9. Dioses
Al aterrizar, en el último momento, decidí no utilizar el paracaídas y saqué mis garras al acercarme a la copa de un árbol. Apreté los dientes por la fuerza del impacto al enterrar el vibranio en el tronco y deslizarme hacia abajo. Finalmente caí sentada en una rama y gruñí. Vi a Steve caer en el suelo un segundo después, con su escudo en el antebrazo. Me quité la mochila del paracaídas y la boté a un lado, para después tirarme al suelo y caer de pie.
Steve me miró un poco agitado por el aterrizaje, cuando un trueno resonó por todo el bosque. Parecía que el sonido provenía de todas partes, pero de hecho venía del norte. Empecé a caminar en esa dirección, concentrándome en cada ruido. Steve me siguió sin preguntar.
Hubo un golpe agudo, como el que sonó cuando el asgardiano golpeó a Tony con el martillo, y eso me indicó que debía cambiar de dirección a la derecha. Decidida, corrí hacia el lugar donde estaba ocurriendo la pelea. Steve me alcanzó y me siguió el paso sin dificultad. Me di cuenta de que, aunque era más rápido que yo, tenía un límite. Tal vez tardara mucho en cansarse, pero lo hacía. Yo, en cambio, tardaba el doble que él en llegar a sentirme agotada.
Cuando finalmente llegamos a la escena, el asgardiano atrajo su martillo como si fuera un imán, lo levantó en el aire y se agachó para golpear la armadura de Stark. Fue muy lento, porque Tony usó sus propulsores para salir volando, o más bien arrastrarse, por el suelo. Se levantó y regresó volando hacia el rubio, azotándole un golpe en la cabeza cuando éste se levantó de su caída.
El asgardiano quiso golpearlo de vuelta, pero Steve lanzó su escudo hacia ellos. Golpeó contra el martillo, rebotó en el hombro de Stark y regresó a la mano de Steve, quien estaba en lo alto de la rama de un árbol caído.
—¡Ya es suficiente! —exclamó, saltando al suelo.
Me acerqué, flanqueando su lado izquierdo. Temí que el asgardiano fuera demasiado fuerte y pusiera resistencia. Estaba notoriamente enfadado. Guardé mis garras lenta y sigilosamente, de modo que el sujeto comprendiera que no queríamos enfrentarnos a él. Al menos, no sin antes dialogar.
—No sé qué planees hacer aquí...
—Vine a terminar con los planes que tiene Loki en este mundo —contestó el asgardiano, sin dejar de agarrar el martillo con fuerza.
—Entonces, pruébalo —ordenó Steve—. Baja ese martillo.
—Eh... no lo creo —advirtió Stark—. ¡Mala idea! Adora su martillo.
El asgardiano lanzó un fuerte y decidido golpe a Stark, quien salió volando de espaldas, rodó por el suelo y cayó de golpe.
—¿Quieren que baje este martillo? —gritó indignado.
No iba a mentir: su rugido me puso nerviosa. Lo siguiente que supe fue que Steve me agarró por el brazo y me jaló hacia él, obligándome a quedar agachada cuando el asgardiano dio un gran salto en el aire con el martillo alzado. Nos cubrió ambos con su escudo, el cual creó un sonido fuerte, que casi explotó mis tímpanos, cuando el martillo se estampó contra éste.
Mi primer instinto fue enterrar las garras en el suelo, por lo que fue imposible que saliera volando como el asgardiano y Stark lo hicieron. Mantuve los ojos cerrados hasta que todo fue silencioso.
Los cuatro nos pusimo de pie, observando el desastre. Los árboles a nuestro alrededor estaban destrozados, e incluso salía humo de algunas partes. Enfundé mis garras de nuevo en un milisegundo, apretando la mandíbula con fuerza por la furia.
