Capítulo 26 - Mental
El mayor la observó desde su posición relajada, y para nada preocupada. Bajó un pie de sobre el otro y se incorporó del sofá, alejándose de este para llegar a su hermana. Dong Ji se veía tensa. Como si en cualquier momento le lanzaría algo o iniciaría una discusión. Pero el punto allí no era ese.
Esa vez él estaba dispuesto a quedar en un acuerdo; sin embargo, si no sucedía, tendría que optar por su lado poco comprensivo.
Dong Ji lo vió emitir unos cuantos pasos, respirando en el proceso para calmarse el repentino temblor que sentía en todas sus extremidades. Aunque, a pesar de ello, su cara no dejaba de ser neutral y aparentemente pasiva.
ㅡ¿Qué crees tú que hago?ㅡ respondió a su pregunta, ladeando un poco su cabeza ㅡ. Vine a convencerte con lo de Tae Hyungㅡ puntualizó con palabras ágiles.
ㅡTe dije que ya no me involucraría en elloㅡ contestó, tratando de ignorar las reacciones de su cuerpo y caminando a la cocina para tomar un vaso de agua ㅡ. A todo esto, ¿cuál es el interés que tienen hacia él? ¿Qué es lo que esconde, que para ti y Seok Jin es tan importante?ㅡ encaró con la pregunta casi gritando.
ㅡ¿Porqué es tan difícil para ti obedecer? ¿Porqué siempre tienes que cuestionar cada jodida cosa que se te manda? Te aseguraré algoㅡ pausó en modo de amenaza, quedando de pie ante la menor que luego de tomar, dejó el recipiente a un ladoㅡ. Si sigues haciendo esto, tu noviesito se dará cuenta de quién eres en realidad y no quieres eso, ¿cierto?ㅡ sus labios estaban curvados en una sonrisa diabólica, que le transmitía un inminente desánimo al corazón de Dong Ji.
Él no podía hacer tal cosa. Sonsacarla de esa manera era tratar de imponerse sobre ella. Odiaba demasiado su actitud egoísta de auto beneficio. Esa siempre fue su arma letal ante los demás.
El chantaje.
ㅡ¿Esa es tu respuesta? ¿Porque nunca respondes cuando te hago esta pregunta? ¿Qué es lo que esconden ustedes dos? Tae Hyung no ha hecho nada para merecer todo lo que ha sufrido. ¿Porqué quieres solo destruirlo?ㅡ exigió saber, casi jalandose el cabello de la desesperación.
No entendía la necesidad de ambos en querer hacer daño a las personas. Esta bien, fueron adiestrados para ello, pero ella no quería seguir viendo que su hermano se complacía en el mal. Por eso había huido de él, para no seguir siendo su copartícipe. Y él se empeñaba en involucrarla a toda costa.
Ya no deseaba más eso. Ya no lo quería.
Mucho menos sabiendo que el efcto de todo ello era romper en pedazos lo que construyo en el corazón de ese hombre al que amaba.
Deseaba estar en paz. Por una vez en la vida, ser feliz.
ㅡAh, Dong Ji. Necesitas aprender más sobre negociosㅡ expresó, caminando por el salón del apartamento y deteniéndose en un estante que estaba cargado de librosㅡ. Realmente nunca pense que el bastardo saldría de la cárcel en última instancia. Ya todo estaba preparado para no volver a ver a ese obstáculo que había entorpecido nuestros planes desde un inicio. Pero, los subordinados son así de estupidos y a veces se dejan llevar de sus propios principios, antes de cumplir una orden.
ㅡ¿Qué quieres decir con eso?ㅡ Dong Ji frunció el ceño, tratando de entender las palabras que decía concretamente.
Eso quería decir que...
ㅡNo necesito describirte en efecto lo que estás pensando, hermanita, porque ya te diste la respuestaㅡ afirmó, dejando de lado uno de los libros, después de observar la portada y tomando otro enseguidaㅡ. Pero no te preocupes. Que lo que pretendo hacer en este caso no tiene que ver en nada ya con eso. Seok jin tiene otros planes para él.
La mente de la pelinegra estaba pasmada. Si no fuese por quien sea que estuvo involucrado con Tae en la cárcel, a estas alturas estaría muerto. Un cierto pánico se alojó en su pecho al imaginarlo. Le producía enojo saber que su hermano se expresara con respecto a esa persona, como si la vida de los demás no valiera para nada.
