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Capítulo 34 - Memorias

El pequeño tiritaba de frío en una esquina de aquella mugrienta habitación. Era un ovillo abrazado a sus pequeñas piernas, mientras sus ojitos dejaban caer las lágrimas. Estaba hambriento, sediento y tenía dolor en los huesos, además de que extrañaba a mamá, y a su hermano mayor.

Quería salir de allí. Suplicaba, que por favor lo encontraran. Quería huir y no volver a ese lugar jamás. Ser feliz con las personas que amaba.

El sonido de la cerradura siendo abierta lo hizo tensarse. Sus secuestradores estaban allí y cruzaron la puerta, mientras mantenían una de sus discusiones.

Lo único que nos queda es venderlo a alguno que pueda darnos una cantidad razonable por élagregó uno de los sujetos, llegando hasta el con una pequeña bandeja que tenía una galletas de avena y un vaso de leche.

Prácticamente la lanzó frente al niño, cual respingó del miedo ante el hostil comportamiento de sus opresores.

¿Crees que nos servirá de algo? Esta desnutriendose por nuestra culpa. No lo querrán de esa manera.

Pues, que se jodan. Si no es suficiente con saber que es hijo de un empresario, entonces buscaremos otra alternativa.

Los dos hombres continuaron su conversación, mientras el niño, con todo el miedo del mundo, se disponía a comer de manera pausada el alimento; sin alzar sus ojos una sola vez. Él sabía que en el mundo existian personas malas, porque mamá muchas veces le comentó que no se acercara a los extraños. Pues, estos serian capaces de hacerle daño.

Él no sabia que le tocaría siquiera estar en esa situación y rogaba a Dios todo acabara.

Después de apresurarlo que terminará de comer todo, se sentía un poco mal por el dolor de estómago ante los múltiples cólicos por falta de alimento durante tanto tiempo. Las personas que lo tenían en cautiverio, se lo llevaron de allí hasta el salón de aquella extraña casa y le dejaron frente a una mujer que tenía una vestimenta gótica, masticaba chicle y tenia botas largas hasta las pantorrillas.

Esta se quedó viendo al mayor de los tres con fastidio.

¿Que rayos haces aquí con ese bicho? dijo de mala gana, ojeando la revista que reposaba sobre su pierna cruzada.

Encárgate de que este limpio y arreglado para esta tarde. Jackson no querrá verlo todo mugroso. Necesitamos darle al chico todo lo impecable posible para que nos dé una buena paga especificó empujando un poco al pequeño frente a la chica que bufó.

Esta bien. Pero sepan que solo lo hago porque tienen que darme mi parte en todo esto. La mujer se incorporó del sofá que ocupaba para tomar al niño rubio de uno de sus brazos y conducirlo con ella.

El sonido de un teléfono sonando hizo que la susodicha se quedara de pie, y mirara de vuelta a su mayor. Este luego de escuchar la noticia, informó a los presentes.

Los padres del niño están muertos, así que nuestra única alternativa es hacer esto dijo sin una pizca de remordimiento. Si quiera pensando en que el menor escuchaba sus palabras.

A este se le humedecieron sus pequeños ojos y rompió en llanto allí mismo, siendo guiado entonces por la mujer a una habitación de las más cercanas. Allí fue bañado y vestido con la ropa más decente que se podía encontrar, pues la vestimenta que había tenido era la que llevaba desde que le secuestraron y estaba sucia, totalmente destruida.

Jimin fue llevado de vuelta al salón, aún con las lágrimas corriendo por su cara, apartandolas de ves en cuando, para intentar no ser reprendido. El sería un niño bueno en todo, porque no quería ser afectado, pero ahora no sabia que hacer. ¿Dónde estaban papá y mamá? ¿Donde estaba Hobie? Los necesitaba mucho, mucho.

El rubio continuaba entre hipodos cuando lo llevaron en el vehículo. Miraba por la ventana, preguntándose porque mamá y papá ya no estaban y porque su corazón dolía tanto al saber eso. ¿Porque ese hombre tan cruel había dicho que estaban muertos? Ellos no podían morir, ellos estaban buscándolo y pagarían lo que sea por tenerlo de vuelta. Porque mamá lo amaba y papá también, le daban regalos en su cumpleaños y besos de buenas noches.

Era imposible que ellos no lo quisieran de vuelta en casa.

El prometía ser bueno siempre y portarse bien. Comería las verduras aunque algunas no le gustaban y ayudaría a hacer los deberes, pero los necesitaba allí con él.

El camino fue relativamente extenso y cuando llegaron al lugar, el mayor de las tres personas en el auto, se acercó a él.

Vas a tener una nueva vida, muchacho, así que quiero que dejes de llorar y seas lo más amable posible con las personas que conocerás, ¿entendido?

Jimin se encogió de hombros y asintió débilmente, aún con los rastros de lágrimas en sus mejillas sonrojadas. Sorbió su nariz y decidió quedarse con la cabeza gacha, caminando en la dirección que lo llevaban.

Entraron a la casa, quedando entonces en un salón donde había un grupo de personas. De allí se incorporó un hombre de cabello castaño y caminó hasta ellos. Le dio la mano al mayor del grupo y sonrieron.

Al fin llegas, Key. Antes que nada, necesito presentarte a alguien.

