● En El Parque ●
Segundo día del reto #Flufftober
Tema: Tomarse de las Manos
Neiru x Ai
Edad de las Protagonistas: 16 años
✷✷✷
«Las parejas se toman de las manos —pensó Ohto Ai, mientras en compañía de su novia, Aonuma Neiru, recorría un parque cercano al hogar de la joven portadora de la llamativa heterocromía—. Se supone que éso es lo normal... ¿No?»
Neiru y Ai se hicieron pareja hacía muy poco tiempo. Estaban muy conscientes de que esa era, oficialmente, la primera relación que ambas habían tenido en su vida. Por ende, la falta de experiencia en temas románticos por parte de ambas, más por Ai que por Neiru, era el pan de cada día.
Por supuesto, en algunos temas, Neiru tenía un poco de más conocimiento. Pero, por lo demás, ambas se hallaban al mismo nivel.
Las dudas constantes y la desinformación con respecto a lo que tenían que hacer como pareja, eran algo que no podía faltar. Una de esas dudas se manifestaba ahora, cuando Ai se preguntó si ellas dos, como novias que eran, debían tomarse de las manos.
Parecía algo bastante génerico, pero, en Japón las relaciones son algo diferentes al resto del mundo. El tener una pareja y saber que hacer al momento no es algo del todo sencillo.
—Oye, Neiru —llamó Ai con suavidad. Una mariposa voló cerca de ella y luego se alejó, para aterrizar y detenerse en la rama de un árbol cercano y después quedarse muy quieta.
—¿Si? —inquirió la morena sin dejar de mirar alrededor.
—Las parejas se toman de las manos, ¿no?
Ante la pregunta, Neiru dejó de observar el entorno y la miró directamente. La expresión que llevaba era la misma que solemos portar cuando vemos algo raro que se nos presenta.
Como se había mencionado antes, habían cosas de las que Neiru tenía algo más de información y Ai supuso que éste tema en particular se encontraría en su repertorio de repuestas.
Neiru decidió responder:
—Sí —afirmó—, bueno, creo que sí... —Vaciló—. No es como que sea muy experta en el tema, así que no puedo darte información más exacta.
La ambigua respuesta por parte de la morena descolocó por completo a la joven de azulada cabellera.
Para Ohto Ai, y para el resto del mundo, Neiru Aonuma era una de las personas más inteligentes que conocía. Por no decir que, en efecto, su novia era la persona más inteligente que conocía.
Siempre que tenía algún tipo de duda con respecto a cualquier tema, del cual, no tuviera mucho conocimiento, ella solía preguntarle a la morena de ojos color jade. Ohto sabía muy bien, gracias al tiempo que llevaba conociéndola, que recibiría una muy buena, concisa, completa y satisfactoria respuesta.
Por ende, la chica de azuladas hebras se vió fuera de lugar ante lo dudosa y forzada que había sonado aquella repuesta.
—Entonces, ¿no lo sabes? —preguntó Ai con cara de incredulidad.
«¡Era imposible! —pensó Ai—. Hasta yo tengo una respuesta más o menos decente. ¿Por qué Neiru no podía hacer lo mismo y tener una respuesta muchísima mejor que la mía?»
La siguiente respuesta de la morena acabó por confirmarle sus sospechas acerca de la falta de interés que tenía la joven empresaria acerca del actual tema de conversación:
—A ciencia cierta, no. —Neiru se encogió de hombros—. Aunque no me interesa demasiado ésa parte. Al igual que tú, también estoy aprendiendo acerca del amor y esas cosas. Pero, mis conocimientos se basan en, más que todo, la ciencia y la lógica. Cosas que tienen un elevado nivel de complejidad, pero que también poseen, también bastante difíciles y pesadas, una respuesta y solución. —dejó de mirar hacia el frente para mirarla directamente. Ohto se sonrojó un poco al detectar la intensidad de sus esmeraldas—. Tus dudas con respecto al amor no entran en ninguna de esas...
—Éso quiere decir que no sabes si es realmente necesario que las parejas se tomen de las manos, ¿verdad? —interrumpió la chica del característico suéter amarillo. Con su mano derecha en el mentón, se dedicaba a mirar hacia arriba con pose algo pensativa—. Espera, ¡existe algo que no sabes y que yo sí! ¡Y es la importancia de tomarse de las manos! —Miró hacia el cielo un poco más y, en tono de broma, añadió—: Hoy seguramente va a llover...
—Nunca dije que lo supiera todo. —masculló Neiru, cruzándose de brazos.
Por su parte, Ohto sonrió ampliamente y le guiñó el ojo derecho, el cuál era de un color dorado brillante.
—¡Yo sé la respuesta! —levantó un pulgar con energía—. ¡Si quieres, te la puedo decir! —caminó hasta un banco y se sentó, luego, palmeó el lugar vacío junto a ella. Estaba invitando a su novia para que tomara asiento a su lado.
Neiru, suspirando un poco para después esbozar una media sonrisa, la acompañó y, sentándose a su lado, se dispuso a hablar:
—Si ya sabías la respuesta, entonces. ¿para que era la pregunta?
—¿Eh? Sólo quería confirmar si sabías, pero como no lo sabes, tendré que explicártelo. —se acercó un poco más a ella—. Vaya, creo que es la primera vez que te explicaré algo, Neiru.
—Sí, como quieras. —se acomodó un mechón rebelde que le rozaba la mejilla derecha—. Adelante.
Ai se tomó unos segundos para prepararse. Alisó un poco su cabello azulado valiéndose de sus manos. Suspiró y luego sonrió. Estaba lista.
—Yo creo que sí es necesario que se tomen de las manos —levantó el puño mientras hablaba—. Cuando dos personas se toman de las manos es como si sus corazones se tocaran. Se presenta una conexión, se transmite una sensación de tranquilidad y de seguridad. Es tan bueno como un... Eh... —Ai se detuvo un momento, había olvidado la palabra correcta para comparar—. ¿Cómo se dice rodeas a alguien con tus brazos?
—Tan bueno como un abrazo. —completó su interlocutora. Ohto asintió con entusiasmo.
—¡Exacto! —sonrió—. Un abrazo, vaya, al final siempre me acabas salvando, Neiru.
—Ya es costumbre. —correspondió a su sonrisa—. Sigue, es interesante escuchar tú opinión.
—Jeje, claro. Bueno, aunque haya dicho que es el tomarse de las manos es importante, tampoco es obligatorio... —sin notarlo, su rostro comenzó a cambiar a una tonalidad rojiza—. Ambas personas deben quererlo, deben sentirlo, deben estar de acuerdo para realizar aquella conexión.
—Mmmmm... —Neiru se quedó quieta un momento, estaba meditando algo—: ¿Dices que la conexión empieza incluso antes de tomarse de las manos?
—Eh... si. Algo así.
—Interesante. —miró a la joven de cabello azulado, buscando su esmeralda y ámbar. Tal cómo esperaba, Ohto le esquivó la mirada—. Y, dime, Ai...
—¿Qué pasa? —en ningún momento la miró directamente. Y pensar que ella fué la que trajo el tema y ahora ni siquiera podía mirarla directamente. Interesante.
—¿Tú quieres... —hizo una breve pausa. De verdad que su novia era un caso serio—...que nos tomemos de las manos?
Si el rostro de la linda peliazul ya estaba rojo, cuando Neiru formuló la pregunta, este adoptó un fuerte color granate.
—¿To-to-to-tomarnos de-de las manos? —temblaba ligeramente—. ¿Tú y yo?
—Si, Ai. —afirmó la morena—. Tú y yo, ¿no se supone que éso es lo que hacen las parejas?
—Si...
—¿Y tú y yo qué somos? —llevó una mano al rostro de ella y, tomándola del mentón, hizo que la mirara—. Somos novias, ¿no? Además, creo que era eso lo que buscabas desde el principio...
—S-sí. —mirar a Neiru directo a los ojos no la ayudaba—. Al final, yo fui quien trajo el tema.
—Y yo lo acepté. —acarició un poco su mejilla con el pulgar—. Porque, a decir verdad, yo si quiero hacerlo. —finalizó ella para, acto seguido, extenderle su mano a la peliazul.
Al ver éste gesto por parte de Neiru, Ai no pudo hacer más que sonreír y aceptarla. Tomando la mano ajena entre la suya, ambas sintieron la reconfortante calidez de la otra y un poco de calor en sus rostros.
Cabe destacar que el sonrojo en el rostro de Neiru era casi imperceptible en comparación al que se veía en el rostro de su novia.
Fué en ése momento, como solía ocurrir en muy contadas ocasiones, que Neiru se permitió sonreír ampliamente. Cabe destacar que ella mostraba dicha sonrisa solo cuando se hallaba en presencia de su novia.
El resto del mundo tenía que aguantar su rostro inexpresivo, su mirada gélida y la carencia de emociones que ella mostraba para su vida diaria.
—¿Sabes? —comenzó Neiru, repentinamente de mejor humor y colmada de sentimientos—. Creo que éstoy sintiendo la conexión de la que hablas.
Ohto sonrió con energía, mientras afianzaba un poco más el agarre, ella también estaba de acuerdo.
—Jeje, creo que yo también.
—Vamos. —incorporándose de la banca, ambas chicas comenzaron a caminar sin deshacer el contacto—. Comamos un helado.
—¡Yei! —exclamó su novia con alegría, apegándose a ella sin soltar su mano...
Fin...
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