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━ ii. el protagonista del dibujo

✮ ✯ CAPÍTULO 2 ✰ ★

━━ el protagonista del dibujo

EL ROSTRO DE HARPER REPOSABA SOBRE SU MANO, mantenía el ceño fruncido y su mirada se dirigía hacia el misterioso chico, sentado a tan solo un par de escritorios por delante. Había encontrado tantas similitudes en sus trazos y el perfil de chico que podría afirmar con seguridad que él era el protagonista de su visión. 

James, por otra parte, no la estaba pasando muy bien en su primer día. Hasta ahora, su super oído de lobo, como él lo había llamado, no lo había beneficiado ni un poco. El irritante timbre que se anunciaba en cada clase y sus ruidosos compañeros parecían afectarle más de lo que deberían, y ni hablar de aquellas conversaciones entre estudiantes que había alcanzado a escuchar y que ahora prefería no saber.

Aún así su espíritu escolar se mantenía firme y ya tenía lo que necesitaba perfectamente acomodado sobre su escritorio. Centrarse en cualquier otra cosa hacía mucho más fácil mantener sus lobunos sentidos relajados.

Su vista se dirigió hacia su desconcentrada hermana, quien no había apartado la mirada del mismo punto desde hace ya varios minutos. Desde lo ocurrido en el estacionamiento, Harper había presentado un gran interés en el desconocido chico, y si James no la hubiera detenido, la castaña ya se encontraría en una incómoda conversación con el par de amigos, intentando averiguar el porque había soñado con él y explicando como tenía tanto conocimiento sobre hombres lobos. Harper prefería actuar antes que darle demasiadas vueltas al asunto.

James a su vez no podría afirmar que el chico al que tanto observaba Harper se transformaría, como la susodicha suponía. No es que no confiara en su hermana y su sentido de la adivinación recién surgido, pero su sentido común y su parte humana, le insistían en que no todo tenía que estar relacionado con lo sobrenatural y que esa herida que llevaba en el costado podría ser solo eso, una herida.

—Déjame ver eso —dijo el castaño y estiró su mano hacia el pupitre de su hermana —. ¿De verdad crees que sea él?

—Míralo por ti mismo —comentó y le extendió el dibujo—. Es a él a quien vi en mi visión. ¿Crees que deba preguntarle qué rayos hacía en el bosque a mitad de la noche?

El misterio más intrigante en ese momento era como el chico no había sentido las intensas miradas sobre su espalda, ya que James repitió la misma acción que su hermana y comparó el perfil del chico y el prolijo dibujo de él en el bosque.

—Dibujaste mal su nariz —se burló James y soltó una pequeña risa al ver la mueca de la castaña, quien tomó su dibujo devuelta con no mucha sutileza.

—Eso no es para nada relevante James, además estaba oscuro. —se excusó Harper, poniendo sus dibujos en orden dentro de su carpeta —. Al menos cautive el miedo en sus ojos.

—Bueno, si me persiguiera un lobo gigante en medio del bosque, yo también estaría asustado.

—Admite que sabes que es él —soltó la castaña y lo miró seria, esperando una respuesta —. La herida, su rostro coincide con mi dibujo, solo falta saber de donde salió la mitad de un cadáver y mi visión estaría completa.

—Aún tengo mis sospechas. Si lo mordió un lobo quizás lo único que tiene es rabia o una grave infección.

—Ya te lo dije, la criatura era diferente, no solo un lobo con ansias de morder a un desconocido —aclaró Harper. Había hecho otra deducción acerca de la visión, las piezas se unían claramente, solo un licántropo podría verse así y provocar un desastre que dejara la mitad de un cuerpo en el bosque y a un chico con una gran mordida —. A mi me gustaría saber si me fuera a convertir en un hombre lobo. Debemos decirle.

—¿Decirle? Harper, eso solo puede acabar de una forma, terriblemente mal —James observó las intenciones en el rostro de su hermana, en el primer instante en que la dejara sola, ella estaría soltando toda la verdad e interesante teoría que había hecho a partir de su visión —. No se lo dirás. ¿Cierto?

—Eres muy mandón —se resignó y cruzó los brazo sobre su pecho.

—No se lo diremos, porque no podrías explicar como lo sabes —susurró hacia el escritorio de su hermana —. Además todo lo que soñaste en tu visión parece ya haber pasado.

El comentario de James dio vueltas en la cabeza de Harper. Y si, todo lo que soñó parecía ya haber pasado, pero eso no quería decir que hubiera sucedido antes de que ella lo soñara. A pesar de que Harper no había podido evitar que mordieran a ese chico, estaba convencida de que debía decírselo. El merecía saber en que clase de monstruo se convertiría en cuanto la luna llena se pusiera. 

—Como todos saben se encontró un cadáver en el bosque anoche —anunció el maestro y continuó escribiendo en el pizarrón —. Y estoy seguro de que sus mentecillas viven con macabros escenarios respecto a lo que ocurrió, pero estoy aquí para decirles que la policía tiene a un sospechoso en custodia. Lo que significa que ahora pueden prestar su dispersa atención al programa del semestre que está en sus escritorios.

Los mellizos compartieron una curiosa mirada y contrario a lo que había dicho el maestro, su comentario solo ocasiono que perdieran cualquier interés en el programa del semestre. 

Ambos sabían que la noticia acerca del cadáver, era como la pieza faltante en la desordenada premonición. Pero mientras Harper repasaba en su mente como no se había enterado de una noticia tan grande como esa. James tenía una maraña de preguntas en su cabeza y todas involucraban al chico sentado cerca de él y la probabilidad de que en cualquier minuto este se convierta en un licántropo.


✮ ✯ ✰ ★


La clase había terminado y a parte de la sombría noticia del cadáver que ambos acababan de enterarse. El único detalle interesante era la presentación, en media clase, de una tímida y linda castaña que también era nueva.

Ambos se dirigieron a sus respectivos casilleros, bueno, al menos James lo había hecho. Colocó sus cosas en el pequeño espacio organizadamente, y en cuanto cerró la puerta de este, Harper apareció ante sus ojos. Una gran sonrisa hacia presencia en su rostro y entre su manos agitaba un colorido folleto que llevaba escrito en grandes letras la palabra Lacrosse.

—¿Lacrosse? —cuestionó el castaño y se apoyo en su casillero —. ¿Quién juega lacrosse en estos días?

—Baja la voz, si alguien te escucha preguntar eso, te echaran del pueblo —comentó y dispuesta a convencer a James continuó—. El lacrosse es lo que juegan aquí. Ya sabes es como cualquier deporte. Jugadores, una pelota y un público apoyando a todo el equipo —expuso, moviendo sus manos emocionadamente y captando la atención de James —. Y tu querido hermano puedes ser lo que necesita el equipo de lacrosse de Beacon Hills.

Harper empujó el folleto hacia su hermano, colocándolo sobre su pecho. Harper era la persona menos indicada para hablar sobre lacrosse, pero en el momento en que vio el folleto, supo que era lo que su hermano necesitaba para mejorar su día. En fin, que podría salir mal en un deporte donde varios jóvenes corrían detrás de una pequeña pelota. 

James le hecho un rápido vistazo al folleto y en realidad no le molestaba la idea de participar en un deporte, hasta creía que su condición de licántropo podría ayudarle en las pruebas. Lo que no pensó fue en como esa misma condición podría empeorarlo todo.

—Así que ahora sabes sobre Lacrosse. Te has convertido en una auténtica habitante de Beacon Hills —dijo con una sonrisa, convencido de su decisión —. Lo haré.

Una expresión de felicidad asomó en el rostro de la castaña, quien observó como su hermano caminaba rápidamente a inscribirse. Harper nunca creyó que sería tan fácil convencerlo, así que desecho el resto de su discurso que tenía preparado y avanzó hacia su casillero que se encontraba solo un poco alejado del de James. 

Se dispuso a guardar sus cosas, colocó la combinación, pero al tomar la manija, esto no se abrió. Golpeó un par de veces la caja metálica pero no sirvió de nada. Estaba atorado. 

«Que afortunada soy, tengo el mejor casillero», pensó y rodó los ojos.

—¿Necesitas ayuda? —cuestionó una voz detrás de ella. Un chico con la tez pálida y el cabello demasiado corto, se acercó. Su casillero se encontraba a lado y había visto a la joven batallar con abrir el suyo.

En cuanto lo vio una sensación de nerviosismo recorrió su cuerpo, pues no tardó en reconocerlo. Era el mismo chico de hace unas horas en el estacionamiento. Y aunque había intentado evitarlo, el pensamiento de decirle que su amigo herido era un hombre lobo, invadió su mente.

—Claro, gracias —pronunció nerviosa y se alejó unos pasos para que lo abriera, por lo menos ahora podría colocar las cosas en su casillero.

El chico levantó las mangas de su campera y se acercó hacia el casillero con seguridad. Tomó la manija y jalo con fuerza, el ruido del metal atorado resonó en el pasillo. Su esfuerzo era en vano pues la puerta del casillero seguía en el mismo lugar. El chico sonrió nervioso hacia la castaña, quien ocultaba una pequeña risa, y volvió a tomar de la manija para intentarlo de nuevo.

—No te preocupes, se atoran todo el tiempo, pero lograre abrirlo —dijo el chico quien aún mantenía su confianza, pero no sus fuerzas.

—Por supuesto —pronunció Harper, pero la batalla entre el pelinegro y el casillero, era una pérdida de tiempo, el casillero llevaba la ventaja y no tenía intenciones de abrirse.

La castaña no quería que el chico, que amablemente se había acercado, se sintiera mal. Así que recurrió a un simple hechizo. Susurró por lo bajo un encantamiento que hizo que de inmediato la puerta cediera. 

El pelinegro tambaleó un poco cuando la puerta se abrió de golpe y sonrió orgulloso hacia Harper, ignorando la repentina forma en que se había abierto. 

James seguramente la reprendería si supiera que había usado la magia para algo tan simple como abrir su casillero.

—¡Lo hiciste! —exclamó la castaña y acomodó sus cosas dentro desordenadamente —. No me sorprende, pareces muy fuerte.

Harper se arrepintió de inmediato de su comentario, cerró sus ojos y evitó la mirada de Stiles. Aunque solo intentaba ser amistosa, era la primera persona con la que hablaba desde que entraron a la preparatoria, no quería arruinarlo, pero las palabras parecían salir de su boca antes de que siquiera las pensará. 

El chico por su parte, tomo demasiado bien el comentario y observó por un segundo los inexistentes músculos en su brazo.

—Soy Stiles Stilinski —se presentó y ofreció su mano hacia la castaña, la cual ella tomo con alegría, después de cerrar su casillero —. ¿Eres nueva? No recuerdo haberte visto.

—Yo soy Harper Willow, pero puedes llamarme Harps, mis amigos suelen llamarme así, no quiero decir que tu seas mi amigo. Ni siquiera te conozco pero —definitivamente hablaba demasiado cuando estaba nerviosa —, si soy nueva.

Harper le dio una amable sonrisa a Stiles quien pensó que nunca había escuchado hablar a alguien tan rápido como lo había hecho la chica que se encontraba frente a él. 

Soltó su mano y comento algo, a lo que Harper solo asintió. Sus pensamientos estaban demasiado dispersos y se había dado cuenta que debía terminar esa conversación lo más pronto posible. El chico parecía agradable, pero en cuanto más hablaba con él, su impulso de soltar toda la información que sabía sobre su amigo, crecía. Y lo habría hecho si no fuera por la pequeña vocecita de James, actuando como su conciencia, y susurrando que eso era una mala idea.

—Debo irme —soltó rápidamente y se alejó por el pasillo. Mientras guardara ese tipo de secretos prefería evitar a los involucrados —. Por cierto, gracias por lo del casillero, fue de mucha ayuda —se dio la vuelta por un segundo para agradecerle con una sonrisa y retomó su camino.

Dejando a un Stiles intrigado por la extraña chica que acababa de conocer. Inmediatamente el pelinegro recordó las prácticas de lacrosse, a las cuales probablemente ya llegaba tarde, pero se detuvo cuando una hoja suelta en el piso apareció frente al casillero con el que había batallado hace unos segundos. 

—Harper, se te cayó esto —dijo y levantó la hoja. Cuando giró lo único que encontró fue el pasillo con solo algunos alumnos caminando por ahí. La enérgica chica castaña con la que hablaba hace unos segundos, había dado rápidamente la vuelta en el pasillo para encontrar a James.

El único rastro que quedaba de ella, era esa arrugada hoja que había caído de su casillero. La cual ahora se encontraba, inconvenientemente, en las peores manos en las que podía llegar a parar. 

Stiles Stilinki sostenía su dibujo y no era sorpresa que hubiera reconocido al instante, el rostro de su mejor amigo entre todos esos trazos.



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Holaa, aquí el segundo capítulo, que ya tenía hace un tiempo pero que no me había animado a publicar. Espero que les guste y comenten lo que les pareció el capítulo.

Como siempre, mil gracias si votan o comentan, me encantaría saber su opinión .

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