—¿Satisfechos? —grité. Ninguno respondió, y vi a Stark observar mis manos con cautela, como si estuviera preparado para bloquear un ataque de mi parte si volvía a sacar las garras— Bien, si ya terminaron con su competencia de testosterona, ¿podemos irnos? Porque Loki está donde sea que tú lo hayas dejado, y hay una celda esperándolo.
o
Después de los sucesos en el bosque, Romanoff apareción con el quinjet. El asgardiano, que se presentó como "Thor, el dios del trueno e hijo de Odín", fue por Loki y lo trajo de vuelta a la nave. El camino no fue silencioso. Thor nos habló de cómo llegó a Midgard (la Tierra) para detener los planes de su hermano y llevarlo ante la justicia asgardiana junto con el teseracto.
Steve me miró sin que nadie se diera cuenta y arqueó sus cejas en cuestionamiento. Entendí su duda silenciosa y asentí con la cabeza de forma casi imperceptible. Thor estaba diciendo la verdad.
Cuando llegamos al helicarrier, Coulson nos recibió en la entrada y nos volvió a guiar hacia la sala de controles, donde todos nos reunimos alrededor de la mesa. Stark se fue por otro camino para deshacerse de la armadura. Cuando me senté en el borde de la mesa, con los pies en la silla, un agente se acercó y me entregó una toalla blanca y húmeda. Le agradecí con una rápida sonrisa y me limpié la sangre del abdomen y las manos.
Fury se había ido a interrogar a Loki, quien ya estaba siendo encerrado en una celda de máxima seguridad, casi indestructible. A mi izquierda estaba Steve y a mi derecha Natasha, mientras Bruce caminaba calmado de un lado a otro a mis espaldas y Thor hacía lo mismo al otro lado de la mesa.
De repente, unas pantallas se encendieron alrededor de la mesa de cristal. Tuve que hacerme a un lado para ver bien. Era la grabación de una cámara de seguridad, apuntando a Loki dentro de la celda.
—Por si no te ha quedado claro, si tratas de escapar, un simple rasguño en ese vidrio...
Una puerta se abrió debajo de la celda, abriendo un hoyo en el helicarrier que serviría para tirar la celda al aire. No sería bonito, pero tenía mis dudas de si esa caída lo mataría. A mí apenas me haría desmayarme, y ese vidrio no podía ser tan resistente contra el vibranio de mis garras, ¿o sí?
—¡Nueve mil metros de caída libre a una trampa de acero! ¿Entiendes cómo funciona? —gritó Fury, escuchándose por encima del viento que entró de afuera. Cerró la compuerta al presionar unos botones y Loki retrocedió— Hormiga, bota.
Loki se rio. Parecía complacido.
—Es una jaula impresionante —comentó—, pero dudo que fuera hecha para mí...
—Fue construida para personas más fuertes que tú.
Inmediatamente levanté la mirada de la pantalla, y Bruce me imitó. Igual que yo, no parecía contento. Fury hablaba de nosotros, y había creado una celda para contenernos... o matarnos.
—Oh, es verdad. Una bestia salvaje, que piensa que todavía es un hombre, y una chica con mucha sangre en sus manos, que piensa que salvando a su hermana saldará su deuda... ¿Qué tan desesperado estás para que reúnas a unas criaturas desdichadas para defenderte?
—¿Qué tan desesperado estoy? Amenazas mi mundo con una guerra, robas una fuerza que nunca podrás controlar y sólo hablas de paz, pero asesinas por diversión. Es por ti que me siento muy desesperado. Tal vez te puedas arrepentir.
—Oh, te enfurece el saber que estuviste cerca de poseer el teseracto, de tener ese poder ilimitado, ¿verdad? ¿Y para qué? Una luz cálida para toda la humanidad —se burló, y cambió su semblante por uno más amenazante—. Después les recordaré lo que es el poder real.
Loki sabía algo, específicamente de Fury. ¿Qué secreto tenía el director que el dios del engaño conocía y estaba utilizando para burlarse de él?
—Avísame si "el poder real" quiere una revista o algo...
Fury se alejó y Loki miró a la cámara fijamente, con una gran sonrisa de suficiencia, como si acabara de anotarse un tanto. Luego la pantalla se apagó.
—Uno puede encariñarse con él, ¿no? —comentó Bruce, cruzándose de brazos.
—Loki no nos dirá nada —concluyó Steve, rendido—. Así que... Thor, ¿cuál es su plan?
