Capítulo 1: Los Aurores
Un pequeño crup recorría a gran velocidad el jardín mientras una niña de 7 años con una larga cabellera color vino y grandes manchas de tierra por todo su vestido, corría felizmente tras él. A lo lejos la observaban sus padres con una gran sonrisa. Amaban verla feliz, después de muchos años intentando tener hijos por fin lo habían logrado.
Charles Wood prendía su pipa con sumo cuidado, evitando incendiar su cabellera castaña, como ya había ocurrido en más de una ocasión. Usualmente era algo distraído por lo que solían ocurrirle cosas que a otras personas podrían parecer "accidentes tontos", pero eso no significaba que fuera tonto, al contrario, era un digno Ravenclaw, por lo que su ingenio era reconocido por sus colegas y amigos.
- Cariño, ¿podrías tocar la canción que tanto me gusta? - miró a su esposa mostrando dulzura a través de sus ojos color miel. Esta le sonrió, le dio un beso en la mejilla y se sentó frente al piano. La melodía comenzó a llenar el salón y llegó hasta los oídos de su hija, quien se sentó en el pasto a disfrutarla mientras acariciaba a su amigo de dos colas.
Elaine Wood tenía un talento innato para la música, por lo que no había un sólo día que no se sentara frente aquel piano y deleitara a su familia con las más bellas melodías. A menudo su pequeña se sentaba junto a ella y participaba en las interpretaciones. Ambas chicas pelivino se acoplaban tan bien que era común que Charles observara de lejos esos dos pares de ojos verde esmeralda sentir cada nota.
Los Wood trabajaban en el Ministerio de Magia y a pesar de ser unos respetados aurores, su verdadero tesoro era Abril, quien ahora jugaba con los gnomos que plagaban la parte norte del jardín.
- ¿Cómo crecen los niños, verdad? - Escucharon decir a una voz masculina desde la entrada del salón. Al voltearse pudieron ver a una pareja y tres niños. Los Wood observaron a los recién llegados y saludaron a los niños, ellos corrieron al instante para alcanzar a su prima, quien ahora tenía un gnomo en cada mano.
- Y qué lo digas Albert. Padme se ve más alta, ¿qué le dan, poción crecehuesos? - dijo el señor Wood en tono de broma, todos rieron y se sentaron cerca de la chimenea.
- Tuvo suerte en sacar la estatura de su madre - dijo Albert mientras tomaba levemente la mano de su esposa.
- No olvides la metamorfomagia, esa es muy especial - apuntó Nymeria, mientras se quitaba el hermoso sombrero que momentos antes vestía, dejando ver la pequeña cicatriz en la oreja izquierda que había obtenido durante su niñez al casi ser desgnomizada por una Elaine que no sabía que su hermana había decidido metamorfosearse como gnomo para asustarla cuando saliera en su búsqueda. Tomo un mechón de su hermoso cabello color lila oscuro y lo colocó sobre la misma.
Después de un rato de risas y recuerdos de antaño, Albert Amidala cambió su semblante a uno serio.
- Charles, debemos hablar sobre... Ya sabes que... - le dijo en un tono un tanto misterioso pero que todos en esa sala comprendían.
- Oh, está bien. Vayamos al despacho - contestó Charles, intentando ocultar su preocupación frente a la situación que tenía un tiempo quitándole el sueño.En ese momento entró al salón la nana de su hija cargando una bandeja con jugo de calabaza y galletas de chocolate.
- Mary, ¿podrías cuidar a los niños mientras nos ausentamos? Estaremos en el despacho por si se nos requiere- habló tranquilamente Elaine al tiempo que le sonreía con calidez a aquella señora abrumada por la cantidad de niños a su cuidado.
- Claro mi señora, vayan sin cuidado - dijo esta mientras salía al jardín y llamaba a los niños, esperando que no hubieran formado ya un ejército de gnomos que la atacaran en cuanto se les acercara.
Los Wood y los Amidala le echaron una última mirada a sus hijos y se dirigieron a hablar sobre aquello que los tenía intranquilos.
[Despacho de los Wood]
- ¿Entonces, dices que están preparándose para atacar? - dijo Charles un poco contrariado por la magnitud de la situación.
- Así es, de acuerdo a lo que nuestro agente encubierto ha descubierto... - Nymeria hizo una pequeña pausa antes de proseguir - ...sin embargo, aún no tiene idea de qué o a quienes piensan atacar - terminó de decir la bruja con un poco de preocupación.
- Ya entiendo... Entonces debemos avisar de inmediato al Ministerio, hay que terminar con esto antes de que inicie - se le escuchó decir de manera tajante a Charles.
- Por desgracia, según el agente, esto ya inició - mencionó Albert - sin embargo, creo que lo mejor es esperar un poco, si nos adelantamos y somos descubiertos, toda nuestra investigación se vendría abajo- dijo terminó de decir decidido.
- ¿Pero no crees que es aún más arriesgado dejarlos avanzar en sus planes?, hablamos de una amenaza para el mundo mágico Albert - dijo sin rodeos Elaine
- Claro que sabemos que es riesgoso, pero piensen en nuestros hijos, no quiero que esta posible guerra los alcance... Mientras más lejos estén de ella mejor - intervino Nymeria - por eso es que hay que pensar bien las cosas y atacar en el momento indicado- dijo tranquila y firme.
El despacho de pronto se quedó en completo silencio. Ambas parejas se encontraban perdidas en sus propios pensamientos, sin embargo una mirada de afirmación de la pelivino hacia su esposo bastó para terminar con el momento de tensión.
- Está bien, tal vez sea buena idea investigar un poco más para poder interceptarlos en el momento indicado, pero deberemos ser muy cuidadosos... es posible que el futuro del mundo mágico dependa de nosotros.¡Lo haremos juntos! - dijo Charles mientras ponía su mano en el hombro de Elaine y miraba decidido a los Amidala.
- ¡Ese es el Wood que conozco! - dijo Albert con una sonrisa en su rostro - nosotros nos encargaremos esta vez. Alistaremos nuestras cosas y saldremos en cuanto podamos - termino de decir mientras le dedicaba una sonrisa a su esposa.
- ¿Están seguros?, podríamos ir los cuatro, como en nuestras primeras misiones - dijo Elaine, pidiendo la aprobación de su hermana con la mirada.
- No te preocupes, sabes que sabemos cuidarnos, además, esto debe ser lo más cuidadoso que se pueda, no cabe lugar para un error. Espero que podamos hacer uso de su casa como nuestra guardería - contestó Nymeria a su hermana menor, mientras le dedicaba una mirada tranquila y una sonrisa.
Elaine no tuvo opción y aceptó. Conocía las habilidades de su hermana y además sabía que cuando Nymeria se proponía algo lo cumplía, así que se relajó.
- Nos ofendería que no lo hicieran - contestó divertida por el último comentario.
En ese momento una avalancha de niños entró por la puerta dando por terminada la conversación.
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