Capítulo 20 - Debilidad
Después de que había llamado a Min Yoon Gi, recordó reunirse con él cerca del muelle de Busan. Aunque era bastante tedioso el trayecto y ya altas horas de la noche, no quería esperar más tiempo para planificar las cosas.
Estaba más que ansioso por todo. Inquieto y descolocado notoriamente, por tantas las situaciones que embargaba, pero a la vez se sentía confiado en una mínima parte de su ser; y esperaba pronto poder encontrar a Jae Bum, junto al otro involucrado. Porque no deseaba quedarse con las ganas de, al menos, cobrar un poco la deuda.
Se volvió de ver las oscuras aguas, que hacían contraste con el cielo estrellado de esa noche, sintiendo que una presencia se colocaba a su lado.
ㅡMe alegra que hayas tomado la decisión correcta.ㅡLa voz ronca hizo aparición en su creciente incertidumbre. No podía ver mucho entre la penumbra, pero entendía que por una razón el mayor había decidido encontrarse con él en aquel lugar desolado y poco iluminado.
ㅡSabes que lo iba a hacer de todas formas. No tengo otra opción.
ㅡAsí es, pero no estaba completamente seguro de que me creyeras. ¿Quién lo haría del hombre que en el pasado fue tu enemigo?ㅡYoong Gi sacó el tabaco de su bolsillo para encenderlo y darle una calada.
ㅡTengo intereses que son mayores.
ㅡTambién desventajas. Por eso haremos esto lo más silencioso posible. Porque a pesar de todo, eres también presa de la policía y cualquier fallo hará que inclumplas el trato de libertad condicional y volver a la carcelㅡsoltó el humo.
ㅡVeo que sabes más sobre mi de lo que pienso.
ㅡComo dije antes, se muchas cosas.
ㅡ¿Cuál es el plan entonces?ㅡSe metió las manos en los bolsillos delanteros y se estiró un poco mirando al cielo.
ㅡYa lo hablamos, serás la carnada. Tendrás que enfrentar a Jae Bum, necesitamos sacarle a la fuerza el nombre de ese sujeto y si es posible, que lo veas en persona.
ㅡMe parece arriezgadoㅡindicó recto.
ㅡEso es lo emocionante de todo esto. Si verdaderamente estas interesado en vengarte, es la unica maneraㅡYoon Gi miró al pelirrojo con calma. Lanzó la colilla al suelo y la pisó.
Sin más, el de cabello negro y piel tan pálida como la porcelana, se perdió en el otro extremo. Dejando al menor con el beneficio de la duda.
•••
Cruzó la entrada, acomodandose el arma sobre la base. Esa mañana estaban en uno de los edificios más costosos del área metropolitana, pues habían quedado en acuerdo de vigilar el edificio como habían pedido.
Se colocó en uno de los extremos, donde la entrada por el ascensor era constante, en el piso decimo, que ocupaba la oficina del CEO. Esa vez el único que había obtenido la información relevante era Nam Joon, cual los mantenía al tanto de cualquier suceso a ocurrir. Estaba en el salón de cámaras junto a Jimin. Mientras que Jungkook, Dong Ji, otros del equipo y él, se mantenían en posiciones requeridas.
El pelirrojo se quedó quieto, escuchando como Nam Joon hablaba con sus compañeros, dándoles órdenes.
Deslizó su vista hasta el menor que había sido asignado junto con él. Su increíble suerte era un castigo y a la vez una bendición. Y en este caso, aunque sabía que no tendría mucha oportunidad porque el menor se estaba haciendo el loco ignorandolo, incluyendo que estaban en una situación laboral. Encontraría la manera de hacerle ver que aunque estuviera absolutamente confundido por su comportamenito, no podía sólo besarlo y luego torturado al instante.
Le daría una lección a ese niño.
El sonido del ascensor se hizo presente, sacando a Tae Hyung de sus pensamientos para mantenerse alerta. Vió como cuatro hombres cruzaban el umbral. Los veía por el rabillo del ojo, pero no lograba distinguir sus facciones por el uso de cubrebocas. Extrañado, frunció el ceño y escuchó la voz de su hermano advertir por el auricular.
Como mantenía las manos en la espalda, no dudó en colar los dedos por el pantalón y rozar la pistola.
Los hombres caminaron hasta la puerta de doble hoja y abrieron a uno de ellos, permitiéndole entrar, para iniciar una conversación con él empresario.
Allí pasó una hora interminable, donde los otros tres sujetos cubiertos sólo miraban a Dong Ji y Tae Hyung con seriedad, mientras que el mayor estaba tenso al no comprender en absoluto la situación que le rodeaba.
Antes de que siquiera pensara en abalanzarse hacia la puerta y comprobar que el protegido estaba con vida, observó como los dos mayores salían de la oficina entre murmullos y despedidas.
El pelirrojo intentaba calmar el galope en su corazón, teniendo la impresión de que algo malo estaba a punto de pasar. Esperó, encontrando sus ojos con el más alto de cabello negro que ahora tenía su identidad al descubierto.
El hombre, le miró fijo con sus ojos negros y sonrió con suficiencia, para entonces salir con los otros tres de sus guardianes en la misma dirección en la que entraron.
