Capítulo 1: El usurpador ✅
—Okey Julia, okey, no pierdas la calma —murmure para mi misma y empecé a caminar de aquí para allá—. Claramente acabas de matar a ese hombre pero tranquila, nada podrá ser probado, sólo tienes que conservar la calma y pensar cómo salir de esta, es fácil, Isol y tú han jugado miles de veces a esconder cuerpos. Pan comido.
Respire hondo, y una vez tuve trazado el plan de como tirarlo al río y hacer que parezca un accidente, me giré para enfrentar el cuerpo.
Doble mierda. ¡No estaba!
—¿Me golpeas y tratas de tirarme al río? —su voz venía de mis espaldas—. ¿Estas tratando de matarme?
¡Triple mierda!
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Julia
Ahora sí que estoy en problemas. Estoy en jodidos problemas.
Pero no es culpa mía, en mi defensa, mi mejor amiga me convenció de hacerlo y la verdad es que el grupo de arpías se lo merecía.
Dejamos pasar que me arrojaran un balón a la cara durante la clase del tío, es decir, del profesor Okanawe. Dejamos pasar sus comentarios de que mi cabello era rubio teñido. Y dejamos pasar que se llevaran el ultimo postre de la cafetería. Pero hubo algo que no pudimos ignorar.
Así es amigos, se metieron con la banda favorita de mi mejor amiga. One Direction.
Ustedes dirán: ¿Qué diablos? ¿Se agarraron a madrazos solo por una banda de chicos que ni saben de su existencia?
Pues no parecía tan mala idea hace veinte minutos.
—July lo que hiciste estuvo verdaderamente mal, igual tu Isol —el director de la escuela nos miraba de brazos cruzados detrás de su escritorio, como si hubiéramos cometido asesinato—. ¿Cómo se les ocurre iniciar una guerra de comida en la cafetería? ¿En que estaban pensando?
Levante mi mano derecha, animadamente.
—¿Vio cómo quedaron Nikki y las otras de su grupo?
—Ciertamente ustedes lucen mejor.
—Pues eso era exactamente en lo que estábamos pensando.
Isol se frotó la manga de su suéter en la cara, ocultando una sonrisa, y detrás de nosotras su padre, el profesor de educación física, simuló toser ruidosamente para ocultar la carcajada que casi se le escapa. El director Jeffries se puso verde y juro que pensé que se arrojaría a sí mismo por la ventana.
—Morris y Okanawe, sé que ninguna de las dos se lleva bien con la señorita Nikki Green, pero hay una gran diferencia entre jugar bromas inocentes y lo que ustedes hicieron hoy —se notaba que Mr. Jeffries estaba haciendo un gran esfuerzo por no perder la paciencia—. ¡Esta vez fueron demasiado lejos! ¡Involucraron a toda la escuela!
Iba a levantar mi indignado trasero para argumentar al respecto pero entonces Isol se me adelantó. Se puso en pie cual resorte y golpeo el escritorio con las palmas de sus manos, luciendo como si el director acabara de arrollar a su abuela.
—¿Perdón? —Ella respiró hondo y supe que esto iría para largo—. ¿Nosotras fuimos demasiado lejos? ¡¿Qué hay de ellas?!
—La señorita Nikki y compañía aseguran que estaban almorzando tranquilamente cuando de repente cierta chica le arrojó un batido de mora a la cabeza.
—El batido era de fresas y fue en defensa propia, claramente ellas iniciaron, me incitaron a arrojarles el batido, es más, me pedían a gritos que bañara sus cabezas con mi bebida —Isol hablaba y gesticulaba como si fuese el presidente en una asamblea—. ¡¿Por qué otra razón lo haría?! ¡No estoy loca!
—Isol, hace dos semanas estuviste aquí en mi oficina tratando por dos horas de convencerme de que el conserje era un vampiro enviado por el gobierno Ruso.
—No cambie de tema, Jeffries.
En este punto no pude contener la risa pero mi mejor amiga me lanzó una mirada mata hormigas y mis labios se sellaron. Cierto, la teoría del conserje no era algo con lo que se pudiera jugar.
—Mi punto es...—la castaña pendeja se aclaró la garganta—, esta escuela es como mi segundo hogar, paso más horas aquí que en mi casa y todo este tiempo he pensado que es el lugar más prestigioso y correcto que pueda existir, donde fomentan la disciplina y crean profesionales para el mañana, pero en lugar de recibir la educación y el trato que merezco, lo que recibo son insultos, falsas acusaciones y espagueti en mi falda. ¡¿Qué clase de unidad educativa es esta?!
—Isol...
—¡¿Es que no hay derechos ya?! ¡¿No hay principios?! ¡¿Qué puedo esperar de la sociedad si no...?!
—¡Basta! —el director lanzó un suspiro de cansancio y se froto las sienes—. Ustedes definitivamente son la razón por la que quiero jubilarme, ¿saben?
—También lo queremos, señor.
—Tuve suficiente con la generación de sus padres, pero ustedes son todavía peores, rezaré por el desafortunado que deba ocupar mi puesto —señaló de forma distraída al maestro Okanawe—. Discútanlo con sus padres, hice un par de llamadas y ya deben de estar en camino.
Santa vaca. ¡Mi madre!
Isol cayó de rodillas al suelo, mejor que cualquier drama de la rosa de Guadalupe, y yo me hice bolita en mi asiento. Esto no pintaba para nada bien, ni siquiera los dotes de actuación de Isol podrían salvarnos de la muerte segura que tendríamos cuando mi madre y la tía Shannon lleguen.
—Lo siento niñas, debieron pensarlo mejor antes de arrojar ese batido de mora —nos dijo el maestro Okanawe, en consuelo.
—¡Era de fresa!
Aquel que era profesor durante el día y padre de noche, se echó a reír en nuestras caras y fue a abrir la puerta cuando minutos después llamaron. Mierda.
—Hola, mamá —le sonreí de la manera más inocente en la que alguien cubierta de comida en la oficina del director puede verse.
Mi madre, con su estatura menor a 1.60 y esa inofensiva expresión, me lanzó una mirada que me hizo pensar que estaba viendo al diablo y casi comencé a escribir mi testamento. Casi.
Afortunadamente mi padre apareció detrás de ella y aunque se cruzó de brazos luego de saludar al maestro y al director, su mirada se volvió incrédula y burlona cuando observó mi ridícula apariencia. Eso era bueno, no parecía estar enojado y con él de mi lado mi madre tendría piedad de mi alma.
—Señor y Señora Morris —saludó el director, poniéndose de pie y acercándose a estrechar sus manos—. Lamento molestarlos, sé que Jimi le encargo a Rhydian el diseño del nuevo edificio para el negocio Chen y que Maddy tendrá una exposición de fotografía el mes que viene, pero su hija no me dejó muchas opciones esta vez.
—No necesita disculparse, de todas formas veníamos de hacer las compras.
—¿Que hizo Julia esta vez? —Tan directa como siempre mi querida madre.
—Además de una guerra de comida en la cafetería —me dio una mirada de reproche—, ella y su amiga enviaron a sus compañeras a la enfermería, cubiertas de salsa.
¡Está exagerando!
Bueno, tal vez sólo hay un poco de verdad en eso.
—Déjeme adivinar, ¿la hija de Katrina otra vez? —Si las miradas mataran mi mamá me hubiera reducido a cenizas ya.
—Es lamentable que aún con todos estos años no puedan llevarse bien —dijo Mr. Jeffries como si realmente hubiera algo que lamentar—. Ya le avisé a Katrina, pero está ocupada con el café así que su ex esposo será quien venga por Nikki.
—Nos pondremos en contacto con ella para disculparnos más tarde, lamentamos los problemas causados por estas dos, Jeffries —dijo mi madre gentilmente.
—Está bien, de cualquier forma me jubilare pronto —el director le echó un vistazo a mi mejor amiga—, por cierto, ¿la doctora Kelly...?
—Shannon llamó y dijo que estaba terminando su turno en el hospital, así que debería de llegar pronto. No confía en que su esposo pueda reprender a Isol como es debido —mi padre dio una mirada burlona al entrenador mientras decía esto.
El aludido se echó a reír y dio palmadas en la cabecita de su hija. Luego de eso, mis padres se despidieron del director y del par Okanawe, y los tres salimos de la oficina del director, rumbo al estacionamiento de la escuela.
Inocentemente, creí que podría salir bien librada de esta. Mi error, porque tan pronto abrochamos nuestros cinturones, la expresión de mi madre se endureció y agarró aire.
—¡¿Julia, cómo se te ocurre?! —Su ceño estaba tan fruncido que pareció envejecer más años y por su voz fue obvio que estaba bastante cabreada—. ¿Una pelea de comida? ¿Para eso vas a la escuela?
Consideré seriamente arrojarme del auto y morir, pero en su lugar me hice bolita en el asiento.
—No es tan malo como parece...
—Una llamada del director no es una novedad, has dado problemas desde que aprendiste a caminar y he ignorado muchas de tus acciones porque sé que estás creciendo y no quiero otro drama sobre no dejarte vivir la vida —dijo mi madre lanzándome cuchillos con su mirada—, pero algo que no puedo tolerar y lo sabes, es que te tomes tan a la ligera el secreto que corre por tus venas.
—No lo hago. ¡Nunca me he expuesto, lo juro!
—Pues si sigues actuando de esta manera tan irresponsable, acabara pasando. Ya no eres una niña Julia, estas a nada de tener tu primera transformación, debes ser más responsable.
—Soy responsable cuando debo serlo —dije sonando lo más seria posible—. Lo juro por la gata del vecino de Isol.
