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● Yo Elijo Ésta Vez ●

Quinto día del reto #Flufftober

Tema: Cafetería

Neiru x Ai

Edad de las Protagonistas: 17 años

✷✷✷

Neiru Aonuma jamás demostró ser una chica presuntuosa, así como tampoco era de las que solía mirar al resto del mundo por encima del hombro con prepotencia.

El hecho de que tuviera bajo su poder una exitosa empresa y una cuantiosa fortuna, no era motivo suficiente para empujarla a dejar atrás su forma de ser y hacerse alguien pesada ni engreída con quiénes la rodeaban.

Trataba de la misma forma, con respeto y normalidad, a empleados, conocidos, así como a sus amistades y seres queridos.

¿Presumir? ¿Alardear? Éstas eran cosas que nunca se le habría ocurrido llevar a cabo.

Para ella, tal comportamiento era impensable.

Neiru también es muy inteligente a la hora de administrar y utilizar sus bienes. Procura, en todo momento, evitar cualquier inversión innecesaria, riesgosa o ridículamente costosa y sin beneficios de ningún tipo, tanto para su persona, como para su empresa.

Aunque es poseedora de una flamante limusina, en la mayoría de los casos, Neiru prefería emplear el autobús.

Por supuesto, cuando era el momento de reunirse con sus cuatro amigas, éste vehículo era algo que no podía faltar. La ayudaba mucho a la hora de transportarlas a todas. De ésa forma, evitaba que ellas tuvieran que emplear el metro, el autobús o cualquier clase de transporte público.

Pero el resto del tiempo, para no llamar la atención y evitar algunos gastos, prescindir de su limusina era una resolución que se hallaba fuera de discusión.

En resumen, Neiru no tenía por qué demostrarle, ni echarle en cara, nada a nadie. Tanto sus ingresos, sus pertenencias y la forma en la  administrara lo ya mencionado, eran problema y nada más que su problema.

Jactarse a costa de su privilegiada posición económica no era algo que le quitara el sueño.

Sin embargo, existía una que otra ocasión en las que, contra alguno de sus principios, buscaba la forma de usar su dinero con otros fines muchísimo más personales y que eran tan importantes para ella como la vida misma.

Uno de éstos fines, por ejemplo, se reducía a tratar de impresionar, y consentir, a cierta persona. Ésta chica era tan importante para ella, que Neiru estaba dispuesta a romper, sólo para complacerla, ésos principios que desde muy temprana edad se le habían inculcado.

—No puedo aceptarlo, Neiru. —Se negó Ohto como respuesta a lo que Neiru acababa de proponerle. Se cruzó de brazos mientras negaba con la cabeza para enfatizar la decisión que acababa de manifestar— Ése restaurante es muy caro. —Añadió.

Sí, ésa personita por la que Neiru olvidaría todos sus principios con respecto al correcto uso del dinero y emplearía aquel valioso papel moneda para complacerla en todo lo que ella le pidiera, era su novia: Ohto Ai.

Como dato importante, Ai nunca pedía nada. Ella no era de ése tipo de chicas.

—¿Qué parte de "No te preocupes por los gastos" fue la que no entendiste? —inqurió la morena.

Su expresión se mostraba impasible. Pero, por dentro, Neiru perdía, gota a gota, la poca paciencia que le quedaba.

Ai bufó por lo bajo, mientras fruncía el ceño.

—La parte de que vas a gastar mucho dinero en comida, cuyo nombre ni siquiera está en español —refutó Ai.

—¿Qué clase de razón es ésa? —quiso saber. inconscientemente, ella también había cruzado los brazos—. Éso nunca fue un problema antes... —una de sus delgadas cejas castañas comenzó a temblar—. ¿Por qué ahora?

Ai titubeó al escuchar la pregunta. Aún con los brazos cruzados encima de su pecho, la joven se removió en su lugar, miró en todas direcciones y luego habló:

—Pues...eh...no lo sé —Como tan pocas veces había ocurrido, la peliazul no pudo sostenerle la mirada.

En ése instante, Neiru sintió como la certeza de lo ocurría la golpeaba como una buena bofetada propinada con toda la fuerza que la palma de una mano fornida podía entregar.

Estaba presionando a su novia. Al caer en cuenta de ésto, la expresión de Neiru se ablandó. Se estaba comportando de la forma incorrecta.

—Ai, puedes decirme... —se acercó un poco a la peliazul y se sentó frente a ella, ocupando el sillón que su novia tenía delante—. Vamos, Ai. Somos pareja, se supone que hay confianza entre nosotras... —llevó una mano hasta el rostro de la joven frente a ella y retiró un mechón de cabello que cubría un poco su ojo izquierdo. El iris de éste, poseía un bonito color que, debido a su heterocromía, lo diferenciaba del ojo derecho, el cuál era de un ámbar muy vivo y brillante. El que Neiru acababa de librar del mechóno era de un azul tan puro y bello como el propio mar.

Ante la actitud de la morena, Ai pareció calmarse un poco y soltarse del todo. Un poco más confiada, se animó a continuar y pudo hablar.