Tae Hyung, cuando desaparecieron, soltó un jadeo de dolor, tomándose la camisa en puños y casi cayendo de bruces, pero a tiempo, fue atrapado por los brazos de Dong Ji.
Por primera vez en la vida se sintió tan conmocionado, aterrado. El dolor, la ira y todos sus miedos salieron a la luz en sólo un segundo al ver a esa persona frente a él.
ㅡNam Joon, algo sucede con Tae Hyung. No puede seguir aquíㅡLa voz de Jungkook entonó en sus oidos, sin embargo, lo único que lograba era sentirse aferrado por unas manos ahora sobre el rostro mientras el sentido de atención se le iba. Sólo con la mente reflejando el rostro conocido que vió minutos atrás.
Fue sostenido para ser incorporado con dificultad y llevado por el ascensor hasta el primer piso, donde su hermano no dudó en correr hasta él. Lo abrazó, sintiendo en su pecho el sollozo involuntario y débil que salía de su garganta.
ㅡContinúen con la vigilancia. No duden en informarme si pasa algoㅡNam Joon entró a Tae Hyung al vehículo, cual se quedó en los asientos traseros. Al rodearlo, notó el muchacho de cabello azabache que aún seguia allí. Bajó la cabeza y luego plantó sus ojos en los del contrario con valentía.
ㅡ¿Puedo acompañarlo?ㅡpreguntó con timidez. Nam Joon no quería esperar que pasase más tiempo, entonces, limitándose a asentir, subió al auto y espero que el menor se colocara junto a su hermano para luego arrancar.
Los ojos del pelirrojo estaban nublados y perdidos mirando por la ventana. El ardor en la garganta era indicio de su pronto llanto. No quería llorar. No quería sentirse débil y manipulado, pero aquella persona, que suplicaba fuera un fantasma, una mentira, había hecho que todo en su interior se quebrada como cristal.
Como un niño pequeño, llevó las palmas hasta su rostro y se dejó ir. Sus ojos se enrojecieron, derramando las amargas gotas saladas. No escuchó nada por parte del moreno al frente, que lo miraba de vez en cuando por el retrovisor. Tampoco por parte de Dong Ji, del que aún no se había percatado que estaba a su lado.
Sólo era él y su dolor. Él y su angustia. Él y su odio. Él y todas las cargas.
Cuando dejó de sollozar y lamentarse, apartó las manos, cayendo rendida su cabeza sobre el espaldar. Miró por la ventana nuevamente. Y entonces sintió como una mano se posaba en su mejilla para acariciarla, quitando las lágrimas que aún brotaban sin detenerse, junto a los estragos del caos en su interior.
Con pereza, movió su cabeza aún sobre la superficie y vió el rostro entristecido de aquel niño. Sus ojos estaban brillosos, como si quisiera llorar. Sus labios estaban apretados y sólo conectaba sus ojos a los del mayor en una profunda mirada, mientras continuaba pasando su dedo pulgar por el espacio de su pómulo y mejilla.
Tae Hyung se perdió en el tacto, cerrando los ojos lentamente.
Su desatado corazón y sentimientos sólo se limitaron a dejarlo sin habla ni movimientos, permitiendo que no hiciera más que aliviarse cuando la mano de Dong Ji pasó hasta su nuca y lo atrajo en un abrazo.
Se aferró a él como a un salvavidas personal, como un barco que sólo el ancla podía mantener estable ante la tempestad. Guardó su miedo a sentirse pequeño por un momento, sintiéndose protegido en sus brazos. Sintiéndose después de tanto tiempo valorado y querido.
Acurrucó su cabeza entre el hueco que hacía su hombro y cuello sin dejar de soltar lágrimas hasta que se cansó, mientras sus cálidas y delicadas manos se paseaban por su cuero cabelludo, dando una sensación dulce y apacible que deseaba seguir experimentando.
Cuando Nam Joon abrió la puerta del vehículo, hizo aviso de que estaban en casa. Tae Hyung, con ojos hinchados y adormilado, se apartó del cuerpo de Dong Ji, que lo había soportado durante el trayecto.
En unos minutos ya estaban dentro del departamento. El pelirrojo, sin ánimos sólo mostró una leve mirada sin inicio de palabra y entró a su habitación, dejando a Nam Joon y Dong Ji en medio de la sala.
ㅡGracias por esoㅡexpresó el moreno con pesar. ㅡSe que no debería meterme en esto, pero Tae Hyung ha sufrido por mucho tiempo, toda su vida ha sido un desastre y hasta ahora, de manera auténtica, eres lo único... que aunque no hemos hablado de ello, siento eres bueno para él, y creo que si ambos tienen sentimientos por el otro deberían darse la oportunidad.
Dong Ji lo miró y se sonrojo al instante.
ㅡBuenas tardes, Hyeong...ㅡCambió de tema, mirando a otro lado.
ㅡTendré que ir con los chicos para terminar el trabajo, así que no se si podrías mantenerte vigilando por si Hyeong necesita algoㅡexpresó con sus dobles intenciones. El menor lo miró dubitativo, admitiendo luego.ㅡGracias.Repitió
Nam Joon con una sonrisa y palmeó su hombro.
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