● Sueños ●
Día veinticinco del reto #Flufftober
Tema: Futuro
Neiru x Ai
✷✷✷
Aquél fue uno de los días de trabajo más agotadores que había tenido en toda aquella semana. Aunque, sinceramente, valía la pena esforzarse todos los días.
Si bien ella sabía que no tenía necesidad de hacerlo, Ohto Ai siempre buscaba las maneras de superarse a sí misma y, trabajar en algo que le gustaba mucho, era su pasión.
Así se lo había dejado en claro a su esposa, quien no se opuso y la dejó estar.
Al introducir aquella dorada y brillante llave en la en la cerradura cromada, la peliazul no pudo evitar sentir la misma emoción que experimentó el primer día que llegaron a vivir en aquel lugar.
Al ingresar a la amplia estancia, Ai se dijo que debía apurarse. Neiru siempre llegaba unas horas más tarde que ella, así que, gustosamente cocinaría el día de hoy.
Estaba muy consciente de que probablemente Neiru la regañaría porque, en lugar de estar descansando y recuperando las fuerzas que le había arrebatado aquel día tan movido, estaba cocinando cuando la morena podía llevarla a comer a cualquier restaurante de la ciudad.
A decir verdad, no le importaba éso. Después de todo, ¿qué tiene de malo cocinarle a tu esposa?
Le prepararía la comida más deliciosa que haya podido hacer hasta ahora. No sé detendría por nada.
—Ai —la llamaron desde atrás.
Ésa voz la conocía muy bien. Se trataba de Neiru Aonuma, su esposa. Sin embargo, aunque la escuchó claramente, igual no se giró.
—Ai. —Volvieron a llamar.
Ésta vez si decidió girarse. Cuando estuvo dispuesta a hacerlo, sintió cómo la llamaban nuevamente y se encontró cómodamente acostada en un lugar bastante conocido para ella.
Se trataba del sofá de la sala en casa de su madre. Al despertar, notó que quien la llamaba en ése momento era su novia, Neiru.
—Dormiste un buen rato. —Comentó ella, sonriendo—. ¿Te olvidaste de nuestra cita?
—¿Eh? —Parecía algo aturdida—. ¿Cita? ¡Ah! ¡La cita! —Incorporándose con rapidez, Ai salió corriendo en dirección a su cuarto, situado en la planta alta.
Mirándola en silencio, Neiru tomó asiento en el sofá que anteriormente ocupara su novia. Asegurándose de que ella no estuviera cerca, abrió el pequeño bolso de color castaño que portaba.
Con cuidado, extrajo el pequeño estuche cúbico, recubierto de terciopelo rojo. No lo abrió, pues sabía muy bien de qué iba su contenido.
Lo guardó nuevamente y se relajó, cayendo un poco encima del espaldar de aquel cómodo mueble. Respiró con calma y se entregó a pensar un poco.
Ai ya estaba en su último año de universidad y pronto conseguiría un empleo relacionado con su carrera. Ambas tenían ya algún tiempo saliendo y, aunque no estuviera pensando en matrimonio o algo así, quería darle algún tipo de seriedad a su relación.
Y que mejor forma de hacerlo que con un anillo de compromiso. Ese sería el primer paso importante, luego de eso, estimaba que pasaría un tiempo antes de poder entrar en el "área del matrimonio".
Sin notarlo, mientras pensaba, cayó en una especie de letargo.
Últimamente, las cosas en la empresa estaban algo pesadas y había más trabajo que nunca. Si Ai estaba sumida en un profundo sueño en aquel sofá, Neiru no estaba muy lejos de llegar a ése punto.
Sus pensamientos y proyecciones futuras siguieron avanzando, yendo un poco más allá.
Pensó en un lugar donde ambas estuvieran juntas, unidas en matrimonio y con un hogar. Uno que fuera grande y que para acceder a ella fuera necesaria una llave cubierta de un vistoso baño de oro y una cerradura cromada...
Fin
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