● Cartas ●
Sexto día del reto #Flufftober
Tema: Cartas o Notas de Amor.
Neiru x Ai
Edad de las Protagonistas: 17 años
✷✷✷
Neiru Aonuma leyó y releyó la pequeña carta que había conseguido atascada en la cremallera de su inseparable maleta con ruedas.
En el papel, muy bien plegado, de un blanco inmaculado y escrito a bolígrafo, solo podía leerse una frase: "Me gustas mucho, Neiru"
Sin inmutarse ni un poco, la joven empresaria tomó el trozo de papel con ambas manos y lo plegó cuidadosamente. Acto seguido, procedió a guardarlo en uno de los tantos bolsillos de su vestido gris.
Caminó hacia uno de los extremos de la oficina, en el cuál se encontraba un gran espejo de cuerpo completo.
No hizo falta que mirara demasiado. Fue necesario sólo un vistazo para saber lo que ya suponía... Que se veía muy bien. Pasó una mano por su, bien cuidado, cabello castaño. Ondulado y suelto, le llegaba hasta la mitad de la espalda.
Satisfecha por la imagen que el espejo le devolvía, Neiru retornó a su amplio escritorio, tomó asiento y accionó, por medio de un pequeño botón, el pequeño intercomunicador que se hallaba en uno de los extremos.
—Misaki-san —llamó a través del aparato—, ¿podrías venir un momento?
—Como usted ordene. —Respondió la cuidada y diligente voz desde el otro lado de la línea.
Unos segundos más tarde, la bien arreglada y competente asistenta de Neiru, atravesó la puerta principal de la amplia oficina. Se veía tan radiante y presta como siempre.
—¿Que se le ofrece, Aonuma-sama? —Preguntó Tanabe después de haber hecho una reverencia.
—Te quería preguntar algo. —anunció Neiru con voz calma. Acababa de ordenar algunas cosas en su escritorio y ahora cerraba, con elegancia, la cremallera de su maleta.
—Y, ¿qué será? —inquirió, algo enigmática, la secretaria.
Ignorando el tono de la pregunta, Neiru decidió formular la suya como respuesta.
—¿Cuando fue la última vez que "ella" y yo nos vimos?
—Hace tres semanas, aproximadamente, Aonuma-sama —respondió sin vacilar—. Casi un mes ya.
Neiru hizo un ruido con la garganta y, con expresión cavilosa, jugueteó con uno de los bolígrafos que tenía dispuestos muy cerca de ella.
—Mmmmmm, ya todas mis obligaciones de ésta semana fueron cumplidas a cabalidad —afirmó sin dejar de mirar a la más alta—. ¿Cierto?
—Éso es correcto, Aonuma-sama —revisó un pequeño libro que portaba en sus manos, entre una gruesa carpeta y una libreta de notas—. No quedan más pendientes con prioridad por los momentos.
—Muy bien —volvió a colocar el bolígrafo en su lugar—. Creo que tengo algo de tiempo libre, ¿no?
—Así es.
—Bien, voy a salir ahora mismo. Preparen la limusina —dió una vuelta completa en su cómoda silla giratoria—. Tengo que buscar a alguien.
—Alguien, ¿eh? —Tanabe se permitió sonreír después de éste comentario.
Al percatarse de la reacción de su empleada, Neiru enrojeció mientras se incorporaba de su lugar e intentaba mantenerse cuidadosamente neutra.
—¿Pasa algo, Misaki?
—Nada de que preocuparse, Aonuma-sama —retomó su seriedad característica—. Ahora mismo doy la orden. —hizo una pequeña reverencia y se dispuso a salir de la amplia oficina.
Dando media vuelta, se dirigió hacia la puerta, hasta que la voz de Neiru la detuvo. La pequeña sonrisa de antes volvió a aparecer en sus labios.
—Una última cosa, Misaki-san... —se inclinó un poco en el escritorio, apoyando ambos codos en este—. Dime, ¿cuando fue la última vez que "ella" estuvo aquí?