Thor estaba muy pensativo, mientras seguía parado frente a nosotros, todavía irritado con su hermano. Ahora no tenía la capa y se había quitado las mangas de su traje. Si Bunny estuviera aquí, sé que me habría arrojado a sus enormes brazos con una sonrisa y un "¡Cásate con él!".
—Tiene un ejército. Los chitauri. No son de Asgard ni de otro mundo conocido —nos explicó—. Su plan es que sometan a los humanos. Ganarán para él la Tierra, sospecho que a cambio del teseracto.
Tiene que ser una broma. ¿Alienígenas? ¿Planeaba conquistar la tierra con una tropa alienígena?
—Un ejército... del espacio.
Steve tenía la misma expresión que yo. Esto estaba por encima de nuestras experiencias.
—Así que va a construir otro portal —entendió Bruce, quitándose las gafas—, y por eso necesita a Erik Selvig.
—¿Selvig? —preguntó Thor.
—Sí, es un astrofísico —le respondió Banner.
—Es un amigo.
—Loki lo tiene bajo un encantamiento —le explicó Natasha, cruzada de brazos sobre la mesa.
—Y a mi hermana —añadí.
Thor se tensó al oír la nueva información y me miró con una mueca de disculpa.
—No entiendo por qué Loki se rindió —dijo Steve, inconforme—. Desde aquí no guiará a su ejército.
—Parece que está planeando algo —opiné—. Está aquí por gusto, no porque lo hayamos vencido. No ha intentado nada contra nosotros y no creo que tenga prisa por escapar.
—No creo que debamos enfocarnos en Loki —dijo Bruce, jugueteando con sus lentes—. Hace mucho que perdió la cabeza. Yo digo que está más loco que una cabra.
—Ciudado con tus palabras —le advirtió Thor con voz dura, dando un paso al frente—. Loki ha perdido la razón, pero aún es de Asgard, y es mi hermano...
—Mató a ochenta personas en dos días —notificó Natasha.
—Es adoptado.
Tuve que esforzarme mucho para no reírme.
—Yo creo que va por el lado técnico —insistió Bruce—. Iridio. ¿Para qué necesitan iridio?
—Como agente estabilizador —habló Stark en voz muy alta, dejándose escuchar por toda la sala de controles. Entró al lugar acompañado de Coulson—. Escoge un fin de semana y te llevaré a Portland. Mantén viva la llama —le dijo en voz baja a Phil, pero pude oírlo claramente—... Significa que el portal no colapsará como lo hizo en SHIELD. Sin resentimientos, Beach Boy, qué bien lanzas —le dijo a Thor al pasar a su lado, dándole unas amistosas palmadas en uno de sus brazos—. Otra cosa es que podrán abrir un portal más grande y mantenerlo abierto por el tiempo que quiera Loki. Eleven el mástil mayor, desplieguen las velas. ¡Ese hombre está jugando Galaga! Creyó que no lo íbamos a notar, pero sí. Mmm... ¿Cómo ve Fury este lado?
—Girando —contestó Hill.
—Parece agotador.
Stark empezó a tocar las pantallas, moviendo cosas, pero realmente no estaba haciendo nada. Lo encontré muy sospechoso, en especial cuando escuché el pitido (extremadamente bajo) de un aparato adhiriéndose a un metal y encendiéndose. Algo había hecho, pero no tuve tiempo de alcanzar a ver qué.
—El agente Barton hallará rápido el resto de los materiales y la agente C podrá robarlos con la misma facilidad con la que robó el iridio. Sólo veo un componente que aún no tiene y es la fuerza de energía de alta densidad. Algo para... activar el cubo.
No tenía idea de lo que Stark decía, pero entendía a qué quería llegar y la escencia del problema. No me sorprendió que supiera tanto al respecto, dado que era un genio. En lo personal, Stark no me agradaba y tampoco confiaba en él. Su extensa y reconocida reputación no le ayudaba.
—¿Cuándo se volvió experto en astrofísica termonuclear? —cuestionó Hill.