—Oh, ni siquiera menciones a Isol, aún no estoy segura cuál de las dos es la mala influencia aquí.
—Maddy, amor, no seas tan dura —dijo papá saliendo en mi defensa—. Ella aún sigue siendo un cachorro, no tenía mala intenciones.
—Se metió en una pelea en la escuela y se arriesgó a exponer nuestro linaje, discúlpame si no pudo felicitarla por eso, Rhydian.
—¡Ella empezó, mamá! —Me defendí—. No es el angelito que todos piensan, se la pasa molestándonos a Isol y a mí, sólo defendí mi orgullo.
—Pues tú y tu orgullo serán castigados sin celular por dos meses si para mañana no te has disculpado con Nikki y sus padres.
—¡¿Disculparme con esa arpía?! ¡Te dije que ella empezó!
—No discutiré más el tema, July.
Que alguien me arranque la cabeza. ¡Nunca me escuchan!
Tan pronto el auto se estacionó fuera de casa, me baje del auto de un salto, haciendo rabietas cual niña pequeña y subí a mi habitación, cerrando la puerta tan fuerte que casi se viene abajo toda la casa.
A veces los odio, ¿qué acaso nunca fueron jóvenes?!
¡Ya se! ¡Insultos en griego o en francés! ¡Ellos no saben griego ni francés!
Ah, cierto, yo tampoco sé. Por lo tanto, decidí hacer lo que el director había querido hacer desde esta mañana cuando nos vio.
Abrí la ventana y salté por ella. Modo ninja activado.
Así es amigos, antes siquiera de detenerme para usar la cabeza y evaluar los puntos buenos y los puntos malos de las pendejadas que se me ocurren, decidí huir rumbo hacia el único lugar donde una adolescente frustrada podría liberar tensión: La casa de su mejor amiga.
¿Qué esperaban? ¿Un bar? ¿Una disco?
No señores, estamos en Stoneybridge, un pueblo rural rodeado por la naturaleza donde no hay tal cosa y tenemos suerte de tener internet. Además, sólo tengo quince años, no jodan.
Desde mi punto de vista mi plan no tenía fallas, mis padres normalmente me dejan sola un par de horas hasta que me calme o según ellos, piense en lo que hice, así que de cualquier forma no entraran en mi habitación a buscarme y regresare antes de que lo noten. Incluso tuve la brillante idea de tomar el camino largo por el bosque y dar varias vueltas para que no puedan seguirme el rastro.
¿Inteligente, verdad? Así lo sería de no ser porque quince minutos después caí en cuenta de que no tenía idea de donde rayos estaba.
Mierda, mierda, mierda.
Mi madre tenía razón, soy jodidamente impulsiva. ¿Ya estas feliz, mamá?
Mami, si estás leyendo esto, te amo.
Sin muchas alternativas, me puse en pie sobre un tronco con los brazos en jarra, tratando de orientarme y según me decía el instinto de orientación que claramente no tenía, había cuatro caminos disponibles. Y sólo una manera de decidir cuál tomar.
—De tin marin de do pingüe —mi dedo bailó entre las opciones—, cuca maracá que ella fue, yo no fui, fue tete, pégale, pégale, que-e-lla-fu-e.
Mi dedo señaló un camino nada confiable de ramas y hojas secas hacia la izquierda. Oh, ¿pero quién soy yo para cuestionar una rima infantil?
Feliz de la vida inicié mi marcha por el sospechoso camino, danzando como un animalito más del bosque, he incluso lleve conmigo una piedra a la que iba pateando cada dos pasos. Sin embargo, mi pequeño juego se vio interrumpido cuando estúpidamente use fuerza de más y la envié sendero abajo donde ya no la vi más.
Pero la malvada roca regresó en busca de venganza, y golpeó mi pierna. Justo-en-el-huesito.
—¡Mierda! —Me tiré al suelo agarrando mi extremidad—. ¡Soldado caído! ¡Soldado caído! ¡Alto al fuego!
Dolía un demonio. Para los que nunca se han golpeado tan satánicamente en ese punto, felicidades, no conocen el verdadero dolor. Por eso y más es que miré esa piedra con odio.
Te di mi amistad y mi confianza, ¿es así como me pagas, traidora?
Julia, la piedra no se pateó sola.
¿Eskiusmi?
Le eché otro vistazo a la fea piedra traidora, y no parecía tener alas o piernas, por lo que fruncí el ceño y miré en la dirección por donde había venido. En silencio, arrastre mi herido cuerpo hacia allí.
Rompí tres ramas pero seguía siendo en silencio.
Lo extraño fue que aún cuando baje la colina, no logré ver a nadie, por lo que las posibilidades de tener que hacerme cargo de un cadáver disminuyeron. Oh, bueno, al menos hasta que mire abajo
—¡Santa mierda! ¡Un cadáver!
¡Un chico estaba tirado en el suelo! ¡Y yo aquí sin bolsas negras!
—Okey Julia, okey, no pierdas la calma —murmure para mi misma y empecé a caminar de aquí para allá—. Claramente acabas de matar a ese hombre, pero tranquila, nada podrá ser probado, sólo tienes que conservar la calma y pensar cómo salir de esta, es fácil, Isol y tú han jugado miles de veces a esconder cuerpos. Pan comido.
Respire hondo, y una vez tuve trazado el plan de como tirarlo al río y hacer que parezca un accidente, me giré para enfrentar el cuerpo.
Doble mierda. ¡No estaba!
—¿Me golpeas y tratas de tirarme al río? —Su voz venía de mis espaldas—. ¿Estas tratando de matarme?
¡Triple mierda!
Me giré con un sobresalto en estado de alerta, y lo primero que vi fue a un chico de expresión molesta, inclinado hacia mí con los brazos en jarra, y unos enormes ojos grises en los que me reflejaba. Oh miren, está vivo.
—¡Por supuesto que estoy vivo!
¡Santa mierda, puede leer la mente!
—No, estas balbuceando todo en voz alta —sus ojos bajaron por mi blusa y levantó sus cejas ligeramente—. ¿Oye, eso es salsa barbacoa?
—¡Pervertido! —Cubrí mi plano pecho con mis brazos—. Y si, es salsa, no pienses que es sangre o algo por el estilo, y no, no estaba tratando de matarte, fue un accidente.
—Estuviste a punto de arrastrarme al río.
—¡Eras tú el que estaba tirado en el suelo fingiendo estar muerto! —Me excuse—. ¿Quién eres? ¿Te conozco?
—Eso depende —se inclinó un poco más en mi dirección y levantó una ceja—. ¿Eres una wolfblood?
Odio que levante la maldita ceja, se ve guapo.
Espera, ¡¿qué?!
—¡¿Wolfblood?! —Mi sorpresa fue obvia—. ¿Dónde escuchaste eso?
—Oh, entonces es verdad, no estaba seguro porque tu olor no es muy fuerte y estas cubierta de comida pero...
Su interesante discurso que claramente no estaba escuchando, fue interrumpido por el inconfundible sonido de pisadas acercándose a un rango de distancia que sólo yo podía escuchar.
—¡July! —No era otra que la voz de mi padre.
Y esa era mi señal para salir corriendo.
—Tú nunca me has visto —fue lo último que le dije al chico.
Eché a correr con todo lo que me daban las piernas con el único propósito de poner distancia entre mi padre y yo, pero no me esperaba era que se alguien más se uniera a mí en mi intento de fuga.
—¿De quién huyes? —El chico sin nombre corría a mi paso sin demasiado esfuerzo—. ¿Otra persona a la que trataste de matar?
—¡Es mi padre, idiota! —Lo miré incrédula—. ¡¿Y tú por qué me estas siguiendo?!
—No te sigo, huyo en la misma dirección que tú.
—¿Eres idiota? ¿Por qué huyes?
—No lo sé, ¿tú por qué huyes de tu padre?
Touché.
—Eres un lobo invadiendo el territorio de una manada y yo una hija a punto de ser castigada, si no tienes un plan para salir de esta entonces piérdete.
—En realidad tengo una idea —se atrevió a responder—. ¡Sígueme!
—¡No te conozco!
—¿Quieres escapar o no? —Sus ojos grises me lanzaron una mirada desafiante—. Sólo tienes que tratar de seguirme el paso.
Esto finalmente empezaba a ser divertido.
—¿Qué planeas? —De ninguna manera iba a quedarme a morder el polvo—. ¿Piensas que podemos perderle el rastro?
—Por supuesto, hay que jugar con su olfato —algo me decía que estaba sonriendo.
Y en resumen eso fue lo que hizo, más bien lo que hicimos, corrimos por todo el bosque a todo lo que nos daban las piernas, siempre con él en la delantera y conmigo pisándole los talones. De cualquier forma ya estaba pérdida antes, así que no hubo diferencia con girar un par de veces más y saltar uno que otro tronco en el camino. Pero en nuestro trayecto, fui consciente de algo.
Antes el viento no estaba a mi favor, por lo que no pude detectar a mi padre acercándose, pero también hubo otro aroma. Bien podía confundirse con la vegetación de no ser por ese matiz especial que sólo los wolfblood poseen, así que no tenía dudas de que era el aroma de este chico.
Los wolfblood, además de ese olor a lobo que los hace diferentes de los humanos, también tienen un olor característico que los hace diferenciarse entre sí, pero no tenía nada con que comparar el olor de este chico, olía a lobo pero su olor particular te hacía querer arrugar la nariz. Simplemente apestaba y ya.
—¡Ándale, rápido! —Me tendió una mano y tiró de mí con tanta fuerza que casi me arranca el brazo.