Sí, señor, aquella situación era bastante divertida para Misaki Tanabe.
✷✷✷
—¿Neiru? —preguntó Ai en voz alta cuando vio la enorme y oscura limusina estacionada justo frente al portón del instituto al que asistía.
Cuando recortó la distancia que la separaba de aquel enorme y lujoso transporte, una de las puertas traseras se abrió, revelando su interior. Pudo ver a su amiga dentro del vehículo, quién se encontraba cómodamente sentada en uno de los mullidos asientos.
—Buenas tardes, Ai. —saludó la joven empresaria, empleando su buena educación.
—¡Buenas tardes, Neiru! —respondió Ai con ligera emoción al ver a su amiga después de semanas sin poder hablar con ella—. Cuánto tiempo.
—Ven, sube conmigo. Daremos una vuelta y luego te llevaré a tu casa.
—¡Si! —dando un rodeo por la parte de atrás, Ohto se dirigió a la puerta opuesta. La abrió, entró y se sentó también.
Al cerrarse la fuerte y reforzada puerta tras ella, notó cómo los seguros correspondientes caían en su sitio. Era imposible abrirlas, a menos que el conductor quisiera.
Ésto nunca le habría parecido tan raro antes, ¿por qué ahora sentía aquella extraña sensación de que no debía haber aceptado la invitación de su amiga?
—¿Cómo has estado, Neiru? —preguntó Ai con una sonrisa—. He sabido que has estado muy ocupada últimamente.
—Oh, he estado muy bien —afirmó con tranquilidad—. Sí, he estado ocupada también. Muchas cosas que hacee y asuntos que atender. Ya sabes. —Neiru juntó ambas manos y entrelazó sus manos esbeltas la una con la otra, mientras su expresión cambiaba a una de seriedad—. Ai, en realidad, no he venido aquí para charlar acerca de mis ocupaciones.
—¿Eh? —Neiru había sonado tan seria, que aquella última frase fué más que suficiente para asustarla y ponerle alerta—. ¿Pasó algo? ¿Sobre qué hablaremos?
Neiru dejó de mirar hacia el frente para centrarse en ella. De forma inconsciente, Ai pareció hundirse un poco en su asiento. No sabía por qué, pero empezó a sentirse algo intimidada.
—Verás, Ai... —prosiguió Neiru—. He estado recibiendo, desde hace unas tres semanas, una serie de cartas... —estudió la expresión de su amiga cuidadosamente, notando que ahora la peliazul parecía esquivarle la mirada—. Se trataba de cartas de amor, Ai.
La mencionada pareció temblar un poco frente a ésta afirmación.
—¿Ah, sí? —la joven de azulada cabellera ahora estaba mirando por la ventana. La limusina pasaba por un lugar amplio y despejado. Podía verse la torre de Tokyo desde el auto—. Entonces, le gustas a alguien, ¿no?
—Sí, le gusto a alguien. —frunció el ceño—. Pero, ésa persona no es lo suficientemente valiente cómo para decírmelo en la cara y se escuda bajo la imagen de "Admirador secreto" o " o admiradora secreto
—Oh, eso no está bien. —opinó Ai. En ningún momento dejó de mirar por la ventana.
Neiru, cuya paciencia era muy propensa a irse al caño cuando se trataba de Ohto, decidió ir al grano ya que, por lo que veía, no llegarían a ninguna parte.
—Lo sé todo, Ai. —afirmó con seguridad—. Te gusto, Ai.
De súbito, Ai se giró tan rápidamente, que Neiru tuvo la impresión de que su cuello se rompería debido a lo rápido que había cambiado de posición.
Con el rostro enrojecido por completo, dando la impresión de parecer un tomate de gran tamaño, la boca abierta y temblando ligeramente, la chica de la llamativa heterocromía no encontraba que decir.
—¡¿Q-qué?! ¡¿Yo-yo?! ¡¿A-a m-mí?! —comenzó a transpirar aún cuando el aire acondicionado se hallaba en su máxima potencia. Había un día caluroso afuera—. ¿¡P-po-por qué d-dices q-que me g-gu-gustas?!
—Oh, es muy simple... Espera un momento. —dirigiendo la mirada hacia el frente, Neiru optó por inclinarse hacia adelante—. Tanimoto-san, ¿podría darnos algo de privacidad, por favor?
—Como usted ordene, Aonuma-sama —respondió el conductor y presionó uno de los tantos botones del tablero.
En respuesta, una pantalla negra se elevaó entre ellas y la cabina del conductor, cerrando toda comunicación posible con Tanimoto.
Ahora podían hablar con más tranquilidad. Ésto solo sirvió para que Ai se pusiera más nerviosa.
—¿¡P-por qué...?
—Para tener más privacidad. —interrumpió la morena, para luego acomodarse muy recta en su lugar—. Cómo decía, existen muchas pruebas de que eres tú quien envía las cartas... —metió una mano en el bolsillo derecho de su vestido gris y extrajo la carta que leyera más temprano.
Tomándola con ambas manos, la desdobló y la extendió. El "Me gustas mucho, Neiru" apareció, muy legible, a la vista.
—¿Éso... éso qué es? —preguntó Ohto sin siquiera mirar la nota.
«¿Así que aún te haces la desentendida, eh? —pensó Neiru—. Espera y verás.»
—Esta es la última carta que recibí —explicó—. La encontré hoy en la mañana. —la miró con fijeza—. ¿Sabes? Basta con que vea una sola vez la letra de alguien para hacerme una muy buena, y acertada, idea de la caligrafía de cada quién... —no perdía detalle alguno de las reacciones de Ohto—. Y ésta, sin duda alguna, es la tuya.
—Podría ser de cualquiera. —repentinamente Ai parecía más confiada y ya no tartamudeaba—. Hay muchas personas que escriben cómo yo.
—Mmmmmm, buen punto. —pudo escuchar cómo Ai suspiraba con evidente alivio.
«Qué ilusa —caviló Neiru con diversión—, ¿crees que estas a salvo? ¿Que has escapado? ¡Hum! Obviamente, éso no está ni cerca de ser un hecho»
—Bueno, si eso era todo, Neiru, puedes dejarme fente a mí casa. —sugirió Ai—. Hemos dado muchas vueltas y...
—¡Qué curioso! —volvió a interrumpirla—. Sólo cuatro personas me llaman por mi nombre de pila con tanta confianza... —Ohto pareció algo incómoda en su asiento—. Y son ustedes, Momoe, Rika y tú.
Ai intentó, de forma vana, mantener la calma.
—¿Q-quieres decir que es u-una de ellas? —
«Otra vez tartamudeas, ¿eh?»
—No. La caligrafía de ellas no concuerda con ésta. —hizo girar el pequeño rectángulo de papel entre sus dedos—. Así que, tenemos ya dos coincidencias...
—¿P-podría ser que...?
—No, Ai. —ésta vez, el tono que empleó para cortarla, fué de la más pura impaciencia—. Ya me cansé de ésto. Dame un minuto.
Procurando mantener toda la calma que le fue posible, extrajo de su maleta, frente a la mirada curiosa de su amiga, una tablet electrónica. Tras introducir la clave de acceso e ingresar a la memoria, Neiru, seleccionó un archivo de video.
—He aquí, la prueba definitiva. —haciendo click en "Reproducir", le mostró el vídeo a su acompañante.
En él metraje de regular calidad, podía verse muy claramente, como una chica de cabello corto, ataviada con un llamativo suéter amarillo, ingresaba a una amplia oficina acompañada por una mujer alta, de cabello crespo y anteojos cuadrados.