—La razón... —comenzó la heterocromática—... por la que yo no quiero asistir a un restaurante de lujo es... —tragó seco y lo intentó de nuevo—...eh, no sé cómo decirlo...

—Dilo —animó—, no hay problema... —acarició su cabeza con ternura—. Adelante.

Ai se relajó un poco más, respiró profundo y, al fin, pudo hablar libremente.

—Siento que no encajo allí. —por fin la miró a los ojos—. Y no es que me dé pena, vergüenza o miedo —hizo una pausa—. Sólo...me siento incómoda, hay mucha gente extraña alrededor, personas que viven detrás de una imagen, que se ocultan y no por cosas buenas precisamente... —guardó otro corto silencio para respirar—. Es algo que no tolero. Mejor dicho, es algo que no toleramos, Neiru...

Otro pequeño silencio entre ellas. Ai parecía un poco más aliviada y Neiru estaba un poco más pensativa. Permanecieron casi un minuto de ésa forma, hasta que la joven empresaria decidió romper el silencio:

—Tienes razón. —comenzó Neiru utilizando un tono de voz suave y cargado de comprensión—. Pero, sabes que es obligatorio para mí estar en ése mundo. Es muy importante para los negocios...

—Entiendo, Neiru... —interrumpió su novia, repentinamente envalentonada—. Sólo que no me gustan. Así como tampoco me gusta la frecuencia con la que asistes a ese tipo de lugares. —frunció el ceño nuevamente—. Espero que lo entiendas.

—Claro que entiendo y creo que tienes razón —apoyó—, pero, al menos yo, no puedo dejar de asistir. La gran mayoría de mis negocios más productivos se llevaron a cabo gracias a los buenos términos en los que llegamos cuando los inversionistas, clientes y otros empresarios se reunían conmigo en restaurantes de ése tipo.

Ai gruñó un poco, pero no dijo nada más. A pesar de todo, ella entendía que existían ciertas normas en el terreno donde su novia operaba que debían respetarse por el bien de la empresa que ésta llevaba sobre sus hombros. No sería muy prudente el interferir de lleno con su forma de ganar dinero.

Si embargo, no desistiría en su afán por reducir esa clase de visitas a sitios como ésos.

—Igual, yo no voy. —cruzó las piernas también.

Neiru la miró un momento, sin decir nada.

—Mmmmm —volvió a cortar el silencio la morena—, entonces, ¿qué sugieres?

—¿Huh? —Ai levantó las cejas—. ¿Yo?

—Sí.

—¿Quieres que yo elija?

—Sí. Será más cómodo para ambas, me has dejado muy claro que no lo disfrutas —señaló, comprensiva—. Ésto será algo así cómo un alivio para ambas. —Finalizó Neiru con una sonrisa.

La reacción de la peliazul no se hizo esperar. De súbito y sin avisar, Ai le saltó encima y la abrazó. De repente, la chica parecía haber recobrado todo su buen humor y confianza por completo.

—¡Gracias, Nei! —apenas deshizo el abrazo, plantó un beso en los labios de su novia. Al separarse, Neiru notó de inmediato el sonrojo que tenía las mejillas de su novia.

—Está bien —sonrió Ai—. Yo elijo el próximo lugar.

Neiru pensó que el rostro sonrojado de Ai era muy lindo. Con cuidado, pasó una mano por su mejilla, acariciándola y deleitando su tacto por lo suave que se sentía.

—Y, ¿a dónde iremos? —indagó Neiru.

Ai pareció meditarlo unos segundos.

—¡Ya lo tengo! —le guiñó un ojo—. ¡Vamos!

✷✷✷

—Ya lo sospechaba... —dijo Neiru con una expresión divertida mientras pasaba una mano por la mesa que estaban ocupando—. Un Míster Donut* —sonrió—. Supongo que es un buen lugar.

—¿Verdad que sí? —Ohto sonrió ampliamente—. Nada mejor para comer y pasar un buen rato que una cafetería. —guardó silencio un momento y entrelazó los dedos—. ¿Cuando fue la última vez que vinimos a uno de éstos?

Neiru sonrió discretamente al pensarlo.

—Hace tres meses, dos semanas y tres días. —respondió la morena con facilidad. Ai la miró entre anonadada y admirada.

—¡Eres increíble, Neiru!

—Hmph. —fue toda su respuesta.

—Si, solíamos venir mucho aquí. —Continuó Ai con aire distraído.

—Si. —sus orbes color jade observaron todo el lugar—. Deberíamos retomar la costumbre. Es perfecto.

—Jeje, claro que sí. Hace poco anunciaron un nuevo postre y un nuevo tipo de mini donas. —le guiñó un ojo  mientras le enseñaba la imagen promcional en su carta—. Podemos probalo juntas.

Neiru sonrió, podía sentir el buen ambiente, la ligereza del aire, un lugar muy relajante a decir verdad. Y pensar que había olvidado que existía...

—Claro. —abrió su propia carta para ordenar—. Se ve delicioso...

Fin...

*Mister Donut: Cadena de cafeterías de estilo estadounidense donde se sirven "doughnuts". Muy extendida en Japón y frecuentada por los muy jóvenes.











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