Así él lo piensa.
La ira se abrió paso más que su propia cordura al a su permitir que su temor se apartara. Caminó con rapidez y levantó su dedo indice hasta el amplio pecho de Jae Bum, que estaba de lado hacia el estante.
ㅡNo te atrevas a hacerle más daño, Jae Bum. No permitiré que te acerques a él siquieraㅡ enfatizó, con las lágrimas acumuladas en los ojos. Ella no era nada comparada con su hermano. Pues, sabia que este la superaba en todo, pero con tal de ayudar a Tae Hyung y evitarle más infortunios, se enfrentaría a él aunque tuviese que terminal todo mal.
De todas formas entré los dos nunca nada estuvo bien.
El mayor, levando una comisura con descaro y dejó sus ojos oscuros, dejar una estela de frialdad sobre los opuestos.
ㅡYa esto lo sabes, Dong Ji. No me hace falta intentar nada con Tae Hyung, si tu terminaras haciéndolo por miㅡ inclinó su cara para quedar a solo centímetros de la otraㅡ. Los dos somos idénticos. Tal para cual y terminaras haciendo lo que no quieres, porque es lo que sabemos hacer.
ㅡYo nunca seré una asesina como tú.
ㅡEscucha, pequeña. Eres muy valiente ahora, pero no lo serás cuando todo te caiga encima. Te aconsejo que no vuelvas con él y me hagas las cosas fáciles. Porque si no lo hago yo presionando tu llaga, lo harás tú cuando él descubra lo embustera que puedes serㅡ se acomodó en una postura recta y desvió para irse luegoㅡ. Piénsa bien cual de las dos te conviene más. Porque sabes que consigo lo que quiero y no me importará si sufres. ¿Sabes qué? Me parece conveniente que mejor me lleves a Tae Hyung, te enviaré la direcciónㅡ miró su reloj de pulsera con altaneríaㅡ. Si no lo haces, veré como empezamos este juego que te encanta jugar conmigoㅡ Le sacudió los cabellos azabaches y se condujo hasta la puertaㅡ. Aprovecha bien el tiempo.
Dong Ji, no aguanto más. Cuando escuchó la puerta asegurarse, calló de rodillas en el suelo con las mejillas empapadas de lágrimas y sus manos sobre sus ojos.
¿Qué haría ahora?
Ni siquiera podía advertir a Tae Hyung del ataque de su hermano.
Tenia todas las de perder.
Lloró fuerte, aferrando luego su pecho para tratar de sostener invisiblemente el dolor acumulado. La opresión era aturdidora. Debía elegir entre las dos y estas cosas le afectarían sobremanera.
Era enfrentar lo que le tocaba, al decir la verdad desde un principio, o afrontar la fatalidad de perder a Tae Hyung en el proceso. Y no esperaba nada buena la manera en como se lo tomaría.
¿Por qué la vida tenía que ser tan cruel?
¿Por qué tenía que ser ella la que tomara la decisión?
Se levantó del piso despacio y llegó al dormitorio. Se quitó la ropa, colocándola de inmediato en una percha y entró al baño para tomar una ducha que le hiciera despejar su mente.
Las lágrimas no se detenían y las dejó salir libres, pues percibía que estas estaban enjugando todo lo que sucedía en la actualidad, si no también todo lo que quedaba en el pasado.
Entre el llanto y el agua empezó a meditar en que hacer, llegando a la conclusión de que, aunque no tenía mucho tiempo, debía tener una respuesta.
Y esa respuesta solo la encontraría de una forma.
•••
ㅡ¿Qué paso anoche?ㅡ rompió el hielo Nam Joon, dándole un pequeño empujón a su hermano que se dedicaba a preparar su pistola. No veía a los dos tórtolos hablar ese día y la curiosidad le picaba por saber que sucedía. Sí, era todo un indiscreto.
ㅡNadaㅡ respondió el mayor, concentrado en su ocupación.