El chico asintió al castaño y fue guiado por el a una de las mesas donde se encontraba un sujeto de cabello rubio platino, que tomaba de un vaso de plástico y hablaba con los demás allí presentes.

Yoon, te presento a Kim Ki Bum. Es uno de los mejores por aquí traficando armas y...

Un placer dijo Key muy pronto, inclinándose al rubio que lo miró de arriba abajo y desviando sus ojos a su compañero al costado . Jackson, necesito apresurarme con esto.

¿Cuanto pides por él?

Un millón dijo el pelinegro con seguridad.

Esa no es una cantidad que se pueda dar tan fácilmente. ¿Qué tiene ese niño en particular? cuestionó con una ceja enarcada.

Es hijo de un empresario importante.

¿Y eso es todo? Quinientos mil o nada.

El rubio que estaba sentado, escuchaba la conversación atentamente. Se levantó y caminó hasta los que estallaban en disputa, mirando de reojo al niño de algunos diez años que se mantenía con la mirada baja y sus manos entrelazadas. Se veía muy delgado, resaltando lo único allí en todo su cuerpo, sus labios pomposos.

Esos malnacidos estaban traficando a un menor de edad.

Suspiró, pensando en lo despiadados que podían ser esos inútiles y que posiblemente ese niño inocente termine acabando de la peor manera en su vida. El no quería responsabilizarse, pero le era difícil no pensar en una situación tan abrumadora como la que estaba viviendo. Observó como el niño lloraba en silencio y como la ira se incrementó en su cuerpo cuando uno de los hombres lo sacudió y le gritó por estar haciéndolo.

El había vivido de la peor manera que una persona podría imaginar estando en las calles. Había aprendido a sobrevivir por si solo, por su propia cuenta. Pero no era capaz de ver como ese pequeño podría hacerlo. Por qué si, ese era su destino después de ser abandonado, pero ese chiquillo estaba indefenso y necesitado de ayuda. Y no imaginaba que habría pasado en manos de esos desgraciados.

Cuando el niño continuo llorando, una de las manos llegó a abofetearlo para que hiciera silencio y eso fue lo que colmó la paciencia de Min, sacando la pistola de su base para darle un tiro en el mismo centro de la cabeza.

Los demás allí sacaron sus armas y lo apuntaron, haciendo que este hiciera una mueca de burla y viendo como el niño estaba cubriéndose la cara con las manos ante el sonido del disparo.

Jackson, hablamos luego dijo, dando un trago más al vaso, dejándolo entonces sobre la mesita y tomando su abrigo para salir con su despreocupado andar.

Acabas de matar a uno de los míos. dijo Key con una nota de ira en su voz.

Ni te hacía falta respondio Yoon Gi con una sonrisa de lado y una mirada retadora. Se acercó al niño y se agachó ante él . ¿Estas bien? cuestionó sosteniendo sus manitas y acariciando la mejilla marcada en color rojo vivo. El niño no levantó la vista y asintió débilmente . Vamos, te llevaré a comer un buen plato de ramen.

¿Que carajos haces, Min? Jackson arqueó las cejas ante él.

Mi trato es el siguiente: si se atreven a perseguirnos, sus inútiles cabezas terminarán colgando en mi árbol de navidad dijo esto mirándolos desafiante. Y no creo que este pequeño quiera ver eso.

Le tomó de una de las manos y sacó su pistola con una mirada de maniático. Ki Bum intentó sin éxito detenerlo, porque una de las balas quedó clavada en su pierna derecha.

La risa del rubio brotó de su garganta con fuerza y se volvió para irse con el meno sostenido.

¿Como te llamas, mocoso? preguntó el mayor al pequeño con tranquilidad.

Este vaciló. Se sentía un poco tímido ante el más alto, pero agradecía que lo hubiese protegido de esos malhechores. Quizás esté le llevaría hasta su familia y volvería todo a ser como antes.

Jimin, Señor. Soy Park Jimin.

Bueno, Jimin. Desde ahora seré tu Hyeong, así que nada de Señor. Hay que buscar algo de comer. Tengo mucha hambre.

El menor se limitó a asentir corroborando con aquel hombre que era su salvador.

•••

Yoon Gi se quedó con la mirada fija en la persona a su lado. Nunca olvidaría cuando encontró a Jimin. Ni todas las cosas que hizo para mantenerlo oculto y a salvo. Después, contarle sobre lo que pasaba con sus padres, que estos ya no volverían a estar a su lado físicamente, pero si en su corazón.

Le había enseñado tantas cosas, entre ellos valores que él no tenia, porque era malo para cualquiera. Incluso para el menor, pero no queria dejarlo porque era su única ancla en ese oscuro mar al que era sumergido constantemente en su miserable vida.

Vivieron tantas cosas juntos.

Jimin era su bebé, su hermano pequeño. Era todo para él en la vida y jamás podría perdonarse si llegaba a pasarle algo.

El juraba morir en su lugar si era posible. Lo haría sin mediar nada, porque lo había prometido.

Jimin era el reflejo de lo que una vez quiso ser. El había cumplido todos sus sueños sin darse cuenta, porque Yoon Gi se había encargado de hacer lo que fuera para verlo feliz.

Era su alma gemela.

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