Jinx [+18]
La risa entre dientes de Jinx hizo que mi piel se pusiera de gallina. Esta mujer está totalmente loca. ¿Ahora resulta que soy su juguete? ¿Alguna especie de marioneta?
Ella desataba con maestra y talento las tiras de mi top, un leve jadeo se escapó de mi garganta al sentir el frío de aquel lugar hacer contacto con mis sensibles pezones. La mirada de esa chica me causó terror. Un terror que, sinceramente comenzaba a gustarme.
— Vaya... — ella se burló de mi. Pellizco con fuerza uno de mis pezones y al instante recibió una respuesta de mi parte.
Mis manos estaban esposadas en la cabecera de una cama, tenia la boca cubierta por un trapo la cual solo se podían dejar escuchar mis gemidos. Tenía mis pantalones puestos, pero de la cintura para arriba no tenía nada, dejando al descubierto el tatuaje de una navaja que tenía entre los pechos.
— No sabía que las piltillas fueran tan — ella pareció pensar sus palabras, buscamos algo que supuestamente me fuera a describir a la perfección, entonces chasqueó la lengua y soltó una risita —. ¿Tan zorras? Disfrútate hacerte sufrir como nunca, pedazo de imbecil. Aún que no te mentiré, es la primera vez que haré algo como esto. Tómalo como si fueras mi sujeto de pruebas, ¿quieres?
Sus dedos comenzaron a hacer patrones en mi piel, bajaban y subían entre mi abdomen y cintura. Pero casi al instante, con una velocidad que ni yo pude describir, bajo su mano y sentí como uno de sus dedos acariciaban mi clitoris.
Intente gritar por ayuda. Yo no quería esto. Pero como carajo me libraría de unas esposas y una chica que estaría dispuesta a matarte si te mueves.
Ella exhaló mientras se acomodaba entre mis piernas — ¿Tan húmeda? — eso era un accidente. Cualquiera estaría así en ese tipo de situación sin importa quién fuera... ¿verdad? Jinx clavó sus dientes en uno de mis pechos y lo succionó como si fuera un maldito bebé. Sentí su lengua estrujar mi pelón y su otra mano jugar con mi otro pecho.
Las uñas de ella se clavaban en ocasiones mientras amasaba mi pecho, provocando un pequeño dolor punzante en aquella área. Sentí como se libró de esa área y acercó su mano para sacarme el trapo de la boca.
— ¡Suéltame! — grité con las fuerzas que me quedaban.
— Cállate — susurró Jinx como si fuera un secreto. Sentí como sus manos me quitaban el pantalón sin esfuerzo y clavaba sus uñas en mis muslos —. No me conviene que me descubran follandome a una piltilla.
Entonces sus dedos se adentraron en mi cavidad, invadiendo. Sentí como los curvaba, los movía en forma de tijeras he incluso daba vueltas. Mis muslos comenzaron a temblar y gemidos salieron desde lo más profundo de mi ser.
— Suéltame... — murmure como pude, apretando las esposas y sintiendo el placer reunirse en mi centro.
— ¿Qué fue eso? No te escucho — ella se rio atrapada en mi cuello, levantó un poco la cabeza y mordió mi barbilla mientras sonreía con travesura, tomó de mi mandíbula y me obligó a mirarla mientras hacía un puchero fingido —. Al menos ten el valor de mírame a la cara cuando quieras algo.
No pude contestarle, sus dedos tomaron más velocidad mientras los metía y sacaba como si su vida dependiera de ello. Miro hacia mi cuero, específicamente mis pechos mientras los veía saltar con un brillo en los ojos debido a las penetraciones de sus dedos.
— Wow... — murmura con admiración, ella escupió mi intimidad y comenzó a acariciar mi clitoris, aun mirando como mis pechos rebotaban de arriba hacia abajo.
Sentí como un nudo se formaba en mi abdomen. Mis gemidos no eran de mucho ayuda y mucho menos el pensar que esta era la primera vez de Jinx.
— Por favor... — murmure, mi voz temblaba y mis caderas se estremecían y quiera más que nunca apararme de ella —. Para...para... por favor...
Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, no sabía si era de miedo o de placer.
— ¿Oh, qué fue eso? — ella se hizo la sorda mientras fingida demencia —. ¿Qué vaya más rápido? ¡Con gusto!
Mi boca se abrió dejando escapar un gemido demasiado alto para mi gusto, ella comenzó a repartir mordidas sobre mi abdomen y pechos mientras introducía un tercer dedo. Mi espalda de arqueo mientras sentía como el nudo en mi abdomen quería explorar.
Los pequeños sonidos de chapoteo que provocaban mi centro y sus dedos me estaban dado un escalofrío. Mi respiración se aceleró mientras sentía como cada vez estaba más cerca de el punto más alto del iceberg.
Aún que sin darme cuenta estaba meneando las caderas en contra de sus dedos, sintiendo como iban cada vez más profundos y a lugares que no creía posible. Su dedo se movió más rápido sobre mi clitoris y solo pasaron cinco segundos para sentir como aquel nudo explotaba y se resbalaba entre mis muslos. Ella no paró el movimiento de sus dedos, hasta que intenté aprisionar su mano entre mis muslos debido a la sobre estimulación.
— ¡Muy bien, piltilla! — exclamó Jinx mientras limpiaba sus dedos con su boca, ella aplaudió tres veces y luego tomó unas sábanas y cubrió mi cuerpo, me quitó las esposas —. Ahora descansa, por qué seguiré más tarde.
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