Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

● Barra y Pista de Baile ●

Octavo día del reto #Flufftober

Tema: Baile Lento

Neiru x Ai

Edad de las Protagonistas: 19 años

✷✷✷

Neiru observaba el ambiente con bastante detenimiento. Estaba muy pendiente del progreso que debía mostrar su amiga, y discípula, Ohto Ai.

Progreso que, al parecer, no vería ésa noche. Hasta ahora, nadie se había dignado a invitarla a la pista.

Había mucha gente y ruido. El aire estaba cargado de olores de los más diversos orígenes y, por encima de ellos, predominaban el del tabaco y alcohol.

El vaho que flotaba en el aire, a pesar de lo ya mencionado, era curiosamente refrescante y parecía tener cierto encanto.

Lo mejor de todo era la música que reinaba en el lugar. No había una sola canción japonesa. Sólo música extranjera, proveniente de incontables lugares del mundo. Era una melodía ideada para bailar y solo bailar. Los ritmos más variados y vibrantes resonaban por todo el lugar, uno tras otro.

La cantidad de parejas que danzaban en la pista variaba cada tanto. Por momentos, la pista se veía ridículamente llena; en otros, sobraba espacio para moverse al ritmo de la música y demostrar cuánto sabías y cómo te desenvolvías en el inquieto arte del baile.

Con el mentón apoyado en su mano derecha, el cabello castaño, liso y suelto, el rostro maquillado con discreción, además de una expresión de absoluta seriedad; Neiru Aonuma pasaba el rato en aquella bulliciosa fiesta.

A su lado, su algo hiperactiva, y nerviosa, amiga, Ohto Ai, consumía un cóctel de piña muy bajo en alcohol. Su ropa era muy dinámica, shorts hasta más arriba de la rodilla, y su blusa discreta, eran ideales para la ocasión.

Ambas se hallaban sentadas en la barra. Tenían un buen rato en la misma posición y parecían estar esperando algo.

—Estoy aburrida. —Murmuró la peliazul y le dió un buen sorbo a su bebida—. Quiero bailar ahora y no se puede.

—Debes esperar a que alguien te invite.  —Neiru tomó la bebida que acababa de entregarle el barman. La cuál había pedido con antelación—. Gracias, señor Koshi.

—¡Es un placer! —Agradeció el amable sujeto, para después continuar atendiendo a los demás clientes que, al igual que ella lo había hecho, aguardaban por sus bebidas.

Neiru paseó su mirada jade por los alrededores. Valiéndose de un pequeño removedor, hizo girar los cubos de hielo que flotaban con parsimonia, en su vaso transparente.

—Pero no quiero esperar. —Volvió a quejarse Ohto—. ¡Nadie me ha invitado! —Se desplomó encima de la barra, impactando su frente con la pulida superficie de madera de la barra—. Y yo que quería mostrar mis nuevas habilidades de baile.

—Entonces, baila sola.

—Eso tampoco es una opción. —Infló las mejillas.

Neiru suspiró. Definitivamente, ésa chica no tenía remedio.

—Claro que lo es. —Bufó Neiru y dejó de prestarle atención a su vaso para mirarla con fijeza—. Si yo te enseñé a bailar, practiqué contigo y permití que te movieras por tu cuenta y a tus anchas durante casi dos meses, no fue para que dependieras de alguien. —Sus orbes color jade miraron a la peliazul con severidad—. Sólo hazlo y ya. Precisamente para eso es que estamos aquí.

—Si, sí. Lo entiendo. —Masculló con despreocupación—. Pero igual, no quiero bailar sola.

—No escuchaste nada de lo que te dije, ¿cierto?

—¡Señor coctelero! —Gritó la joven de ojos bicolor para hacerse escuchar por encima de la música que no paraba de sonar. Había ignorado olímpicamente lo que la joven de piel bronceada le estaba diciendo—. ¡Otro más, por favor!

—¡Qué no soy coctelero, niña! —Refutó el hombre de camisa blanca, chaleco negro y corbatín del mismo color que atendía la barra—. ¡Soy un barman, un barman!

