Capítulo 24.
Siete días. Mis patas no daban para más. Me había comido un ciervo que había encontrado por ahí que, aunque ya estuviera cazado, algo quedaba. Caminé lentamente por aquella zona del bosque que no conocía de nada y, agudizando el oído, escuché gente. Mi corazón comenzó a latir a mil.
Corrí hacia el lugar de donde provenían los sonidos y, finalmente, llegué a una manada. ¿Estaría por ahí mi hermano?
Encontré un papel en el suelo. Se busca. Y la foto de una niña.
Tenía que ser esta manada, por Dios. Aquí tendría que estar mi hermano. Mi familia...
Entré en silencio, aún en mi forma de lobo, y un gran lobo blanco se colocó frente a mí. Era precioso.
''Bienvenida a la manada Aguas Lunares. Soy el alfa, Blackwic. ¿Qué estás haciendo tú por aquí, muchacha? ¿Y quién eres?'' Agaché las orejas y bajé levemente el lomo, en sumisión.
''Busco a mi hermano. Mi nombre es Gia''
Los ojos de aquel alfa, Blackwic, se abrieron tanto que creí que se le caerían.
''¿Gia has dicho?'' dijo ''¿Gia la que se perdió?''
''No sé si me perdí. No recuerdo mi infancia, pero toda mi vida fui un lobo solitario. Busco a mi hermano Daniel''
Blackwic aulló y segundos después todos los lobos salieron de sus oficios, casas y dejaron de hacer sus tareas para acercarse.
''¡Está viva! ¡Gia está viva!'' aulló nuevamente.
— ¿Gia? — dijo una voz anciana — ¿Mi hija Gia?
''Lorette. Sí, tu hija Gia está aquí''
— ¿Mi niña? —volvió a preguntar con lágrimas aguantando en sus arrugados ojos. Incapaz de reaccionar yo, mi cuerpo se transformó a humano nuevamente y rápidamente un hombre me dio una manta para taparme—Dios mío, sí eres tú —sollozó abrazándome. Ella era mi madre. Esa mujer era mi madre— Estás tan distinta que cuando eras pequeña, pero tu rostro sigue teniendo ese toque inocente...
—Mamá —dije— ¿Y mi hermano?
— ¿Cuál de los dos? —preguntó, confusa por mi pregunta.
— ¿Dos?
— ¿Daniel o Logan?
—Daniel —respondí algo cohibida por mi recién descubrimiento de que tenía dos hermanos.
—Salió a buscarte hace un año. No ha vuelto aún...
—Lo buscaré —dije decidida— Y lo encontraré. Por favor, no te preocupes por mí. Y tampoco me esperes. Tengo una manada a la que regresar —informé, dándome la vuelta y transformándome rápidamente.
Algo dentro de mí estaba temblando. Algo me decía que esa mujer era una madre pésima.
Corrí por aquellos lugares en busca de Daniel, medio histérica. Ya no sabía qué más hacer para encontrarle, ¿dónde estaría? Un año da para mucho...
Me paré a descansar cuando llegó la noche, sin resultado alguno.
Un sonido en los arbustos me hizo levantar la mirada y observar con intranquilidad. Algo dentro de mí esperaba que fueran Cole o Lucas pero el olor era diferente. No lo conocía.
''¿Daniel?'' pregunté con preocupación. Silencio. Un gruñido. Me levanté lentamente, algo asustada, y busqué con la mirada cualquier indicio de animal.
Cuando un gruñido mil veces más fuerte que el otro resonó por todo el lugar pegué un salto en el sitio y comencé a correr lejos de ese lugar; aun así sabía que me perseguían y no podría ir a la manada. No me permitiría hacer daño de tal manera. Volteé la cabeza encontrando a un gran lobo color gris con una gran cicatriz cruzando todo su rostro. Entrando en pánico decidí tratar de despistarle por lo que me metí entre los árboles llevándome más de un golpe y arañazo con las ramas.
Pensando que lo había perdido decidí relajar un poco el paso, por lo que observé fijamente el lugar en el que estaba.
Árboles ocultaban el cielo del todo, dejando el lugar realmente a oscuras a pesar de que no suponía mucho problema para mí; el sonido del agua a lo lejos llamó mi atención y me acerqué, caminando lentamente.
Cuando llegué a un río mis ojos no podían creer lo que veían. Era el río al que mi hermano me llevó en el sueño. Me quedé mirando el agua cristalina y me acerqué a beber, aún atónita... hasta que escuché pasos detrás de mí. Me volteé, encarando al lobo que me seguía antes. Mi corazón comenzó a latir con gran velocidad mientras que comenzaba a retroceder lentamente, asustada y observándole a los ojos, los cuales se iluminaron con gran fuerza haciéndome notar que era un beta. ¿Un beta? ¿De qué manada? ¿Por qué me amenazaba?
Todas esas preguntas daban vueltas en mi mente mientras continuaba retrocediendo...
Hasta que tropecé con un tronco de un árbol caído al suelo. Y, en mi ya forma humana, vi como el lobo se me iba a abalanzar.
Sin embargo otro lobo marrón claro se lanzó a su cuello, salvándome la vida...
Y arrancándole la suya a aquél otro lobo mientras sus ojos azules me miraban fijamente.
Justo como en el sueño.
WOLVES SE ACABA, NOOOOOOOO :(
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