dijo con una sonrisa amable en su rostro. Abril respondió a su sonrisa y entonces ambas se centraron en la profesora que acababa de entrar al aula.
— Muy bien chicos, el día de hoy hablaremos del mito de Hades y Perséfone, ¿alguien conoce este mito? - preguntó la profesora Val Helmont. Abril levantó la mano entusiasmada al escuchar su mito favorito - Bien señorita Wood, cuéntenos -
— Esta historia explica el origen de las estaciones. El dios Hades se enamoró de Perséfone, quien era la diosa de la primavera. Este la secuestró y la llevó al inframundo en donde la volvió su reina. Deméter, la madre de Perséfone y diosa de las cosechas se deprimió tanto que descuidó sus tareas, volviendo las tierras infértiles y trayendo consigo nieve y hambruna. Zeus al ver esto mandó a Hermes a traer de vuelta a Perséfone, pero esta se había enamorado de Hades y había comido 6 semillas de granada del inframundo, encadenándose a él para siempre. Al saber esto, Zeus decretó que pasaría 6 meses en el inframundo con su esposo y 6 meses con su madre en la tierra. De este modo los meses que pasaba con Deméter correspondían a la primavera y el verano y los meses con Hades a otoño e invierno - relató Abril con sumo detalle.
— ¡Muy bien Abril, 15 puntos para Ravenclaw! - dijo la profesora mientras veía a su alumna - no llegue tarde a clase otra vez, podríamos perdernos de sus participaciones - dijo sonriéndole mientras las mejillas de la chica se volvían del color de su cabello por la vergüenza.
Una vez terminada la clase se dirigió al patio de transformaciones con Mero. Al llegar allí vio a una chica de tez morena, porte elegante y coletitas enfrascada en una alegre conversación con Padme. Se acercó sigilosamente hacia ella y le cubrió los ojos con sus manos.
— ¿Quién es? - dijo Laia Potter mientras tomaba las manos de la chica intentando descifrar de esta forma de quien se trataba.
— Es una persona a la que quieres mucho y que suele derramarse el jugo de calabaza en la ropa - dijo Padme de forma divertida al ver la confusión de Laia, provocando la risa de Mero quien se había sentado junto a ella en el césped.
— ¡Oye! Eso pasó sólo una vez - reprochó Abril intentando hacer una voz que no reconociera su amiga.
— ¡Eso es fácil!, eres mi dulce Abril - dijo Laia con una sonrisa, quitando las manos de su amiga y levantándose a abrazarla.
Las cuatro chicas se recostaron en el césped, no tendrían clases hasta más tarde, así que decidieron pasar el rato platicando y compartiendo historias graciosas. Abril y Padme se sentían bien con la compañía de sus amigas, después de todo lo que habían pasado en esos años habían encontrado la amistad sincera y apoyo en ellas. Las cuatro eran muy unidas, tanto que habían bromeado sobre casarse y vivir todas juntas en el futuro.
Dheliber y Drubiel habían comenzado ya sus estudios en Hogwarts, así que la familia se encontraba reunida. Drubiel había seguido el camino de las chicas mayores y ahora portaba el uniforme de Ravenclaw. Dheliber por su lado era miembro de la casa Slytherin, siendo una chica ejemplar y dulce.
Abril había decidido centrarse en los estudios para enorgullecer a sus padres pero no había abandonado la investigación. Quería estar lo suficientemente preparada para ir en su búsqueda una vez terminara el colegio. En su condición de menor no podía aventurarse en el mundo ya que el detector seguía activado en ella y sería imposible usar magia fuera de la escuela sin ser descubierta. Sin embargo, durante las vacaciones toda la familia solía volver a casa y era entonces cuando la metamorfomaga y la pelivino desempolvaban aquel tablón de pistas sobre los Wood y se ponían a repasar la información que tenían. Incluso en algunas ocasiones Laia y Mero las visitaban y ayudaban a conectar las pistas.
Abril cerró sus ojos por un momento mientras sus amigas hablaban sobre la siguiente visita a Hogsmeade. Su mente voló a aquellos días en los que solía visitar aquel pueblo con sus padres. Charles solía cargarla en su espalda mientras caminaba de la mano de Elaine, arrasaban con todos los dulces de Honeydukes y bromeaban sobre llevar a su hija a la casa de los gritos para conocer a los espectros que la habitaban. La chica no pudo evitar sonreír y que una pequeña lagrima cayera por su mejilla.
— ¿Tú que opinas esposita, te gustaría ir por cervezas de mantequilla cuando vayamos a...? - Laia no pudo terminar la pregunta al ver aquella lágrima. Comprendió al instante y le hizo una seña a las demás. Las 3 chicas se abalanzaron sobre la pelivino y la abrazaron, sacándola de sus recuerdos y brindándole calor a su corazón. Realmente adoraba a esas chicas.
— ¿Saben?, Laia y yo estábamos pensando en pasar una temporada con ustedes en verano y ayudarlas con la investigación, será divertido y pasaremos tiempo juntas. ¿Qué les parece? - dijo Mero mientras veía expectante a las chicas.
— Se los agradeceríamos mucho y estaríamos honradas de tenerlas en casa - dijo Padme sonriéndole a ambas, al igual que Abril.
Abril tomó una flor que se hallaba en el césped y la observó por un rato. En ese momento un chico mayor pasó cerca de ellas, quedándose embobado mirando a la pelivino. Laia se percató de eso y fulminó al chico con la mirada, lo que hizo que este saliera despavorido de allí.
— Hey Laia, ¿qué tal si ese chico era el Hades de Abril?, se lo has espantado - dijo Mero muy divertida por ver la expresión de Laia.
— Ah no, nadie secuestrará a mi esposita, ¡antes lo mato! - dijo esto con determinación en sus ojos.
Todas rieron muy fuerte y se levantaron para ir a su siguiente clase. Si algo agradecía Abril era tenerlas en su vida y sabía que contaría con ellas por siempre.
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