—¡Oiga! —Ai estampó, con fuerza, ambas manos contra la dura superficie de la barra. Estaba un poco más animada que cuando  Cuando oo empezaron a beber—. ¡En primer lugar, yo no soy una niña! —Se cruzó de brazos—. ¡Ya tengo diecinueve años!

—Ai... —llamó Neiru con voz amenazante para que se calmara.

—¡Y en segundo lugar...! —Exclamó Ohto, ignorando la amenaza de su amiga—. ¡Por favor, disculpe por decirle "Señor Coctelero"! —Pidió y luego hizo una reverencia en señal de disculpa.

Neiru sonrió divertida por la situación. El barman, algo sorprendido, enrojeció mientras se calmaba también.

—V-Vaya. Nunca nadie se había disculpado conmigo. —Sonrió—. Gracias, linda. —Miró a Neiru—. Son las chicas más amables que conocido ésta noche —volvió a mirar a Ohto—. Ya le traigo su cóctel.

—¡Gracias! —exclamó Ai sonriendo. Se sentó nuevamente en su lugar.

Su cabello azulado, gracias a las luces del techo, parecía brillar un poco más que antes. Ésto no pasó desparecido para Neiru. Asegurándose de tener mucho cuidado, la miró con disimulo.

—No entiendo cómo es que te embriagas cuando sólo consumes bebidas extremadamente bajas en alcohol —dijo Neiru con voz divertida.

—¿Eh? ¿Yo? ¿Embriagarme? ¡Puf! —Sacudió una mano—. ¡Estoy bien!

De repente, Ohto se quedó callada. Parecía estar atenta de algo a su alrededor que a Neiru se le imposibilitaba detectar. Con sus llamativos ojos puestos en algún punto del abarrotado establecimiento, Ai habló:

—Neiru, creo que ya sé cómo bailaré está noche.

—¿Ah, sí? —Preguntó la mencionada, arqueando una ceja. Parecía estar interesada—. ¿Lo harás sola o algo así?

—No, no. Sólo se me ocurrió que, al ser tú mi maestra de baile y no habiendo nadie que me invite —hizo una pequeña pausa para dedicarse a jugar con sus dedos. Sus mejillas adquirieron una tonalidad rojiza que Neiru no supo diferenciar si era "embriaguez" o "vergüenza"—. Podríamos bailar, nosotras dos... juntas.

—¡Aquí tiene su cóctel, señorita! —El barman, muy animado y educado, llegó en el momento justo para cortar de cuajo la extraña tensión que crecía entre ellas—. ¡Disfrútelo!

—¡Gracias! —Expresó Ai y se dedicó a beberlo. Neiru suspiró.

A pesar de su expresión tranquila, se hallaba nerviosa por dentro a causa de la propuesta de su amiga. Suspirando nuevamente para relajarse, decidió continuar la conversación:

—Entonces, ¿quieres bailar conmigo? —Quiso saber Neiru.

—¡Claro que sí! —Ai parecía estar más relajada ahora—. Por eso te lo pedí, Neiru-shi.

—No me digas "Shi" —apurando su vaso, tal cómo lo hacía su amiga en ése momento, Neiru se terminó su bebida—. Somos amigas, esta no es una relación maestra-alumna, podemos llamarnos sin ése tipo de honoríficos.

—Hum, está bien —inspiró profundamente—. ¿Vamos? Debemos aprovechar que ya terminó la canción y que está empezando otra.

—De acuerdo.

Llegar a la pista de baile les tomó casi un minuto. Ésta quedaba a unos cinco pasos de la barra. Debido a lo nerviosas que estaban las dos, Neiru le ofreció, de forma inconsciente,  su mano a Ohto mientras decía: ¿Bailamos? Sólo para retirarla después, algo avergonzada y con el rostro en llamas.

La primera canción, después de decidir que Neiru sería quien llevara el ritmo y tomara a la peliazul por la cintura y ella colocara una mano en uno de los hombros de la morena, fue lambada.

—No puede ser... —Murmuró Neiru con el rostro encendido—. Éste tipo de baile no...

—¡Vamos! —Animó Ai, comenzando a moverse—. ¡Éste lo practicamos!

—Muy por encima. —Aclaró Neiru mientras le seguía el ritmo y, cómo lo dictaminaba el tipo de baile correspondiente a la canción, pegaba su cuerpo al de ella tanto cómo pudiera.

—Siempre pensé que la lambada era algo rara... —Ai se veía algo incómoda, sin embargo, no parecía querer parar—. Pero me gusta.

Con una habilidad y soltura que Neiru no había visto durante las extensas clases de baile, Ai fue capaz de seguirle los pasos y mantenerse prácticamente pegada a ella sin perder la facilidad de movimiento que el entrenamiento le había otorgado.

Neiru se hallaba considerablemente nerviosa a causa de tener el cuerpo de su amiga moviéndose contra el suyo, cómo la tan criticada lambada  indicaba que debía hacerse. Cabe destacar que Ai, en conttyde lo que tenían acordado, fué quién marcó el ritmo que ambas siguieron durante todo el baile.

Tampoco ayudaba el hecho de ver a la peliazul tan desinhibida, mirándola con extraña fijeza y sin dejar de sonreír con esa sonrisa inocente que tanto la caracterizaba. Trataba de mantenerse calmada, su rostro se veía frío, tranquilo e impasible como siempre, pero, el tener el rostro de ella tan cerca del suyo y ver ésa linda sonrisa a tan mínima distancia, la estaba descontrolando poco a poco.

La verdad era que, desde que iniciaran las clases de baile en casa de Neiru, hacía casi tres meses, la joven presidenta había comenzado a albergar sentimientos por su amiga. Con una increíble voluntad, había conseguido mantenerlos a raya y no hacer ninguna estúpidez; cosa que se le estaba dificultando demasiado en ese preciso instante.

Seguiría intentando, seguiría luchando por mantener su impasible expresión y no dejarse llevar por sus impulsos. Siguieron moviéndose, muy pegadas una de la otra, al ritmo de aquella activa canción.

Luego de bailar durante unos cinco minutos, que era el tiempo que duraba la canción, ambas se separaron y respiraron un poco. Neiru suspiró, había conseguido mantener la calma y evitar hacer una completa estupidez.

—Ai —con el rostro encendido, la morena sentenció—, una canción más y listo. —Anunció—. Creo que aprendiste bien y con esto lo has demostrado.

—Jejeje. —Ohto se rascó la cabeza, algo incómoda y más roja que una manzana madura—. ¡Gracias, Neiru!

Pese a que se había negado cuando Neiru se lo dijo, Ohto Ai si que se hallaba un "poquitín" entonada a causa de los pequeños cócteles que, si bien no tenían un considerable grado de alcohol, fueron más que suficientes para que el efecto ellos se apoderaran de ella.

De no ser porque se hallaba en tal estado, ella nunca habría invitado a bailar a su amiga de ésa forma... Y menos sabiendo que estaba perdidamente enamorada de la joven empresaria.

No estaba ebria como tal, pero, inexplicablemente albergaba la sensación de que podría, no, de que PODÍA hacer lo que quisiera y nada ni nadie la detendría.

«¡Podría dominar al mundo! —pensó con poco sentido común y la euforia propagándose en todo su ser—. ¡Claro que sí!»

La siguiente canción dió inicio y, para desgracia o disfrute de Neiru, se trataba de una canción lenta y suave. Era tan densa y con tan poca velocidad, que solo podía bailarse de una forma.

—¿Qué ésta no es la canción que bailan las parejas mientras se abrazan? —Preguntó Ai.

En efecto, ambas vieron cómo todas, y cada una, de las parejas a su alrededor se daban un abrazo, juntándose más de la cuenta. Sin deshacer el contacto, ni agrandar la distancia entre sus cuerpos, empezaban a bailar con un ritmo tan lento y pausado, que daban la impresión de que apenas se movían.

Neiru sudó un poco.

—Ai, si no quieres bailar esto, lo entenderé. —El pequeño sonrojo de sus mejillas crecía con cada palabra—. Ya sabes, ésto no es...

—¿Eh? —La peliazul ladeó la cabeza en señal de no entender—. ¿Quién dijo que no quería bailar? —Se veía francamente confundida—. ¡Vamos, Neiru!

Y, tomándola de las manos, Ai atrajo hacia ella.

Tomó las manos de Neiru y las colocó en su cintura, tal cómo lo habían acordado en un principio. Ésto se hacía con la finalidad de que, debido a su experiencia en la materia, y que era su maestra, Neiru podía guiarla con facilidad en caso de que Ai perdiera el ritmo.

Una vez se hubo hecho esto, Ai colocó ambos brazos en torno a los hombros de su amiga y, sin perder más tiempo, inició el movimiento que correspondía al ritmo de la canción.

«No puede ser... —pensó Neiru mientras observaba que, bajo la poca luz que desprendían los focos del techo, y estando tan cerca, Ohto Ai se veía condenadamente linda—. Esto no puede...»

—¿Sabes algo, Neiru? —Rompió el silencio la joven de azulada cabellera, interrumpiendo los pensamientos de su amiga.

—¿Qué? —Preguntó la morena. Ai sonrió ante la pregunta.

—Te ves muy linda ésta noche.

Neiru tenía que dar gracias a que la oscuridad del lugar, a pesar de no ser absoluta, se hallaba lo suficientemente baja como para evitar que el enorme sonrojo de su cara se notara aún a ésa distancia.

—Gra-gracias, Ai. —Neiru desvió la mirada—. Tú también te ves...no, tu te ves realmente hermosa... —Sonrió para después, sintiéndose repentinamente confiada, mirarla a los ojos—. Ésa ropa te queda muy bien.

—Gracias, Neiru...

No sabía por qué pero, repentinamente, sintió que debía hacer algo más. El ritmo de la canción no cambió y ellas, ensimismadas una en la otra, se movían en perfecta coordinación, casi al unísono, de forma meramente instintiva.

—Ai... —Susurró Neiru, mientras levantaba su mano derecha de la cintura de la mencionada y la llevaba hasta su azulado cabello, el cuál tocó y jugueteo utilizando el índice y el pulgar—. Bailas muy bien...

—Tú también, Neiru... —Sin notarlo, Ohto afianzó un poco más el agarre de sus brazos a los hombros de ella, acercándola más a su persona—. Después de todo, tú me enseñaste todo lo que sé...

—Aprendiste muy bien. —Elogió—. Bien hecho.

¿Era su imaginación, o Ai estaba ridículamente cerca? No, no era su imaginación. La peliazul estaba tan cerca, que podría...

—Neiru —llamó y la acercó más a ella, hasta el punto de poder sentir el aliento de la chica de orbes jade chocando contra su rostro—. Se me acaba de ocurrir —se frenó—. ¿Puedo preguntarte algo?

«Tal vez si estoy ebria... —pensó Ai con diversión—. Porque, tengo ganas de...»

—Adelante, pregunta lo que quieras...

—¿Podemos besarnos? —lanzó Ai a quemarropa sin detenerse. Tenía el rostro completamente enrojecido y la mirada brillante.

En realidad, ni siquiera lo meditó. Así cómo lo pensó, así mismo lo dijo. Y pensó que, lo más probable, era que Neiru la soltara, saliera de allí y adiós amistad. Pero fué así. La respuesta que recibiría, la dejaría totalmente sorprendida.

—Claro. —Una respuesta simple, fácil y concisa. Algo que caracterizaba muy bien a Neiru.

Ni siquiera tuvo que ser ella, Ohto Ai, la que besara a la morena.

Unos segundos después de emitir su respuesta, Neiru la tomó por el mentón y estampó sus labios contra los de ella, iniciando un beso completamente fuera de ritmo en comparación con los pasos de baile que venían ya practicando.

Y, besándose con pasión contenida mientras la canción llegaba a su fin, ambas chicas supieron que ir a ése lugar a probar las habilidades en el baile de Ohto no había sido una mala idea...

Fin...




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro