𝚂𝙾𝙻𝙳𝙰𝙳𝙾 𝙳𝙴𝙻 𝙸𝙽𝚅𝙸𝙴𝚁𝙽𝙾
Me senté en el largo asiento en el costado derecho del jet con un largo suspiro. Dejé caer mi maleta a un lado, sintiendo que comenzábamos a elevarnos en el aire para iniciar el camino a Washington.
—Señorita Kershaw.
No habiendo escuchado al copiloto acercarse, demasiado concentrada en mis pensamientos, volteé sorprendida. El soldado de SHIELD me tendió un teléfono sin decir nada, y yo lo acepté, anticipando el origen de la llamada que estaba en curso.
—Escuché lo que ocurrió con tu empleo.
—Sí —fue lo único que supe decir.
—Sucede que casualmente tengo un espacio vacante en el Triskelion —me informó Fury con tono sugerente, casi divertido.
—No seré el soldado de nadie —declaré—. Creí que eso estaba claro.
—Como el agua —concordó—. Pero este empleo no incluye acción. Básicamente estarías detrás de un escritorio.
Formé una mueca, un poco inconforme. No había estudiado Educación para pasar de ser una profesora a una secretaria. Podía hacer algo más grande que atender y pasar gente a la oficina de un ejecutivo. No es que tuviera algo malo ese empleo, simplemente no era para mí.
—¿Quiere que sea una secretaria, director?
—Nunca dije que sería un escritorio de oficina —dijo con suspenso—. Tienes habilidades que nos servirían muy bien, y no me refiero a tu fuerza. Quiero que seas una interrogadora.
Apreté los labios, pensativa y tentada. Realmente no sonaba mal. Sería muy buena en ese trabajo, no tendría que ser enviada a matar a alguien y el sueldo no podía ser menos que el de una secretaria.
—¿Puedo pensarlo?
—Doce horas.
—Es más que suficiente —acepté—. ¿Qué hay del video de seguridad de Alquemax en mi archivo de SHIELD? Prometió borrarlo cuando Callisto estuviera sana y salva.
—Ya ha sido eliminado del servidor de SHIELD.
Asentí, aunque sabía que no podía verme.
—Doce horas, señorita Kershaw —me recordó, y cortó la llamada.
Le devolví el teléfono móvil al soldado y éste volvió a su lugar junto al piloto. Durante el camino de regreso a mi hogar, traté de enumerar las razones para no aceptar la oferta de trabajo de Fury, pero la única que se me ocurría es que sería empleada de SHIELD, lo que he estado evitando desde mi libertad de Alquemax.
Necesitaba un sueldo estable, un trabajo donde me aceptaran con mi genética alterada, donde pudiera hacer algo útil y me sintiera necesaria. Mi carrera como maestra se había acabado, ningún lugar estudiantil me aceptaría. SHIELD aceptaba y deseaba mis capacidades, estaba cerca de casa y podría seguir teniendo una vida normal.
Cuando me bajé del SUV que me había traído a casa desde el parque donde aterrizó el quinjet, recordé que no tenía llaves. Subí los escalones del pórtico y toqué la puerta.
Por la ventana del lado derecho de la puerta vi a Bunny asomarse entre las cortinas y sonreír al encontrarme de vuelta en casa. Escuché sus ligeros y lentos pasos desde la sala de estar hasta la entrada. Quitó los tres cerrojos y abrió con una gran sonrisa.
—¡Kala! Oh, estaba tan preocupada.
Dejé la maleta en el suelo para abrazarla con cuidado. Ella me abrazó con toda su fuerza, lo que para mí equivalía a la fuerza de un peluche. Recibí nostáligica el clásico aroma de sus jabones.
—Te preocupas por nada, Bunny. Recuerda que me curo rápido.
—Eso no es excusa —dijo al soltarme—. Eres mi niña, siempre voy a preocuparme. Entra, entra —insistió, haciéndose a un lado para darme espacio. Obedecí y cerré la puerta por ella—. Voy a hacer té. Ve a dejar tus cosas en tu cuarto.
Hice caso. Subí a mi habitación y boté mi ropa sucia en el cesto. La chaqueta, ya que era de piel, tendría que limpiarla a mano, así que la dejé sobre la silla de mi escritorio. Bajé a la cocina y encontré a Bunny terminando de poner las tazas en la mesa, mientras la tetera de silbato ya estaba calentando el agua sobre la estufa.
Se sentó en la silla que abrí para ella y abrió la caja con los tés para elegir un sabor. Me senté en la cabeza de la mesa y exhalé, mentalmente cansada. Bunny me observó con una media sonrisa, adivinando mis preocupaciones y demonios. Estiró la mano y tomó la mía con cariño.
—Todo va a estar bien, cielo.
—No lo sé, Bunny —negué con la cabeza—. Ahora todo el mundo sabe que soy... diferente.
—Diferente es bueno —dijo con dulzura—. Viste a tu hermana, supongo.
—Sigue enojada, obviamente —confirmé—. Y dudo que se ponga más feliz si se entera que trabajaré en SHIELD también. Va a odiarme... más.
Bunny frunció el ceño.
—Creí que no querías tener nada que ver con la organización.
—No quiero —aclaré—, pero Fury me ofreció un puesto que es difícil rechazar. Interrogadora —respondí a la duda en sus ojos—. No está mal. Es eso o esperar que alguien quiera contratarme como mesera, o peor: como un guardia de seguridad.
Bunny se rio, seguramente por la imagen de mí con un uniforme de guardia. Yo también me reí.
—Deberías aceptarlo. ¿Es en el Triskelion?
Asentí, y me levanté cuando la tetera silbó. Apagué la estufa y volví a la mesa con la tetera, sirivendo el agua hirviendo en las dos tazas.
—Pero no quiero hablar de eso ahora. Mejor dime: ¿qué me perdí en Downton Abbey?
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