—Anoche —contestó con simpleza—. Los documentos, las notas de Selvig, la teoría sobre la extracción. ¿Soy el único que leyó todo?
—¿Loki necesita una fuente de energía especial? —preguntó Steve, concentrado en el tema e ignorando las bromas de Stark.
—Debe calentar el cubo a ciento veinte mil millones de grados Kelvin para romper la barrera de Coulomb.
Stark se mostró satisfecho con que alguien entendiera lo que estaba diciendo y caminó hacia Banner.
—A menos que Selvig haya descubierto cómo estabilizar el efecto de túnel cuántico.
—Si logra hacer eso, puede lograr una fusión de iones en cualquier reactor del planeta.
—¡Por fin! Alguien que habla mi lengua.
Stark sonrió y le estrechó la mano al doctor Banner.
—¿Y en qué lengua hablan?
Sonreí enternecida por la confusión de Steve.
—Es un placer, doctor Banner. Su trabajo de choque de antielectrones es incomparable. Y admiro su modo de... perder el control y convertirse en un monstruo enorme y verde. Tan genial como Gatúbela cuando pierde todo rastro de humanidad.
—Gracias.
—Por favor, deja de llamarme Gatúbela —demandé entre dientes.
Stark me sonrió y se encogió de hombros, despreocupado.
—La señorita Kershaw está aquí para salvar a su hermana y el doctor Banner nos ayudará a rastrear el cubo. Nada más —aclaró Fury, entrando a la sala de controles.
—Empecemos por el cetro de Loki —dijo Steve—. Tal vez sea mágico, pero su función se parece a las armas de HYDRA.
El corazón se Fury se aceleró un segundo.
—De eso no tengo idea, pero el cubo es su fuente de poder.
El cambio químico en su cuerpo se alteró de inmediato. Estaba mintiendo. Tuve que esforzarme para no voltear a verlo y cuestionarlo. Era mejor que no supiera que ocultaba algo con respecto al cubo. Primero Loki, ahora esto. ¿Qué estaba haciendo SHIELD realmente con el teseracto? ¿Qué relación tenía con las armas de HYDRA que había mencionado Steve?
—Trató de controlarme con su cetro, como lo hizo con Barton y Callisto —comenté. Todos se mostraron instantáneamente sorprendidos e interesados, preguntándose por qué no estaba bajo su manipulación ahora—. Su energía ni siquiera me afectó. Estaba molesto, claramente él tampoco sabía por qué no funcionó conmigo.
—Debe ser por el vibranio en tu esqueleto —supuso Stark. Fruncí el ceño, irritada con la información clasificada que sacó al aire como si nada—. Protegió tu cerebro, como un escudo. La magia de su cetro no puede atravesar el vibranio.
Me levanté de la mesa y entrecerré los ojos hacia él con sospecha.
—¿Cómo sabes que tengo vibranio en todo mi esqueleto? ¿Y a qué se debió ese comentario sobre mí perdiendo mi humanidad? —exigí saber.
—El video de seguridad de Alquemax —dijo, sin alterarse ni extrañarse. Eso respondió mi primera pregunta—. Cuando golpeaste a uno de los soldados con tu cabeza, sonó como el choque de un metal. No fue difícil adivinarlo. Si tus garras están cubiertas de vibranio, supuse que el resto de tus huesos también.
Volteé hacia Fury, ignorando las miradas de los presentes.
—Tal vez sea hora de que SHIELD borre ese video —mascullé.
—En cuanto tengamos el teseracto y Callisto regrese, le aseguro que borraré ese video, señorita Kershaw —prometió Fury. No percibí que mintiera, pero todavía no confiaba en él—. También quiero saber cómo lo usó para transformar a dos de mis mejores agentes en sus fieles monos voladores.
—¿Monos? —preguntó Thor, frunciendo el entrecejo— No entiendo.
—¡Yo sí! —intervino Steve, señalándolo. Parecía contento y orgulloso. Luego se avergonzó cuando todos lo miramos en silencio— Es que... entendí la referencia.
—Iré a tomar una siesta —mentí, volteándome para irme por el pasillo a mis espaldas y dirigirme a mi dormitorio asignado.
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