El viaje hasta Yeongdo-Gu fue bastante estresante. Una hora había pasado y ahora se encontraba allí. En aquella isla que no conocía de nada, preguntando a algunos si conocían en los puertos un barco con el nombre de S.U.G.A

Para su mala suerte, nadie lo conocía. Haciendole esto vagar como un tonto hasta llegar a un restaurante callejero. Ya estaba muerto de hambre, así que pidió un plato de Mandu como aperitivo para sostenerse, junto a una botella de agua.

Un hombre de cabello anaranjado se plantó a su lado y pidió unas brochetas de pescado. Luego lo miró de arriba abajo, cosa que le extraño a Tae Hyung. Eso era una falta de respeto por su parte.

ㅡ¿Estas listo?ㅡ indicó el hombre que lo miraba con una ceja alzada.

ㅡ¿Disculpe...?ㅡ Tae Hyung ladeó la cabeza con desconfianza.

ㅡKim Tae Hyung. ¿Ahora no me recuerdas? Pensé que la golpiza de aquella vez había sido suficiente para guardarme en tu memoria.

El sujeto se bajó el cubre bocas blanco, con una sonrisa recta y cínica que sólo el mismo podía ofrecer.

ㅡ¿Ji Hwan?

El muchacho sonrió y recibió su pedido. Tae Hyung de la misma manera.

ㅡSabes que no soy de bienvenidas, pero sólo por esta ocasión te las daréㅡ dijo llevándose la comida a la boca y luego dándole una palmada en el hombro ㅡ. Yoon Gi hace un tiempo está esperando que aparecieras. Incluso, pensamos que jamás descubrirlas las pistas.

ㅡ¿Tu estas con él? ¿De verdad traicionaste a Ji Woo?ㅡ inquirió, recibiendo el recipiente en sus manos y pagando.

ㅡ¿Qué esperabas? Me estaban ofreciendo la libertad y mucho dinero a cambio de nada. No quería seguir allí encerrado, siendo el juguete de todos como tuㅡ soltó con voz seca.

Ambos habían sido parte del grupo de novatos nuevo que entró esa vez a la prisión. Incluso se les obligó muchas veces a pelearse entre ellos y hacer todas las barbaridades que una persona en su sano juicio no haría.

Era lamentable ver como adolescentes como el cambiaban de un momento a otro. Su personalidad se volvía retadora y agresiva, con el único objetivo de complacer a sus superiores.

Por eso Tae Hyung había sido tan brutalmente doblegado. Se negaba a cooperar ante las exigencias de Hee Chul desde el principio y esa fue una de sus peores decisiones. El hombre se sentía totalmente atraído por ello y por su miedo. Nunca lo dejó hasta hacerlo trizas, semejante a todos los otros.

Tae Hyung ignoró sus palabras dolorosas. Era el único que no se había ensuciando las manos para obtener su libertad. Había luchado y enfrentado las torturas más atroces. Había llorado, aguantado y reservado cada cosa en silencio. Hasta que logro escapar.

ㅡ¿Dónde esta?ㅡ evadió las palabras del más bajo, para no empezar a discutir sobre un tema, que delante suyo, había quedado en el pasado.

Se llevó uno de los bollos a la boca con la agonía haciéndole mella en el pecho. Odiaba los recuerdos. Odiaba que cada que se cruzaba metiera el dedo en la llaga para abrirla más.

ㅡSígueme. No estamos muy lejos de la playa.

Hizo lo que Ji Hwan pidió, sintiendo la brisa con olor a sal apretar sus pulmones. Caminaron unos minutos, terminando el pelirrojo sin comida; hasta quedar en un pequeño muelle donde había una superficie de madera. Sus pupilas enfocaron el bote que tenía el mismo nombre y la misma forma que el de la polaroid.

Fue solicitado que entrara y bajó la escalera para introducirse en la popa.

Allí adentro, el lujo era sorprendente. Una cama, unos muebles y una pequeña cocina eran parte del lugar. Parecía un departamento en el océano.

El mayor se apartó de la ventana que estaba frente a la cama, dejándole ver su cara pálida y descubierta. Ya no llevaba las constantes gabardinas. Una camisa blanca de mangas largas que acentuaba más el color de su piel, unos pantalones negros con dos rasgados en las rodillas, unos zapatos lustrados y un collar de plata con un dije cuadrado tan pequeño, que no se lograba distinguir el grabado en este.

ㅡSoy impaciente para estas cosas, ¿sabes? No pensé que esperaría tanto a que aparecierasㅡ. Se sentó en uno de los sofás, haciendo un ademán para que el menor hiciera lo mismo.
Tae Hyung lo hizo, en espera de que continuará hablando. ㅡNunca dije esto, pero a pesar de todo no quería que Hee Chul muriera. El cometió un error, Tae Hyung. Lo hizo contigo y con muchos otros más, pero tu fuiste su perdición. Creo que esa fue la consecuencia de su locuraㅡ. Tragó saliva y se incorporó la buscar una bebida. Dejó hasta la mitad dos vasos de licor, extendiéndole uno al pelirrojo.

El menor titubeó en si tomarla o no, rindiéndose al fin ante la insistencia del pelinegro.

ㅡDime una cosa, Yoon Gi. ¿Sabes quién es el que hizo los movimientos para que no saliera de la cárcel?

El pálido lo miro unos segundos y dio dos sorbos a la bebida. Apretó los labios y soltó un suspiro.

ㅡTodos los que te conocimos sabíamos lo que estaba detrás de ti. Fuimos instruidos para ello. Tu eres la principal causa de la muerte de Hee Chul y no en el sentido que piensas. Él no quería tu muerte. Estaba loco por ti de verdad, pero su amor enfermizo no fue suficiente para salvarlo.

>>Se lo advertí miles de veces. Intente hacer realidad la petición tratando por todos los medios matarte, porque a mi también me tenían amenazado. Si, lo conoces perfectamente. Esa persona es la misma que asesinó a tu mejor amigo y que ahora está moviendo cielo y tierra para encontrarte.

Tae Hyung dio un gran trago al licor hasta casi acabarlo.

>>Se muchas cosas, Tae Hyung. Muchas de las que ni te podrías imaginar, pero sólo quiero que te concentres en conocer una sola.
Im Jae Bum no es más que un peón en este juego y tu eres el blanco del Rey.

¿Qué?

Tae Hyung apretó el vaso entre sus dedos, estaba a punto de quebrarse. Si no era por que Yoon Gi se lo había quitado.

Entonces sus suposiciones iban más allá. Todo era cierto. Era un plan, pero ¿para que? ¿Qué rayos tenía que ver la muerte de Ho Seok en todo esto? ¿Qué tenía que ver él? ¿Quién era el sujeto detrás de todo eso?

Su respiración empezaba a erratizarse. Tantas cosas, tantas verdades...

¿Qué querían de él?

Yoon Gi terminó la bebida y se quedó de pie, luego de dejar su recipiente sobre la mesa.

ㅡSabes quien es...

ㅡRealmente, es lo único que quiero descubrir y espero que me ayudes a hacerlo.

ㅡ¿Comó?ㅡ cuestionó, apretando la mandíbula por la creciente impotencia y el constante golpeteo de su corazón.

Yoon Gi, se volvió con un semblante intimidante y sombrío.

ㅡSe mi carnada, Kim. Juguemos en su tablero, pero con nuestros propios términos.

ㅡYoon Gi... Yo...

ㅡTe daré el tiempo que necesitesㅡ interrumpió el mayor ㅡ. Piensa todo lo que quieras sobre esto. Jae Bum está aquí en Busan y puede que te topes con él en cualquier momento. Cuando suceda, quiero que sepas la táctica a usar para enredarlo. Sabes defenderte por si sucede algún enfrentamiento, y supongo, no habrá mucho problema con hacerle frente. El idiota sigue tan poco práctico como siempre. Las pistolas siguen siendo su fuerteㅡ El pelirrojo respiró profundo y se levantó del sofá dispuesto a irse. Quería hacer más preguntas, pero no se sentía capaz de aceptarlas todas ㅡ. No olvides esto.

El menor encaró al mayor nuevamente. Este lanzó algo que atrapó en su palma. Un teléfono pequeño se encontraba allí. Era el típico de botones sobresalientes que conocía de niño, pero un poco más moderno.

ㅡLlámame cuando tomes la decisión. El teléfono está codificado, por si dudas en que alguien te descubra. Ahora puedes irte.

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