Una vez dentro, y bajo la atenta mirada de quién, obviamente, era Misaki Tanabe, la joven intrusa sacó un pequeño rectángulo blanco y lo enganchó a una maleta con ruedas que estaba situada muy cerca de su escritorio.
La grabación llegó a su final cuando ambas personas abandonaban la habitación. Todo quedó en silencio entre ambas chicas.
El rostro de Ai había enrojecido hasta límites insospechados. Todo quedó en silencio entre ambas chicas.
Neiru tomó el dispositivo, lo bloqueó y guardó en la maleta.
—¿Y bien? —como pocas veces, sonrió—. Supongo que ya no puedes negarte.
—Yo... —pero Ai no pudo decir más debido a la vergüenza que sentía en ése momento.
—Lo peor que pudiste hacer fué confiar en Misaki-san. Ella es una persona algo... Radical. Sabía muy bien que habían cámaras y no te lo dijo, seguro te dió su apoyo y ayudó a que entraras cuando no me encontraba. —volvió a entrelazar los dedos—. Pero, ella siempre estuvo de acuerdo en que ocultar los sentimientos no es lo mejor, estaba muy consciente de que el método de las cartas no llegaría a ninguna parte. Así que, te engañó para que entraras y yo pudiera verte. ¿Sabes? Yo personalmente, reviso esas cámaras todos los días.
—Yo...
—Pero éso no importa. —la miró fijamente, Ai no le devolvía la mirada. Se dedicaba a mirar hacia abajo, cómo si el suelo y parte de su asiento fueran más interesantes—. Porque Misaki-san tenía razón en algo, los sentimientos no pueden ocultarse. Ella hizo que yo te viera, porque sabe muy bien que... —hizo una pequeña pausa para respirar, no era nada fácil, pero lo diría—. Ella sabe muy bien que tú... también me atraes, Ai
El gritito vanamente ahogado de Ai se escuchó por toda la limusina. Aunque Neiru sabía que no llegaría hasta la parte de adelante, dónde Tanimoto se encargaba de conducir.
—¿Yo...te gusto? —quiso corroborar Ai cuando se hubo calmado.
—Igual o más que yo a ti. —sonrió—. Ahora, solo es cuestión de que aceptes mi propuesta.
—¿Propuesta?
—Sí —sonrió ampliamente—. Propongo que tú, Ohto Ai, seas mi novia. —Soltó por fin y percibió que se acababa de quitar un peso de encima—. Seamos pareja, ¿te parece?
Ai no emitió movimento ni sonido alguno durante casi un minuto. Neiru, que detallaba sus expresiones, pudo ver cómo sus mejillas pasaban, de manera intermitente, por toda clase de tonalidades de rojo. Era una vista increíble.
—E-está bien. —Respondió Ohto, al fin, frente a su propuesta.
Quedaron en silencio durante otros segundos, hasta que Neiru decidió romperlo:
—¿Te dejo en tú casa o buscamos a las chicas y les damos la noticia de una vez? —frunció el ceño—. No me gustaría que la graciosa de Rika se enterara por algún otro medio y comenzara a molestar por eso. —Ohto rió con ganas.
Era cierto, salía mejor decirle a Rika directamente y que bromeara por su relación y no porque le ocultaron información.
—Completamente de acuerdo contigo... —apoyó Ai mientras sonreía...
Neiru correspondió su gesto y procedió a sacar su teléfono. Entró al grupo de WhatsApp que compartía con sus amigas, incluyendo a la peliazul que ahora era su novia. Pudo ver que Rika estaba en línea y que Momoe se había desconectado hacía tan sólo unos minutos.
Sin perder tiempo, dejó un mensaje bastante claro y conciso.
"Chicas, nos vemos en la empresa. Tengo algo importante que comunicarles"
Sin esperar respuesta, guardó el celular.
—Muy bien —Neiru apretó un botón que se hallaba a un costado y se comunicó con su chofer—. Tanimoto-san, nuevo cambio de planes —sonrió—. Nos vamos directo a la empresa...
Fin...
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