Lo hubiera insultado de no ser porque mi padre estaba llegando a la zona en donde estábamos y podría escucharnos, por lo que me obligue a cerrar la boca y en una fracción de segundos estuve oculta junto a un completo desconocido en las hojas de la copa de un árbol.
Tres doritos después mi padre llegó al lugar, olfateando el lugar en busca de mi rastro.
—July, ya deja de jugar —mi progenitor se escuchaba exasperado—. Sal de una vez, tu madre se enfadara aún más.
Me quedé en silencio, cayendo en cuenta de que mi padre parecía no tener idea de que estaba acompañada, y probablemente eso se debía a que mi olor había cubierto por completo el suyo. Que maldita suerte.
—Bien, si así lo quieres —mi padre flexionó sus rodillas y se arrodilló en el suelo.
¡No! ¡No! ¡No!
—Nos jodimos —asumí sin más.
—¿Va a usar los eolas? —Me preguntó el muchacho a mi lado. Le di un distraído asentimiento, y el emitió una risa silenciosa—. Quédate tranquila, no nos descubrirá.
Lo mire como si le hubiera salido un tercer ojo.
A lo mejor el sol le hizo daño...
Miré a mi padre aún con el ceño fruncido, esperando que alzara la vista hacia el árbol y me mirara molesto, pero mi boca se quedó colgando cuando vi como el mismo fruncía el ceño y segundos después se levantó para continuar corriendo por el bosque.
El tipo a mi lado se puso en pie una vez las pisadas se escucharon lo bastante lejos y me miró con una sonrisa, como quien espera ser felicitado.
¡¿Qué mierda acaba de pasar?!
—Impresionante, ¿eh?
—Tú...—permanecí agachada y achine mis ojos en su dirección—. ¿Cómo...? ¿Qué...?
El viento sopló en nuestra dirección, agitando mi cabello y trayendo consigo rastros de que mi padre continuaba cerca. El desconocido y yo nos miramos.
—Bueno, yo me largo —saltó de la rama.
—¿Qué? ¡No!
En medio de mi intento por querer darle una patada y evitar que huyera, recibí un tirón en mi cintura que hizo que me doliera la vida y tuve que volver a agacharme. Giré la cabeza a lo exorcista y luego observé mis zapatos. Mi cerebro se fue de vacaciones por un momento.
A mis oídos llegó la risa del pelinegro sociópata de abajo.
—Lo siento pequeña asesina, pero tengo cosas que hacer y no puedo quedarme a charlar —dio media vuelta, agitando su mano en el aire—. Debo llegar a Stoneybridge antes del anochecer ¡adiós, adiós!
—¿Qué demo...? ¡Esto es Stoneybridge, idiota!
—¿Eh? ¿de verdad?
—¡Si! ¡ahora ven aquí y libérame!
—Que genial, pensé que mi sentido de la orientación estaba oxidado y acabaría caminando hacia un barranco, moriría y mi cuerpo no sería encontrado hasta dentro de tres días cuando excursionistas humanos estén acampando y no sepan si golpearme con un palo o llamar a la policía —dijo con naturalidad, pasando de mi—. Como sea, gracias por tu ayuda.
—¿Qué? ¡Oye! —Traté de ponerme en pie pero seguía sintiendo los tirones—. ¡Tú...! ¡Tú...! ¡Usurpador!
—Oye, tengo un nombre.
—¡Pues dímelo!
El niño bonito me miró de lado, luciendo serio por un momento, y después de lo que pareció una larga consideración me sonrió.
—Nah —y el maldito se largó.
¡Hijo de...!
Traté con todas mis fuerzas de soltarme, pero el muy maldito había enganchado mi pantalón a una rama del árbol y había usado mis propios cordones para atarme. ¡¿Cuando fue que me los quitó?!
¡Voy a matarlo!
∞∞∞∞
—¡JULIA ISABEL MORRIS! —Gritó Miki tan pronto crucé la puerta—. ¡¿DONDE ESTABAS?! ¡MAMÁ ESTÁ FURIOSA!
Suspire y me tomé mi momento antes de agarrar aire y fingir ser la mejor hermana mayor del planeta.
—¡Hola hermanita linda, hermosa, preciosa, divina! —Abracé esa adorable criatura como si no estuviera cubierta de comida—. ¿Dónde está todo el mundo?
—Mamá estaba molesta luego de que te escapaste así que fue con papá a la casa de los Okanawe por si habías ido a ver a Isol —la pequeña monstrua se cruzó de brazos—. Estas en graves problemas, lo sabes, ¿no?
Lo sé, mi hermanita menor era más madura que yo y parecía mi madre, literalmente, los mismos ojos marrones que juzgan tu alma y el mismo cabello castaño que sacude cuando está enojada. Era prácticamente igual a ella. Por eso le digo "monstrua"
Mamá si sigues leyendo esto, te amo.
—Bueno, sólo salí a correr por el bosque —me excusé, encogiéndome de hombros con la mayor naturalidad posible—. Sabes que me relaja.
Ajá, ignoremos el hecho de que estuviste casi una hora tratando de liberarte de los cordones malvados y nada más apenas se te ocurrió cortarlos a mordiscos.
—Papá dijo que fue a buscarte y te escapaste —me acusó la pequeña, siguiéndome mientras me dirigía a la cocina—, más bien, que desapareciste.
Bebí un vaso de agua para recuperarme del maratón que había corrido hace un rato, y sonreí con fingida inocencia mientras mi hermana menor me miraba con sospecha. Esta pequeña era el diablo.
—¿Qué fue lo que hiciste, July? —Miki arrugo la nariz y se la cubrió con la manga de su suéter—. O más bien, con quién estuviste. Hueles raro.
¡Mierda! ¡La pequeña tenía sólo 11 años y sus instintos estaban atentos a todo!
Sin que Miki se diera cuenta, me olí la camisa y di media vuelta para huir a bañarme.
—¡July! —La voz de mi madre casi hace que me caiga de cara.
Mi madre entró como un torbellino a la casa y lo primero que hizo fue correr hacia mí. Por unos segundos temí por mi vida y susurre mis últimas palabras, pero me quede en shock cuando me abrazo en lugar de matarme.
—¡Dios, nos tenías preocupados! —me estrechó con fuerza, al punto de dejarme sin aire—. ¿Dónde te habías metido?
Abrí la boca, pero la volví a cerrar. No pues, no sé qué decir, esperaba un castigo y una chancla asesina, no un abrazo.
Sr. Stark ¿ahora qué hago?
—Uh...lo siento —eché un vistazo a mi padre quien estaba entrando y él tampoco parecía particularmente enfadado—. Sólo había salido a correr por el bosque.
—¿Pero dónde te metiste? —mamá se separó de mí y me miró frunciendo el ceño—. Tu padre dijo que escapaste, ¿es eso cierto?
—Pues...
¡Piensa July! ¡Piensa!
—¿Corrí...?
—¿Corriste? —repitió, nada crédula.
Mamá le echó un vistazo a mi padre y todos me miraron como si hubiera asesinado a alguien. Bueno, definitivamente este no era un buen momento para mencionar a cierto usurpador de territorios.
—July, use los eolas y no te encontré —recalcó papá.
—Qué extraño, yo pensé que jugábamos a las escondidas, ¿eso no es hacer trampa, papá?
Bravo, alguien deme un Oscar.
—Dios, dame paciencia... —mamá dejó salir un suspiro y se frotó la frente—. Lo que sea, Julia, no vuelvas a hacer algo como eso, casi nos matas del susto cuando no pudimos encontrarte, ni siquiera debiste salir de tu habitación en primer lugar.
—Lo siento, avisaré la próxima vez...
—Oh, no habrá próxima vez. Estás castigada hasta los veinte.
—¡¿Qué?! ¡Pero...!
—Nada de peros y ve a tu habitación a darte un baño, hueles terrible.
Abrí la boca para objetar, pero tomando en cuenta que la excusa de mi olor podría sumar más años a mi castigo, decidí temporalmente guardarme el dato.
—Sí, señora.
—Y no pienses que puedes engañarnos, claramente ocultas algo señorita —acusó papá.
—¡Apelando a los derechos del panda rojo me niego a hablar sin mi abogado presente! —Di media vuelta y huí de la forma más macha posible.
Escuché a mi hermana menor resoplar con evidente sospecha, pero subí las escaleras a la velocidad de la luz y esta vez sí me encerré en mi habitación, pero lejos de dirigirme a la ducha o de quitarme la ropa manchada de comida, me tumbe en el suelo fingiendo estar muerta. Y me pareció el mejor momento para llamarle a mi hermana de otra madre.
—¿El unicornio esta con las zanahorias? —Pregunté en clave.
Al otro lado de la línea, ella se rió.
—No, se escapó porque la cuchara era de metal —respondió.
No, no estamos locas. Ustedes son demasiado normales para entendernos.
—Que coincidencia, yo también me escape —dije riendo, abandonando el lenguaje clave—, pero regresé porque soy demasiado genial...
—Ajá, y porqué la tía Maddy hubiera tenido cinco infartos consecutivos sino hubieras vuelto —dijo ella—. Mi madre estuvo cerca de quemarme viva por la guerra de comida, pero entonces la tuya llegó y se olvidaron de mí, le debo una.
—¿Realmente fueron a tu casa a buscarme? —Traté de no reírme al preguntar.
—Oh, claro que lo hicieron, me sentí como una traficante de drogas siendo interrogada por la policía —dijo riendo—. ¡Incluso subieron a mi habitación y miraron bajo la cama y en el armario!
—Nota mental, nunca esconderme allí...
—Reflexiona luego, mejor dime a donde diablos fuiste y porque mi casa no estuvo en tus planes.
—Bueno, eso...
—¡¿Tienes otra mejor amiga?!
—¡No cariño, te juro que eres la única!
—Así me gusta. Ahora suelta la sopa.
—Pues...¡Fui a disculparme con Nikki!
Su carcajada casi me dejó sorda de un lado.
—¡Ese cuento que te lo crea Eric, maldita mentirosa!
—Okey, okey —tomé aire, pero lo solté al escuchar pasos acercándose—. Mierda, las zanahorias están bailando en el alambre.
Podría jurar que la escuche gruñir.
—Salvada por la campana, pero mañana tendrás que contarme —suspiró—. Ahora solo agradéceme.
—¿Por qué? ¿explotaste el colegio?
—Eso está en progreso, sólo espera y ya verás. Bye.
Espero que con lo de esperar para ver se refiera a la sorpresa y no a lo de explotar el colegio.
Ignoré los pasos acercándose a mi puerta y seguí fingiendo estar muerta aún después de colgar, pero cuando escuche tres golpes y un arañazos en la puerta literalmente me levante del suelo como un resorte. Conocía muy bien esa señal.
—Isol me lo dejó para ti —dijo Miki—. Se escapó de casa y estuvo por aquí mientras estabas paseando por el bosque.
Casi lloré cuando vi que mi hermana sostenía una caja con cuatro envases de Nutella. ¡La imagen más hermosa que he visto!
—¡Dios escucho mis súplicas! —estire mis manos hacia esa belleza.
Miki hizo a un lado la caja y yo la mire desafiante. ¡Nadie se metía con mi dulce favorito! ¡Ni siquiera mi hermana!
—Mamá no sabe que Isol estuvo aquí y que te dejó esto cuando no estaba —aclaró Miki—. Y debido a que estas castigada, no debería darte esta cosa rara...
—¡Vuelves a llamar a mis preciosidades así y le arrancó la cabeza a tus muñecos!
—¡Shh! Sólo quería decirte que la escondas bien o mamá se enojara conmigo también —aclaró la monstrua.
—Si, si. ¡Ya dame!
Le quite la caja en menos de un pestañeo y reí diabólicamente.
—Mis preciosos...
Inserte voz del señor de los anillos.
—De veras que tienes problemas.
Le cerré la puerta en la cara mientras abría una de mis preciosidades.
¡Dios, cuánto amo la nutella!
El que no la ha aprobado no ha tenido infancia, niñez, adolescencia, pubertad, vida, muerte, panda, color, unicornio y...¿Qué decía?
Ah sí, la nutella es deliciosa. ¡Gracias Isol!
Me aseguré de esconder mis amados tesoros antes de finalmente dirigirme bailando a la ducha.
∞∞∞∞
Al final, mamá me obligó a llamar a Nikki y a sus padres y ofrecerles las disculpas más falsas que he dado en mis quince años de vida.
Debido a que su madre también estuvo presente en la llamada es que Nikki se vio obligada a fingir comprensión, aceptar mi monologo y disculparse de vuelta. Ambas fingimos que no nos odiábamos y pudimos terminar esa horrible llamada.
Y ahora estoy aquí, llegando tarde a clases
Pese a eso, fui comiendo mi tarro de Nutella con la mayor tranquilidad del mundo mientras caminaba, y me asegure de lanzarlo lejos cuando acabe de devorar dicho manjar...
...Y segundos después regreso a mi golpeándome la cabeza.
Mi cara debió de ser todo un poema cuando me quede mirando el envase en el suelo como una tonta retrasada hasta que un foquito iluminó mi mente y dirigí mi mirada fulminante hacia el bosque.
Maldito usurpador de territorios.
—¿Usurpador? —Casi me da un infarto al escuchar a Isol.
Ups. ¿Lo dije o lo pensé?
—Por favor dime que al menos es más sexy que tu último novio —abrí la boca pero me interrumpió—. Olvídalo, si no lo es te golpeare con una pala.
Rodé los ojos y ambas nos dirigimos a ese terrible lugar llamado escuela. Me sorprendió no ver algún cartel con una foto de nosotras dos que dijera PROHIBIDA SU ENTRADA.
Faltaba poco para eso.
—Pero si son la domadora de unicornios y la cazadora de nutella —Eric Okanawe dejó de lado su casillero y nos miró con los brazos cruzados.
—Pero si es nuestro sabiondo, alias el sabelotodo —Isol sonrió—. ¿Te enteraste de lo de la cafetería?
—Isol, en primer lugar, toda la escuela lo sabe —dijo con obviedad—, y en segundo lugar, vivimos juntos hermanita.
Así es señores y señoras, perros, gatos, pandas y cosas con ojos, esos dos eran hermanos. Muy difícil de creer ya que no se parecían en nada, lo único que los delataba era el parecido físico. Ambos eran el retrato de la tía Shann.
—Bueno Eric, siempre eres el último en enterarte de las cosas —dijo Isol, respondiendo a su hermano con un encogimiento de hombros—, creí que estabas con la nariz en tus libros...
—No te atrevas a insultar, los personajes literarios también tienen sentimientos.
—Empezaste.
Fangirl Vs Lector compulsivo. ¿Quien ganara?
Luego de dos minutos de escuchar su estúpida discusión sin sentido, mi cerebro dejó de captar sus palabras. Adivinen cual fue la razón.
a) Vi un par de unicornios vomitar arcoíris.
b) Me aburrí y entre en coma.
c) Sentí un olor raro.
¡Din! ¡Din! ¡Din! ¡Tenemos un ganador!
Ahora sabemos que los unicornios existen.
No, July, no.
—...Por dios, eres un bebé.
—Lo dice la que se peleó por una banda de niños.
—No te mato porque soy demasiado joven y bella para ir la cárcel, pero al menos yo no lloré cuando terminé de leer Detergente.
—¡Divergente!
—¡Eso mismo!
—¡¿QUIEREN CALLARSE?! —Grité.
Me fulminaron con la mirada y después me ignoraron olímpicamente. Rodé los ojos y volví a arrugar la nariz, tratando de convencerme de que no estaba loca, o al menos en ese sentido porque loca si estaba y mientras me debatía conmigo misma, vi que alguien atravesó el pasillo.
Oh.
Por.
Dios.
¿Me han drogado o estoy viendo al usurpador de territorios vestido como un estudiante cualquiera?
Que. Alguien. Me. Mate.
—¿Por qué quieres que te maten, July? —Dijo de pronto Eric.
Oh, ahora si me escuchan.
¡Es porque otra vez estás pensando en voz alta, tonta!
Cállate.
Miré a Eric y luego a Isol, y entonces hable tan rápido que casi se me enreda la lengua.
—¿Recuerdasquetecontésobreunwolfbloodqueencontréenelbosqueyapuesestáaquí?
Eric me miro con cara de "¿Eso fue árabe?" mientras que Isol levantó las cejas sorprendida. Uh, si me había entendido.
Como sea, me di la vuelta echando a andar.
—¡No! ¡Nunca mencionaste nada! —Gritó Isol a mis espaldas.
No le hice caso y centre mi atención en el maldito usurpador, mirándole con cara de psicópata asesina. Sólo faltaba la música de suspenso, la cual hubiera sido épica cuando agarre a Bryan de su camisa y lo arrastre conmigo hacia una esquina.
Nadie pasa de esta esquina, aquí mandan las divinas...
Conciencia, concéntrate.
—Oh, eres tú —dijo sin mucho entusiasmo—. Lo siento, casi no te reconozco con ropa limpia.
Rodé los ojos, decidiendo ignorar su comentario.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Fue lo primero que cuestione.
Él me miró como si fuera tonta.
—No sabía que los wolfblood tenían problemas de vista —levantó una de sus perfectas cejas—, ¿no es obvio lo que hago?
—Okey, okey, voy a hacer como que no dijiste eso —me crucé de brazos y respiré profundo—, y voy a fingir que eres un total ignorante del tema, así que lo diré lentamente: no-puedes-estar-aquí. ¿Me entiendes o te lo explicó con manzanas?
—¿Se acabaron las peras?
—¡Qué..!
—Olvídalo, prefiero las mandarinas. Y no eres exactamente la persona con la quisiera discutir hoy sobre mandarinas.
Trató de pasar de mi, queriendo dar por terminada la discusión pero lo detuve.
—No trates de confundirme con juegos mentales, pequeño hijo de la naturaleza —dije acusadoramente—. ¿Y tienes alguna idea de lo difícil que fue salir de la situación en la que me dejaste?
—¿Te parece que me importa?
—¡Tú...!
—Mira el lado bueno, estas aquí ahora, ¿no?
Apreté mis dientes indignada. En nuestro encuentro de ayer no parecía tan borde, incluso me ayudo a escapar de mi padre ¿qué demonios con su cambio de actitud?
Oh, cierto, mis padres.
—¡Vete o tendré que decirle a mis padres sobre ti! —Sentencie, muy orgullosa de esa línea.
—Tus padres —repitió, en un tono incrédulo—. Vaya, eso me aterra.
—¡Debería! Este no es tu territorio.
—No vi ningún cartel con tu nombre, aunque tampoco hubiera servido porque creo que ya lo olvidé. Lo siento.
Lo miré con enfado, incluso sentí que mis mejillas se encendieron por la frustración.
—¡July! ¡Mi nombre es July! —lo amenace con mi dedo—. No digas que no quise ser amable, porque mis padres no serán tan buenos como yo, chico usurpador.
—Vaya, no quisiera saber cuando eres la loba mala —me apuntó también y pegó la punta de su dedo al mío, empujando mi dedo de regreso—. Y a todo esto, ¿por qué sigues nombrando a tus padres? ¿Quienes son exactamente?
—¿Qué? ¿No lo sabes?
—Oh, diosa, ilumíname.
Quizás lo hubiera matado para ahorrarme explicaciones o sólo como excusa faltar a clases, pero mi cita con río y las bolsas negras se vio afectado debido a que mi adorada maestra decidió que era el mejor momento para mostrarnos su cara. Nótese mi sarcasmo.
—El timbre ya sonó, ¿no deberían estar en clase? —Cuestionó al vernos
¿Y usted no debería estar acosando al maestro de biología?
¡Momento! Se me acaba de ocurrir algo.
—Si, pero este chico —señalé al usurpador—, se perdió. Creo que es nuevo porque jamás lo había visto.
Claro, no había manera de que él estuviera registrado o de que tuviera registros siquiera, y una vez que nuestro buen amigo el director confirme esto, será cuestión de segundos para que lo echen a patadas de aquí. Eres brillante, July.
—¿Un chico nuevo? —El fósil clavó sus ojos miopes en el pelinegro—. No recuerdo que el director mencionara alguno ¿cuál es tu nombre muchacho?
Él sonrió, casi como si esperara aquello.
—Bryan Grace, soy un transferido de la academia Wolfen de Boston, la aprobación del intercambio fue realizada por correo electrónico hace dos días, puede comprobarlo con el director —el chico me miró desafiante—. Le estaba pidiendo a July que me enseñara la escuela.
Maldito, sabe jugar. Y oh sorpresa, si recuerda mi nombre.
—No creo que la señorita Morris sea la persona adecuada para ello —me miró haciendo una mueca y yo levanté las cejas—, teniendo en cuenta el incidente de la cafetería...
—¿Morris? —El usurpador me miró de forma extraña.
Lo ignore y me centre en mi amada profesora.
—¿Habla de su bolso lleno de spaghetti o de sus zapatos manchados de salsa? —Me aventuré a preguntar con fingida inocencia.
—Cuida tus palabra, Julia —advirtió ella con dagas en su mirada—, estás en la lista negra.
—Igual que las arpías, ¿no?
—¡Ya vayan a clases!
Sonreí victoriosa y pasé a su lado como la diva que no era. Escuché los pasos de Bryan detrás de mí.
—¿Qué es cafetería?
Lo peor fue que tuve la terrible sensación de que hablaba en serio.
—Por eso mismo y por tu propio bien, vete de aquí —agité mi mano mientras me adelantaba—. Te enviaré una postal de lo mucho que adoro tu ausencia.
—El sentimiento es mutuo.
En menos de tres doritos llegué a mi salón de clases y di golpes en la puerta esperando no ser enviada a patadas a la oficina del director por llegar unos minutos tarde. Me tomó 0.5 segundos darme cuenta de que el usurpador, no, que Bryan seguía detrás de mí.
Lo miré. Él me miró. Nos miramos.
—Este también es mi salón —explicó.
¿POR QUÉ DIABLOS EL MUNDO ME ODIA?
De todos los pueblos, de todos los salones posibles, de todas las personas...
Repito. Que alguien me mate.
—Llegas tarde, Julia —dijo la maestra al abrir la puerta—. ¿Y el quien es? ¿Tu novio?
—¡Diablos, no!
Sin más explicaciones, entré al salón y fui a sentarme directamente al lugar vacío junto a Isol, esperando que a la profe se le olvidara que ayer nos separó por fastidiar tanto.
—¡Carne fresca! —dijo Isol, observando fascinada al tonto usurpador—. ¿Quién es ese galán?
—No es ningún galán, y yo que sé.
—¡Julia Margarita Alexandra Montoya De La Rosa Ramírez Smith! —me apuntó con su dedo y entrecerré los ojos—. Sé cuándo mientes, habla ahora o...
—¿...Calla para siempre?
Conociendo a Isol, lo más seguro era que te venda a los caníbales.
—Eres mi mejor amiga así que por tu bien psicológico no te responderé —santa madre—. Ahora dime.
Suspire. Y mientras el tal Bryan saludaba a la maestra y a quien se le cruzara camino a su asiento, agarré aire y le conté todo a mi mejor amiga, con lujo de detalles y casi sin respirar.
—Entonces, trataste de matarlo —comentó cuando concluí.
—¡Qué no!
—Y ahora te acosa. ¿Hueles el síndrome de Estocolmo?
—Más importante, este chico ni siquiera sabe la diferencia entre café y cafetería, así que puedo apostar los libros de Eric a que nunca ha salido del bosque —dije, resaltando lo obvio—, pero no entiendo cómo es que tiene papeles, registros y todas esas cosas legales que debes tener para poner tus pies en una escuela.
—Quizás tiene contactos —Isol hizo un baile de cejas.
Oh, buen punto.
De cualquier forma iba a refutar para no verme tan tonta por no haberlo pensando antes, pero tuve que morderme la lengua cuando la profesora dejó de escribir en el pizarrón para voltear a ver quién diablos no se callaba. Lentamente abrí mi cuaderno de notas.
Eché un vistazo a mis espaldas sólo por curiosidad, y vi a Bryan muy esmerado ojeando un libro que probablemente la profesora le había dado. La única falla era que estaba de cabeza.
∞∞∞∞
Por favor, si hay alguien ahí y estás leyendo esto...¡Auxilio!
¡Moriré de aburrimiento! ¡Han sido tres horas de puro número!
Puede que estas sean mis últimas palabras así que díganle a la nutella...que la amo...
¡Rigggggggggg!
¡Gracias! ¡Gracias!
Fui la primera en salir del salón, respirando como si hubiera corrido un maratón. No me juzguen extraños, realmente creí que moriría allí dentro.
—¡Alabado seas, yisus! —Exclamó Isol, llegando detrás de mí.
¿Ven? Por eso la amo.
—Vamos a la cafetería, me muero de hambre —tiré de ella.
—¿No vas a esperar a que tu acosador salga? —Me preguntó sonriendo divertida.
—Ni lo nombres, domadora.
—Si te fastidia tanto, ¿por qué no llamas a tus padres y qué se hagan cargo de él?
Abrí la boca lista para objetar, pero medio segundo después la cerré.
—Creo que lo haré ahora —sonreí como el gato de Alicia en el país de las maravillas.
Entramos a la cafetería llena de adolescentes y nos pusimos en la fila para el almuerzo. Mientras esperábamos a que avanzara aproveché para sacar mi teléfono y busqué el número de mi madre en los contactos.
July, si le llamas te gritara y nos dejara sordas por haberle ocultado la existencia de ese apestoso saco lobuno. Piensa bien la pendejada que estas por hacer.
Pero si le mando un mensaje no podrá gritarme por texto, ¿cierto?
Dios, te amo, eres una maldita genia.
Sonreí con aprobación y empecé a escribir mientras la fila avanzaba a paso de tortuga sobre ruedas. No me había dado cuenta de que ya era mi turno hasta que estaba por enviar el mensaje y recibí un empujón.
El teléfono se me escurrió de los dedos y cayó de cabeza en la ensalada de frutas. Si, mierda, ¡cayó en el jugo de frutas!
¡TE PASAS DE PENDEJA JULIA! ¿NO SE TE PUDO CAER EN LOS PANES O AL MENOS SOBRE LA PECHUGA DE LA COCINERA? DEVUELVEME MI TE AMO.
—Ups. ¿Se te cayó algo?
Oh, satán, o te la llevas o te la mando.
¡MANDASELA, MIERDA!
Me giré y vi a mi aspirante a rubia favorita —Nótese mi sarcasmo— a tres pasos de mí, con una ligera curva en sus brillantes labios mientras sostenía una charola con apenas una ensalada de sospechosos colores.
—Lo hiciste apropósito —acuse.
—No sé de lo que hablas.
—¡Hablo de que me tiraste el maldito celular a propósito!
Eso probablemente trajo la atención de media escuela pero eso no era lo importante ahora, aquí lo importante era que esta bruja era la causante de que mi bebé estuviera nadando entre jugo y frutas
July, deberías sacar el teléfono de allí antes de que ya no tenga salvación.
Ahora no, consciencia.
—Ella ya dijo que no sabe de qué hablas —una de sus amigas naturalmente salió en su defensa—. Nikki no tiene la culpa de tus torpezas, deja de buscarle problemas.
—¿July le busca problemas a ella? —Isol en algún punto se había salido de la fila y ahora estaba lista para apuñalar a alguien con una cuchara—. Como si Nikki fuera tan importante, no me hagas reír.
—¿Y a ti quién te invito a esta conversación, rarita?
—El cuchillo de la cocinera, ¿quieres saludarlo?
Con ese lado del escenario controlado, apunte a la arpía mayor.
—Discúlpate.
—¿Yo? Tú deberías ser la que se disculpe por esas falsas acusaciones —dijo Nikki luciendo indignada—. Me niego a hacerlo.
—No lo repetiré de nuevo, discúlpate o...
—¿O qué, Morris?
Bueno, nadie puede decir que no traté de resolverlo de la forma más civilizada posible.
Ya estaba pensando en mi discurso para el director por armar otro escándalo en la cafetería, cuando todo de repente se puso de cabeza.
No, enserio, alguien me había agarrado en medio salto y ahora colgaba de un hombro como un saco de papas. Y para mi mala suerte, adivinen de quien era.
—Así que a esto le llaman cafetería.
—¡Bájame, Bryan! —grité dándole golpes en la espalda—. ¡Le haré recoger mi celular con los dientes!
—Tranquila, sus extensiones no se salvaran —escuché decir a Isol—. ¡Quítate Eric!
—Lo siento, le prometí a mamá que no causarías más problemas.
Levante mi cabeza y vi como Eric mantenía en su lugar a su enana hermana.
—¡Déjame Eric!
—¿Prefieres quedarte sin crema de avellana hasta los treinta?
Me pareció ver que Isol se cruzó de brazos pero a mí nadie me iba a convencer.
—¡Bájame, usurpador!
Escuché como el chico se reía, quizás por mi apodo o por mi berrinche, pero aun con todas mis protestas me mantuvo en su hombro y dio media vuelta rumbo hacia la que, supongo, era la salida. Santa mierda, éramos el espectáculo de toda la escuela.
July, si sigues retorciéndote así, tu ropa interior saldrá en el noticiero internacional, deja de imitar a un gusano con epilepsia o me saldré de tu cabeza y te mataré.
—Adiós, guapo —Nikki agitó su mano en nuestra dirección—, la próxima vez dime tu nombre.
Bryan ni siquiera se giró, pero podía jurar que el maldito estaba sonriendo. Resople, más indignada todavía.
—Será mejor que borres esa estúpida sonrisa —murmure cuando cruzamos las puertas de la cafetería—. ¿Y a dónde me estas llevando? ¡BÁJAME!
No obtuve respuestas, así que suspire y decidí usar mi recurso de emergencia: Gritar como si un asesino en serie viniera por mí.
—¡AUXILIO! —chillé tan fuerte como pude—. ¡UN VIOLADOR! ¡UN VIOLADOR! ¡AYUDENME!
—Estás loca —se rió.
Gruñí en señal de frustración, y después de gritar otro rato me rendí y dejé que el usurpador me llevará a donde sea que me estuviera llevando. Es increíble que en esta escuela a nadie le parezca raro ver a un chico llevar a una chica como un saco de papas, uno que encima no deja de gritar. Diría que miraban la escena como si fuera algo de todos los días y en seguida me pregunté a cuantas chicas llevaban así a diario...
...O simplemente notaban que se trata de mí y por eso no les parecía raro.
Créanlo o no pero esto no es lo más raro que he hecho.
De repente, Bryan se detuvo y cuando quise volver a preguntar en que parte de la escuela estábamos, el usurpador me bajó frente al baño de chicas.
—Lamento secuestrarte, sólo estoy devolviéndole el favor a alguien —me avisó una vez que mis pies tocaron el suelo—. Tu amigo fue muy amable al hablarme sobre ti.
—¿Qué?
—Y también lamento si fui grosero esta mañana —desordenó su propio cabello algo incomodo y desvió la mirada hacia un lado—. Creí que eras un cachorro más, no tenía idea de que fueras...
Antes de que Bryan dijera algo coherente, Isol apareció doblando la esquina del pasillo y dio fuertes pisotones hasta nosotros. Abrí la boca pero ella pasó de mi y entró directamente al baño de mujeres. Casualidad o no, segundos después todas las chicas que estaban dentro salieron huyendo con cara de haber visto al diablo. O a Isol enfadada.
Decidí dejar las preguntas para luego y entré al baño. Bryan siguió mis pasos y hubiera entrado también de no ser porque lo frene a tiempo.
—¿Qué haces? —Señalé con mi dedo la placa en la puerta—. ¡No puedes entrar aquí!
—¿Las señales de prohibido normalmente no tienen una franja?
—¡Esas son las de transito!
Él no parecía muy convencido por ello y probablemente nos hubiéramos sentado allí a mitad del pasillo a tener una muy seria charla sobre carteles, pero el hermano de Isol también apareció. Venía agitado como si hubiera corrido un maratón de veinticuatro horas y colocó una mano en mi hombro.
—Gracias por....Controlar a esta loca, amigo —le dijo a Bryan, entre respiraciones
—¡¿Cómo que gracias amigo?! —Protesté—. ¡Es un acosador...!
Eric se metió al baño, arrastrándome con él sin dejarme terminar mi berrinche. Tan pronto estuvimos dentro, Isol cerró la puerta justo en las narices del otro tarado. Eso me causó gracia y casi pierdo la imagen.
—Cálmate, July —me dijo Eric en un tono amable—. Lo conocí en la fila para el almuerzo, no es mal chico.
—Lo conociste hace menos de diez minutos —Objete mirándolo mal—. ¿Y que fue lo que le contaste sobre mi?
—Tú lo conociste hace menos —pasó de mi primera pregunta a la segunda—. Y nada en especial, sólo preguntó por tus apellidos, mencionó que eran compañeros.
—Lo es, pero...—en realidad no tenía nada que argumentar ante eso eso—. ¡Ah! pues al menos yo si sé que él es un wolfblood.
—No cambies de tema, deberías disculparte con...Espera, ¿qué?
Suspiré y miré a mi mejor amiga, ignorando la crisis existencial de Eric.
—Esa arpía me dañó mi celular —me crucé de brazos como una niña de dos años que no le cumplen un capricho—. ¡Esta vez no pienso perdonarla!
—Ni yo. Nikki necesita que alguien les dé una lección —Isol hizo su bien conocido baile de cejas.
—¿Un V17?
Plan de venganza.
Isol me miró y su sonrisa se volvió maléfica. Eric dejó de pasearse como si estuviera a punto de orinarse en los pantalones y nos miró, quitando las manos de su cabello.
—¿V17? —Preguntó.
—¡Sabe demasiado! —Grité—. ¡Tiene que irse o muere!
Isol agarró a su hermano de su abrigo y lo condujo hasta la puerta del baño, la abrió y lo empujó fuera.
—Lo siento, pero este es el baño de mujeres y nuestra conversación es confidencial —dicho eso, le cerró la puerta en la cara.
Me eché a reír y me apoye en los lavamanos de brazos cruzados.
—Muy bien —Isol se frotó las manos con demasiada emoción—, ¿qué hay en la lista del V17?
—Últimamente he estado muy creativa, así que hay buenas ideas —me enderece y empecé a caminar por el baño—. Tinte en el cabello, depilación de cejas, caída de pelo, pegamento en la boca...
—Oh, vaya —Isol se limpió una lágrima invisible—, somos geniales, que orgullo.
—Tengo más ideas en mi cuaderno —chasqué los dedos—. Lo deje en mi casillero, ahorita vuelvo.
—¡Corre antes de que se termine el descanso! —Me gritó.
Abrí la puerta del baño y caminé calmadamente frente a los salones y alumnos, pero cuando ya no estuve a la vista de nadie empecé a correr como si mi trasero estuviera en llamas. El pasillo de los casilleros estaba desierto, así que lo abrí y tiré al suelo todo lo que no fuera el cuaderno que buscaba.
Lo encontré debajo de todo mi desorden, pero tan pronto puse mis manos sobre él, un olor desagradable invadió el ambiente.
—Y creí que yo era desordenado —dijo alguien detrás de mí.
¡SANTA MIERDA! ¡ES UN NINJA!
—¡No aparezcas detrás de las personas tan de repente! —Chillé volteándome—. Podrías matar a un cardiaco y acabarías en la cárcel ¡la cárcel!
—¿La cárcel?
—La cárcel —afirme con seriedad—. Y créeme, la cárcel no es un lugar bonito.
—¿Ya has estado?
—Una vez —desvié la mirada con melancolía—, hace mucho tiempo.
En monopolis.
—Así que la hija del alfa tiene peleas en la cafetería, se revela contra sus padres y ha ido a la cárcel —Bryan apoyó su codo en su palma y sostuvo su barbilla, inclinando la cabeza hacia un lado con una pequeña sonrisa en sus labios—. Eres más interesante de lo que aparentas.
—Oh, que puedo decir, soy bastante...—me detuve, cayendo en cuenta de algo—, espera, ¿cómo me llamaste?
—Entre los forasteros se dice que este territorio pertenece a la familia Morris-Smith, pero nunca hubiera creído que la chica cubierta de comida que huía por el bosque era su hija —confesó mientras me admiraba con una chispa especial en sus ojos—. Lo admito, de saberlo hubiera sido más amable contigo...O al menos no te hubiera dejado en ese árbol.
Oh, así que por eso le preguntó a Eric por mis apellidos. Genial.
—No tengo idea lo que hablas.
Puse mi cuaderno en mi boca sólo porque si y me agache a juntar mis demás cosas en una pila. Escuché al tonto preguntar incómodamente si necesitaba ayuda pero antes de que terminara, lancé todas mis cosas hacia el interior de mi casillero y cerré la taquilla de golpe. Me incorporé y le sonreí a Bryan como si nada.
Julia deja de sostener el cuaderno con los dientes, pareces un perro.
Cállate.
—¿Un cuaderno privado? —Bryan trató de alcanzarlo.
Me lo saqué antes de que él lo tocará y casi le muerdo los dedos.
—No toques mis cosas —le advertí.
Pase el cuaderno a mi otra mano pero hice una mala jugada y Bryan lo agarró con un movimiento rápido que apenas pude ver.
Oh, no creas que vas a ganar.
Extendí mis brazos y como supuse él alzó los suyos para que no lo alcanzara, así que cambié de objetivo. Lo agarre del brazo y le hice la misma llave que había querido hacerle ayer cuando me dejó enganchada.
No lo vio venir, así que se fue contra el suelo. Naturalmente, se quejó.
—¡Sólo trataba de iniciar algo! —Se lamentó mientras tomaba mi cuaderno del suelo—. ¡Se suponía que me perseguirías para recuperar tu cuaderno y ambos acabaríamos corriendo juntos por el bosque y formaríamos un hermoso vinculo de amistad!
Me eché a reír.
—¡Eso sólo pasa en películas! —Le grite, dándome a la fuga.
No alcancé a ver su expresión, pero debió ser malditamente graciosa.
—¿Y esa sonrisa? —Isol cerró la puerta en cuanto entre.
Di un pequeño baile de la victoria en el cual mi mejor amiga me acompañó, aun cuando ella no tenía ni pinche idea de porque bailábamos.
—Bueno, ¿me vas a decir porque hacemos nuestro exclusivo baile de la victoria? —Pregunto al final.
—Solo estoy agradecida de que me hayas enseñado aquella llave de judo.
Isol levantó ambas cejas pero decidió que eso no era lo importante ahora. En su lugar, me quitó el cuaderno de las manos y fue directo a nuestra lista de bromas.
No era exactamente corta, así que usamos el resto del receso y gran parte de las siguientes horas de clase para planear algo que Nikki sin duda recordaría durante el resto del año escolar.
Y para cuando el timbre que anunciaba el final de las clases sonó, ya estábamos fuera del salón rumbo hacia la libertad.
—¿Dónde rayos se metió Eric? —Pregunte buscándolo con la mirada entre el montón de alumnos—. Se suponía que hoy iríamos por helado.
—Olvídalo, seguro aún está atrapado en su salón, las desventajas de ser un año mayor.
Asentí de acuerdo con su punto. A pesar de que Eric y yo teníamos la misma edad, él era un maldito genio y se había saltado un curso cuando aún estábamos en la escuela, por lo que actualmente iba un año adelante de nosotras.
—Por cierto —Isol echó un vistazo a su alrededor y bajó la voz, sonriendo—, ¿para cuándo quedamos con lo de la venganza?
—No lo sé, hablaré con mis contactos para ver cuando sería más conveniente —le guiñé un ojo.
—¿Tus contactos involucran a un guapo chico como el que está esperándote en la puerta?
Mi cerebro tardo un minuto entero en comprender a lo que se refería y eché un vistazo al final del pasillo. Mierda.
—Creo que podemos dejar los helados por hoy —Isol estaba haciendo un mal intento por ocultar su sonrisa—. ¡Suerte con tu usurpador!
—¡No es mi usurpador!
Isol se rió más fuerte mientras se alejaba a trote suave y pasó justo delante de Bryan al salir. Estaba casi segura de que él había escuchado nuestra conversación porque el muy maldito estaba sonriendo mientras fingía mirar el suelo.
Levantó la vista, mirándome directamente y antes de que su sonrisa creciera aún más, lo apunté de forma amenazante con mi dedo. Le hice una señal hacia el patio y ambos nos dirigimos por separado hasta el patio trasero de la escuela.
No había nadie en la cancha, así no tendría que preocuparme por miradas curiosas hacia la loca y la carne fresca.
—¿Me darás la buena noticia de que por fin te iras, Bryan? —Pregunté en un falso tono de ilusión cuando nos detuvimos.
Él se echó a reír como si yo hubiera hecho un chiste de vaqueros pero cuando comprendió que no lo era, se detuvo. Aclaró su garganta, y como parecía hacer cada vez que tenía que decir algo demasiado amable, desvió la mirada.
—Escucha, creo que empezamos con la pata izquierda —inició diciendo.
—Ah, ¿tú crees?
—Para ser justos, no tenía idea de que fueras la hija de los dueños del territorio, ¿no tenemos la misma edad? ¿Por qué no te has transformado aún?
—Tengo un desarrollo más lento que el resto, perdón sino soy la mujer alfa que planeabas conquistar para poder quedarte aquí.
—¡Eso no era lo que...! —Entrecerré mis ojos en su dirección—. Okey, lo admito, quería caerle bien a la hija de papi.
—Oh, cariño, es tarde para eso.
—¿Ahora nos llamamos cariño? Genial, estamos avanzando.
—Oh, cállate —contuve mis ganas de rodar los ojos—. Ya escuché suficiente, te quiero fuera del pueblo esta noche antes de que termine mi nutella o les diré a mis padres sobre ti.
—¿Les dirás que tienes un guapo y muy carismático pretendiente?
—No, les diré que un idiota de dudosa procedencia está invadiendo nuestro territorio, utilizando papeles que obviamente son falsos y que quien sabe de dónde saco, sin mencionar tus escazas habilidades de coqueteo.
—Al menos admites que estamos coqueteando...
Ignoraré eso.
—Pero si deseas que le diga a papá que un desconocido está intentando cortejar a su pequeña princesa...—suspiré como si lo lamentara—. Sólo te aviso que papá tiene una escopeta y una excelente puntería.
—Bien entiendo el punto, pero primero, ¿dudosa procedencia? Soy un lobo que abandonó su manada, no tengo procedencia —rectificó en un tono que no sabría decir si era de diversión o de ofensa—. Segundo, no falsifique nada, son tan reales como mis ganas de querer besarte para que olvides que quieres hablarle de mi a tus padres.
—Idiota.
—Lo sé, ignora eso —se aclaró la garganta cubriendo su boca con su puño—. Lo que trato de decir es....Me gusta más la idea de una linda rubia lidiando conmigo que dos amenazantes adultos queriendo tomar mi custodia, ¿a ti no?
—No soy una niñera y por si no te quedó claro, no quiero ser tu niñera.
—¿No quieres o no puedes?
Levanté las cejas, claramente ofendida.
—¿Me estas retando? —Si, como el meme.
—Hagámoslo un reto entonces —adoptó una postura correcta y coloco sus manos detrás de su espalda—. Tú guías, yo aprendo.
—No confío en ti.
—¿Por qué no? Soy malditamente adorable, sin mencionar atractivo y con un excelente sentido del humor.
—No olvides narcisista, con un terrible olor, una inexplicable inmunidad hacia los eolas y quien sabe que otras rarezas más. —añadí— ¿Y ya mencione ese horrible olor? Hombre, necesitas un baño en detergente, urgente.
El sonrió, aunque su sonrisa no llegó a sus ojos.
—¿Tus padres te han contado sobre los licántropos? —negué con la cabeza sin entender a donde quería llegar con eso, y el prosiguió—. Bueno, supongo que no es el tipo de historia que los lobos domesticados le cuentan a sus cachorros antes de dormir, en especial si se trata de seres humanos alterando su propia genética.
—¿Bromeas, cierto? No puedes crear un wolfblood.
—Al menos hasta hace unos veinte años —me corrigió con suavidad–. Alguien que se creía dios terminó creando en su tiempo libre una especie de lobo que con una mordida podía convertir a humanos o matar wolfbloods. Los científicos los apodaron licántropos, los salvajes les llamaban lobos oscuros.
—Definitivamente tienes que estar bromeando. —me crucé de brazos— ¿Me estás diciendo que eres un licántropo?
—Mi padre es un licántropo, mi madre una wolfblood, y algunos de mis abuelos humanos. Yo soy el descendiente de estas tres especies.
Santa madre.
—¿Qué cosa rara eres tú? —En este punto no sabía si lo había dicho o pensado.
Bryan no parecía ofendido, más bien acostumbrado.
—Los humanos ignorantes me llaman licántropo, mi antigua manada me decía monstruo, y unos cuantos expertos me denominaron sangre anómala. Pero tú puedes considerarme un híbrido...o el amor de tu vida.
Okey, lo arruinaste.
—¿Y por qué me cuentas todo esto? —cuestione—. Porque en resumen, eres un bicho raro que podría o no ser peligroso y eso no inspira mucha confianza, cariño.
—Amo la forma en la que me llamas cariño.
—Y yo amo la forma en la que te callas.
—Al menos ya amas algo de mí.
—No es suficiente.
El suspiró y su buen humor pareció sufrir una pequeña fractura.
—No me importa si no lo es para ti, lo es para mí, y ya es tarde para querer echarme. Me gusta Stoneybridge y quiero vivir aquí, aunque tú seas insoportable.
—¡¿Yo insoportable?!
—No te preocupes, las insoportables tienen su propio atractivo.
Quería gritarle, pero me había quedado sin ideas para insultarlo. En su lugar me mantuve de brazos cruzados y aunque fuera estúpido, decidí pensar un poco en ello.
No importaba como lo viera, este chico parecía ser sólo otro adolescente revelándose contra sus padres sólo porque quería vivir su propia vida. Y sí, mierda, me había conmovido un poco su patética historia.
—Mis padres notaran tu repugnante olor —objeté.
—Se cómo ocultar mi aroma.
—¿Y en las lunas llenas?
—Haré un pequeño viaje, por supuesto.
—Si te descubren no estaré de tu lado.
—Nunca lo esperé.
—Tampoco te ayudaré si pierdes el control.
—Estaré bien.
Suspire por milésima vez en el día.
—Bien, puedes hacer lo que quieras —lo apunté con mi dedo—, pero ni pienses que te lo pondré fácil, puedes creerme, seré tan insoportable que la siguiente semana estarás deseando haberte marchado del pueblo cuando te lo pedí.
—¿Y si no pasa? —Levantó una de sus perfectas cejas, divertido.
—Si no consigo echarte en una semana, entonces yo pierdo, podrás quedarte o lo que sea, pero si lo logro entonces nunca más volverás —estaba malditamente orgullosa de esa línea—. Cero despedidas, cero berrinches. Será como si nunca nos hubiéramos conocido.
Eso July, tu demuestra quien manda.
—Bien, acepto tu reto —respondió bastante satisfecho—. La mayoría de los lobos se enfrentan por territorios de otra forma, pero esto también suena interesante.
Una chispa de emoción empezó a hormiguear en mi interior y tuve que luchar contra la sonrisa que amenazaba con asomarse en mis labios. No dije nada más, esa conversación ya había terminado y gran parte de nuestra historia ya había sido decidida en ella.
Aunque por supuesto, eso último todavía no lo sabía.
∞∞∞∞
—¡Mamá! ¡Papá! —Dejé mi mochila en el sofá y me quite los zapatos dando pequeños saltitos—. ¡Ya llegué!
No recibí respuesta, así que seguí dando saltitos hasta llegar a la cocina. Mi hermana estaba sentada en uno de los taburetes de la barra y lanzó una mirada crítica a mis pies descalzos nada más verme.
—Hola monstrua —dije apoyando mi hombro en la entrada—. ¿Dónde está todo el mundo?
—Mamá y papá están limpiando el sótano —ella regresó la atención a su tarea que bien podría ser de lenguaje o de matemáticas—. Deberías ir, su conversación te puede interesar.
Parpadee cinco veces por segundo y lentamente arrastre mis pies hacia la puerta debajo de las escaleras. La abrí con cuidado y asome mi cabeza.
Había un largo camino de escaleras, la pared a la izquierda y cero barandales a la derecha. Una vez abajo, los primeros siete pasos eran de suelo sin cerámica, pero después de eso solo había tierra y paja en cada centímetro, con una puerta de rejas que separaba esos dos espacios.
Había un cartel hecho por mí que decía "Humanos detrás de las rejas, lobos delante de las rejas. Amén".
—¿Crees que deberíamos ir? —Escuché que decía mi madre, probablemente con escoba en mano—. Quién sabe cuándo July vaya a tener su primera transformación, puede ser pronto, tal vez esta luna llena y nosotros no estaremos presentes.
—Lo dudo, ella no se ve abrumada ni parece estar a punto de explotar como tú cuando tenías su edad —la risa de mi padre se vio interrumpida por el golpe que sin duda mi madre le dio—. Además, ya habíamos planeado este viaje hace semanas, Shannon ha estado actuando como una loca decidiendo que cosas empacar.
—Lo sé, me envió un mensaje preguntándome si sería conveniente llevar una batidora.
Me quedé en silencio esperando algo más una vez que se apagaron las risas. Mierda.
—July, ya sal de ahí —mi madre suspiró—. Ven, baja.
¡Dios, esta mujer tiene poderes mágicos!
Con un rechinido abrí la puerta por completo y asomé mi cuerpo.
—Hola —sonrisa forzada.
—Si querías saber de qué hablábamos podrías haber preguntado —dijo mi padre, cerrando una bolsa de basura.
—Okey —hice una educada pausa—. ¿De qué hablaban?
Mi padre se rió entre dientes y mi madre lo miró con una ceja levantada, haciendo que papá borrara su sonrisa de inmediato. Trató de ponerse serio y aclaró su garganta.
—¿Cariño, recuerdas la casa en el lago de los Okanawe? —Inició diciendo.
—¿Si...? —Todavía recordaba lo aburrido que era, si es que a eso se refería.
—A Shannon le han dado una semana en el hospital, y Jeffries le debía unas vacaciones a Tom, así que ambos se irán a pasar unos días a su casa en el lago —explicó mi madre—. Y como la próxima luna llena está cerca, nos han invitado a pasarla allá.
Mis ojos se abrieron ante esa declaración, y casi al mismo tiempo hice una mueca involuntaria.
—¿Todos? —Lamenté.
—Esa fue la misma reacción de Isol —papá miró a mamá con una sonrisa torcida llena de satisfacción—. Tú y Shannon me deben diez dólares.
Mi madre le susurró un "cállate" y me miró exasperada.
—Ustedes chicos tienen escuela, así que definitivamente no hay forma de que nos acompañen —antes de que pudiera saltar en una pierna, añadió—, estarán al cuidado de sus abuelos.
—¡Hey! —Protesté.
—Y no, no está a discusión —se adelantó a decir papá—. Emma y Daniel quedaron de regresar el sábado de Devon para cuidar de sus dos nietas, así que será mejor que te comportes.
—Yo siempre me comporto —dije evitando sonreír—. ¿Qué hay de Isol y Eric?
—Los padres de Shannon o los de Tom cuidaran de ellos, supongo.
Suspiré. Teniendo en cuenta el último problema que cause, no tenía derecho a protestar.
—¿Y cuándo se irán? —Pregunté con resignación.
—Si no hay ningún problema, el sábado por la mañana —respondió él—. Estaremos devuelta en una semana, así que no te emociones demasiado, jovencita.
Faltan dos días. Y se irán siete. Oh mi dios.
—Madds, tu hija está haciendo esa mirada.
—Cuando hace esa mirada es tu hija —mi madre me amenazó con su dedo acusador—. Y lo que sea que estés pensando mejor olvídalo, nada de travesuras en nuestra ausencia o volveré y te castigare hasta que vayas a la universidad.
—E-Entendido.
—Dios, no quiero ni imaginar lo que haría un grupo de adolescentes sin supervisión adulta durante una semana...
—¡Ya entendí! —Me reí y subí las escaleras de regreso—. Pueden ir a su viaje, tranquilos.
Julia esta es tu maldita oportunidad para probarles que puedes ser responsable y no sólo la adolescente revoltosa que creen que eres. Sino la aprovechas voy a salir de tu cabeza y te matare a sartenazos. Lo juro.
Consciencia, yo siempre estoy dos pasos delante de ti.
Y fiel a las palabras que le dije a mi consciencia —¿debería ponerle nombre?— esa noche cuando nadie miraba, tomé el teléfono de mamá y envié un par de mensajes confidentes.
No quería niñeros. Ningún adolescente en su sano juicio querría perderse de la oportunidad de poder hacer lo que sea, LO QUE SEA, durante toda una semana. Cero regaños de adultos, comida chatarra las veinticuatro horas del día, dormir y despertar a cualquier hora, salir cada vez que quiera y poder comer en la cama a la hora de la cena.
Tú también estarías tentado, ¿no?
《Entiendo, hija. Los padres de Shannon son muy amables por recibir a Julia y Micaela, aunque sabes que nunca es molestia cuidar a nuestras niñas. Llámanos si necesitas algo. Besos》
Sonreí observando el mensaje de la abuela y me apresure a eliminar toda la evidencia del celular de mamá. Antes de devolverlo, cambié un dígito tanto del contacto del abuelo como de la abuela y repetí la misma acción cuando pude poner mis manos en el móvil de papá.
Esta sería la mejor semana de nuestras vidas.
Desconocido.
Aquel día, dejé la escuela tarde.
No me preguntes la razón, tú ya la sabes.
Caminaba de regreso usando un atajo por el bosque, pensando en todo y nada, tan centrado en mis propios pensamientos que no noté una figura en mi camino hasta que estuvo frente a mi.
Levanté la vista, deteniendo mis pasos y la miré con los ojos bien abiertos. Ella sonrió.
—¿Cómo te ha ido, cariño?
Guardé silencio. Me asegure de echar un vistazo a mis alrededores antes de abrir la boca.
—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté—. Nunca mencionaste nada sobre venir aquí.
—Tenía curiosidad sobre este lugar, muchas cosas interesantes han ocurrido aquí según cuentan las historias —comentó ella observando la lejanía, como si pudiera ver alguna vaca volar en cualquier momento—. ¿Has podido ver algo interesante últimamente?
Negué con la cabeza y retome mi camino por el sendero. Por supuesto que ella me siguió.
—Además de tu presencia aquí, no se me ocurre nada más —comenté casualmente—, ¿cómo está la manada?
—Ya sabes, como siempre —Ruth se encogió de hombros—. Están agradecidos de que estés dispuesto a ayudarnos, significa mucho.
—Ni lo menciones.
—Sé bien que no es fácil, en especial por la relación que hay entre tu familia y los Morris. —continuó ella— Tú y July...
—Sé lo que quieres decir —le corté—, y no tienes de que preocuparte, mi lazo con ella no interferirá con mi promesa.
Ruth me sonrió, satisfecha con mi respuesta.
—No esperaba menos, hasta los que no son wolfblood entienden el valor de una promesa.
Lo entendía, así como también entendía porque había venido.
Temía que a pesar de que ya había aceptado, fuera a arrepentirme a mitad del camino y renunciara. La entendía, yo tampoco tendría confianza en que alguien pudiera apuñalar por la espalda a su amiga de la infancia.
Conocía a July, no como quisiera pero si lo suficiente como para sentir remordimientos después. Ciertamente yo no quería esto, no disfrutaba siendo el malo, no disfrutaba mintiendo y por supuesto, no disfrutaba traicionando.
Pero yo tenía mis propósitos bien claros. Sabía bien lo que tenía que hacer y sabía bien lo que debía encontrar.
No me culpes si rompo tu corazón.
N/A:
Kiiondáá 👀
Este capítulo fue escrito por allá en el 2015 cuando una personita pensó que sería genial una historia de la siguiente generación conformada por niños que estén tan locos como nosotros. La inspiración golpeó y así nació esto. Pero hoy en pleno 2020 es que he decidido finalmente editarla y darle las correcciones que se merece.
Los capítulos marcados con un visto ✅ serán los que ya estén corregidos, así que si eres nuevo y estás leyendo esto, felicidades, te has encontrado con una versión mejorada. Pero si eres un lector viejo y por alguna razón estas releyendo, sólo puedo decir gracias por seguir aquí y seguir dándole una oportunidad a esta historia.
Disfruten su lectura y recuerden, las estrellitas nos hacen felices a todos *.*
A~
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