ㅡ¿Nada? Que aburridoㅡ se quejó cruzandose de brazos y viendo a un costado, donde se encontraban los otros dos menores conversandoㅡ. Pensé que al menos te divertirías un poco. ¿No que tú y Dong Ji se gustan? Tengo evidencia de ello...ㅡ El moreno empezó a parlotear y Tae Hyung empezaba a irritarse por sus palabras. Se había hecho el sordo ante la tercera parte de lo que decía y no era para menos el sentirse mal. Dong Ji no había respondido su mensaje y no congetaba en alguna razón explicable.
No le había dirigido una mirada ese día siquiera.
Eso solo le hacía preguntarse una y otra vez, ¿que pasaba? Pues, se suponía que todo iba bien.
Era un imbecil en proporciones épicas. Lo había embarrado todo y no sabia que otra cosa hacer para remediarse. Apostaba seriamente que el chico estaba actuando de esa manera para darle un castigo. Quizá se lo merecía. Pero dentro de si, la incertidumbre y el desespero acrecentaba.
ㅡHyeong...ㅡ Nam Joon le sacudió un hombro.
ㅡ¿Puedes callarte de una vez? Me estoy enojandoㅡ dijo entre dientes, dejando a un lado el peine que llenaba y alzando un momento la vista para ver a Dong Ji toda sonriente con Jungkook, alias idiota.
Refunfuñó en sus adentros y tomó el peine de la pistola, agregando las balas en el con poco cuidado. Nam Joon lo dejó de lado para no seguir recibiendo maldiciones mentales y caminó hasta Jimin, quien pasaba el umbral de la puerta con unos cuantos aparatos electrónicos, listo para empezar la misión de esa tarde.
El objetivo de ellos en esa vez era proteger a un político. Según estuvo escuchando, algunos rumores de que era un corrupto y se dedicaba al tráfico de ilegales, junto a la trata de personas eran lo poco que circulaba por alli.
No comprendía como los chicos y principalmente su hermano, le cubrían la vida a gente tan despiadada y sin escrúpulos como esa.
Aunque Nam Joon no se cansara de repetirle que era un simple trabajo y que tenia el deber de efectuarlo sin interrupciones, sentía un malestar cada vez que escuchaba que tenían que cuidar de una persona de las elites oscuras.
Terminó de preparar sus herramientas, dejándolas reposadas en sus respectivos lugares, dentro de la chaqueta y entre las botas que llevaba. Cuando los chicos dieron el aviso de que todo estaba listo, subieron al vehículo que los llevaría.
Dos horas más tarde, estaban listos en el lugar. Unos vagones se encontraban dispersos, por toda el área. Parecían estar en una especie de industria.
ㅡChicos, vamos por aquíㅡ expresó Jimin, sacando unos maletines de la camioneta. Todos le siguieron. Entraron a uno de los vagones, viendo entonces que el menor bajaba unas escaleras iluminadas por una luz verde neón.
Cruzaron una cortina negra, viendo allí unas mesas circulares apartadas con tonalidades oscuras. La habitación estaba llena de diferentes luces de colores. En frente se encontraba un pequeño bar que portaba botellas de distintos licores y ron. A un costado de este, una puerta dividía el espacio. Cual todos los allí presenten no dudaron en traspasar con el pequeño rubio.
Un pasillo se hizo presente. Varias puertas rojas con números eran lo que se distinguía en medio de la penumbra. Volvieron a cruzar otra división y allí las cosas se tornaron más misteriosas.
Todo era blanco y con detalles. No estaba vacío como el bar, al contrario Tae Hyung podría calcular que se encontraba una cantidad aproxima de unas veinticinco personas, entre hombres y mujeres.
Jimin se presentó ante un hombre de cabello anaranjado y otro que llevaba una boina puesta, junto a unos lentes negros de pasta. Ambos vestían trajes aparentemente costosos y sonreían a todos los que se les acercaban. Con sus copas sostenidas en sus manos en forma de brindis, esperaron que el rubio platinado se alejara y continuaron su diálogo.
Jimin empezó a enumerar las partes que les correspondía a cada uno. Nam Joon y el estarían escondidos en una habitación prestada, donde prepararon todas las cámaras de seguridad. Jungkook protegería al funcionario, Dong Ji vigilaría la entrada al bar y Tae se quedaría en el bar, procurando que algún desconocido no se pasara de listo y traspasará la puerta sin la clave.
Todo aquello era un lugar clandestino, donde realizaban sus fechorías y el bar era solo una forma de disfraz entre todo aquel embrollo de delincuencia y poco raciocinio. Tan pronto como fueron avisados. Tae Hyung quiso aprovechar el hablar con Dong Ji.
Necesitaba disculparse y que más podía hacer que pidiéndole que salieran otra vez parores para compenzar su error del inicio.
Si, sabia a la perfección que no era el mejor plan y que tampoco era romántica o cautivante la manera. Que estaban en el trabajo, pero se sentía que si no resolvía las cosas ya, terminaría explotando.
Desde que llegaron al pasillo, Tae Hyung no hizo otra cosa que tomar a la azabache del antebrazo. La chica no se dignó en mirarlo a los ojos, tratando de zafarse de su agarre. El rubio frunció el ceño.
ㅡDong Ji, ¿qué sucede? ¿No leíste el mensaje que te envié anoche?ㅡ cuestionó con interés, encontrando la mirada de la menorㅡ. Realmente te pido disculpas, se que fui muy precipitado, pero...
ㅡNo es esoㅡ dijo la chica viendo que un sujeto de cabellos azul oscuro en las puntas, traspasaba la puerta y los veía a ambos desde el inicio del pasillo.
Yoon Gi miró a Tae Hyung, he hizo un ladeo con su cabeza, invitando al más alto ir tras él.
Dong Ji miró a uno y otro con incertidumbre y observó como el rubio caminaba hasta el mayor, pidiéndole en el proceso disculpas nuevamente.
Tae Hyung fue detrás del pálido, quedando ambos en medio del bar. La típica vestimenta de gabardina y cubreboca era lo que complementaba el atuendo del mayor y lo hacía más reconocible para el rubio.
Yoon Gi alzó las manos, con un sobre entre los dedos que Tae Hyung llegó a visualizar al adaptar sus pupilas al entorno.
ㅡ¿Qué es esto?ㅡ interrogó, tomando el papel con su mano derechaㅡ. Se supone que no deberías buscarme en un lugar notorio, para los que te quieren atraparㅡ agregó, abriendo el sobre que tenia el pliegue abierto y sacando las fotografías que estaban en el fondo.
ㅡLo más lógico que podría responder es que estoy en negocios. Ya sabes, lo normalㅡ dijo, encogido de hombrosㅡ. Solo voy a los lugares donde me siento seguro de que tengo el control y este es uno de ellos.
ㅡPor supuesto, Señor tengo el mandoㅡ murmuró, terminando de sacar las imágenes y quedándose de piedra al ver la cara de su padre.
ㅡEs Im. Te dije que estaba en la ciudad, aunque no sabia su paradero, pero al parecer está con este sujetoㅡ El pelinegro apuntó con su índice a Seok Jinㅡ. Ya estoy investigándolo. Para cuando tenga toda la información necesaria, estaré en contacto contigo. Pero mi conclusión es que ese es el que está detrás de todo esto.
Tae Hyung aún seguía viendo las fotos con sumo interés. Entonces su padre tenía que ver en todo aquello. Si era cierto y era el que estaba detrás de la muerte de Ho Seok, su encarcelamiento y el impedimento de su libertad. Solo podía decir que tendría todas las cuentas pendientes a saldar con él.
Ya la venganza no estaba dirigida al peón, si no al rey del juego de ajedrez.
Cerró los ojos para sofocar el sentimiento en su pecho. Lo odiaba. Lo odiaba tanto por haberlo admirado, por haberlo querido y recibir tanto desprecio a cambio.
Lo odiaba porque le había quitado todo y nunca más volvería el tiempo para recuperar las perdidas que tuvo.
Una lágrima brotó. Sin embargo, de un manotazo la quitó de su mejilla y alzó la cabeza.
ㅡSi no los encuentras tú lo más rápido posible. Haré la cosas por mi cuentaㅡ dijo con firmeza y se alejó del mayor, estampando el osbre con las fotogradias en una de las mesas que atravesaban su camino.
Sentía mucha rabia y aunque Dios no lo perdonara. Juraba por todo lo valioso que alguna vez tuvo, que Kim Seok Jin pagaría por todo lo malo que hizo en su vida.
Porque, si no se había ido al infierno en su supuesta muerte. Él mismo lo llevaría en vivo y en directo.
"Si tomas mi vida y la haces pedazos, sufrirás el mismo castigo de mis propias manos."
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