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● Regalo ●

Día diecisiete del reto #Flufftober

Tema: Cumpleaños

Momoe x Rika

Edad de las Protagonistas: 20 años

Aclaratoria: Ésta es una secuela directa del Shot número doce de éste reto: "Para Ella".
Si has leído, entonces sabrás de qué hablo.

✷✷✷

Pasaran los años que pasaran, lo que no tenía remedio, simplemente, no tenía remedio. Por supuesto, con ésto nos referimos a la relación de amistad entre Rika y Neiru.

—Se supone que viniste aquí buscando un consejo y, sin embargo, lo único que has hecho es tomarnos el pelo —le recriminó la joven empresaria a su amiga ex Idol. Intentaba mantenerse lo más tranquila posible.

—¡No te estoy tomando el pelo! —Se defendió la rubia—. ¡Sólo dije que hoy tú busto amaneció más grande! ¡Éso era todo! —Bufó—. ¡¿Por qué es tan malo?!

Aún cuando fueran amigas desde hace unos cuantos años y pudieran, sin duda alguna, entregar su vida por la otra; las peleas entre ellas eran algo que nunca pasaba de moda.

—Chi-chicas...por favor, no peleen... —Intentó calmarlas Ai, quién no conseguía cómo hacerlas entrar en razón—. ¡Neiru, estamos aquí para ayudar a Rika! ¡Por favor!

Sin duda alguna, la chica de cabello azulado poseía algún tipo de habilidad, porque era siempre quien intervenía y detenía la pelea entre ésas dos antes de que llegaran a mayores. Y ésta no era la excepción.

—Ai tiene razón... —Murmuró Neiru, intentando calmarse.

—¡Hum, lo haré sólo por Ai! ¡No por tí, Neiru! —Masculló la rubia y se arregló el cabello con cuidado.

—Está bien. —Ai se acomodó en su asiento—. Entonces, Rika; quieres hacerle un presente a Momoe, pero no sabes que regalarle, ¿no?

—Así es —respondió la mencionada—. Me gustaría que fuera algo sencillo, pero a la vez especial...

—¿Qué le diste a cambio del regalo que ella te hizo dos semanas atrás? —Preguntó Neiru.

—¿Huh? ¿Te refieres al anillo de promesa? —De forma inconsciente, miró el dedo índice de su mano derecha.

En éste podía apreciarse con claridad un anillo dorado muy brillante debido al cuido y, cómo toque final, llevaba un pequeño zafiro. No era imitación ni fantasía, era real y así se lo había hecho saber Momoe cuando se lo regaló.

—Si, a éso me refiero. —Afirmó Neiru y se acomodó un mechón de cabello. Lo llevaba suelto y ahora le llegaba hasta la mitad de la espalda—. ¿Qué le diste a cambio?

Rika la miró un momento, antes de sonreír.

—¿De verdad quieres saberlo? —Preguntó la rubia con malicia.

—Por supuesto —afirmó la morena. Ai solo las escuchaba y observaba sin decir nada.

—Sexo —fue la simple respuesta de la ojiazul.

—¿En serio? —Inquirió la joven empresaria sin inmutarse.

En ningún momento notó el sonrojo de su novia peliazul, quién, sentada cerca de ellas, tenía el rostro coloreado de granate por la vergüenza.

—Ajam. —Corroboró.

—Está bien. No tengo problema con éso... —Neiru parecía increíblemente tranquila y Ai se preguntaba por qué. A ésa chica nada parecía sorprenderla o perturbarla—. Pero, ésta vez no podras utilizar el mismo truco.

—¿Eh? —Rika frunció el ceño—. ¿Acaso también lees mentes?

—Por eso lo digo, Rika. Te conocemos muy bien y puedo decir, sin miedo alguno a equivocarme, que lo primero que pensaste fue en esperarla en ropa interior, posiblemente de color azul, creo que con volantes. En esa parte no estoy muy segura —se llevó los dedos índice y pulgar a la barbilla, con aire meditabundo—. Creo que con un moño rojo en el cuello, o en la muñeca y dirías algo como "Sorpresa", "Toma tú regalo" o algo así. —Neiru se tomó un tiempo para respirar, mientras Rika la miraba con el ceño fruncido.

—En realidad, el moño sería azul y no la esperaría en ropa interior —sacudió una mano—. Aguardaría sin absolutamente nada encima. Pero ajam, el resto si es casi lo que yo pensaba. —dijo como si nada.

—Etto... —intervino Ai, quién no había dicho nada en un rato. Tenía las mejillas encendidas y se le hacía muy difícil mirarle la cara a Rika—. Creo que a veces las cosas materiales son algo necesarias... ¿no?

—Y es precisamente por lo que estoy aquí —Rika se cruzó de piernas en su asiento—. Para preguntarles sobre su regalo y no hacer algo cómo lo que la chica de los dólares aquí presente dijo con anterioridad.

—No soy la chica de los dólares —refunfuñó Neiru.

—Oh, lo siento. —la rubia fingió estar arrepentida, como si se diera cuenta de su error—. Lo siento de verdad. Creo que me confundí. Lo que en realidad iba a decir era "la chica de los yenes".

—¿Qué se supone que significa eso?

