● Cuidarla ●
Séptimo día del reto #Flufftober
Tema: Pareja Enferma
Neiru x Ai
Edad de las Protagonistas: 16 años
✷✷✷
Ohto sintió como se le arrugaba el corazón ante la imagen que tenía frente a ella. Su mejor amiga, y amor secreto, Neiru Aonuma, estaba sufriendo hasta límites insospechados debido a cierto malestar que la aquejaba. Éste era lo suficientemente fuerte como para tumbarla, dejarla en cama y no permitirle hacer mucho más que levantarse a comer e ir al baño.
Con el rostro empapado de sudor, cubierta con gruesas mantas y un rictus de dolor muy presente en su expresión, la morena de mirada jade se veía más frágil que nunca.
—¿Desde cuándo está así? —Preguntó, evidentemente preocupada, la chica de la llamativa heterocromía.
—Desde ayer en la tarde, cuando regresó de su última incursión al Wonder Egg. —Respondió Misaki Tanabe, asistente y cuidadora de la joven empresaria—. Apenas mostró signos de estar enferma, hicimos sonar la alarma y nos movimos de inmediato para llevarla a un médico. Se nos aseguró que sólo se trataba de un resfriado, pero... —Dudó un momento. Se trataba de Ai, la mejor amiga Neiru. No tenía por qué ocultarle lo que pensaba. Decidió continuar—. Es el resfriado más fuerte que he visto hasta ahora y no le veo mejoría alguna.
Ai, que se había mantenido de pie a un lado de la puerta de la amplia habitación en todo su diálogo con Misaki, decidió acercarse a la cama dónde reposaba su amiga y colocó una mena en la frente sudorosa.
—Aún tiene mucha fiebre... —murmuró la peliazul con pesar—. Transpira mucho para tener temperatura tan elevada. A ese ritmo, podría acabar deshidratada —suspiró—. Neiru siempre se ha esforzado en exceso...
—Así es... —confirmó Tanabe, acercándose a ella—. Es algo sumamente preocupante...
Sin emitir palabra alguna, Ohto se irguió un poco y se despojó de su característico suéter amarillo, el cuál procedió a dejar en una silla cercana.
Misaki siguió sus movimientos con curiosidad. Portando una expresión realmente seria, Ohto se inclinó sobre la enferma, acercando su rostro al de ella, hasta que sus frentes se tocaron. Pasados unos segundos, Ai se alejó de ella y regresó a su sitio.
—Mmmmm, ya veo... —Ai cerró los ojos mientras pensaba—. Vaya.
—¿Qué ocurre? —inquirió la asistente de Neiru.
—Creo que ya lo tengo... —se giró hacia y ella y prosiguió—: Por favor... —con una mirada cargada de preocupación, pero envuelta en determinación, Ohto pasó por alto la pregunta de la mujer, con el fin de hacer una petición—. ¡Déjeme cuidar de ella, por favor!
Misaki la miró dubitativamente por unos pocos segundos. Tenía que reconocer que esa acción por parte de la peliazul, la había sorprendido.
—Me temo que no puedo... —comenzó Tanabe con calma.
—¡Por favor! —la interrumpió. Su mirada parecía temblar— Por favor...
Misaki se calló de nuevo, antes de sonreír. Ésa chica era muy buena.
—Te gusta mucho, ¿no? —inquirió Misaki con interés.
Ante la pregunta, las mejillas de Ohto se colorearon de un rojo intenso. Antes de que pudiera decir algo, Misaki se le adelantó:
—Tranquila. No hace falta que digas nada.
—¡N-no es lo que pa-parece! —insistió.
—Dije que no hacía falta que dijeras nada. —acomodó los anteojos en el puente de su nariz— Se verían tan lindas juntas...
—¿Eh?
—Nada. —le guiñó un ojo—. Solo tonterías que se me ocurren. —y esbozó la sonrisa más inquietante que Ai había visto en su vida.
—¿Está bien? —Ai sacudió la cabeza. No era momento de distraerse—. Entonces, ¿me dejaras cuidarla? Yo le aseguro que mejorará pronto.
—Está bien, supongo que no puedo hacer mucho frente a semejante determinación. —caminó hacia ella, hasta situarse a un lado de la cama—. Podría ponerla en las manos de los mejores médicos. Que éstos le dieran el mejor tratamiento y que enfermeras especializadas le otorgaran los mejores cuidados. —pareció meditar un poco, antes de continuar—: Pero, considerándolo mejor, creo que la dejaré en sus manos, Ohto-san.
La mirada de Ai pareció brillar.
—¿Éso quiere decir que...?
—Si, así es. —atajó la asistente—. Dejaré a la señorita Aonuma Neiru a su cuidado, Ohto-san.
Casi llorando, Ai le tomó las manos y luego la abrazó fuertemente. Agradecía una y otra vez la confianza que había depositado en ella.
—Entonces, si éso es todo, me marcho. —anunció la mujer de caballo castaño y después hizo una reverencia—. Hasta luego y suerte, Ohto-san.
—¡Hasta luego, Tanabe-san! —Ai levantó los dedos índice y medio, emulando perfectamente la muy conocida seña de paz y amor—. ¡Muchas gracias! ¡Yo me encargo!
Mientras abandonaba la amplia y amueblada habitación, Misaki pensó que nunca había estado más segura en su vida de haber tomado decisión alguna.
Ella sabía, con cálida y precisa certeza, que estaba haciendo lo correcto...
Fin...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro