Caitlyn
Pedido para : alix40z
En los oscuros callejones de Zaun, la luz de Piltóver rara vez alcanzaba, pero allí, entre el humo y las máquinas, Alaz había encontrado su hogar. Era una mujer fuerte, con cabello castaño oscuro y ojos de un verde intenso que brillaban como el cristal bajo la luz tenue luz de Zaun. Alaz no era una ingeniera ni una científica; se ganaba la vida como mecánica independiente, reparando todo tipo de artefactos para los habitantes de Zaun.
Su vida había sido dura, pero también le había enseñado a no dejarse pisotear por nadie.
Todo cambió cuando conoció a Caitlyn Kiramman, la enigmática y justa sheriff de Piltóver. Aunque venían de mundos completamente distintos, ambas mujeres encontraron algo especial en la otra. Caitlyn admiraba la tenacidad de Alaz, y Alaz se sentía atraída por la valentía y la convicción de Caitlyn.
Habían comenzado una relación llena de desafíos, secretos y momentos de verdadera conexión.
Una noche, mientras trabajaba en su pequeño taller, Caitlyn llegó con una invitación.
—Alaz, mis padres están organizando un evento en la mansión Kiramman. Quiero que vengas conmigo —dijo Caitlyn, su tono más suave de lo habitual.
—¿A tu mansión? ¿Con tu familia? —respondió Alaz, levantando una ceja incrédula, soltó una risita burlona esperando que Caitlyn dijera "¡es una broma!"
—Sí, será una oportunidad para que te conozcan mejor. Sé que no será fácil, pero... quiero que sepas que eres importante para mí.
— Se qué soy importante para ti... pero no se si sea apropiado...
Aunque Alaz tenía reservas y con los ojos irresistibles de Caitlyn, aceptó. Por Caitlyn, estaba dispuesta a intentar encajar en ese mundo que le era completamente injusto.
La mansión Kiramman era imponente, con altos techos, lustrosos pisos de mármol y lámparas de cristal que llenaban las habitaciones con una luz cálida. Alaz sintió el peso de cada mirada inquisitiva mientras caminaba al lado de Caitlyn. Aunque había intentado vestirse de forma elegante, no podía evitar sentirse fuera de lugar entre tantos trajes y vestidos de diseñador. Ella mas bien traía un vestido ajustado a su cintura y piernas, se sentía algo incómoda al no poder encontrar algo más cómodo. Pero por Caitlyn, se puso un vestido.
—Caitlyn, querida, ven aquí —llamó una voz refinada. Era Cassandra Kiramman, la madre de Caitlyn. Su mirada se posó en Alaz con una mezcla de sorpresa y desdén.
—Mamá, papá, esta es Alaz, mi novia —dijo Caitlyn con orgullo, pero el nerviosismo en su voz era evidente, tenía aquel temblor que la delataba.
—Ah, encantada... —dijo Cassandra, aunque sus palabras carecían de sinceridad. Su padre, Tobias, simplemente inclinó la cabeza en un saludo frío.
La noche avanzó lentamente. Caitlyn fue llamada constantemente por otros invitados, dejando a Alaz sola en varias ocasiones. Mientras intentaba servirse algo de la mesa, escuchó un murmullo detrás de ella.
—¿De verdad cree que alguien de Zaun puede encajar aquí? —susurró Cassandra a otra invitada.
—Qué vergüenza para la familia Kiramman. Esa mujer no tiene modales, ni clase. Mírela como va vestida, una vulgar de primera.
Alaz sintió cómo la rabia comenzaba a hervir dentro de ella, pero respiró hondo. Por Caitlyn, se recordó. Sin embargo, las palabras hirientes no cesaron.
Más tarde, cuando Caitlyn estaba hablando con Violet, una invitada inesperada que parecía requerir toda su atención, Cassandra decidió confrontar a Alaz directamente.
—No sé qué piensas ganar con todo esto, pero Caitlyn tiene un futuro brillante. No puedes ofrecerle nada más que problemas —dijo Cassandra con frialdad.
—¿Y quién dice que estoy aquí para ganar algo? Estoy con Caitlyn porque la amo, no porque quiera algo de ustedes —respondió Alaz, su voz firme, aunque trató de mantenerse respetuosa.
—¿Amor? Qué concepto tan noble viniendo de alguien como tú. No tienes ni idea de lo que significa estar a la altura de una Kiramman.
Fue suficiente. Alaz dio un paso hacia Cassandra, sus ojos ardiendo con determinación.
—Mire, señora Kiramman, no voy a disculparme por quién soy. Caitlyn me eligió, no usted. Así que puede dejar de tratarme como si fuera menos. Porque no lo soy.
El ambiente en la sala se volvió tenso. Varias personas comenzaron a murmurar mientras Cassandra parecía indignada. Caitlyn, al darse cuenta de lo que estaba pasando, se acercó, pero no antes de que su madre respondiera.
—Caitlyn, no puedo creer que permitas que alguien así nos hable de esa manera.
Caitlyn miró a Alaz, luego a su madre, claramente atrapada entre ambas.
—Mamá, por favor... no hagamos esto ahora.
Pero Alaz no pudo contenerse.
—¿Eso es todo? ¿"No hagamos esto ahora"? Caitlyn, tu madre me ha estado menospreciando toda la noche, y tú no dices nada.
—Alaz, no es tan sencillo.
—Claro que lo es —replicó Alaz, sintiendo que la brecha entre ellas se ensanchaba. —Pensé que estarías a mi lado, pero parece que tu imagen importa más.
Sin esperar respuesta, Alaz salió de la mansión, dejando atrás el lujo y la confusión.
En los días siguientes, el silencio entre ellas fue ensordecedor. Caitlyn intentó justificarse a sí misma, había estado en una posición difícil, atrapada entre su familia y su pareja. Pero también sabía que había fallado a Alaz.
Alaz, por su parte, estaba dolida. Había dado todo de sí para intentar encajar en el mundo de Caitlyn, solo para ser humillada y abandonada.
Una noche, mientras Caitlyn estaba sola en su apartamento, sus pensamientos la llevaron de vuelta a todas las veces que Alaz había estado allí para ella. La valentía de Alaz, su lealtad inquebrantable y su amor habían sido un ancla en su vida caótica.
—Soy una idiota —murmuró Caitlyn, finalmente admitiendo la verdad.
No perdió más tiempo. Se dirigió a Zaun, sin importar lo tarde que fuera, decidida a arreglar las cosas.
Alaz estaba en su taller, intentando distraerse con un viejo aparato que necesitaba reparación, más bien era una pequeña ayuda para su amiga caótica, Jinx. Cuando escuchó la puerta abrirse.
—¿Qué haces aquí, Caitlyn? —preguntó sin mirarla.
—Vine a disculparme —dijo Caitlyn, dando un paso hacia ella.
Alaz soltó la herramienta que sostenía y se giró para enfrentarla.
—¿Ahora? ¿Después de todo lo que pasó?
—Sé que te fallé. No debí dejarte sola, ni permitir que mi madre te tratara de esa manera. Fui una cobarde, Alaz.
El tono sincero de Caitlyn hizo que la armadura de Alaz comenzara a desmoronarse.
—¿Sabes cuánto dolió eso? Intenté ser parte de tu mundo, pero nunca me sentí bienvenida. — Alaz mordió su labio —. Vi que estabas con esa peli rosada, al parecer aún no la superas.
—Lo sé, y lo siento más de lo que puedo expresar. No volverá a pasar. No dejaré que nadie te haga sentir menos, ni siquiera mi familia. Perdón... Violet solo me había hecho una pregunta.
Por un momento, el silencio llenó el espacio entre ellas. Finalmente, Alaz suspiró.
—Te amo, Caitlyn. Pero si vamos a hacer esto, necesito saber que estarás de mi lado, sin importar lo que pase.
Caitlyn dio un paso más y tomó las manos de Alaz.
—Siempre.
Con ese simple gesto, el hielo se rompió, y ambas se encontraron nuevamente en un abrazo que parecía reparar todas las heridas.
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Espero que lo hayas disfrutado y me perdono por aquel pequeño error, si hay algo más que deseas, ya sabes dónde dejarlo <3
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