—Chicas, por favor, no empiecen de nuevo. —regañó Ai.

—Ella empezó —se defendió Neiru.

—¿Yo? ¿Cuando? —Rika fingió hacerse la desentendida.

—Las dos estén quietas ya. —La peliazul emitió un leve suspiro—. Se supone que ya son adultas, éso significa que deben madurar, ¿saben?

—¿Madurar? ¿Qué es eso? ¿No es algo que hacen los mangos? —Ai la miró mal y entonces Rika supo que ya sus chistes sobraban—. Está bien, está bien. Ya entendí.

—¡Hum, ella me provoca y después huye! —se quejó la morena para después cruzarse de brazos y mirar cualquier esquina de la habitación que no fuera a la rubia que tenía enfrente.

Era increíble como la seria de Neiru a veces podía comportarse cómo una niña y hacer rabietas ante el regaño de su novia.

—Ya Rika entendió, Neiru. —Ai sonrió—. De todas formas, ya sé el verdadero motivo por el cuál Rika vino a vernos.

—¿Ah, sí? —Preguntó Rika.

—¿A qué te refieres? —Quiso saber Neiru.

—Me refiero al hecho de que Rika nos dió la información incorrecta. —Miró, algo divertida, el desconcierto en el rostro de sus interlocutoras—. Rika dijo que venía a pedir un consejo sobre que darle a Momoe en su cumpleaños, pero en realidad, ya tienes el regalo perfecto para ella, ¿no?

Ante las palabras de Ai, Rika no pudo hacer nada más que sonrojarse y apartar la mirada mientras jugaba con sus dedos. Neiru se dijo que nunca en su vida la había visto de ésa forma; tal vez Momoe sí , pero ellas dos jamás pudieron ver una reacción así en alguien tan llena de confianza como Rika.

—Pues, es cierto. —afirmó la rubia—. Ya ví el regalo perfecto para ella. Pero, ¿cómo lo has...?

—¿Sabido? —Completó Ai—. Somos amigas desde hace mucho, Rika. Así como Neiru pudo ver tus planes originales, yo pude vislumbrar tus verdaderas intenciones.

—Vaya, así que se me escapó eso. —Neiru parecía divertida—. ¿De qué regalo se trata?

Rika dudó un momento antes de responder. No había tiempo para dudas, el cumpleaños de su novia era mañana y debía moverse rápido si quería darle el regalo perfecto.

—Está bien, lo diré. —Tomó aire para continuar—. Hace un tiempo, mientras caminábamos por el centro comercial, mi nena se quedó mirando con fijeza un bonito collar con una única piedra de color verde. Se trataba de una esmeralda genuina y estaba en una vitrina. Me dijo que era muy lindo. Y yo supe de inmediato que era para ella. Debieron haberla visto, iba muy bien con sus ojos. —Guardó silencio unos instantes para luego continuar—: No pudimos comprarlo por ser ridículamente caro, pero me juré a mi misma que se lo compraría para su cumpleaños... Así que me puse a reunir, pero...

—No pudiste reunirlo completo, ¿cierto? —interrumpió Neiru—. ¿Cuánto falta?

—Sabia que podía contar contigo, Neiru... —Le guiñó un ojo—. Por éso eres mi amiga favorita.

—¡Hey! —Bufó Ai—. ¿Cómo que Neiru es tú amiga favorita?

—Upsy.

—Me siento traicionada —lloró Ai.

—Como sea —prosiguió Rika, ignorando las lágrimitas que Ai expulsaba—. Sólo será un pequeño préstamo y te lo pagaré pronto, cuando cobre ésta semana.

—¿Huh? —Ai dejo de llorar—. ¿Y cuánto cuesta ése collar?

Al escuchar el precio, ambas chicas abrieron mucho los ojos. Era incluso más caro que el anillo de promesa que Rika portaba en el índice.

—¿Y cuánto has podido ahorrar? —Inquirió la morena.

—Ummmmm, pues. Ya reuní el noventa por ciento. Sólo un diez por ciento más y podré comprárselo...

—¡¿El noventa por ciento?!  —Ai parecía anonadada—. ¿En cuanto tiempo lo conseguiste?

—En dos meses —se encogió de hombros—. No fue muy difícil, haría lo que sea por ella... Pero, como ven, fallé y ahora necesito su ayuda.

—Vaya, en realidad si que has cambiado, Rika —murmuró la morena bastante sorprendida—. Y pensar que nunca llevabas tú billetera encima...

—¿Qué no sabes que el amor lo cambia todo? —Preguntó, sarcástica, la única rubia del grupo—. ¿Oh no eras tú un cubito de hielo antes de conocer a mi linda Ai?

—Jum, olvida lo que dije. —gruñó Neiru, repentinamente incómoda—. Sigues siendo la misma —se levantó de su sitio—. Ven, acompáñame a buscar el dinero.

—¡A la orden, capitán! —Bromeó y la siguió. En su expresión era visible lo feliz que estaba.

Poder comprarle ése regalo a su linda novia se había convertido en una de sus prioridades. Verla feliz en su cumpleaños era algo que no cambiaría por nada del mundo. Después de todo, Momoe Sawaki se merecía todo eso y mucho, muchísimo más...

Fin

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